Todo lo que podáis reconocer pertenece a J. y su magnífico y mágico mundo.

Antes que nada, deciros que ya van a hacer cinco años desde que comencé a escribir esta historia, y me encantaría acabarla. Pero cinco años dan para mucho y me he dado cuenta de que he cambiado la forma de escribir. Por ello, antes de terminar la historia voy a volver a editarla, para que la forma de narrarla sea la misma desde el principio hasta el fin. Paciencia por favor. He cambiado algunas cosillas y hasta que no reedite todos los capítulos (17!!!!) puede que no exista coherencia entre un capítulo y el siguiente, disculpad las molestias.

Capítulo 1.

Mary intentó abrir la puerta del compartimiento con torpeza.

-¿Será posible que este sea mi séptimo año y no sea capaz todavía de manejar con una mano un estúpido baúl con la otra mano la jaula de la estúpida lechuza?

Mary tenía esa manía de expresar sus pensamientos en voz alta. Dorotty, su lechuza parda ululó protestando antes de volver a cerrar los ojos. Mary le dirigió una mirada de asco con sus profundos ojos negros.

-Está bien. Respira lentamente.

Se echó hacia atrás sus oscuros y largos rizos. Iba vestida de negro, siempre iba de negro. Ese día llevaba un vestido hasta la rodilla y sandalias también negras. Juntó los dedos índice y pulgar de ambas manos en señal de concentración y susurró:

-Oooommmmm…

Y así fue como se la encontró su amiga Sam cuando llegó.

-¿Interrumpo algo?

Sam era rubia. Para vestir siempre utilizaba un estilo formal: vaqueros, camisas de colores, camisetas simples...chándal. Ése día llevaba unos vaqueros y una camiseta negra de tirantes. Tenía el pelo liso a la altura de los hombros y los ojos azules. Siempre se debatía entre qué odiaba más, si el color de su pelo o de sus ojos. Odiaba que la llamaran "rubia", el último chico que lo hizo hacía ya un año todavía tenía pesadillas. Y odiaba sus ojos porque la gente solía decir "qué mona, rubita y ojos azules, es perfecto".

-Señora si usted viera un mono con melena rubia y ojos azules saldría huyendo por patas.

Pero claro, eso no podía decírselo a las estiradas amigas de su madre. Se tenía que morder la lengua y sonreír…sonreír como si le fuera la vida en ello.

Sam vio interrumpidos sus pensamientos por el efusivo abrazo de Mary. Juntas lograron acomodarse en el vagón y esperar impacientes la tercera en discordia.

Lily Evans avanzaba a trompicones por el tren, arrastrando con dificultad su pesado baúl. Llevaba su espesa melena pelirroja recogida en un moño informal. Vestía pantalones claros y una camisa bastante larga verde recogida con un cinturón a juego con el pantalón que le resaltaba de sobremanera los ojos verde esmeralda.

Estaba enfadada. A última hora su hermana se había encaprichado con que su padre la llevara a no-sé-qué-tienda a mirar nó-sé-qué-cosa para su inminente boda y Lily había tenido que pedir un taxi que la acercara a la estación. Y casi no llega a tiempo.

-Evans…

Al reconocer la voz masculina que la llamaba, Lily giró la cabeza. Allí se encontraban los dos chicos más codiciados de Hogwarts y porqué no decirlo, a los que Lily tenía menos ganas de ver en esos momentos.

Sirius Black y James Potter. Ambos estaban en su misma casa, Gryffindor. Y ambos eran atractivos a rabiar. Black tenía el pelo oscuro a media melena y ojos azules. Y también poseía la sonrisa más encantadora que se pudiera imaginar. Era alto y fuerte.

Potter tenía el pelo castaño oscuro y siempre revuelto. Llevaba gafas que enmarcaban una mirada traviesa de color avellana. Tenía un cuerpo fornido y atlético.

-¿Qué?

Black, que era el que la había llamado, añadió.

-Remus ya se ha ido al vagón de prefectos, nos ha dicho que te avisáramos de que fueras cuanto antes.

Lily le miró con cara de pocos amigos. Black ya se había dado la vuelta para marcharse. Potter, apoyado en la pared no dejaba de mirarla.

-Iré cuando me dé la real gana- murmuró la pelirroja mientas volvía a agarrar su pesado baúl y emprendía la búsqueda de sus dos amigas.

Los dos chicos se limitaron a sonreír y a alejarse en la dirección opuesta.

Ya habían pasado dos semanas y la vuelta a la rutina en Hogwarts les estaba costando este año más que de costumbre.

Las tres amigas se encontraban a orillas del lago. Se habían deshecho de sus túnicas de Gryffindor y de las corbatas, que estaban amontonadas a un lado junto con sus mochilas.

Seguramente sería uno de los últimos días de sol y habían decidido aprovecharlo.

Hablaban de lo que cada una había estado haciendo en verano:

-Yo lo he pasado bastante mal intentando soportar a mi QUERIDÍSIMA hermana y a su novio.- decía Lily.

-¿Siguen con lo de la boda?-preguntó interesada Sam.

