Espero que disfruten de este, que es mi primer fic. Estoy abierta a sus comentarios y críticas

Esto no puede faltar: No soy dueña de Naruto ni sus personajes, tampoco me hago millonaria escribiendo esto :D

-¡Oh!.

Aquella suave exclamación hizo que Hinata se girara sobre ese caballete en donde la habían subido para acomodar su vestuario, hacia su hermanita Hanabi, quien había entrado a la habitación sin que se hubiese percatado, y que la miraba con ojos enormes y acuosos.

Y es que Hanabi Hyuga había estado con un humor extraño desde que durante una de las reuniones del consejo se les informara de que Itachi Uchiha al fin regresaba de una misión de larga duración ANBU para reclamar a su prometida. Su humor era peor a medida que la fecha en que su querida onee-sama tuviera que marcharse. Hinata sabía que su hermanita en el fondo quería su felicidad, y un matrimonio arreglado no era la forma ideal de lograrlo.

-Oh- Suspiró nuevamente Hanabi.

Hinata compartió una sonrisa con la modista y su nueva doncella Haruna (y es que ahora le habían designado una, porque Ko y Neji no sabían de estas cosas)

- ¿Me veo tan mal que te dan ganas de llorar, hermanita?

-¡no!- negó Hanabi mientras agitaba su cabeza de un lado a otro- Te ves muy bien Onee-sama- el azul resalta tus ojos y va bien con tu cabello, y era cierto, es que su hermana lucía tan bien que de seguro su prometido querría llevársela enseguida. Una voz masculina la sacó de sus pensamientos y sorprendió a las mujeres de la habitación.

-Hanabi, es hora de que Hinata se case y construya su propio hogar- las palabras de Hiashi solo lograron entristecerla más- Sin lágrimas hija mía, esta ha de ser una ocasión feliz.- Hiashi apoyó su mano en la cabeza de su hija menor y agregó bajito- Él es un buen shinobi un buen hombre, sabrá cuidar de ella.

-Si padre, es solo que voy a extrañarla.

-Como yo- y su voz se quebró un poco (tanto como la de un jefe de un clan como el Hyuga puede hacerlo, lo que no es mucho, casi nada), para luego componerse y dirigirse a su hija mayor.

-Estás hermosa- su voz volvió a quebrarse (nuevamente casi imperceptible)- Justo como tu madre en el día de nuestra boda.

-Padre- Hinata sonrió suavemente a su padre mientras una lágrima escapaba de sus ojos.

-Itachi es un hombre afortunado, nos haces sentir orgullosos.- Hinata se sorprendió al ver los ojos de su padre tan vidriosos, como si él también se fuese a poner a llorar, pero entonces su padre aclaró su garganta y se dirigió a Hanabi.

- Puedes ayudar a tu hermana luego, no debes descuidar tu entrenamiento-

- ¿Pero qué hay de Hinata-nee?

-Ella aún estará aquí cuando terminemos, no se marchará todavía- y con su mano aún en su hombro la encaminó hacia los campos de entrenamiento del clan.

Hinata aún los observaba alejarse cuando una burlona voz la interrumpió.

-Si es que al final se marcha- La joven se sobresaltó y casi cae del caballete de no ser por la ayuda de Haruna, Hinata murmuró unas gracias y se volvió con cuidado hacia la voz.

Himitsu-Sama, el anciano perteneciente al consejo parecía tan desagradable e intimidante como siempre y la miraba con burla en sus ojos -¿Que opina usted, Hikaru-sama?- la mirada de Hinata de desplazó hacia la anciana, también miembro del consejo, que la miraba con desdén.

- Creo- dijo la mujer- que una vez que Uchiha-sama vea lo "rellenita" que es su prometida, romperá el contrato y huirá por su vida.

-Me temo que está en lo cierto- agregó el anciano con falsa preocupación- parece un arándano enorme con ese kimono- al ver la cara horrorizada de Hinata continuó- Oh querida, no creo que el color sea un error, después de todo de rojo parecerías una gran cereza y de marrón un enorme pedazo de...

-Creo que ya entiendo, honorable anciano- Dijo Hinata, bajando la mirada, mientras todo el cálido brillo que había florecido con las palabras de su padre y hermana moría de manera brusca. Ya no se sentía encantadora, se sentía desaliñada y gorda. Y lo era. Sólo cuando estaba con su antiguo equipo 8 o su familia olvidaba brevemente ese hecho. Siempre podía contar con los ancianos del consejo para recordárselo.

- Yo mismo he encontrado encantadores y deliciosos arándanos.

Hinata levantó su cabeza para encontrar a su primo Neji cerrando la puerta. No estaba segura de cuando había entrado, pero el modo en cómo fulminaba a los ancianos con la mirada (sin activar el byakugan, pero casi.) le hizo pensar que llevaba ahí un buen rato.

No lamentó cuando estos se giraron y comenzaron a alejarse.

Neji los miró con fiereza apenas contenida hasta que se fueron, para finalmente volverse hacia su apenada prima.

-No les permita hacerle esto Hinata-sama, usted no parece un arándano sino una princesa.

Hinata forzó una sonrisa a su eterno e incondicional protector.

-Gracias Neji-nii-san, ya me siento mejor.

Su expresión era preocupada y ella sabía que no había logrado convencerlo, por un momento creyó que él insistiría pero entonces el soltó un suspiro resignado y preguntó.

-¿Sabe dónde está Hiashi-sama?

-Se fue a entrenar con Hanabi

- ¿Entrenando eh? me parece que yo haré lo mismo- Neji se volteó hacia la puerta- Realmente se ve encantadora Hinata-sama- y se alejó por el pasillo.

Hinata dio un sonoro suspiro y se volteó hacia Haruna cuando esta tiró de la tela del Kimono- ¿Qué piensas, Haruna?.

-Pienso que podríamos recoger otro poco en los hombros, mi señora. Ahí está un poco suelto.

Hinata se volteó al espejo y trató de examinarse detenidamente. Pero todo lo que pudo ver era su busto demasiado generoso, sus caderas demasiado amplias, realmente el anciano del consejo tenía razón, creía que parecía un arándano. Tomó la suave tela con sus manos tristemente, era una tela encantadora, pero ni siquiera la tela más encantadora podía hacerla bonita.

-Mi señora, ¿Arreglo o no los hombros?- Preguntó Haruna

-Si- Hinata enderezó su postura- Y en la cintura y busto también. Y corta todo lo que sobre.

Los ojos de Haruna se dilataron

-¿La cintura y busto? Pero el talle encaja perfectamente.

-Lo hace ahora- Hinata le dio la razón- Pero para la boda perderé el suficiente peso para lucirlo.

-Mi señora-comenzó la doncella con preocupación- no creo que sea una buena idea...

-Lo es- la cortó Hinata sonriendo con determinación, mientras se bajaba del caballete, mientras pensaba que por una vez en la vida ella estaría bonita, delgada y elegante, al menos lo suficiente para hacer que su padre, clan y futuro esposo se sintieran orgullosos