Ninguno de los personajes de J.K me pertenece.

Post-Howarts; nuestros protagonistas ya rozan los treinta, y después de la guerra cada uno siguió con su vida. Hermione no; nunca fue una chica ordinaria y con el tiempo -y sin tener nada por lo que luchar- su vida fue perdiendo significado.

Ya lo iréis viendo, pero básicamente ahora el panorama social vuelve a estar dividido: un gobierno mágico "corrupto" (cómo no) y un grupo rebelde liderado por alguien que fue objeto de la injusticia más cruenta. Éste alguien, como otros, son personajes ajenos a los libros de jotaká; de hecho no sigo su estilo narrativo, sino más bien el de R. R, Martin -bueno, lo intento sin mucho éxito- así que puede resultar bizarro al principio, pero creo que os acostumbraréis.

Ahí va:

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HERMIONE


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Caía una lluvia densa que tornaba oscuro todo lo que tocaba; los viejos muros del extrarradio del Londres mágico parecían chorrear sangre transparente a borbotones. Hermione Granger avanzaba paso a paso por uno de ésos callejones, mirando de vez en cuando la piedra húmeda y resbaladiza bajo sus pies. Le encantaban los días grises.

A su paso registraba las esquinas y recovecos de chozas abandonadas, como si de un momento a otro esperase encontrar un dementor o, quizás, tan sólo una pareja, gimiendo acalorada y abandonándose al anonimato que proporcionan las noches lluviosas como ésa, en las que sólo los incautos y los que no tienen a dónde ir deambulan por las calles. Hermione iba preguntándose qué tipo de caminante era ella cuando el corazón le martilleó en el pecho y sintió que se le tensaba el cuello: había oído algo. No estaba sola.

Con el sigilo de un gato y el valor de los que no tienen nada que perder, se escurrió entre una puerta de madera carcomida dirigiendo sus pies allá donde había sonado lo que ahora parecía ser la respiración de un animal al borde de la asfixia.

"Espero que no sea Geoffrey".

Entonces, gracias a una pequeña antorcha que proyectaba sombras imposibles dentro de la estancia, lo vio: Draco Malfoy se incorporaba de entre los escombros con la coordinación y agilidad de los borrachos. Pero él no estaba borracho, no. Estaba al borde de la muerte.

-Quién... anda ahí -exigió entre bocanada y bocanada de aire, con la desesperación de un jaguar herido y acorralado- ni... un paso... más o te ...ahorco con tus propias tripas -esto último lo dijo de carrerilla, aprovechando el aliento de la inhalación anterior.

Hermione se detuvo en seco y frunció el ceño, esperando que él la reconociera también, porque ni siquiera nueve años son suficientes para olvidar la cara de la asquerosa sangresucia por excelencia. ¿O si?

-¡Quién... coño eres! -demandó respirando cada vez con más dificultad, intentando demostrar la templanza de alguien a quien todo le va bien. Por el contrario, cada vez que pronunciaba una palabra, un siseo escalofriante se le escapaba por el pulmón. Lo tenía perforado.

A Hermione el penetrante olor a mierda y sangre no le dejaba pensar con claridad; pero entonces reparó en que el rubio no le había mirado a los ojos ni una sola vez, ni por casualidad; en vez de eso, tenía la vista fija en un punto detrás de la puerta astillada que hacía de entrada a ésa guarida improvisada. En realidad, cuanto más lo observaba más dudaba entre si efectivamente tenía la vista fija en un punto concreto o si por el contrario estaba perdida en la más absoluta nada. "Sin embargo parece estar en guardia, atento a cualquier movimiento".

A Hermione todo aquello le olió a podrido, como si algo no encajara; dio un paso hacia él con la intención de entender qué estaba sucediendo, y del rozar de su túnica se desprendió un leve sonido que hizo que Malfoy ladease la cabeza en dirección a ella, y entonces lo comprendió todo. Como un rayo que atraviesa el cielo de tormenta, la realidad golpeó a Hermione Jane Granger con la claridad de un relámpago: Draco Malfoy se había quedado ciego.

-¡Avada Kedavra!