-Pues sí, pero con un poco de suerte a lo mejor ni me invitan-dijo Lily. Las tres sonrieron porque sabían que la relación con Petunia no era muy buena. -¿Y vosotras? ¿Qué tal?

-Bueno, yo me he ido en los quince días a la casa de mis tíos, los de España-dijo Sam- me lo ha pasado genial.

-¿Qué? ¿Has conocido a alguien? ¿Romance de verano?-preguntó Mary mientras se recogía el pelo en una coleta alta.

-¿Conocer a alguien? ¡Imposible! Mis primos no dejaban que se nos acercara nadie a mí y a mi prima Susan...

-Que rabia, te lo habrás pasado bomba, no como yo, que no he parado de trabajar- dijo Mary.

-Por lo menos has podido estar con tu hermano- dijo Lily intentando animarla.

-¿Jonnhy ha estado en Londres? –preguntó Sam- Joder, justo cuando yo me voy... Con las ganas que tenía de verlo...¿Qué tal está?

-Muy guapo-dijo Lily- la que lo pille...

Mary sonrió.

-¿Estuviste con él, Lils?-preguntó Sam

-Sip, nos fuimos los tres al cine un par de veces.

Mary daba vueltas a su varita mientras miraba las nubes y Sam, apoyada en el regazo de Lily con los ojos cerrados disfrutaba de las carantoñas de su amiga mientras los débiles rayos de sol la acariciaban el rostro.

-¿Por qué se me hace tan difícil acostumbrarme otra vez a las clases?- preguntó Lily.

-Por que al estar todo el verano trabajando, no has tenido tiempo de descansar. No es como otros años que nos pasábamos todo el verano sin hacer nada y veníamos con las pilas cargadas- explicó Mary- a mí también me está costando.

-¿Sabéis que esta mañana Matt me ha sonreído?- dijo Lily mientras dejaba de acariciar momentáneamente los hombros de su amiga.- Me he quedado estática, no he sabido qué hacer.

Sam soltó un bufido mientras se incorporaba. Miró a sus dos amigas:

-¿No creéis que esto ha llegado ya demasiado lejos? Yo casi no recuerdo por qué nos enfadamos.

-Pues yo sí- replicó Mary ofendida.- Nos dejaron de lado.

Las tres guardaron silencio unos segundos. Asthon Hurley y Matt McNicol. Dos amigos suyos desde primero. Todo era genial entre ellos, eran como su propia familia dentro de Hogwarts. Hasta el último año. Ellos empezaron a relacionarse con otro tipo de gente mientras ellas se encerraban más en ellas mismas ignorando a todos los de su alrededor.

-Nosotras tampoco hicimos nada por impedírselo- dijo Lily abrumada.

Matt siempre había sido su mejor amigo. ¡Siempre! Ambos eran muggles, vecinos, amigos inseparables desde que tenían tres años. Y por eso una parte de la pelirroja odiaba tanto ese magnífico Hogwarts que la había separado de él.

-Nos dedicamos a encerrarnos más, a mostrarnos más hoscas, más gruñonas que de costumbre…la separación era inevitable. Y todo porque a ellos la sociedad estudiantil les aceptó por su buen juego en el quidditch y a nosotras no.- dijo Sam mientras recogía su pelo rubio en una coleta alta.

-¿Quién te ha dicho que yo quiero que la sociedad estudiantil me acepte?- espetó Mary enfadada.-Yo sólo me preocupo de una aceptación…la vuestra! ¡Y la suya! Pero ellos me fallaron.

-O nosotras les fallamos a ellos…

Lily sonrió con pesar y siguió hablando:

-Ellos nos aceptaban tal y cómo éramos desde primero. Cuando ELLOS dieron el CAMBIO, NOSOTRAS cambiamos nuestra forma de actuar para con ellos.

A las palabras de Lily les siguió un silencio más prolongado que el anterior.

-¡Mierda!-dijo Mary mientras se incorporaba de repente. -¡Porqué no hemos hablado de esto antes! ¡Tenemos que ir a buscarles!

-¿Qué?- Sam y Lily no se podían creer las palabras de su amiga. Pero Mary estaba decidida.

-Pero…¿Qué les vamos a decir?- dijo Sam angustiada.

-Improvisaremos- dijo Lily con decisión y una sonrisa en la boca. -¿Por algo somos leonas no?

Volvían del entrenamiento con las escobas al hombro. Hacía calor. Para colmo las tuberías de las duchas estaban averiadas y tenían que subir sin haber podido ducharse hasta sus habitaciones. James, que iba cerrando la comitiva, sonrió mirando a su equipo. Estaba seguro de que era el mejor equipo de quidditch que había pisado Hogwarts en muchos años.

Matt McNicol, su guardián. Nervios de acero y reflejos antinaturales.

Lisa Laginestra, Zack Séller y Chuck Googe, sus tres cazadores. ¡Se lanzaban entre ellos de fábula! tenían puntería y agilidad.

Sirius y Asthon Hurley, sus golpeadores. Potencia en el tiro y nada dubitativos a la hora de derribar a un jugador de su escoba.

Y por último él mismo, el buscador. James Potter no era modesto condigo mismo, sabía que era el mejor y no se lo negaba ni a sí mismo ni a nadie que le preguntase.

