七月, 二十三日
julio, 23
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kioku 記憶 Recuerdos
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The Uchiha Queen
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Feliz Cumpleaños Sasuke kun
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Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto-sama
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Una persona sonríe mientras su corazón, secretamente se consume. Y enseguida acaba por ser devorado.
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El día se te antojaba fastidioso por que odiabas recordar que hoy era tu cumpleaños, no querías recordar aquellos cumpleaños en los que tu familia, en especial tu madre, te despertaba entusiasmada; pues a cada día que pasaba te estabas convirtiendo en un hombre apuesto, según sus propias palabras. Cada año era casi la misma rutina, tu madre te despertaba con un dulce beso en la frente, diciéndote que te aguardaba un día hermoso lleno de sorpresas; sonreíste nostálgico al ver que muy a tu pesar deseabas, no, extrañabas esos días en los que tu familia aún vivía; un frío llenó tus ojos oscuros; seguiste recordando aquellos días, después de ducharte bajabas al comedor donde ya te esperaba tu familia, tu padre veía el periódico poco interesado en lo que leía, se notaba incómodo, pues Mikoto cada 23 de julio lo obligaba a llegar tarde a su trabajo, alegando que era importante desayunar juntos; a su lado se encontraba un sonriente Itachi, quien te miraba divertido, puesto que él siempre sabía, e incluso era cómplice de los planes que tu madre tenía en tu cumpleaños.
–Ne otōto ¿cómo amaneciste hoy?– te decía divertido.
–bien – tu respuesta no dejo ver que realmente apreciabas que tu queridísimo onīsan se interesara en ti este día, ya que desde hace un tiempo parecía que tenía demasiadas misiones como ANBU y ya casi no lo veías; claro, en tu pequeña familia la única que podía dominar a esos dos temerarios Uchiha, e incluso a ti era tu madre, Mikoto, ella era capaz de convencerlos de hacer lo que ella quisiera con solo pedirlo; sonríes nostálgico ¿qué sería de ti si tu madre siguiera viva?, prefieres no pensarlo, la sola idea de imaginar un mundo alterno se te antoja demasiado buena para despúes enfrentarte a la realidad que te aqueja.
–Sasuke – dijo un contrariado Fugaku; sin pensarlo te erguiste, como esperando órdenes, él lo noto y relajo un poco su postura –mmm… Felicidades – murmuró sin más y continúo con su tarea de hojear el periódico.
–gracias otōsan – respondiste sin más, pudiste agregar algo más, pero ¿para qué forzar las cosas?, con eso te bastaba, Si, con eso bastaba…aún eras un niño y confiabas en el futuro –bah – dijiste mientras descendías a una región donde había una cascada; necesitabas descansar, no pensar, pero simplemente no podías dejar de hacerlo, los recuerdos los sentías más vivos que nunca, te asqueaste por eso, ¿qué caso tenía revivirlo?, nadacambiaría.
Suspiraste pesadamente, te dirigiste hacia la cascada con la intención de dejar que el agua cayera sobre tu piel para tratar de borrar todo; mientras te desprendías de tu haori seguías pensando en ellos.
–tsk, maldición – dijiste sin más, el agua fría caía punzándote en los hombros, recorría tu cuerpo que mostraba espasmos involuntarios al sentirla por todo tu cuerpo ¿no?.
Tu madre aminoro la tensión dándote un beso en la frente y revolviendo tus cabellos, –Podemos desayunar – dijo controlando un poco la euforia que tenía, disfrutaba tus cumpleaños más que tu, y es que ella no podía imaginar lo estresante que era ser un año más grande en edad, pero parecia que nunca podrías ser tan bueno como tu hermano, ni tan digno como tu padre hubiese querido; aveces paecia que tu madre era capaz de leer tus pensamientos, pues siempre te miraba con orgullo, como si quisiera evitar que te comparases con Itachi… al recodarlo tan despreocupado ese día pareciera otro…no, no puedes pensar en eso ahora; aprietas tus puños tensándote un poco.