El rubio articuló con sus últimas fuerzas la maldición mortal, y un chorro de magia verde salió disparado de su varita sólo para ir a estrellarse contra la mugrienta pared de enfrente. Casi parecía un chiste ridículo, pero lejos de reírse, Hermione sintió lástima: ni si quiera había tenido que apartarse para esquivar el ataque.

Y se hizo un silencio abismal, roto momentáneamente por un silbido procedente del interior del rubio, más concretamente de su pulmón derecho. Hermione vio no sin cierto escalofrío, que los ojos muertos de Draco Malfoy se arrugaban bajo una mueca de dolor; estaba a punto de colapsar.

Irremediablemente y tras unos segundos de intensa lucha interior, Draco Malfoy flaqueó hasta dejarse derrumbar sobre los escombros, sabiéndose ya hombre muerto, cosa que aprovechó la castaña para acercarse con sigilo. Pero el sonido de sus zapatos contra la arenilla del suelo la delataba, y el rubio, al saber que iban a por él, articuló algo parecido a un "Déjame morir tranquilo" antes de caer desmayado sobre el charco de su propia sangre.

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ESCUADRÓN ARJO. Minerva


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Avanzaban entre el follaje espeso de algún bosque de algún rincón de algún país del mundo. No tenía ni idea de dónde estaba, y cada vez tenía menos idea de por qué estaba. Sin embargo, Minerva se recogió la cabellera dorada en una coleta alta y se arremangó la túnica apresurándose para alcanzar al resto del escuadrón. Llevaban meses vagando por el mundo, proscritos, clandestinos, perseguidos. No podían permanecer más de un día en el mismo lugar, ni interaccionar con nadie fuera del escuadrón...era irónico: luchaban por la libertad desde su propia jaula. Ensimismada como estaba -pensando en lo absurdo de la situación- no oyó cómo Dean Thomas se le acercaba hasta que lo tuvo a unos centímetros.

-¿Te encuentras bien?

-No. Estoy cansada y...

-Lo sé, lo sé -el moreno la interrumpió. Odiaba eso en él-. pero pronto se acabará.

Miró alrededor, exasperada y hastiada "Sí, muy pronto. Más de lo que imaginamos". Iba a preguntarle si tenían noticias de Geoffrey cuando Jhkar empezó a vociferar:

-Escuchadme bien todos! -Minerva observó su tez negra como el carbón, ancha, amenazante. Su voz se alzó sin problema y enseguida captó la atención de todos. Definitivamente, tiene madera de líder pensó.

-Bien, acabo de comunicar con Granger; lo tenemos, caballeros...tenemos a uno de los líderes del Ministerio!

Minerva observó complacida cómo decenas de caras se desencajaban con sorpresa y esperanza, y no pudo evitar reprimir una leve sonrisa; de ésas sonrisas que emanan los gatos cuando te esconden los calcetines en su lugar favorito, debajo del sofá, por ejemplo, mientras tu los buscas como una desesperada.

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DRACO


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La luz se colaba entre alguna ventana -o quizás estaba al aire libre, no lo sabía, pero podía notar la cálida sensación del sol sobre su piel; abrió los ojos resignado a no ver nada y palpó su alrededor inseguro, descubriendo que estaba sobre un colchón pequeño, en el suelo.

"Vaya, creía que en el infierno las camas serían de clavos" pensó con sorna. Draco Malfoy se permitió "sonreír" un segundo, antes de sopesar si el hecho de que estuviera vivo le provocaba más alivio que terror, o al revés. Entonces, un leve sonido le evidenció -como ya suponía- que no estaba solo. Se limitó a esperar a que fuera la persona que le había salvado la vida la que empezara con el interrogatorio.

-Tenías una perforación en el pulmón del tamaño de una moneda, -dijo una voz desconocida, femenina- muchas veces has debido de poner los cuernos a tu novia para que te pegara tan duro -agregó, con cierta malicia-.

-No lo sabes tú bien -replicó él con una sonrisa ladeada, enfocando sus ojos inertes en la nada. Así que la chica quería jugar a las bromitas... Bien, en eso él era un experto-.

-Eres Draco Malfoy -inquirió la voz-. Sales en los periódicos muy a menudo últimamente. De hecho, si no llega a ser por mi, hoy aparecería tu cara en primera plana. En la sección de defunciones.