-Oye Potter- dijo Lisa. Tenía los ojos oscuros y era morena de piel, con el pelo negro increíblemente largo.- Vas a tener que atrasar el entrenamiento media hora más.

El equipo al completo paró y se giró hacia ellos.

-¿Por qué?- replicó James un poco enfadado. No le gustaba que nadie interpusiera sus cosas al quidditch.

-Me han nombrado presidenta del club de ajedrez y no voy a poder llegar a tiempo.

Lisa no lo estaba pidiendo, ¡Lo estaba exigiendo! James respiró lentamente…

-Mira Lisa…

-¡MATT! ¡ASTHON!

James tuvo que contenerse…¿Quién demonios osaba interrumpir su reunión con el equipo?

-Evans por supuesto- pensó- ¿por qué no me sorprende?

-Black, Thomas y…Evans. ¿Os importaría no interrumpirnos? Estamos ocupados con algo importante.- Espetó sin ni siquiera mirarlas.

Pero al mirar a su equipo vio que todo estaba perdido, Lisa se había largado. Y el resto del equipo miraba en dirección a las tres Gryffindor con una sonrisa.

Y no era para menos, las tres venían corriendo, con la camisa desabrochada, sin corbata y sin capa. Pero con una sonrisa en la cara del tamaño de un basilisco. Al llegar hasta ellos, Mary y Sam pararon de golpe sujetándose el costado, pero Lily no frenó. Se abalanzó hasta su amigo y saltó sobre él derribándolo.

Ya en el suelo, Lily hundió la cabeza en el hombro de Matt mientras acariciaba el cabello castaño de su nuca.

Respiraba entrecortada mente. Matt pensó que se moría de felicidad ahí mismo. Lily, su Lils! Por fin se había decidido a hablarle. Por eso pasó una mano alrededor de su cintura mientras respiraba su característico olor a fresa. No había dejado de pensar en ese olor ni un solo día. Ese olor tan familiar y tan querido le hizo olvidarse de lo enfadado que había llegado a estar con ella. De las tardes de verano asomado a la ventana de su habitación mirando la casa de Lily, devanándose los sesos pensando en ir o no ir a hablar con ella. Por eso, antes de que ella dijera nada, él ya la había perdonado.

-Lo siento Matt. ¿Me perdonas?

Sincera y sin andarse por las ramas. Ésa era su Lily. La estrechó más fuerte entre sus brazos. No quería que ella se despegara. Matt era alto, con el pelo corto y castaño claro, bastante mono, con una forma de ser envidiable. Podía sacarles una sonrisa por muy mal que estuvieran, siempre había estado ahí cuando se le había necesitado. Entre él y Lily siempre había habido un feeling especial, eran dos grandísimos amigos. Hasta esa estúpida pelea. No podría decirse cuál de los dos lo había pasado peor al estar distanciados.

-Ejem, ejem…

-¿Black no puedes dejar de meterte donde no te llaman?

La que había hablado era Sam, que junto a Mary se abrazaba con Asthon que era alto, con el pelo castaño claro con mechas rubias, con unos bonitos ojos marrones y un cuerpo de infarto Su amigo que había aceptado las disculpas de muy buena gana, besaba a Mary en la mejilla mientras abrazaba a Sam por la cintura fuertemente. Ya tendrían tiempo de concretar os detalles en las habitaciones. Los tres juntos, agarrados miraban la escena de Lily y Matt. Ellos necesitaban su tiempo pues sin duda eran los que peor lo habían pasado.

Pero Black, que miraba la escena junto al resto de equipo, tenía que haberse entrometido. Como siempre- pensó la rubia.

Con un golpe de varita Sam movió la falda del uniforme de Lily, que tras el ataque y derribo a su compañero de casa se había subido un poco dejando entrever los muslos torneados que la chica no enseñaba nunca.

Cuando se incorporaron, Lily lloraba.

-Nunca más voy a dejarte ir, de acuerdo?- le había susurrado Matt al oído. Ella asintió. Nunca.

A sí que a pesar de tener la cara surcada de lágrimas, cuando se incorporó y Potter se encaró con ella, estaba preparada. Para aguantar eso y a treinta Potters más (bueno, sin pasarse…murmuró para sus adentros).

-¿Te importaría dejar de interrumpir mis reuniones con el equipo, Evans?

-¿Te importaría dejar de ser tan coñazo y dejarles disfrutar de su tiempo libre cómo les dé la gana, Potter?- replicó Lily, con la cara surcada de lágrimas pero contenta.- El entrenamiento ya ha acabado hace veinte minutos.

James se enfadó porque ella tenía razón. Pero eso jamás iba a decírselo:

-Aunque el tiempo de entrenamiento se haya acabado, tenemos cosas más importantes que discutir sobre el equipo. Vale, es cierto que a todos nos ha sorprendido que tuvieras vida amorosa- añadió James burlándose- Pero aunque sea un caso excepcional para ti no significa que para nosotros también lo sea. Repito: Tenemos cosas más interesantes que tratar.

En otra ocasión Lily habría sacado su varita y le habría lavado la boca con excrementos del calamar gigante, pero ese día no.