–Itadakimasu – dijo tu madre sonriente, –espero te guste el desayuno Shikoku, lo hice especialmente para ti – mientras te regalaba una hermosa sonrisa que estremecía tu corazón; aún el recuerdo de aquellas sonrisas que tu madre te dedicaba estruja tu dolorido corazón.
–gracias okaasan- dijiste sin más, regalándole tu mejor sonrisa, los tres repitieron: Itadakimasu y en seguida empezaron a comer; ahora aquello se te hacía tan lejano.
Después de desayunar los tres Uchiha se alistaron para salir, puesto que tenían obligaciones que atender, Mikoto los despidió en la puerta de su hogar… –¿Hogar? – dijiste en un murmullo, extrañabas sentir lo que era eso.
–Ne, espero lleguen temprano, eh, hay algo que quiero hacer en la tarde– dijo mientras miraba a Itachi con un deje de complicidad, –los espero a las 5 en punto– nadie pudo rebatir eso, los despidió con la mano y cada quien partió rumbo a sus actividades.
Llegaste temprano a la academia –que fastidio– pensaste en voz alta cuando veías las intenciones de "cientos" de niñas que te veían de lejos con demasiados regalos, no les hiciste caso, no tenías por que perder tu tiempo en esas tonterías, querías ser mejor Ninja y para eso necesitabas entrenar –¿mejor Ninja?, ¿para qué?– después de tanto tiempo tus motivos anteriores te parecían tan banales que suspiraste frustrado una vez más.
A la hora de descanso fuiste al salón de clases por tu almuerzo, era un hermoso bento envuelto con un pañuelo que traía bordado tu nombre y el símbolo Uchiha, en esa época seguías creyendo que aquel símbolo te protegía y te hacía ser respetado entre las naciones; y aún salvaguardabas la meta de perpetuar tu clan con orgullo, aunque eso podría tardar un poco, ya que no era algo en lo que pensaras tan a menudo; saliste del salón y buscaste un sitio tranquilo para comer, no querías que las mocosas ruidosas te interrumpieran; al encontrar el lugar perfecto te dispusiste a degustar los alimentos, cual fue tu sorpresa cuando abriste el bento al ver el almuerzo más apetecible que recordabas, te sentías algo culpable de tener que comerlo y destruir la armonía de los alimentos, pero después de varías horas de entrenamiento tu cuerpo en crecimiento te pedía alimentos, por lo que no tuviste otra opción que comerlo, no fue mayor tu sorpresa al comprobar que estaba delicioso, en realidad lo que lo hacía aún más especial a los otros que te hacían todos los días era la nota que había dejado ahí:
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Espero lo disfrutes, lo hice con mucho cariño en este día tan especial.
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Aquellas palabras en esa pequeña nota aún las recuerdas tan nítidamente –Okaasan– dices en un ¿sollozo?, vaya hasta ahora te percatas de que los espasmos en tu cuerpo no son por el agua fría, sino por que has estado llorando ante los recuerdos del último cumpleaños que pasaste feliz, el último con tu familia antes de…
Después de que terminaste de comer guardaste la nota de tu madre en tu mochila, ya era hora de entrenar un poco más antes de ir a casa. La emoción te embargo ante este pensamiento.
¿Cuánto tiempo habías pasado en esa cascada? Realmente no importaba, te sentías tan cansado, pero te urgía llegar a tu ¿casa?, si, eso era, una simple casa, ya que tu hogar había desaparecido hace tantos años atrás… suspiraste frustrado, no faltaba mucho para llegar a Konoha, pero algo en ti no deseaba regresar tan pronto, ver el barrio Uchiha tan desolado hacía que se oprimiera tu corazón y una fina capa de hielo lo cubriera aún más.
Corrías presuroso por las calles del barrio Uchiha, eran casi las cinco, no querías hacer esperar a tu madre, después de todo querías complacerla en su deseo de mimarte por ser tu cumpleaños, al llegar notaste que tanto tu padre como tu hermano ya estaban esperándote en la puerta, tu madre sonrió y dijo que tendrían una especie de picnic cerca del lago, esa idea te emocionó un poco, después de todo eras un niño, que por querer ser ya un hombre no logro atesorar esos recuerdos en su momento, creías que aún faltaban muchos más cumpleaños por compartir al lado de tu familia…que equivocado estabas, mírate ahora, los recuerdos te vienen a la mente sin proponértelo, que forma más cruel de pensar ¿no?.