-Touché. ¿Y tú eres? No logro recordar a quién pertenece la angelical voz que oyen mis oídos.

-Eso es porque nunca la habías oído antes...

A Draco Malfoy no le pasó desapercibido el tono de burla que escondía ésta última frase. Y entonces sonrió con malicia, relamiéndose como un lobo que acecha a su presa.

-Bueno, al menos deberías darme un nombre. O si lo prefieres puedo llamarte "salvadora-de-pulmones-moribundos", qué te parece?

-Me parece que si me llamas eso una sola vez más, yo misma me ocuparé de desacreditar ése mote; por ejemplo, perforándote el otro -recitó, y a Draco no se le pasó por alto que había una pizca de odio animal muy mal camuflado tras ésas palabras-. Kheel, me llamo Aarmaion Kheel.

-¿Aarmaion...? Es bonito; original...-ésa conversación le estaba divirtiendo demasiado, y encima había sido ésa mujer la que había empezado el juego, eso sí que no se lo esperaba...y él no se iba a quedar atrás: no tenía nada que perder. Ya no-. ¿No piensas preguntarme quién me hizo esto?

-Me había imaginado que podía ser tu novia, como te he dicho...pero ahora he desechado la idea: no hay quien te guante, tú no tienes novia. Así que sólo cabe la posibilidad de que hayan sido los del escuadrón ARJO, o bien tus propios socios.

-Los del escuadrón ARJO no tendrían los huevos suficientes como para enfrentarse a mí de cara -Draco sonrió, y notó como se hizo el silencio-. Y mis socios jamás me harían esto; fue obra de ése hijo de puta; Geoffrey Hooper.

Y por primera vez, Hermione vio señales de vida en las orbes grises de Malfoy, que brillaron con un odio asesino.

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AaRMAION


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Todo había sido tan fácil como esperar a que Malfoy se desmayara, evitando a toda costa pronunciar palabra alguna que pudiera delatarla como Hermione Granger. Había sido relativamente fácil cargar su cuerpo hasta la torre, con la oscuridad de la noche como cómplice. Demasiado fácil curar sus heridas -que Geoffrey había causado hacía unas horas-, y demasiado fácil también ocultar su identidad con un hechizo distorsionador en la voz.

Demasiado fácil.

Demasiado bueno para ser cierto.

Tenía al enemigo bajo su poder, sin que éste lo supiera. Sólo había tenido que avisar al escuadrón, y listo. En unos días se reunirían para decidir qué hacer con él.

Demasiado fácil.

Por eso le sorprendió lo difícil que se había vuelto todo desde las doce y media del mediodía, hora en la que el rubio había despertado y abierto la boca. No sabía cómo comportarse con él sin delatarse, así que se alejó lo más posible de si misma; a partir de ahora y por unos días, ella sería Armaion Kheel.

Repasaba todo eso mientras preparaba la comida -un sencillo caldo de verduras- cuando vio por el rabillo del ojo cómo el rubio se levantaba, inseguro, y extendía los brazos ante sí para guiarse por la habitación.

-¿Pero no ves que te vas a estampar contra la columna? -intervino Hermione, al ver los escasos centímetros que lo separaban del cilindro de hormigón.

-No, precisamente no lo veo. -replicó amargamente Draco, deteniendo su avance y dejando caer ambos brazos -quizá no te habías dado cuenta del pequeño detalle, pero estoy completamente ciego. Y por cierto, soy un ciego que se está meando encima, y como dudo que a éste paso llegue al baño, lo mejor será hacerlo aquí mismo, ¿no? -dijo mientras hacía descender lentamente la cremallera del pantalón.

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DRACO


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"Podré estar ciego, pero eso no te da derecho a reírte de mi, estúpida" pensó, mientras se metía la mano dentro de los pantalones y se sujetaba el miembro, dispuesto a regar el suelo, cuando notó que la mujer que lo había rescatado le tomaba de su otra mano y lo dirigía por el piso, hacia el baño.

-No era mi intención ofenderte, sé que eres invidente -aclaró ella, aún colorada por la desvergüenza de Malfoy.

-Invidente es una forma civilizada de llamarlo. Yo prefiero decir que no veo tres en un burro -inclinó la cabeza en un gesto amargo.

