Buenas! Me apetecía escribir algo sobre Quinntana y aquí está. Puede que sean varios capítulos, no estoy segura. Depende del tiempo libre, los comentarios y la inspiración.

Nota: los personajes no me pertenecen.

SANTANA POV

Iba caminando tranquilamente por los pasillos con todas las miradas puestas en mí. Lógico. Era la chica más popular de todo el McKinley, animadora y con un cuerpazo. Mi vida era perfecta, o eso aparentaba que fuese. Mientras que todo el mundo me veía como una cabrona sin corazón en realidad era todo lo contrario. Me refugiaba en todos esos comentarios mordaces y críticas para que en realidad no supieran lo frágil que era. Prefería que me temieran a arriesgarme a salir herida por confiar en alguien. Aunque no todos me temían. Había una persona con la que podía ser yo misma sin tener miedo. Y esa persona era...

-¡San!¡Despierta!

-¡Brittany!¡Me has asustado!

En efecto. Brittany era la persona más dulce y adorable de todo el mundo. (Puajj ¿he dicho yo eso? Tanto unicornio me está afectando...)

-Perdona San...

(Ay, qué carita de pena)

-No, lo siento Britt-Britt es que iba pensando en mis cosas y no me he dado cuenta.

-Puff, ¡menos mal! dice sonriéndome. (Dios, cuando sonríe hace que mis nervios aumenten)

-Oye Britt, tengo que ir a por mis libros a la taquilla. Ve tú yendo a historia.

-De acuerdo pero no tardes o te echaré de menos.- Y dicho esto me da un beso en la mejilla que hace que me ponga colorada y se va dando saltitos. Se me había puesto una cara de tonta que fue borrada rápidamente al ver con quién se encontraba. Artie, su novio. (¿qué hace con ese pringado? Yo soy Santa López, soy mil veces mejor). Podía tener a cualquiera y ,sin embargo, estaba enamorada de mi mejor amiga (estúpida vida).

Seguí caminando hasta que casi llegué a las taquillas pero cuando ya estaba cerca una mano me agarró del uniforme y me dio un tirón haciendo que entrara de forma brusca en el armario del conserje. Cuando me recompuse del empujón pensaba en decirle un par de palabritas al imbécil que se había atrevido a tocarme pero entonces me di cuenta de quién había sido. Quinn Fabray. Estaba tan sorprendida que apenas podía hablar.

-¿Quinn?...¿qué...qué demonios haces?!¡¿Por qué me has metido aquí dentro?!¡¿Y por qué estás tú aquí?!

-¡Shhh!¡Si dejas de gritar te lo explico!- Había sido un susurro pero lo había dicho medio gritando.

-Está bien...tienes 10 segundos para explicarme qué coño hago en el armario de la limpieza metida contigo.

-A ver...no sé cómo empezar...Bueno, te he agarrado porque necesitaba hablar contigo y debía de ser en privado, por eso lo del armario.

-Ajá...¿y bien...?

-¿Y bien, qué?

-¿Qué era eso tan importante que me tenías que decir?

Quinn parecía nerviosa. Es más, su actitud hacía que yo también me estuviera poniendo de los nervios.

-Venga, suéltalo ya.

No entiendo por qué la estaba costando tanto decírmelo. Ya habíamos pasado la fase de pelearnos por ser capitanas de las animadoras. Las dos éramos co-capitanas, cosa que no nos importaba. Además, había empezado hasta a cogerla aprecio. Algo así como "amigas". Aunque siempre lo fuimos hasta que empezamos luchar por la popularidad, todo se mezcló y...

-Como sabes, volvemos a llevarnos bien lo que significa que podemos confiar la una en la otra, ¿correcto?

-Emm...supongo.

-Pues hay algo que me ha estado reconcomiendo los últimos días...Santana...

-¿Sí?

-Tú...creo que me...gustas.