Sinceramente, no tengo ni pajolera idea de dónde ha salido esta historia, aunque supongo que el horrible día que llevo (examen horrorosamente complicado que voy a suspender incluido) tiene algo que ver. ¿Y qué mejor manera de desahogarse que escribir sobre estas dos preciosidades? xD

Aquellos que sigan "Álter ego", lo siento mucho. Las musas se han ido de vacaciones y creo que voy a replantearme la continuación que tenía pensada.

OuaT no pertenece (ya quisiera yo, ya...) :(

Dedicado a mi sis' Bea (que está más loca que una cabra), a mi mommy Helena, a Lledo y a todas mis Angry Evil Regals, que siempre me sacan una sonrisa ;-*


Regina se despertó sobresaltada y se incorporó involuntariamente. El corazón le iba a mil por hora. Se llevó una mano al pecho intentando tranquilizarse y respiró profundo.

- ¿Regina? - la figura acostada a su lado se revolvió entre las sábanas medio adormilada.

- No pasa nada. Vuelve a dormir – contestó la morena.

El reloj aún marcaba las 4 am. y sabía que a su pareja no le gustaba desvelarse de madrugada. Al menos no si no era para... en fin.

- No pasa nada es sinónimo de que pasan muchas cosas – oyó replicar sin embargo. Puso los ojos en blanco ante la ambigua respuesta y bajó la mirada. Unos ojos azules (¿o eran verdes?) le devolvieron el gesto -. ¿Era una pesadilla?

- Sí – aceptó a sabiendas de que no serviría de nada mentirle.

- ¿Me la cuentas?

Regina suspiró. Y luego ella era la terca de la relación.

- Pues... soñé que tú no eras mi alma gemela.

- ¿Y quién era entonces?

- Robin Hood.

La carcajada sonó por todo el cuarto, llegando a las paredes y llenando las esquinas. Emma hundió la cara en la almohada para ahogar el sonido pero de poco sirvió.

- ¡No te rías! - se quejó tumbándose de nuevo, esta vez de lado -. Fue espantoso.

Emma la ignoró por completo.

- Jajajajaja Robin... jajajaja Hood... jajajaja Sí, claro, y el mío es Hook, no te fastidia JAJAJAJA.

- Hook está perfectamente con Tinkerbell – masculló Regina haciendo una mueca. El pirata nunca había sido santo de su devoción.

Emma se secó las lágrimas de risa y acortó la distancia entre sus cuerpos, haciendo que Regina se acurrucara en su cuello. Estaba a punto de decir algo (que una disculpa seguro que no era) cuando oyeron un ruido en la planta inferior. Se quedaron estáticas y agudizaron el oído. Unos pasos amortiguados sonaron por las escaleras y luego el pasillo, hasta perderse en la puerta de... la habitación de Henry.

- Eso... ¿ese era...? - balbuceó la morena intentando procesar lo obvio.

Emma relajó los hombros y habló con voz suave y pausada.

- Sí, Regina, Henry se escapa de casa por las noches. Desde hace un par de meses más o menos.

Lo siguiente que supo la rubia es que un puño había impactado contra su hombro.

- ¡Au! ¿Porqué haces eso?

- ¿Porqué no me lo dijiste?

- ¡No me preguntaste!

- ¿Cómo iba a preguntarte si no sabía nada?

- Venga, no es para tanto.

- ¿No es para tanto? ¡Puede pasarle cualquier cosa!

- Tiene 17 años, es normal que salga a divertirse con sus amigos. Y amigas – añadió Emma con una sonrisa.

Regina ignoró el último comentario. Aún no estaba preparada para ver a su "pequeño" como un hombre hecho y derecho.

- Eso no significa que tenga que hacerlo a escondidas, ¿o sí?

- ¿Tú le decías a tu madre adónde ibas a su edad?

- Era diferente – replicó Regina. Imágenes de sus citas a escondidas con Daniel vinieron a su mente. Había pasado tanto desde aquello... Entonces se le ocurrió lo peor -. ¿Crees que se está viendo con alguna chica?