Caminaste junto a tu hermano, quien te sonreía sinceramente después de haberte ignorado desde hacía ya un tiempo, mientras te contaba una fantástica misión que tuvo, tus padres caminaban detrás de ustedes hablando animosamente entre ellos; –Realmente se amaban– te dijiste en voz alta solo para confirmarlo, como si pronunciarlo te hiciera entender ese tipo de amor "cómplice" que tenían, preguntándote si algún día podrías tener algo así con alguien… –basta de estupideces– te dijiste molesto por siquiera tener ese tipo de esperanza, eso no va contigo, admítelo, tu alma esta condenada, podrida, corrompida, y eso del amor simplemente se te fue negado, no puedes, ni podrás sentir algo así, nunca…
Llegaron hasta donde tu madre había planeado tener el picnic, ella saco de la canasta que llevaba tu padre un hermoso mantel azul, lo colocó en el césped y después empezó a sacar el contenido de la canasta, te quedaste maravillado con todo lo que había preparado tu madre, realmente se había esforzado y no tenías como agradecérselo…
La tarde fue mejor de lo que imaginabas, tu padre contaba animosamente algunas anécdotas que tuvo que pasar con una anciana que había perdido su bolso en quién sabe dónde, Itachi se unía a la plática contando chistes, o eso parecían ser, su sentido del humor era raro, y tu madre incluso participaba en los relatos, tú no podías hablar, estabas degustando todo lo que tu madre preparó, además no es como si tuvieras mucho que contar, y lo que te pasó con tu club de fans no era algo que quisieras que supieran. Ese cuadro de los cuatro realmente sería el mejor recuerdo que pudiste atesorar de tus cumpleaños; y de toda tu vida tal vez.
Después de que la comida se hubiera terminado tu madre saco cuatro pequeños platitos con un una especie de flan, era el postre, no te gustan las cosas dulces, pero ¿por qué no? te dijiste, no podría saber tan mal, después de todo lo que había cocinado tu madre para ti no podrías desairarla por que no te agrada lo dulce; mientras ella servía el té dijo –espero que te guste Shikoku, lo hice especialmente para ti en este día– y te guiñó el ojo, una calidez embargó tu corazón. Tomaste una pequeña porción con una cucharita, cuando lo probaste sentiste su sabor amargo, tu esperabas algo empalagoso, pero no lo era, sabía muy bien, por kami, era casi lo mejor del día, tomando en cuenta que ya era bastante difícil escoger; tu madre te observaba expectante –es sabor café, como sé que no te gustan las cosas dulces intenté hacerlo así, quise hacerte un postre que realmente te gustara y quisieras comer– dijo mientras te mostraba su sincera sonrisa; pequeñas lágrimas amenazaban con salir, pero pudiste retenerlas –Muchas gracias Okaasan, esta delicioso, me ha gustado mucho– realmente tu madre te conocía tan bien que intentaba complacerte en todo detalle, –me alegra mucho saberlo, lo haré más seguido y confió en que algún día podré compartir esta receta con mi futura nuera– dijo sin más mientras te volvía a guiñar el ojo. Te sonrojaste y tu hermano se dio cuenta de eso, incluso se atrevió a reírse por lo bajo –okaasan, ¿por que mi flan es sabor vainilla?– soltó Itachi.
–y el mío– secundo tu padre, –por que ustedes no tienen tanto problema con lo dulce, además es el cumpleaños de Sasuke y merece algo especial– dijo cortando cualquier otro reproche que se le quisiera hacer –además otro día lo hago para que lo prueben, no se comporten como niños– esto lo dijo mirando a tu padre quien al entender la indirecta se encogió de hombros y siguió comiendo su flan; pero jamás lo volvió a hacer, no pudo cumplir esa promesa… sentiste tus músculos tensarse y un dolor muy profundo se instalo en tu pecho, saliste de la cascada y te sentaste en el pasto mientras cerrabas los ojos.