-¿Sabes lo que te digo Potter? Que no voy a discutir contigo. Si se te ha terminado el tiempo del entrenamiento te fastidias. Estoy feliz y me da exactamente igual lo que digas. Ya puedes llorar, patalear, mearte encima..me da igual, Matt y Asthon se vienen ahora mismo con nosotras. Sabemos que tienes un asunto de suma importancia, que salvará al mundo y todo ese rollo…¡Ah, no…perdón! Que tú sólo hablas de quidditch.- sonrió mientras se quitaba el rastro de lágrimas de la cara- Sólo eres el capitán del equipo, no su amo y señor que pueda controlar su tiempo libre. Te jodes.

Y muy sonriente agarró a Matt de la mano y se lo llevó de allí. Sam, Mary y Asthon no tardaron en seguirles.

James estaba de mal humor en la ducha. De mal humor mientras se vestía. De mal humor mientras bajaba las escaleras. De mal humor entrando al comedor. De mal humor en la cena. De mal humor saliendo del comedor. De mal humor subiendo las escaleras. De mal humor quitándose las zapatillas. De mal humor desvistiéndose. De mal humor poniéndose el pijama. De mal humor tumbándose en la cama. De mal humor ignorando a Sirius. De mal humor ignorando a Remus. De mal humor esquivando la almohada que le lanzaba Sirius y la que le lanzaba Remus.

-Ya está bien James no es para tanto- se quejó Remus.- Si la almohada no ha sido suficiente puedo intentar lanzarte el libro de pociones, te prometo que esta vez no fallaré.

James dirigió una mirada a su amigo licántropo de ojos dorados y sonrisa traviesa, que sostenía en sus manos un pesado libro que seguro podría hacerle una brecha en la cabeza de considerable gravedad.

-Déjale tranquilo Moony. Ya sabes que las depresiones post-discusión-con Evans no duran para siempre.

-¿Otra vez Evans?- preguntó Remus mientras dejaba el libro en su mesilla de noche y cogía unas ranas de chocolate del primer cajón de la misma.- Cuéntame Sirius...¿qué ha pasado esta vez?

Sirius, que estaba frente al espejo admirando su rostro desde todos los ángulos posibles le relató lo sucedido después del entrenamiento. Deleitó a Remus con una descripción detallada de las piernas de Evans y de cómo se había abalanzado sobre Matt.

Mientras tanto, James intentó no volver a escuchar la historia (tenía que reconocer que contada por Sirius adquiría mayor interés) tapándose la cabeza con la almohada.

Sintió que la almohada se le escapaba de las manos y al abrir los ojos la mirada suspicaz de Remus le acribilló.

-¿Estás tan cabreado porque se ha metido con tu entrenamiento o porque vuelve a llevarse con Matt?

Intentó esquivar los ojos dorados y suspicaces de su amigo y le dirigió una mirada a Sirius, que había dejado de contemplarse en el espejo y centraba toda su atención en el propio James.

-Por que se ha metido con mi manera de llevar el equipo, por supuesto.

Sirius puso los ojos en blanco y volvió a centrar toda su atención en su reflejo mientras Remus tras soltar un -no te lo crees ni tú-volvió a devolverle la almohada lanzándosela con toda su fuerza a la cara.

-La verdad es que cada día Evans está mejor.- dijo Remus mientras se levantaba de un brinco de la cama de su amigo y se tiraba en plancha a su propia cama.

-¿Qué?-espetó James, incrédulo.- ¿Pero a ti no te gustaba Mary?

-Claro que Mary me parece la chica más interesante de todo Hogwarts, en eso no he cambiado de parecer.- explicó el licántropo.

Sirius desde el espejo, gruñó por lo bajo.

-Pero como Sirius me tiene prohibido cualquier tipo de acercamiento amistoso, sexual o intelectual con su prima...no puedo desaprovechar mi adolescencia por que sí. Ya centraré mi interés en Mary cuando dejemos Hogwarts y tenga a Sirius lo suficientemente lejos como para que no pueda castrarme.

-Ni lo sueñes- dijo Sirius amenazando a su amigo con el dedo índice.

-Sirius, si no tuvieras la cara llena de crema facial para antes de dormir, quizás poseerías más credibilidad con tu mirada amenazante.

-Mi prima no necesita a un capullo como tú para nada, Lupin. No te acerques a ella.

-¿Y entonces vas a centrarte en Evans porque no puedes tener ahora a Mary?- dijo James sin levantar la vista de sus sábanas.

-¡¡James!! ¿Eres idiota?- explotó Remus llevándose las manos a la cabeza. -¡Te digo eso para ver si reaccionas de una puñeterísima vez! ¿Cuándo vas a abalanzarte sobre ella y a quitarle la ropa a mordiscos?

James se puso rojo hasta en el carné de aparición mientras Sirius empezaba a reírse a carcajada limpia. Remus miró al buscador con cara de preocupación.

-¡¡Reacciona!!- gritó también Sirius.

-Ya tengo novia, gracias.

-Claro, eres terriblemente feliz con Ashley y por eso llevas dos semanas sin acostarte con ella.- replicó Sirius mientras se metía en su cama.- No te lo crees ni tú.

