DISCLAIMER: Detective Conan y todos sus personajes pertenecen a Gosho Aoyama. Esto es sólo un fic, una historia escrita por diversión. Por tanto, el final de la serie que aquí se relata se caracteriza por ser invención mía y completamente fan (no oficial).


Capítulo dedicado a mi amiga Vwriter, cuyo cumpleaños es hoy. ¡Felicidades!


Cap. 1: encuentro.

Aquel año, el invierno parecía no querer marcharse. Mientras Ai caminaba sola por las concurridas calles de Tokio el frío viento hacía ondear su vestido. Agarrando mejor su mochila, la niña aceleró el paso; más le valía llegar pronto a casa del profesor si no quería morirse de frío. Sonrió al recordar las palabras de Kudo cuando, hacía apenas unos minutos, se habían despedido el uno del otro: "Tú, que siempre estás resfriándote, ¡abrígate bien estos días!".

Ciertamente, en todo ese tiempo había ido cogiendo cariño a Kudo. Aunque en ocasiones podía ser tozudo o irresponsable, se preocupaba mucho por ella y se esforzaba por hacerla sonreír. Al final, el joven detective se había convertido en un gran amigo para ella. Kudo la había animado a seguir luchando y, aunque ella nunca lo admitiría, a seguir viviendo. Y le había dado una muy buena razón para hacerlo: acabar con la Organización.

La Organización. Cuando era pequeña soñaba con escapar para siempre de ella, aunque con los años se dio cuenta de la imposibilidad de aquello. Sin embargo, ese sueño olvidado parecía cada día más posible gracias a Kudo. El mero hecho de pensar que aún no los habían descubierto era más que alentador, especialmente teniendo en cuenta todos los encontronazos que habían tenido con ellos...

Dobló una esquina, y al hacerlo la pequeña mochila que llevaba se bamboleó contra su espalda. ¡Quién le diría que, tras tanto tiempo, volvería a la Primaria! Aún no dejaba de asombrarse ante el inesperado efecto del veneno. ¿Se debía a un fallo que había cometido al fabricarlo? ¿O dependía de la persona que lo tomara? Pero en esos momentos lo que importaba no era estudiar los efectos del veneno, sino encontrar un modo de revertirlos. Desde hacía apenas unas semanas se había volcado de lleno en la búsqueda un posible antídoto… y su trabajo había dado frutos. Aunque aún no estaba completamente segura, creía haber encontrado un antídoto cuyo efecto duraría, como mínimo, algunas semanas. Todavía no le había dicho nada a su amigo, ya que sabía bien qué haría: se tomaría el antídoto en cuanto pudiera y cometería alguna imprudencia. Siempre ocurría lo mismo. Además, temía que, al tomar Kudo demasiados antídotos temporales, su organismo acabara desarrollando algún tipo de resistencia y no pudiera volver a su cuerpo de manera definitiva cuando, llegado el momento, ella diera con la fórmula exacta.

"Pero ahora mismo no tengo por qué preocuparme por eso", pensó mientras terminaba de cruzar un paso de cebra y, a su espalda, el semáforo cambiaba. "Cuando lo crea conveniente ya le diré a Kudo que…"

-¿Shiho?

Instintivamente, la chica levantó la cabeza. Al hacerlo, un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

Aunque no iba de negro supo enseguida quién era. Esos ojos, esa nariz, ese pelo… los conocía demasiado bien como para no hacerlo.

-No puede ser… ¿Shiho, eres tú?

Paralizada, ella no contestó. Desde el primer momento había sabido que ese día llegaría: el día en que se la encontraría, por azar o por destino, y no tardaría ni una milésima de segundo en reconocerla. Muy dentro de su corazón, desde el mismo momento en que había encogido, había sabido que la reconocería. "Me reconocerá".

Y, finalmente, ese a la vez sueño y temor se había cumplido.

"Me ha reconocido".

-¡Eres tú! ¡Shiho!

