Las Lagartijas
Su larga cabellera negra revuelta sobre la almohada, su piel mucho más blanca de lo común, sus ojos con un brillo especial demostrando el cansancio de su cuerpo iluminado por la luz de la Luna. Todos estos son los síntomas de la grave enfermedad de Natalia Rich; una enfermedad que los médicos no habían podido diagnosticar.
Tres largas semanas en cama con médicos visitándola todos los días no habían servido de nada, ella seguía desmejorando rápidamente dejando que todos temieran que no iba a durar mucho más tiempo.
Sin embargo en su boca lucía una sonrisa, una sonrisa débil, pero sincera, y se la estaba dedicando enteramente a él, el tesoro más preciado que la vida le había otorgado: su hermano gemelo Erick.
Erick se hallaba acostado en su cama, muy cercana a la de su hermana.
En un momento, Natalia tomó la lagartija que colgaba de su cuello, una exactamente igual a la que lucía en el cuello de su hermano gemelo, quien tomó también la suya para luego estirar su mano y coger la de su hermana. Erick y Natalia sonrieron y ambos cayeron en un profundo sueño.
Cuando Erick despertó, una sonrisa se iluminó en su cara al ver a su hermana sentada junto a él presentando un saludable color rosado en sus mejillas. Natalia abrazó a su hermano y le dijo al oído:
-Pase lo que pase nunca te quites la lagartija ni tampoco me la quites a mí.
Su hermano asintió con una sonrisa dulce de las que tanto gustaban a Natalia.
Durante la semana, Natalia fue mejorando cada vez más hasta que se recuperó totalmente. Para celebrarlo, Erick propuso ir a dar un paseo a lo que la jovencita no se negó. Ambos caminaban por el pasillo que llevaba al corredor de la Gran Mansión Rich cuando, sin querer, Natalia resbaló en un charco que la sirvienta había provocado al ir a llevar agua al señor de la casa. Natalia se golpeó la cabeza y murió en el acto sin dejar a su hermano ni siquiera despedirse.
Hoy Erick es un famoso escritor de tragedias. Su historia y la de su hermana es conocida en todo el mundo y las lagartijas siguen en el lugar en el que debían estar.