-¿Cómo sabes que llevo dos semanas sin acostarme con ella? ¡Eso es mentira!- replicó James enfadado.

-Se que llevas dos semanas sin sexo porque has estado pegado a mi culo todo este tiempo y yo tampoco he podido disfrutar de los placeres terrenales.

-Si tanto te molesta que pase tiempo contigo, Black, sólo tenías que habérmelo dicho.

James dio por terminada la conversación dándose la vuelta y cerrando los ojos, dipuesto a dormir.

-Vamos Prongs, sabes perfectamente que no ha querido decir eso.- dijo Remus.

Pero fue inútil, por más que sus amigos intentaron seguir hablando con él, James se durmió o al menos, fingió hacerlo.

Los siguientes días James continuó con un humor de perros. Sirius y Remus estaban desesperados porque el buscador los ignoraba totalmente. Era imposible hablarle. James se sentaba en el comedor al lado de su novia, Ashley y sus dos amigas Betty y Bridget y no se dignaba a levantar la mirada de su plato ni a quitar la mano de la rodilla de su novia, que sonreía a todo el mundo como si nada pudiera hacerle más feliz que James estuviera pegado a ella todo el tiempo.

La semana quedó totalmente jodida para James cuando el profesor de Defensa le sacó en clase para que se batiera en duelo con un compañero y el voluntario que salió detrás de él fue nada más y nada menos que Lily. Y cuando se encontró frente a frente con la pelirroja, ambos empuñando su varita, no pudo moverse un ápice y la chica le derribó en tres segundos con un ataque de piernas gelatina. El profesor les puso de nota solamente un seis, y además de hacer el ridículo delante de toda la clase, Evans se enfadó con él por no haberse tomado el ejercicio enserio, culpándole a él de una nota tan baja, que sin duda, significaba un insulto en su brillante expediente académico.

El sábado a la tarde, James se despegó de la empalagosa de su novia únicamente para ir al baño (aunque ella se mostró muy interesada en acompañarle) y en cuanto puso un pie dentro del baño, se vio violentamente empujado contra la pared.

-Ya está bien Prongs, me tienes hasta los huevos- le espetó Sirius mientras lo mantenía con la cabeza fuertemente pegada a la pared.

-¿Quieres razonar de una puta vez y hacernos caso?- dijo Remus, sentado en el lavabo.

-Dejarme en paz los dos- dijo James, intentando zafarse, sin éxito de su mejor amigo.- Soy idiotas. Esto parece un ajuste de cuentas. ¿Qué vais a hacerme ahora? ¿Meterme la cabeza en el váter hasta que decida volver a hablaros?

El buscador no pudo evitar sonreír cuando vio que sus dos amigos intercambiaban una mirada evaluando la sujerencia. Menuda idea acababa de darles.

-Soltarme idiotas, hace dos días que os he perdonado ya.

En el momento notó que Sirius lo soltaba. Se arregló el cuello de la camisa mientras se metía en uno de los cubículos del baño.

Cuando salió, Remus y Sirius le esperaban totalmente serios.

-Lo sentimos, créenos, Prongs.- dijo Remus.

-Lo sé. Me tomo las cosas demasiado en serio.

-¿Nos escapamos a Hogsmeade a celebrarlo?- dijo Sirius, sonriendo mientras pasaba un brazo alrededor de los hombros de James.

-Por favor, como escuche una sola vez que no puedes llevar pintalabios rosa porque es de la temporada pasada, voy a suicidarme desde la torre de astronomía.

El lunes, Sam, Lily y Mary corrían por los pasillos en dirección a las mazmorras como alma que lleva el diablo. Llegaban tarde.

Corrección.

Llegaban muy tarde.

Sam no se había querido levantar para ir a clase, y Mary y Lily la matarían antes de permitir que se saltara una sola clase, así que la habían obligado a salir de la cama, la habían metido a la ducha con el pijama incluido y la rubia no había tenido otra opción que verse arrastrada,obligada a clase de pociones.

Cuando llegaron a la mazmorra de pociones el profesor ya estaba pasando lista. No les dijo nada, nunca decía nada. El profesor Scurus era un hombre mayor, muy agradable, aunque exigía demasiado. Durante la clase les mandó hacer la poción revitalizante. Era muy complicada, y solamente dos alumnos consiguieron hacerla sin problemas. Mary y Snape. Después de recibir los elogios del profesor, sonó el timbre dando por finalizadas las dos horas de clase. Salieron de las mazmorras hacia la clase seguramente menos agradable para todos. Historia de la magia.

Nada mas entrar, el profesor Binns comenzó a dar la clase. Su hablar monótono hizo que a los diez minutos ningún alumno le estuviera prestando atención. Ni Mary, que era una de las pocas que conseguía atender en esa clase, le escuchaba. Estaba mas entretenida mirando fijamente le papelera. Asthon leía una revista de quidditch que tenía sobre el libro de Historia de la magia. Sam estaba muy entretenida viendo como una araña que colgaba de su pupitre se estaba comiendo una mosca. Lily y Matt estaban jugando al ahorcado mágico, y en esos momentos, Matt se partía de risa al ver que Lily había vuelto a hacer que el muñequito se ahorcara por tercera vez(literalmente). Remus miraba un punto fijo de la pizarra inmerso en sus pensamientos. James se entretenía mirando a Lily y a Matt. Sirius, por su parte, miraba a las dos chicas que tenía delante que se giraban y se reían como tontas por cada sonrisa que él les mandaba.

