Desde hace un tiempo quería escribir algo más sobre una amistad entre Draco y Ginny, luego de haber explorado ese terreno en otra historia. Así que aquí está, mi intento por hacer un TimeTravel fic.
Espero que lo disfruten, creo que esta es mi historia favorita de Steve y Ginny luego de haber escrito Becoming Free.
"Una vez soñé, que en algún lugar
Yo podría ser alguien, si lograse amar
Y también soñé, que si he de triunfar
Mi orgullo aferrado, tendré que superar" – Ricky Martin, No importa la Distancia
1. Borrón y cuenta nueva.
Cuando Draco decide por fin que eso de comenzar de nuevo en Inglaterra, donde todos lo miran como si fuera un paria, no va a funcionar, tiene que buscar a dónde ir. Es un traidor para aquellos que siguen pensando (en secreto, claro) que el Señor tenebroso les llevaría al sitio en el que merecían estar. Es un mortífago para aquellos que lucharon contra Voldemort.
No importa que en aquel momento solo haya sido un chico idiota de dieciséis años asustado y tratando de hacer lo que había crecido creyendo que era lo correcto.
Había cometido errores, y los está pagando caro. Tal vez demasiado. Pero precisamente por eso, nunca podrá olvidar lo que fue y lo que nunca volverá a ser.
Si su madre siguiera con vida, tal vez consideraría un poco más aquello. Pero su madre ya no está, ella también ha pagado el precio por haber traicionado a Lord Voldemort y ayudar a Potter. Que Rodolphus Lestrange esté ahora en Azkaban a él no le importa. No puede recuperar a la única persona que lo ha amado de verdad.
Y su padre… ah, Draco sabe que entre los dos, ya no hay reparación posible.
Tampoco le quedan muchos amigos en Inglaterra. No los suficientes, de todos modos, piensa él, mientras llama a la que ha sido tal vez la amiga más inesperada (y la más comprensiva) que ha encontrado ese último año.
- … ya, lo sé… - la escucha decir cuando contesta el teléfono, obviamente hablando con alguien más - ¿Hola?
- Hola, Ginny, ¿cómo va todo?
Si unos años atrás le hubieran dicho que acabaría siendo amigo y a veces hasta confidente de Ginny Weasley, él se habría reído en la cara del pobre diablo antes de lanzarle una maldición.
Sin embargo, la guerra dejó marcas en todos.
- Oh, Draco, eres tú. Discúlpame.
Su voz suena algo descompuesta, y él puede saber que ha estado llorando.
- ¿Has peleado con San Potter otra vez?
- No… bueno, sí, pero no es importante.
- ¿Quieres que vaya a darle una paliza ahora mismo?
Eso consigue que ella ría.
- No creo que quede bien en tu historial que vayas a pelear con uno de los Aurores más populares que tenemos. – dijo ella – Dime, ¿a qué se debe tu llamada?
- Me voy a Nueva York en tres días. ¿Crees que podamos vernos?
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Ya no puedo quedarme aquí, Ginny. No está funcionando.
Ella lo entiende. Después de todo lo que le ha contado, todo lo que ella sabe, no dice nada estúpido como que no es necesario irse, o que puede seguir una vida normal allí.
Aquello sólo existe en las fantasías de personas como Harry Potter o Hermione Granger.
- Mañana acabo el entrenamiento a las cinco, podemos vernos después de eso.
- Perfecto. ¿En el café de siempre?
- En el café de siempre.
Ella no tenía la intención de hacerlo, pero de todas maneras los cristales se rompen cuando finalmente le escucha decir lo que ya sabía que diría.
- Lo siento, Gin. No va a funcionar.
Ya ha escuchado aquello tantas veces. Está harta. Harta de luchar porque aquello funcione, harta de tratar de mantenerlos unidos, porque sabe que él luego regresará pidiendo perdón, y ella lo aceptará de nuevo. Porque Ginny siempre ha pensado, durante esos tres años, que él la necesita.
Pero no está funcionando.
