Summary:¿Y si Harry hubiera utilizado el espejo de doble cara para hablar con Sirius en su quinto curso en lugar de preguntar a Kreacher? Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Disclaimer: Nada de esto me pertenece, escribo sobre Harry y su mundo por hobby, y no obtengo ganancia alguna.


N/A: Bueno, confieso que este desafío en especial me tenía rabiando. Primero, porque aunque me exprimía la mente pensando en ideas, nada salía. Segundo, porque directamente no es un What if? que me llamara la atención. Y por último, que Harry y su terquedad en esa escena no me permitía abrir la cabeza para encontrar un camino. ¿El resultado? Esta cosa que sale aquí abajo. Nuevamente organizado en viñetas de 155, que me resuelven la vida cuando un fic me complica.


EL ESPEJO

I

—Voldemort tiene a Sirius.

Esa simple frase me hizo temblar. ¿Qué...? ¿Cómo...? ¿Dónde...? No hizo falta esperar mucho por una respuesta: Harry estaba impaciente por contarnos y actuar.

—¿Acaso no puedes tomarte las cosas con calma? —le pedí tratando de hacerlo reflexionar. Dumbledore estaba seguro de que eso pasaría, que Voldemort trataría de confundir a Harry y hacerlo cometer actos del todo insensatos.

—¡¿Cómo diantres quieres que me tome con calma el hecho de que mi padrino está a punto de ser asesinado por el mismo hombre -si es que se le puede llamar así- que mató a mis padres?! ¡Lo está torturando, y si no hacemos nada en este mismo momento, va a ser demasiado tarde! —estaba segura de que sus gritos se podían oír desde el Gran Comedor, pero guardé silencio y dejé que se desahogara.

—¿Y si llegara a ser mentira? —esa pregunta lo detuvo.


II

—¿Dónde... lo habré... metido? —farfullaba Harry, con medio cuerpo dentro de su baúl, y un mal humor admirable. Observé todos los artículos en el suelo -calcetines viejos, trozos de pergamino, galletas para Hedwig, libros llenos de tinta, algunos sickles y knuts-, y suspiré. Todo fuera por Sirius, y la salud mental de Harry.

—¿Qué es lo que buscas, por Merlín? —preguntó Ron casi tan malhumorado como él mirando por el resquicio de la puerta, desde donde se aseguraba que nadie subiera a la habitación de los chicos, y los interrumpiera en el no-sabía-qué que estaban haciendo.

—El... regalo... de... Hocicos...

—Harry, si me dices qué es lo que quieres encontrar, podría ayudarte —hablé en voz baja, pero mi amigo me ignoró. La situación nos estaba poniendo los pelos de punta a todos, y nadie parecía estar haciendo nada para resolverlo, sino que empeoraba con cada segundo que pasaba.


III

Luego de un largo rato más sacando cosas viejas, por fin dio con lo que buscaba.

—Sirius, ¡Sirius! —gritó Harry, y tanto Ron como yo misma saltamos del susto. Se encontraba frente a un espejo, como si esperase que su padrino se apareciera de pronto en el reflejo y le asegurase que todo estaba bien. Menuda sorpresa nos llevamos cuando la rasposa voz de Sirius cortó el aire.

—¡Harry! ¿Pasó...?

—No, no —le interrumpió el moreno—, creí que estabas en el Ministerio... ¿cómo...?

—¿Otra visión de Voldemort, no? Escucha, Harry, no te muevas del colegio. Ve ya a hablar con Albus... Yo sabía... —dicho esto, todo quedó en silencio.

—¿Y qué esperan? —nos espetó Harry tirando el espejo sobre la cama de Neville—, ¡vamos a ver a Dumbledore!

Miré a Ron y puse los ojos en blanco. Indudablemente, íbamos a tener un largo y agotador día.