He decidido crear más contenido en español al fandom, y se me ocurrió llegar a una meta de cien one-shots con un mínimo de mil palabras cada una, más que nada porque he estado leyendo algunos fanfics en inglés y me parece una pena que no existan tantos en nuestro idioma original (también soy una floja de lo peor y leer en inglés cansa cuando apenas estás aprendiendo x'd). Quiero abrir esta recopilación con una shot Akuroku! Tengo ya planeadas muchas otras más de otras parejas -o sin pareja-, pero si tienes alguna idea o ship favorita puedes sugerirla, sin pena nwn. Sin embargo, lamento decirles que no tengo planeado meter lemon, lime, smut o PWP a estas historias, quizás un par de sugerencias, pero absolutamente nada explícito. Las shots con ships serán demasiado fluff por cierto, así que si eres diabética o diabético te recomiendo no leerlas xd
Sin más, espero lo disfruten! Cualquier error que vean haganmelo saber~
{In home}
A veces no era necesario que salieran de casa para pasar un buen rato
Roxas era la clase de persona que prefiere quedarse en casa cubierto de mantas mientras lee algo o navega por internet, tomando un café o chocolate caliente
Axel por su parte, era una persona inquieta por naturaleza, siempre de fiesta y escuchando música a todo volumen, molestando a su novio con bromas pesadas o coqueteos sugerentes
A pesar de tener actitudes tan diferentes, siempre se las arreglaban para satisfacer los caprichos del otro. Como cuando iban a un café al centro de la ciudad para saciar las ganas de Axel por salir, y sin ser demasiado ruidoso y molesto para Roxas, mientras ambos compartían un sofá mullido con sus respectivas bebidas humeantes frente a ellos, acurrucados el uno contra el otro
Sin embargo, hoy por mucho que alguno quisiera salir, la nieve fuera de su departamento no los dejaría. Por la mañana, Roxas despertó con la nariz roja por el frío, rodeado por los brazos de Axel detrás. Pudo ver los copos de nieve caer por la ventana, a lo que aprovechó y se acurrucó más contra el pelirrojo
—¿Tienes frío?
Escuchó la voz ronca de su pareja, medio dormido aún. Él asintió, haciéndole cosquillas con su cabello en la nariz
—Odio el invierno —bufó Axel, acurrucándose como un gato contra él. Un gato no, quizás un león, grande, molesto y mimado
Sin pensarlo demasiado, comenzó a rascar levemente detrás de sus orejas, y Axel soltó una especie de ronroneo. Roxas rió, deteniéndose
—Hazlo de nuevo —ordenó el pelirrojo
—No quiero —respondió juguetón. Ante el gruñido molesto del otro, se sentó, quitándose las mantas de encima, su piel tibia erizandose por el ambiente frío—, voy a desayunar
Vio cómo el mayor se envolvía entre las mantas, usando todo el espacio de la cama y sólo dejando su cara al descubierto, soltando maldiciones. Rodó los ojos, saliendo de la habitación con sus pantuflas de conejito puestas. Después de un rato, Axel comenzó a sentir el olor del café en el ambiente, junto un dulce aroma que no identificó
Se negaba a salir de la cama, donde mantas y almohadas lo resguardaban del frío exterior. Pero el hambre empezaba a molestarlo, y cada vez que su estómago gruñía le daban ganas de ver qué era lo que Roxas estaba cocinando. Se sentó. No decidió salir de la cama por el hambre, ni tenía ganas de orinar o algo, sólo fue suficiente plantearse algo para tomar la fuerza necesaria de afrontar el frío
Roxas cocinando
Ahí estaba, de espaldas en la cocina frente al sartén mientras sostenía una espátula. Llevaba puesta una de camisa de manga larga -propiedad de Axel, igual que quien la llevaba puesta-, su pantalón de pijama y sus infalibles pantuflas de conejitos blancos. Sólo le faltaba el delantal y sus fantasías estarían completas
Se acercó lentamente, pisando descalzo -cosa que lo jodía demasiado, pero estaba muy concentrado en la silueta de su novio como para reparar en pequeñeces-, y su corazón se detuvo cuando estuvo a nada de abrazarlo por detrás
—Tan sólo~ Lo muy esencial, para vivir sin batallar, y la naturaleza te lo da~
No podía más con esto, moriría terriblemente joven por la ternura que Roxas destilaba a cada segundo sin darse cuenta. Si bien, el ochenta por ciento del tiempo era un amargado de lo peor, con tendencias emo y realismo extremo, Axel no podía dejar de ver un ángel caído del cielo que llegó a sus brazos cual milagro
Ayer estaban viendo El libro de la Selva, de Disney, y al parecer se le había quedado la canción dentro de su mente
—Roxas, un día de estos vas a matarme —terminó abrazándolo por la espalda, sobresaltando al rubio
—¿A-Axel...?