- ¡Pues puedes irte de una vez!
Él se le queda mirando.
Ah, claro. Esa es su casa.
- Bueno, déjame empacar.
- No, no es necesario. Puedo irme unos días, darte el tiempo que necesites…
Ella ríe amargamente.
- ¿Tiempo? Yo no necesito tiempo, Harry. Ese siempre has sido tú.
Ella sube las escaleras, cerrando la puerta del dormitorio con furia mientras saca el baúl y hace volar sus pertenencias dentro, destrozando en el proceso un marco con una foto de Harry y ella, y por un momento está a punto de llorar.
Pero ya no.
Ha llorado demasiado, ¿cuántas veces Luna y Neville lo han notado? Incluso Draco Malfoy, a través de una simple llamada telefónica, sabe que Harry ha afectado su estado de ánimo más de lo que debería estar permitido.
Ella no es así, Ginny no lloró cuando Ron se marchó con Harry en búsqueda de los Horrocruxes, poniendo en peligro su propia vida. No lloró cuando tenía a los Carrow torturándola, y soportó el dolor en silencio, levantando la cabeza cuando el castigo terminaba. Y lloró días por Fred, por Tonks, por todos sus muertos, pero luego de eso se dio un baño, se peinó el cabello, y salió con la frente en alto a intentar vivir otra vez. A seguir viviendo.
Estas idas y venidas con Harry, de todas maneras, están acabando con sus fuerzas. Y si, él está roto, y ella quiere ayudarlo, pero hay un límite sobre todo lo que un ser humano puede soportar.
Tiene que pensar en sí misma.
"¿Qué es lo que quieres hacer, Ginny?", se dice a si misma mientras cruza la puerta de la casa. Harry se ha marchado hace tiempo, sin hacer un solo ruido.
¿Cuándo se convirtió en un cobarde en su relación?
"¿A dónde quieres ir? ¿Hacia dónde quieres volar?"
No tiene ni la más remota idea, pero necesita un respiro.
Así que llama a la primera persona que le vino a la cabeza.
- ¿Draco?
No llores, no llores, no llores.
- ¿Qué sucede, Ginny?
- ¿Crees que puedo quedarme un tiempo contigo, en Nueva York?
Hay una pausa del otro lado de la línea.
- ¿Otra vez Potter?
- Esta vez es de verdad. He acabado con esto.
Ginny sabe que está pidiendo demasiado. Que tal vez, en esto, está cruzando alguna línea porque después de todo, Draco y ella no han sido amigos por demasiado tiempo.
La primera vez que ellos hablaron, hablaron de verdad, fue hace poco más de un año atrás. Ella estaba visitando a Fred, y encontró a Draco en el cementerio, visitando a su madre, y llorando. Había despreciado a ese chico con todas sus fuerzas cuando iban al colegio, por la forma en que trataba a su familia y por lo que Lucius Malfoy le había hecho a ella.
Pero en ese momento, viendo a un joven hombre con el mismo dolor que el suyo, alguien tan roto y por sobretodo, tan… solo, Ginny se encontró a si misma invitándolo a una taza de café antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Él aceptó. Conversaron, al principio con ciertas reservas, y luego se contaron cosas, y así fue como comenzó su amistad.
Draco es su amigo, pero también están Luna y Neville. Está Hermione. Ellos han sido sus amigos por mucho más tiempo, después de todo, y podrían ayudarla. Pero ellos también son amigos de Harry. Y todo el mundo siempre parece tener una forma de excusar a Harry y, tal vez sin intención de hacerlo, la hacen sentir culpable.
Draco es su amigo, sólo suyo. Él la puede ayudar.
Y Ginny de pronto se encuentra más ansiosa que nunca por escuchar su respuesta.
- Te estaré esperando en el aeropuerto, sólo dime cuando llegas.
Ella suelta un respiro que estaba conteniendo, y sonríe.
- Gracias, Malfoy. Te debo una.
- Funciona en ambas direcciones, Weasley.
