El acróbata bajo la mirada, no permitiría que nadie lo viera llorar, no ella, en especial ella, su archienemiga, su némesis, su todo; sonrió torpemente al pensar eso último ¿Cuando había pasado que Kendall se había convertido en algo tan especial para él?
-No te vayas – susurro más para su propia y sorprendente inseguridad que para la rubia que lo miraba con una cara de enigma, parecía ser inmune a la situación si es que la había comprendido en si
-¿Y por qué no tendría que irme Clarence?- pregunto mostrando por unos segundos una leve sonrisa casi imperceptible en sus labios
El chico miro de nueva cuenta el suelo, parecía que se había vuelto lo más increíble en ese momento, no podía levantar la mirada, sentía demasiadas emociones encontradas en ese momento, y sabía que si por un instante la miraba toda su fachada de intrépido se derrumbaría frente a ella
-Me lo suponía – murmuro la rubia volviendo a cargar su maleta, no pensaba perder ningún segunda más por culpa de su ex némesis, había perdido demasiado tiempo de esa forma, y no dejaría que lo último que la anclaba a su viejo yo, le impidiera marcharse de ese lugar con un poco de lo que quedaba de su dignidad
Una mano era lo único que detenía ah Kendall Perkins de entrar en la central de autobuses y salir de su vida para siempre, apretó más fuerte, claro sin llegar a lastimarla, eso era lo último en realidad que deseaba hacer
-Esto ya no es divertido Clarence- reculo la chica soltándose de un simple manotazo
-Te necesito – sollozo el chico casi inaudiblemente, casi para la mayoría de las personas, salvo para una persona que había pasado demasiados años deseando esas dos simples palabras dichas por esos bellos labios
-Tú , el increíble Clarence Buttowski me necesitas a mí, la insufrible Kendall Perkins ja- rio oh al menos eso intento hacer
– Si – susurro en respuesta su archienemigo levantando la mirada, mostrando su completa y humillante necesidad de no dejarla ir, en esos ojos azules completamente inundados ante la incertidumbre de no controlar su propio destino
La chica miro hacia atrás, hacia el camino que había elegido, después volteo a ver el camino que en esos momentos se le abría delante de ella, por un lado la seguridad de tener todo el control de su vida, por el otro la emoción de no saber hasta dónde podía llegar esa relación que se estaba gestando en esos momentos al lado del único amor platónico que hubiera tenido en su vida
-¿Por qué?- pregunto la rubia mordiéndose el labio inferior, en realidad era la única pregunta que quería que el castaño respondiera -¿Por qué debería quedarme a sufrir esperando que te decidieras si estar a mi lado es lo que quieres oh no? – sentía que su corazón se volvía a quebrar como la vez que había dejado de andar con Reynaldo pero el golpe fue a un más duro al ver el silencio incomodo que se había apoderado de ambos
Miro de nueva cuenta al castaño ya no eran unos niños de primaria la preparatoria tocaba a su fin y ambos no habían pasado en su relación de esa etapa de odio infantil
Intento soltarse pero dos movimientos bastaron para que el acróbata la tuviera entre sus brazos arrebatando de sus labios un casto beso tan anhelado para ambos a un que ninguno lo admitiría francamente delante del otro – no puedo responder sobre el futuro, pero puedo responder por el ahora – susurro el chico sonriendo – y sé que si en estos momentos subes a ese autobús, te seguiría a un que te fueras al mismísimo infierno Perkins – replico el chico obteniendo como única respuesta un beso de parte de la rubia que intentaba no llorar en esos momentos
-Eres mi cruz Clarence Buttowski – exclamo mientras besaba esos labios que tanto tiempo deseo
-Y tú la mía Perkins – contesto el intrépido dejándose llevar por el único pensamiento en ese momento en su mente que ese beso entraba en la clasificación de lo más increíble que le había acontecido en su vida
