Los personajes mencionados no me pertenecen.


¿Cómo...?


Pensar que al principio le odiaba… era decir demasiado. A veces cuando recordaba las pasadas que le hacía en la oficina sentía que volvía a ser aquella chiquilla ingenua que caía en sus bromas toscas.

En esos cinco años las cosas cambiaron tanto que era imposible saber en qué punto fue que dijo sí.

Seguía siendo odiosamente holgazán y despreocupado como cuando dejo que la lavadora secara las prendas más delicadas de sus vestimentas y término arruinando el mantel que su madre le regalara aquella ocasión.

Pero…

Él también se esforzaba.

Tuvo que comenzar a verlo desde otro ángulo, a entender mucho más la interacción entre las personas y a saber que el golpeteo en su corazón y el color de sus mejillas no eran por un simple gusto para darse cuenta.

Yuta era por si fuera la cosa la persona más extraña que conociera en su vida. Y daba gracias al cielo de que así fuese.

O quizás jamás hubiera conocido el amor.

— Lucy… buenos días…— murmuro apenas aquel hombre con el que compartía su vida al despertar.

Sintió nuevamente aquel calor en sus mejillas, por más que lo intentara ni aun después de dos meses de casados podía dejar de sentirse tímida con él.

— B-Buenos días Hase… — se corrigió de inmediato — Yuta-kun

La sonrisa que aquel hombre le regalo le hizo desviar la mirada avergonzada, eso claro hasta que sintió como la cama se movía y su lado quedaba vacío, ahora él se encontraba sobre ella procurando no aplastarla se sostenía por sus brazos y piernas.

Su corazón se agito aún más. ¡Qué vergüenza! Era de día para hacer algo así se removió bajo él sin poder pronunciar ni una sola palabra.

— Yuta… vamos baja de una vez… es de día y… y…

Fueron sus labios los que callaron su queja. Aun avergonzada Lucy respondió a aquel toque delicado.

¿Cómo iba a imaginar que terminarían así?


Dedicado a legendary