Dio un paso hacia ella. Y, sin pensar, la chica se dio media vuelta y echó a correr.

-¡Cuidado!

Antes de que se diera cuenta algo la golpeó y su pequeño cuerpo voló para segundos después chocar contra el suelo.

A su alrededor no tardó en cundir el pánico. Oía gritos, aunque sólo captaba palabras sueltas: "ambulancia", "niña", "policía"… La cabeza le dolía mucho, demasiado como para darse cuenta de nada más. Incluso su vista estaba nublada; todo lo que veía eran grandes borrones agitándose a cierta distancia de ella, como llamas danzarinas. Y, por alguna razón, de pronto se sentía muy cansada, como si hubiera pasado toda la noche en vela. Los párpados se le cerraban, pero había demasiado ruido; si toda la gente se callara, aunque fuera sólo por un momento, quizás podría dormir…

De pronto, unas manos grandes y finas se cerraron en torno a su cuerpecito y la irguieron, obligándola a abrir los ojos. Su vista se aclaró repentinamente y pudo ver la cara de quien la abrazaba. Sonrió al distinguirla; al menos, aunque muriera, podría hacerlo en sus brazos… La idea se le antojó algo trágica y, aun así, hermosa a su manera.

-¡Shiho, aguanta, por favor!

Ella quiso responder, pero de su garganta apenas salió un ronco murmullo. "¡Tengo tanto sueño!", quiso decirle, "Por favor, pide a todos que se callen, por favor, que me dejen dormir". Pero estaba tan cansada que no podía siquiera mover los labios, y sus párpados parecían pesar cada vez más y más…

Dejó caer la cabeza a un lado, y lo último que vio antes de cerrar los ojos fue su propia sangre manchando el negro asfalto.


Notas de la autora:

¡Hola! Konnichiwa! Hello! Salut! Hallo! Aquí llega una vez más Sherry Furude, ¡lista para el ataque!

Este fic que comienza es mi versión idealizada del final de Detective Conan. La trama, por supuesto es completamente inventada. La idea de cómo me gustaría que fuera el final de la serie lleva muchos años en mi cabeza; es más, mi primer fic (que escribí con unos 12 años y es malísimo) era un posible final de Detective Conan. Sin embargo, esta historia es relativamente reciente.

Hará unos dos años, un amigo mío escribió su propia versión del final de la serie y me la envió. Era buena, aunque dejaba algunos interrogantes respecto a la trama del propio fic. Intentando resolverlos, yo ideé la situación que tiene lugar en este primer capítulo que acabáis de leer, pero no llegó a más que un simple resumen. Sobre el año pasado, la idea del final de Detective Conan volvió a mi mente; me lo planteaba continuamente. Y el día 26 del pasado julio, de manera completamente espontánea y con un poco de inspiración repentina, creé un nuevo documento de Word y escribí este capítulo que acabáis de leer. No resultó exactamente como lo que había ideado hace dos años, y tuve que retocarlo levemente, pero en esencia resultó lo que he subido hoy. A partir de él desarrollaría una nueva trama, completamente distinta a la de mi amigo, aunque de eso ya hablaremos.

Respecto a la publicación del fic, tengo planeado subir un capítulo por semana, aunque aún no sé si lo haré en un día fijo o variando. En ocasiones especiales puede que suba dos capítulos a la semana o, si no tengo tiempo, ninguno; sin embargo, esto será la excepción. Tengo el fic escrito entero ya, así que no debería haber problemas de retrasos. Los capítulos en general (excepto uno) no superan las 2000 palabras; algunos, como este, ni siquiera llegan a 1000. Lo he hecho así para evitar que resultaran excesivamente largos. He intentado respetar el canon todo lo que he podido, y espero haberlo hecho bien.

Sin más, me despido. Os recuerdo que estaré encantada de recibir vuestras opiniones. Si encontráis algo que no esté bien o que no os guste, no dudéis en decírmelo. Gracias por leer este capítulo y un gran beso de

Sherry Furude