Media hora más tarde salían del aula con el peso de una redacción de dos pergaminos sobre la revolución de los duendes de la conchinchina por la petición de sus derechos. Todos estaban agobiadísimos porque no habían prestado atención a nada de la clase.

-Nos vamos a pasar toda la tarde en la biblioteca-dijo Lily

-Eso parece-contestaron Matt y Asthon.

-Mary, podías haber prestado algo de atención en clase, tu tienes facilidad para estas cosas.-dijo Sam

-Es que hoy no me apetecía coger apuntes. Haberlo hecho vosotros-dijo y se adelantó para llegar a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

¿Se puede saber por qué la paga con nosotros?-preguntó Lily enfadada

-El amor Lily, el amor-dijo Matt mientras le pasaba un brazo por los hombros.

Los merodeadores también iban hacia los terrenos del colegio.

-¡Dos pergaminos! Se ha pasado tres pueblos-dijo Sirius

-Vamos a estar toda la tarde en la biblioteca-dijo James

-Tampoco es tan malo-dijo Remus

-¿No has cogido apuntes Moony?-preguntó Sirius

-No, no me interesaba el tema de la clase de hoy-dijo Remus sonriendo disimuladamente.

-¿Qué no te interesaba el tema?-preguntó James perplejo- a mí no me interesa nunca pero hay que hacerlo de todos modos.

-Y voy a hacerlo, esta tarde, en la biblioteca.-contestó Remus

-¿Sabes que últimamente estás muy raro?-preguntó Sirius-¿verdad que sí James?

Pero James no prestó atención a la pregunta de Sirius porque justo delante de ellos, Matt abrazaba a Lily mientras le decía:

-El amor Lily, el amor.

¿Están saliendo juntos Evans y McNicol? No, no puede ser, sólo son amigos ¿no? Además James ¿a ti que te importa? Lo que haga Evans te trae sin cuidado, tu tienes a Ashley, que por cierto no has estado con ella en todo el día.

Ya habían pasado las clases de Cuidado de criaturas mágicas y la de Estudios Muggles para unos y adivinación para otros. Se encontraban en la biblioteca.

-Oye Remus- dijo Sirius, que no podía concentrarse en su pergamino.- ¿Sabes que llevas todo el día sonriendo de forma muy misteriosa?

Remus se rió en silencio.

-¿De verdad?

-Sí- dijo James- y es de esas sonrisas que no me gustan, que has hecho algo que no nos has contado y no puedes evitar sonreír cada vez que recuerdas que no tenemos ni puñetera idea de lo que has hecho.

-No se a qué te refieres, Prongs, en serio- dijo Remus escribiendo una línea más en su apretadísima redacción.

-Lo has vuelto a hacer- dijo James.

-¿El qué?

-¡¡Sonreir!!- espetó Sirius.

-Sois unos paranoicos, de verdad, solamente estoy pensando en el trabajo de Criaturas Mágicas.

-¿Ah, si? ¿Y qué tiene de gracioso un trabajo sobre los demiguise, que son las criaturas mágicas más aburridas de todas? -preguntó Sirius haciendo levitar su pluma por encima de su cabeza. -James, espero que para tí sea un tema sumamente interesante, que tenemos que sacar buena nota. Menos mal que se ha empeñado en que lo hagamos por parejas, sino, me moriría de aburrimiento.

-Espera- dijo James paralizando el brazo de su amigo, haciendo que la pluma que levitaba por encima de la cabeza de Sirius se le cayera sobre la nariz.

Remus ensanchó su sonrisa.

-¿Con quién te ha tocado a ti el trabajo?- preguntó el buscador, adivinando la respuesta.

-mmm...con Mary...he tenido bastante suerte, porque...

-¡¿Con quién?!- replicó Sirius levantándose de un brinco.- ¿Con quién?

-Con Mary, Sirius. Mary Black, de Gryffindor, Mary la chica morena que...

-¡Se perfectamente quién es Mary maldito licántropo de mierda!- susurró Sirius bastante alterado.- Pero por si a ti se te ha olvidado...¡Te voy a recordar que es mi prima! ¡Y que está completamente vetada para ti!

Remus sonrió de lado.

-Sirius, no puedes evitar que haga con ella un trabajo que nos ha pedido un profesor...

-¡Maldito chucho!¡Como te acerques a menos de diez centímentros de ella, de su pelo, de sus piernas o de...de lo que sea! ¡Vas a saber quién soy! ¿De acuerdo?

-Por supuesto.- dijo Remus levantándose- ¿Qué crees que pensaría ella de todo esto?

-Me importa bien poco lo que ella piense de esto, porque no va a enterarse- dijo Sirius mirando con mala leche a su amigo. -¿Y a donde cojones vas ahora, que te estoy amenazando de muerte?¡No puedes irte así como así!

-Me encantaría quedarme a escucharte Sirius, de verdad- dijo el licántropo mirando distraídamente su reloj- pero acabo de quedar con Mary para planear el trabajo, lo siento- y dicho esto, recogió sus cosas y se largó.