Ella no añadió más, y levantó la tapa del urinario. Draco ladeó la cabeza hacia la fuente del sonido, entendiendo que ella había levantado la tapa.

-Y cómo se supone que tengo que apuntar -indicó Draco sardónico, al oír que ella disponía a irse -o prefieres que me deje llevar por mi intuición, ¿ah?

-Estás justo delante del urinario, Malfoy -replicó la castaña entre dientes, pero sin perder la paciencia. No debía delatarse.

-Para un ciego, eso es muy relativo. Anda, sé buena y ayúdame a mear. O sé mi criada, y limpia luego el estropicio; lo que prefieras -añadió con una falsa sonrisa, con los ojos muertos fijos en un punto cualquiera, brillando de diversión.

¡Bom!

De un portazo ella dejo atrás el baño, pero no las ganas de ahorcar a Draco Malfoy con sus propias manos. Como descubriría más tarde con una punzada de asco, irse así había sido una muy mala idea.

-¡Vamos, Armaion! -dijo el rubio alzando la voz para que ella pudiera oírla-. No irás a dejarme aquí...-añadió, pero no era una pregunta.

Así, mientras ella retomaba la cocción de las verduras, cierto rubio se dedicaba a agitar su miembro arriba y abajo, de derecha a izquierda, propulsando el líquido amarillo en todas las direcciones mientras ahogaba la carcajada.

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ESCUADRÓN ARJO. Jhkar


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"Nada ha salido según lo planeado" meditaba Jhkar haciendo girar uno de sus anillos alrededor de su grueso dedo meñique, a la vez que se sentaba sobre una gran roca. "Y aún así, no podría haber ido mejor" pensó, y se carcajeó de forma bruta. Geoffrey debía haber capturado a Malfoy allí mismo, pero de alguna forma Draco Malfoy no estaba lo suficientemente distraído y contraatacó...aunque por lo que le contó Hermione, no había salido indemne. "Ciego, nada menos que ciego" pensó divertido, y volvió a carcajearse, ésta vez más fuerte.

-Esto es por todas las barbaridades que has cometido, engendro -susurró para él mismo.

-Quién lo iba a decir, ¿ah? -agregó Minerva, que se le había acercado por detrás-. Cada vez estamos más cerca del fin.

Jhkar asintió en silencio, y repasó mentalmente los nombres de aquellos a los que iba a destrozar pronto con sus propias manos. Los "perros del ministerio", como le gustaba llamarlos a él. Pero no podía fantasear con su venganza, aún no: necesitaba contactar con Granger por una vía segura, y rápido.

-¡Thomas! -llamó- necesito que lo prepares todo para trazar un mapa de seguimiento. Traza una ruta, y hazla llegar hasta Granger, como sea. Quiero tener a ése gusano codicioso aquí lo más pronto posible...

-Sí, Jhkar. Cada vez hay más interferencias, incluso la comunicación por el agua se ha vuelto peligrosa; pero intentaré hacerle llegar el mapa ésta semana.

-Bien...

Jhkar se puso en pie lentamente, como saboreándolo, y extendió su brazo hasta posarlo sobre el hombro de Dean Thomas.

-Sonríe -le dijo-. Y trae una frasca de vino; hoy tenemos motivos para celebrar. Pero no descorches el vino dulce aún -añadió.- Ése lo reservo para cuando bailemos sobre sus cadáveres-.

Thomas no pudo disimular el escalofrío.

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DRACO


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Draco trataba de pasar las horas hasta que llegara la medianoche, sentado sobre el viejo colchón. Aún le dolía ligeramente el pulmón, pero no era nada comparado con el vacío que sentía. Porque un hombre que no tiene nada sólo vive de sus recuerdos, y los recuerdos de Draco Malfoy eran vacíos, carentes, insustanciales. Recordó las noches en las que penetraba desenfrenado a su amante, recordó los besos robados... pero no era suficiente con pensar en ella. "Ni siquiera se me ha puesto dura". Estaba en ésas cuando una voz lo arrancó de sus cavilaciones.

-Tienes veintinueve años, pero pareces un niño de teta -le soltó Aarmaion a bocajarro.

Él se limitó entrecerrar los ojos de modo interrogante.