—Huele bien —dijo, mirando la sartén, que tenía un par de pancakes aún a medio hacer
El rubio se relajó, un poco. Soltando un pequeño bufido -otra cosa adorable que añadir a la lista-, dijo
—Quítate, debo terminar esto
—Yo también quiero
—Prepáralos tú entonces
—Eres malo ¿lo sabes?
—Hace frío —fue su excusa
Axel, enfurruñado, se separó de él y se sentó en la barra de la cocina. No se decidía entre regresar a la calidez de sus mantas o seguir mirando a Roxas ir de aquí para allá cocinando. Bostezó, cerrando los ojos un momento. Para cuando los volvió a abrir, encontró un plato con pancakes recién hechos en frente de él y a Roxas sin decir una palabra al respecto sentándose a su lado. Lo hubiera molestado con eso, pero no se arriesgaría, Roxas era muy capaz de tirarle los pancakes a la basura o al suelo sólo por estar jodiendo
Se contuvo y se puso a comer después de darle un beso de agradecimiento
La nieve afuera, mientras tanto, no parecía dar signos de que fuera a cesar pronto. Por suerte, en su departamento tenían una chimenea -algo anticuado, teniendo en cuenta la existencia de los calentadores o la calefacción-, el dueño de aquellos departamentos, Cid, se las había arreglado para meter una chimenea en cada departamento de manera ingeniosa y funcional, cosa que agradecía enormemente
Axel amaba el fuego. Roxas lo llamaba pirómano, aunque sólo se trataba de una extraña fascinación por las llamas, lamiendo la leña con la que lo alimentaban para hacerse más grande y luego desaparecer, apenas dejando rastro de lo sucedido
Después de comer, se puso a armar la leña. Roxas rodó los ojos, pero admitía que no vendría nada mal un fuego en ese momento. Fue a su cuarto por una manta, y cuando regresó, Axel ya había prendido la chimenea y estaba mirando el fuego danzar sobre la madera. Sin una palabra de por medio, se sentó en las piernas cruzadas del pelirrojo, interrumpiendo su embelesamiento. Pasó la manta por encima de los hombros de ambos y aferró ambos extremos contra su pecho
Axel sonrió levemente, obedeciendo los caprichos mudos de su novio y abrazándolo de nuevo por la espalda. Enterró su nariz entre los cabellos rubios del otro, aspirando su aroma mezclado a la dulce esencia de los pancakes de hace rato
—Hueles a dulce —murmuró, depositando caricias en su cuello con la misma nariz
Roxas soltó una pequeña risa, música para sus oídos
La chimenea había brindado mucho calor a su pequeña sala, dentro de su pequeño departamento. El pelirrojo estaba encantado por la actitud suave y tranquila de su rubio, sintiéndose satisfecho por ser de los pocos -quizás el único- capaz de ver sus facetas adorables
—¿Aún tienes frío? —preguntó luego de un rato
—No... eres como una enorme antorcha humana
—Un poder muy genial si me lo preguntas
—Pirómano
—Amargado
—Infantil
—Emo
Como respuesta sólo recibió otra risita. Se sentía afortunado, Roxas estaba de tan buen humor que incluso reía cuando le decía emo. Era demasiado bueno para ser verdad
—¿Esto cuenta como una cita? Por que planeaba llevarte a una hoy —dijo
—Supongo que si —se encogió de hombros —. ¿Crees que nos traigan una pizza? ¿Hay servicio?
—No tengo idea, pero es la mejor idea que he escuchado esta semana —carcajeó
Se recargó a los pies del sillón, Roxas cambió su posición y se sentó sobre su regazo de lado, de forma que pudiera recargar su cabeza sobre el pecho del mayor y escuchar sus latidos del corazón. El día estaba muy callado, apenas se escuchaban autos circular por las calles y el sonido del crepitar de la leña daba una sensación de tranquilidad
Roxas volvió a caer dormido en cuestión de segundos, calentito y arrullado por los latidos de Axel retumbando en su pecho. Una risa vibró en él, y el pelirrojo se limitó a mirar el fuego después de depositar un beso sobre su cabeza. Justo ahora, el invierno no le parecía tan malo