-¡Para tí es Black! ¡Black! ¡No quiero que tengas tanta confianza con ella!

En unas mesas estaban Mary, Sam, Matt, Asthon y Lily. Todos estaban pendientes de la redacción de Mary. Le echaban miradas furtivas por encima del hombro sin que ella se diera cuenta.

Justo cuando daban por imposible poder copiar nada de la redacción de su amiga la empollona, apareció Remus Lupin para llevársela de allí.

A ninguno se le pasó por alto lo rara que estaba su amiga. Tanto que sólo se llevo para hacer el trabajo con Lupin, sus plumas y unas hojas de pergamino, dejando indefensa su recién terminada y perfecta redacción de historia.

Todos aprovecharon y se abalanzaron sobre la redacción. Lo que provocó que al levantarse todos a la vez, se dieran un cabezazo colectivo que les hizo volver a sentarse con la mano sobre a dolorida zona.

-Joder Sam, que cabeza más dura tienes-dijo Lily volviendo a incorporarse para intentar coger por segunda vez el pergamino. Pero se volvió a sentar al ver que Matt ya lo había cogido y empezaba a copiarlo.

-En serio James, no podemos permitir que Remus se salga con la suya.

-Ajá-dijo James ojeando un pesado libro de historia.

-¿Tú estás de mi parte verdad? ¡Lo sabía! Tenemos que hacer algo para que no consiga meterse en la cama de mi prima.

-No Sirius, no vamos a hacer nada.

-¿No estamos diciendo que estás de mi parte?

-Sí, estoy de tu parte, porque si yo tuviera por aquí una hermana, o una prima o algo, no me gustaría que cayera en las garras de Remus. A decir verdad, en las tuyas tampoco.

-¿Cómo que en las mías tampoco? Bueno, ya discutiremos eso mas tarde. Ahora tenemos que decidir qué hacemos con el dichoso licántropo.

-No podemos hacer nada, tu prima es lo suficientemente mayorcita para elegir ¿no crees?

-¿Es mi prima no? Tengo que salvarla de las garras del depredador.¡Estará indefensa ante él!

-Mira Sirius, Mary puede ser cualquier cosa menos indefensa. Me voy a buscar el otro libro antes de que me convenzas para hacer cualquier burrada.-dijo James alejándose mientras Sirius murmuraba cosas sin sentido.

-Que viene que viene-decía Lily mirando hacia el lugar por el que había desaparecido Mary minutos antes

-Venga ya Lily, que no me lo voy a creer-decía Matt mientras copiaba lo más rápido que podía.

-Esta bien, no me creas-dijo Lily sentándose en frente suya.

Matt dudó durante una milésima de segundo. Pero puso inmediatamente el pergamino en el lugar donde Mary lo había dejado. Segundos después apareció Mary.

-Me he dejado el tintero- dijo al llegar.- Bueno, de paso me llevo todo. ¿Nos vemos en el Gran Comedor?

-Claro.

-Hasta luego.

-Adiós.

Cuando se hubo ido la morena, la desolación se extendió entre los cuatro amigos.

-¿Cómo hacemos el trabajo?- preguntó Sam mirando con terror el pesado libro de historia.

-Matt nos lo deja ¿verdad?-le preguntó Lily con una sonrisa en la cara.

-A no, esta vez no caigo Lily¿qué me dais a cambio?

-¿Cómo que qué te damos a cambio?¡pero si a ti no te a costado nada hacerlo! venga no te hagas de rogar Matt.

-Yo te doy lo que quieras, pero déjanoslo que me estoy poniendo mala de estar aquí tanto tiempo-dijo Sam deseosa de salir de la biblioteca cuanto antes.

-Es que ahora no se me ocurre algo que pueda necesitar

-Venga Matt por favor-rogó Asthon.

-Está bien. Os lo dejo si Lily me hace esta noche un masaje.

-Ni hablar estoy muy cansada. Me quiero acostar cuanto antes.

-Venga Lily, que el otro día me pasé con los entrenamientos y tengo la espalda molida.

-No tengo ganas Matt, otro día por favor.

-Que no Lily, si no te cuesta nada

-Sabes que nunca te pongo peros cuando me lo pides pero es que hoy estoy cansadísima. Otro día.

-Es que yo lo necesito hoy.

-Que no me apetece

-Ahora eras tu la que te estás haciendo de rogar Lily-dijo Asthon.

-Mira, porque no me apetece nada hacer el trabajo que sino... eres un plasta Matt

-¿Entonces si?

-Sí. Ven esta noche a la habitación.

-Genial-dijo Matt entregándole su pergamino-toma.

-Que sepas que eres un capullo.

James se acercó a la estantería a buscar un libro y escuchó una conversación que le llamó mucho la atención:

-No tengo ganas Matt, otro día por favor

-Que no Lily, si no te cuesta nada

-Sabes que nunca te pongo peros cuando me lo pides pero es que hoy estoy cansadísima. Otro día.

-Es que yo lo necesito hoy.

-Que no me apetece

-Ahora eras tu la que te estás haciendo de rogar Lily-dijo Asthon.