-El baño -aclaró ella- ésa guarrada que has hecho en TU baño. Porque yo uso otro. Así que vete acostumbrando al olor a pis, animal. Está por todas partes. No te dejaste ni el techo. Eres asqueroso.

-¿Cómo sabes mi edad? -inquirió él, con la autoridad de quien ha pillado a un niño haciendo una travesura, e ignorando la retahíla de insultos que le había lanzado. Ya se encargaría de eso en unos momentos.

-Es algo que supongo -respondió ella- tienes patillas de gallo, pero no lo suficientes como para los 40, y desde luego estás muy lejos de tus 20.

-Como tú, ¿me equivoco? -estaba furioso; no necesariamente con ella, sino con la situación, su situación. Sus 30 años mal llevados, desperdiciados-. Dime, ¿por qué me ayudas? Estás sola, ¿no?¿ No tienes familia, Aarmaion? -notó cómo ella se tensaba, y continuó hablando con voz aterciopelada, lentamente- ¿un marido ejemplar, que te coja de la mano? ¿Una casa grande, y dos niños pecosos y adorables?

-¡BASTA! -gritó ella. Pero él continuó, pues a veces descargar el tormento sobre otros alivia, aunque sólo sea un poco y ni siquiera valga la pena-.

-No tienes nada mejor que hacer, ¿verdad? Por eso pierdes tu tiempo cuidando de un ciego, porque no tienes nada ni a nadie. Dime: seguro que tus amigos están felizmente casados, acurrucados en sus casitas, mientras disfrutan de una taza de chocolate caliente. Quizás incluso algunos preparan un biberón. Y mientras tú aquí.

-¡CÁLLATE! ¡Cállate ahora mismo maldito desagradecido!

Draco se sorprendió muchísimo, no había tenido la intención de enloquecerla tanto. "Te has propasado, idiota; así no conseguirás nada de ella" pensó. E irremediablemente cayó en la cuenta de que si sus palabras le habían afectado tanto, no podía ser más que porque eran pura verdad.

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HERMIONE


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Los faroles en la pared de la fachada del edificio colaban su luz por el gran ventanal, proyectando la sombra larga y angulosa de Darco Malfoy sobre el suelo de la estancia. En el otro extremo, Hermione tenía la inquietante sensación que ésas sombran se cerraban también entorno a ella.

"Pero soy yo quien lo tiene preso."

Lo miró durante unos instantes sin miedo a sentirse descubierta; él se apoyaba firmemente en el alféizar del ventanal, mirando hacia la nada. Con su perfil recortado por el contraluz parecía un ángel de la muerte; de ésos esculpidos sobre mármol que se encuentran en los cementerios custodiando los pútridos cuerpos de los mortales; estatuas inertes, sin vida, como los ojos de Malfoy; y a la vez rodeadas por un extraño halo, por un aura de misterio que te congela y deja patente que éso no son sólo inocentes esculturas.

"No tengas miedo" se dijo a sí misma "Es sólo un hombre ciego."

Y en ése preciso instante el rubio encaró la cabeza en su dirección y Hermione se sintió inexplicablemente descubierta; tenía todos los músculos de su cuerpo petrificados, y sólo acertó a tragar saliva sonoramente y mantenerse quieta, como si por un gesto delator el rubio pudiera matarla allí mismo.

-Armarion -habló entonces él- ¿eres joven?

-¿Có...cómo? -se quedó estupefacta. Hacía tan sólo unas horas él la había hecho sufrir como en los viejos tiempos, pero ésta vez de una forma más profunda. Sin él saberlo, había puesto en palabras su angustia. La angustia de no tener una vida que defender. "Quizás por eso defiendo la causa de Jhkar" pensó con tristeza. Y ahora le preguntaba que si era joven. Já. Típico Malfoy.

-Sé que eres una mujer. Pero no sé nada más. -Añadió con una sonrisa triste-. Te pregunto si eres joven.

Hermione sintió una punzada de compasión; él ignoraba todo. "Si Malfoy supiera que está hablando conmigo...con Hermione Granger..." Quizás por eso respondió. Por compasión.

-Sí. Lo soy.

-Supongo que no me dirás nada más. -susurró más para sí mismo que para ella.