Cuando creías que el picnic había terminado tu madre sacó un panquecito que tenía un vela en él, –no pude hacer un pastel por que mmm hice otras cosas, pero no quería que no tuvieras uno y no pudieras pedir tu deseo– así que logré hacer algunos panquecitos– realmente admirabas a aquella mujer que te amaba incondicionalmente ¿se sentiría orgullosa de lo que te has convertido? esa pregunta no tiene sentido ni lugar, si ella estuviera aquí…
–las cosas serian diferentes– te dijiste, mientras te recostabas en el pasto con las manos bajo tu nuca, otro suspiro ¿ya cuántos llevas?.
Tu hermano encendió la vela del panque y lo puso cerca de ti –otōto sopla y pide un deseo– –¿Un deseo?– murmuraste bajo los rayos de sol que se filtraban por los árboles. No quieres recordar cual fue tu deseo, por que es algo que te atormentara aún más… "quiero ser mejor que mi hermano, quiero ser un gran ninja, y que finalmente mi padre me reconozca como digno de ser su hijo" Que ingenuo puedes ser de pequeño, ¿no?, nunca lograrás cumplir ese deseo, no eres como Itachi, nunca podrás ser ni la mitad de bueno que él; te reprochas por siquiera intentar compararte con él, pequeñas lágrimas se deslizan por tu rostro, –¿qué demonios pretendes al compararte con él?– te dices en un sollozo casi inaudible.
Después de haber pedido el deseo y apagado la vela, Itachi te dio el panquecito para que lo probaras, le quitaste un pedazo de la tapa y lo llevaste a tu boca, su sabor te sorprendió –chocolate amargo– susurraste –que bueno que te gusto Shikoku– dijo tu madre mientras le ofrecía uno a Itachi y otro a tu padre. No pudiste sentirte más feliz ese día, ahora te lamentas no haber deseado que ese día en particular hubiese durado para siempre.
Después de haber ayudado a tu madre a guardar todos los trastos que había traído ella sugirió que era mejor regresar a casa, por que muy pronto iba a anochecer, todos aceptaron y caminaron de regreso al barrio Uchiha; al llegar a casa fuiste el último en entrar, cual fue tu sorpresa al encontrarte con la mesa llena de regalos, tus ojitos de niño dejaron vislumbrar una emoción sincera, en ese momento eras realmente feliz… el primero en acercarte su regalo fue tu hermano, quien te dio un dije del Símbolo Uchiha –nunca olvides quién eres– –tk otōto– y te golpeó en la frente –Como aquella última vez– ¿acaso aquello era un aviso de lo que venía?... el siguiente fue tu padre, te dio varios kunais y un porta armas con el símbolo Uchiha grabado, no dijo nada, pero al menos sentiste su regalo como algo sincero y te alegraste por eso; finalmente tu madre –espero te guste Shikoku– era el traje que decidiste usar cuando por fin te hiciste gennin, –arigato okaasan– le respondiste mientras ella te abrazaba como si no quisiera dejarte ir.
Recuerdos, recuerdos de tu vida pasada que ahora parecía tan lejana, recuerdos de algo que no volverá a ser, recuerdos que te oprimen el pecho…
–ya es hora– te dices mientras te levantas y vuelves a ponerte tu ahori, tienes que regresar a dar el informe de tu misión y aún falta un poco para llegar a Konoha. Vas a una velocidad considerable y sigues absorto en tus pensamientos, te mueves por inercia, no logras apartar estos pensamientos por más que lo intentas; es extraño ¿por qué precisamente "hoy" recuerdas todo esto?.
Pasaron un rato más sentados en el corredor mirando la noche, hasta que tu madre habló –creo que ya deberías acostarte mi pequeño, mañana tienes que ir a la academia, vamos te acompañare a tu cuarto– dicho esto se levantó y te dió su mano. No pudiste negarte, nunca lo hiciste, sentiste una calidez en tu pecho demasiado grande y gustoso aceptaste la mano que te brindaba. Te arropo y te dio un beso de buenas noches, un beso que hasta ahora pudiste recordar.