-Mira, porque no me apetece nada hacer el trabajo que sino... eres un plasta Matt

-¿Entonces si?

-Sí. Ven esta noche a la habitación.

-Genial-dijo Matt entregándole su pergamino-toma.

-Que sepas que eres un capullo.

Cualquier mente retorcida podría pensar mal si escuchaba esa conversación. ¿Qué veía Evans en ese chico? Vale que era simpático y no sería del todo feo...pero definitivamente James Potter era muchísimo mejor que él en todos los sentidos.

Cuando se separaron de sus amigos y se fueron a la parte más alejada de la biblioteca, Remus no dejaba de sonreír.

Mary odiaba que sonriera tanto. Como Merodeador, Remus Lupin estaba como un tren y tenía el ego más grande que la muralla china. Él fue el primero en ocupar un sitio en la mesa, y ella, en vez de sentarse a su lado o frente a él, dejó varios asientos de distancia entre ellos. Remus sonrió:

-De paso puedes irte a la otra mesa y hacemos el trabajo lanzándonos bolas de pergamino a seis metros de distancia..

Mary, sintiéndose como una idiota, se levantó de su asiento y se sentó frente a él.

-¿Así te gusta más?- preguntó un poco mosqueada.

-Definitivamente si- replicó el merodeador mientas sacaba de su mochila el pergamino, las plumas y el tintero.

Mary se levantó de golpe:

-Voy a buscar todas mis cosas, me he dejado el tintero.

-Puedes utilizar el mío si quieres.

-No gracias, vuelvo enseguida.

Remus se encogió de hombros.

Cuando Mary volvió con todas sus cosas, él ya había empezado a redactar el guión del trabajo. Ella volvió a ocupar su sitio y empezó a sacar las cosas de su mochila bajo la atenta mirada del chico de ojos dorados. Se le cayó el estuche al suelo y se apresuró a recogerlo.

-¿Nerviosa?

-Ni lo sueñes- contestó Mary sintiendo cómo su paciencia estaba ya en números rojos.

Remus se limitó a sonreír de medio lado y a plantear un par de puntos de vista sobre el trabajo. Se pusieron de acuerdo en casi todo (ambos eran estudiantes aplicados) y Remus continuó elaborando el guión del trabajo mientras Mary se dedicaba a buscar los libros que iban a consultar.

Se dirigía al fondo de la biblioteca. Iba repitiendo de memoria el nombre del autor del libro.

-Sleter...Sleter...ahí está-dijo mientras alargaba el brazo para coger al libro-mierda-murmuró-no llego.

Intentó saltar y no llegaba.

Intentó saltar con carrerilla y no llegaba.

Intentó subirse a un par de libros y no llegaba.

Intentó trepar por la estantería y tampoco llegaba.

Iba volver a la mesa para coger su varita, cuando sintió un masculino aroma que la envolvía. Un par de brazos musculosos surgieron a ambos lados de ella y sintió a su espalda el fuerte cuerpo de Remus.

-¿Necesitas ayuda?- susurró el chico en su oído. Volver a sentir su aliento contra el cuello hizo que la chica cerrara instintivamente los ojos.

-No hace falta, iba a coger la varita ahora mismo.

-Ya que estoy aquí no me cuesta nada- susurró el chico mientras apartaba un mechón de pelo de la chica descubriendo más su cuello.

-Para.-susurró Mary.

-Te lo dije la última vez, si realmente quieres que pare, te aconsejo que no vuelvas a susurrar- dijo Remus mientras acariciaba su cuello hasta llegar a la oreja.

Mary se dio la vuelta y lo desafió con la mirada.

-Te he dicho que pares- repitió decidida.

Remus acercó su rostro al de la chica.

-¿No te gusto?

-No se que te hace pensar eso- espetó la chica intentando sonar firme.

-Tiemblas.- mientras decía esto se acercó a ella y pegó su cuerpo completamente al suyo. Colocó una mano en su cintura y la otra en su hombro y la miró a los ojos, contemplándolos con placer -Mirame a los ojos y dime que no quieres que te bese ahora mismo.

Mary le sostuvo la mirada pero no dijo absolutamente nada. Remus sonrió ampliamente mostrando su dentadura reluciente y perfecta posó suavemente sus labios contra los de ella. Una vez, y otra, y otra, y otra más. Lanzó un ligero gruñido posó su mano en la nuca de la chica y profundizó el beso jugueteando con su lengua con deleite.

Estaba totalmente entregado al beso y por ello, cuando sintió un dolor punzante en la entrepierna le pilló totalmente desprevenido. Se encogió ligeramente, momento que Mary aprovechó para escabullirse de entre sus brazos y largarse de allí.

-Eres un idiota, la próxima vez te pegaré más fuerte.

Lo que Mary no sabía es que para Remus ella significaba un doble reto. Sirius se lo tenía prohibido y ella se negaba a caer en sus redes. Y no había otra cosa que le gustara más a Remus Lupin que los retos.

Cuando el licántropo volvió a la mesa donde estaban sentados (andando con bastante dificultad) no había rastro de la chica ni de sus cosas por ninguna parte.

Gracias por leerme.

vinnesa