- No me extrañaría.

- ¡Emma!

- ¡¿Qué?! Sólo digo lo que hay. Es lo más probable.

- ¿Deberíamos hablar con él?

- ¿Otra vez? Ya le dimos la charla del sexo y la responsabilidad hace años, la cual por cierto fue más que incómoda – Regina rió ante el recuerdo. Emma había estado más nerviosa incluso que cuando le dijeron que estaban juntas -. Es un buen chico, no va a meterse en problemas.

- Sí, tienes razón.

Se mantuvieron en silencio un rato, medio abrazadas y con las piernas entrelazadas, cada una pensando en sus cosas. Es decir, Regina en argumentos para hablar otra vez con su hijo sin parecer una madre pesada y Emma en que era domingo y dentro de unas horas comería tortitas para desayunar.

- ¿Quién crees que es? - inquirió la morena volviendo al tema.

- ¿Quieres que juguemos a adivinar?

- Se me ha quitado el sueño.

- Valep – aceptó la rubia. A ella se le ocurrían otras muchas actividades que podían hacer en vez de dormir, pero no eran muchos los momentos en los que Regina hacía cosas un tanto absurdas y tenía que aprovechar.

- Empieza tú – ah, eso ya era más del estilo de la alcaldesa.

- Mmm... ¿Gretel?

- No, ella siempre está con su hermano.

- ¿Wendy?

- Más de lo mismo.

- ¿Grace? No, espera, ¡ya sé! Seguro que es Dorothy.

- ¿La del tornado? - Regina frunció el ceño.

- Sí. ¿No te cae bien o qué?

- Estuvo a punto de destrozar media ciudad con su casa voladora, y luego no dejaba de quejarse porque no estaba en Kansas. Digamos que no es mi persona favorita.

Emma rió. La muchacha había llegado a Storybrooke dos años atrás y la verdad es que muy simpática no era, todo el tiempo con esa cara de asustada.

- Yo aún sigo pensando que fue cosa de Lena.

Lena era la hija de Belle y el señor Gold, y "casualmente" había nacido el mismo día que Dorothy decidió aparcar su casa en medio del pueblo. Y Emma Swan había dejado de creer en las coincidencias.

- Hablando de ella, ¿ya has pensado qué le vamos a regalar en su cumpleaños la semana que viene? - quiso saber Regina.

- ¿Porqué tengo que pensarlo yo? - la rubia fingió un puchero. No le atraía nada ir de compras para bebés y quizás poner los ojos de Bambi le ayudaba a escabullirse. Que por cierto aún no había encontrado al maldito ciervo y eso que lo había estado buscando por el bosque cuando no tenía nada más que hacer.

- Porque yo soy la que se encarga de comprar siempre los regalos de Neal.

- Pero eso no cuenta – el pequeño Neal era el consentido de Regina. Su abuelastra/cuñada lo adoraba y el sentimiento era mutuo. De hecho, su primera palabra había sido "tía" en un intento de llamar la atención de la reina. La cara larga de Snow había durado una semana entera -. Bueno, sólo tiene dos años, no puede ser tan difícil. Y de todas formas escogeré mal y tú tendrás que ir a cambiarlo.

Eso le valió otro golpe en el brazo, aunque mucho más suave esta vez. En el fondo la alcaldesa, su alcaldesa, era un cacho de pan. Y nunca mejor dicho, porque con esas piernas, ese cuerpo, esos labios y esos ojos que la miraban sabiendo perfectamente en lo que estaba pensando, Regina estaba para mojar p...

- ¿Qué clase de pensamientos perversos rondan por esa cabeza, señorita Swan?

El reloj dio las 5 y Emma sonrió al mismo tiempo que se inclinaba despacio para robarle un beso. Y luego otro. Y otro. Y otro más.

Suerte que habían insonorizado el cuarto permanentemente.


Como siempre, gracias por leer x)