Ella había querido humillar al hurón muchas veces, pero nunca de ésa forma. Sentía que se estaba aprovechando de su invidencia de una forma cruel. Se sintió en deuda con ésa mentira.

-Bueno, tengo el pelo rizado -dijo ella, y al segundo se arrepintió. No debía darle motivos de sospecha. Pero cuando vio que el rubio esbozaba una sonrisa, se quedó perpleja.

"Es la sonrisa de un hombre roto." pensó. "De un alma rota."

-Me lo imaginaba. Sois las que tenéis peor humor -replicó él con una sonrisa ladeada.

Hermione permaneció en su rincón, callada, queriendo salir corriendo de allí; pero por algún motivo no movió ni un músculo. En su vida se había sentido tan incómoda.

-Y, ¿el color?

Hermione no respondió. Le parecía tan surrealista, que no pudo articular palabra. Era como si Voldemort le preguntase a Harry si quería azúcar en el té.

-¿Aarmaion? ¿Sigues ahí? -insistió el rubio alzando la mirada, fijándola en un punto de la pared en la que estaba apoyada Hermione -que siguía en silencio-. Entonces ocurrió algo impensable para ella: él se llevó la mano al puente de la nariz y susurró "Eres un estúpido bocazas, ya la has vuelto a incomodar".

Hermione no pudo mantenerse insensible ante eso, y se levantó del suelo resuelta. "Castaña" dijo. "Soy castaña" aclaró ante el desconcierto del rubio, a la vez que se situaba a escasos metros de él.

Tras observar largamente la expresión de sorpresa de Draco Malfoy, Hermione decidió que su plan no se iba a ir al traste por semejante banalidad como lo era su pelo, así que sin más, lo hizo. Por segunda vez, tocó a Draco Malfoy -y esta vez no fue para estamparle el puño cerrado en su nariz arrogante.

Se sentía casi tan osada como lo había sido tiempo atrás. Esbozó su mejor sonrisa y cerró sus dedos alrededor de la muñeca de Malfoy; estaba tan fría que casi le dolía el contacto, pero continuó serena con su labor. Arrastró la marmórea mano del rubio -que se resistió momentáneamente a ser jalada- y la sostuvo en el aire para luego -y sin dejar de mirar ésos ojos inertes- inclinar su cabeza, dejando que su cabello cayera en cascada sobre la palma del ex-slytherin.

Por algún motivo que ella desconocía, el rubio reaccionó como en un auténtico caso extremo de trastorno bipolar. En un primer momento -tras haberse recuperado de la impresión- masajeó sus rizos con las yemas de los dedos a la vez que esbozaba una sonrisa triste que no llegó a iluminarle los ojos. Pero de repente, como si el pelo le estuviera quemando, se apartó bruscamente cesando el contacto. Hermione, exhausta, decidió que lo mejor sería dejarlo por ése día.

-Me voy a dormir -anunció aún un poco aturdida por lo que acababa de hacer- tu cama está ahí mismo, a tres metros a tu derecha, ¿quieres que...? -pero él la interrumpió.

-Sabré llegar solito. Soy ciego, no estúpido.

Hermione se alejó a zancadas hacia la puerta, "tengo que salir de aquí" pero se detuvo cuando lo escuchó. Tan solo fue un leve "Buenas noches", un susurro que dejó escapar el rubio para que se perdiera en mitad de la fría noche. Pero ella aún no se había alejado suficiente como para no oírlo. "Ojalá lo hubiera hecho" pensó, y reanudó la marcha, sabiendo que ésa iba a ser de todo, menos una buena noche.

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Bueno...¿qué os parece?

¿Demasiados cambios de POV?

¿Muy confuso?

Necesito opiniones para saber si os gusta el estilo. Sé que hay muchas cosas en el aire...por ahora es suficiente que sepáis que la guerra acabó, pero un nuevo conflicto ha surgido.

Me estoy inspirando en la trama de un film...si lo reconocéis, ¡no digáis nada! ¡Lo desvelaré al final!

Por favor, algún review! Me conformo con uno! xD

Si no os ha gustado, también.

Necesito saber que la historia tiene posibilidades para seguir colgando capítulos. ¡Pero si esto está muerto...no tiene sentido!