–tsk–
El tiempo pasa demasiado rápido y sin pensarlo tanto llegaste a las puertas de la aldea, ¿tu hogar?, tal vez en el pasado, ahora, aunque te han perdonado y permitido regresar, no lo sientes así, solo es un lugar donde vivir, te da igual si es aquí o en la guarida del sonido. Las lágrimas que se te escaparon ya se secaron.
–Buenas tardes Sasuke sama– te saluda el guardián en turno, te limitas a asentir en silencio, muestras tu pase que avala que llegas de una misión y te deja entrar –que pase una buena tarde–, tú ni siquiera lo miras.
A pesar de lo sucedido y después de todo te acogieron gracias a la intervención de tus antiguos compañeros de equipo, a veces deseas que no lo hubieran hecho, pero realmente no quieres volver a estar solo.
Te diriges hacia la torre de la Hokage para dar el informe de tu misión, sonríes arrogantemente, la efectuaste satisfactoriamente y con un día de anticipación, realmente eres el mejor.
Notas a un grupo de fangirls aglomeradas cerca de ti, bueno no tan cerca, tu aura asesina aún las espanta, es lo bueno que te dejo ser un missing-nin de rango S, notas que traen algunos bultos, imaginas que son regalos, –que fastidio– murmuras esperando que te oigan y se alejen, pero tus esfuerzos son en vano, te siguen entusiasmadas esperando que voltees a verlas para abordarte con ridículas felicitaciones y tratando de endilgarte sus regalos.
Logras escabullirte y entregas tu reporte rápidamente, no te gusta perder el tiempo innecesariamente, das un rápido vistazo, –siguen ahí, tsk que molestas, tendré que irme por arriba de las casas– y sin más así lo hiciste, eres tan hábil que lograste evadirlas y mucho más rápido de lo que esperabas lograste llegar al barrio Uchiha; pero antes de tocar el pomo de la puerta para abrirla un escalofrío te recorre la espalda, ¿realmente deseas entrar ahí?, ¿deseas volver a la realidad?, aquella en la que te encuentras totalmente solo… suspiras, ya no hay nada que puedas hacer.
Al abrir la puerta notas que todo esta en penumbras, y realmente no quisieras encender las luces, pero es necesario, ya una vez caminaste así e hiciste todo un escándalo al tropezar con una mesita; pero cual es tu sorpresa al entrar y ver que en dicha mesita hay un pastel, un regalo y una nota; te acercas cauteloso, intentas percibir algún tipo de chacra cerca, pero no, no hay nadie, parece que aquel que dejó esto ya se ha ido.
–¿Pastel?, ¿que no saben que odio las cosas dulces?, si van a irrumpir en mi casa por lo menos deberían dejar algo que me guste– pero un extraño impulso, ocasionado por un olor extrañamente familiar te hizo probar aquel extraño postre, pero cual fue tu sorpresa al saborearlo –no puede ser, es igual al de aquella vez– su amargo sabor te hizo recordar…
pequeñas lagrimas volvieron a deslizarse por tus mejillas, pero estas son diferentes a las de hace un rato, son de ¿felicidad?, tu vista se dirigió a la tarjeta que estaba junto al regalo, la tomaste y a pesar de que solo decía:
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Feliz Cumpleaños Sasuke kun
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Pudiste descifrar de quien era, tomaste el regalo y lentamente le quitaste la envoltura, temblabas ligeramente, casi como aquella ultima vez…tu corazón, sintió un poco de calidez…aquel regalo era un pañuelo que tenía cuidadosamente bordado el símbolo Uchiha, y un dije casi igual a aquel que te regalo Itachi y que nunca supiste dónde lo perdiste; sonreíste por lo bajo, realmente podía conocerte tan bien.
Una pequeña llama encendió tu frío corazón, y a pesar de que no podía escucharte solo atinaste a decir:
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–Sakura
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…arigato…–
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como aquella ocasión. (en la que te "despediste" de ella)
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Espero les guste, cualquier review será bien apreciado.
Aclaración: Lo que esta en cursiva son los Recuerdos, creo se entiende, pero no está demás.
