Hola, Tarah con una nueva historia de su loca imaginación n.n
En verdad, no se ni porque la escribo, solo vino a mi mente a esta hora en particular, (las cuatro y media de la madrugada, XD si, encendí la compu para escribir a las cuatro porque no puedo seguir durmiendo)
A diferencia de "Entre nosotros", "Viajera del tiempo" y "Ataduras del alma", esta sera una historia totalmente improvisada (lo cual es raro en mi, ya que siempre tengo un plan).
Este fic va dedicado a MGCT94, mi querida Leoa n.n no me pregunten porque, ya que le dije que le iba a dedicar un fic (un silvaze para ser mas precisos :p) y aunque le dije que el que tengo programado en mis proximos fiction's iba a ser el que iba a dedicarle, pos no le encuentro nada raro que le dedique este también ¡Te quiero, Leoa! n.n haber si así te enteras XD
Ya hable mucho ¡Lean y disfruten!
Capitulo uno.
Matrimonio... debería ser una época muy feliz para los recién casados... el amor debería estar a flor de piel, surgiendo como la miel en un panal rebosante de ese dulce manjar... los casados, deberían disfrutar de esa nueva época de su vida... los casados deberían estar enamorados... deberían...
¿Cuanta cantidad de problemas se le acumulan a dos parejas? Dos parejas tan diferentes como el agua y e aceite.
Station Square es una ciudad muy grande, con varios mundos, algunos llenos de luces, otros con solo sombras... ¿afortunados que aquellos que nacen en cunas de oro? No, ni ellos tienen suerte, la tuvieran si fueran dueños de su propia vida, si pudieran elegir, tomar una sola decisión por su cuenta... pero no es así.
En la mansión Malcom, donde residía la famosa y poderosa familia felina Malcom, dueños de las inmobiliarias de mismo nombre y propietarios de unas famosas joyas conocidas como las Sol Emeralds, una poderosa familia, que acaba de cerrar un magnifico trato.
Su única hija, Blaze Malcom The Cat, había sido prometida en matrimonio con el hijo del dueño de las constructoras Speed, y al igual que los Malcom, propietarios de unas joyas conocidas como las Chaos Emeralds... era la combinación perfecta, una perfecta ecuación que salía tal cual ellos lo tenían pensado, dinero mas dinero, era igual a riqueza.
Pero esa ecuación, tenia algo una pequeñísima falla cuya combinación puede terminar en un caos... Blaze Malcom The Cat y Sonic Speed The Hedgehog no se amaban.
La señorita Blaze, una chica inteligente, de mente abierta, que solo daba su opinión cuando se lo pedían, una chica sumisa y obediente, quien acataría las ordenes de sus padres sin poner objeción alguna... una tarde en otoño, cuando las hojas de los arboles se habían vuelto rojizas y caían danzando con el viendo en un armonioso baile, Blaze se encontraba sentada en el pórtico de su casa, haciendo lo que mas le gustaba hacer: leer.
Se había leído una gran cantidad inimaginable de libros de grandes autores, le encantaba todo tipo de historia, era una chica de gustos variopintos, quien se adaptaba rápidamente a su entorno. Fantasía, romance, tragedia, drama, comedia, acción, terror, todo, pero tenia un especial gusto por las novelas de crímenes, tan llenas de una vida que ella solo podía saborear en libros.
Libros... mundos de fantasía que te ayudan a perderte de una realidad trágica, a desaparecer por un momento de tu vida y pretender que eres otra persona, con problemas muy diferentes que tiene una solución creativa y rápida, aunque no siempre sencilla.
En ese momento, se encontraba divagando en un mundo fantástico, lleno del éxtasis de la libertad, era una chica sin problemas que vivía de un lugar a otro con una pandilla de motociclistas, siendo la deseada mujer de nada mas y nada menos que el jefe, un chico malo, que no le pida permiso para tocarla.
– Blaze – susurro con sus labios sobre los suyos – Blaze – se sentí mas cerca, mas real – ¡Blaze! – y en ese momento la fantasía era rota, frente ella, su amiga gritaba su nombre para llamar su atención, a la vez que azotaba su pie en la alfombra de hierba del gran jardín de la mansión Malcom.
Blaze despertó de su ensueño.
– ¿Tarah? – pregunto confundida, mirando a la eriza castaña en frente de ella – ¿que haces aquí?
Dejo de un lado su libro, y se levanto para ir hasta las escaleras, en donde la eriza castaña empezaba a subir, con gracia y feminidad de una señorita de la alta sociedad.
– ¿que, que hago aquí? – Dijo sin poder creérselo – Blaze, no recuerdas que vamos a medirte tu vestido de novia, tu madre me ha llamado para que te ayudara con los últimos detalles – entrecerró los ojos, lo que indicaba que venia el sermón, por lo que Blaze solo rodó los ojos – ¡Blaze, tu boda es mañana! ¿En donde tienes la cabeza, querida?
– Lo siento – se disculpo, pero sus palabras nunca fueron sinceras. Invito a la eriza castaña, que respondía por el nombre de Tarah a tomar un te de manzanilla antes de ir a ver su gran vestido de novia, que para ella seria como un vestido de luto – por lo menos tu te casaste con alguien a quien querías.
La eriza casi se atraganto con el comentario.
– El despreocupado y roquero Manic – se burlo, su mirada avellana se perdió en la inmensidad del cielo, tan azul como el mismo mar – no creo que sea buena idea criar a los hijos al lado de Manic...
Blaze bufo – pero si siempre dices que es genial ser su esposa.
– Me consiente – dijo con un encogimiento de hombros – y es divertido en la cama.
Blaze se sonrojo y rió con su amiga, con alguien con quien podía ser ella misma. Blaze como toda señorita prometida, aun era virgen, guardándose para su esposo, pero no se contenía a los comentarios pervertidos de su amiga de como era su marido en la cama. Manic su futuro cuñado.
– divertido, atento, un dios en el sexo – prosiguió, en aumento con las carcajadas mal disimuladas de Blaze – pero... nada de hijos – completo, con un pequeño hilo de voz. Blaze, como los señores Speed y la familia de Tarah, sabían que había algo raro en que la eriza aun no estuviera embarazada. llevaban ya un año de casados, a pesar de que Sonic era el mayor de los tres hijos de los Speed, Manic fue el primero, para sorpresa de muchos, en elegir por su cuenta casarse lo antes posible, con la única hija de los Zeng, señorita que tenia muchos pretendientes.
– veras que muy pronto serás madre de mellizos – la consoló, a lo que su amiga rió y bufo.
– no quieres verme gorda – en sus ojos había un brillo de diversión – pensé que eras mi amiga, no me desees tanta suerte... además con Manic como es, no creo que sea buena idea, por lo menos no por ahora – dejo de un lado su taza de te, y aliso una arruga imaginaria en su falda de seda, para luego ponerse de pie – vamos... el vestido no se probara solo.
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Mientras que la señorita Blaze Malcom The Cat soñaba con un mundo lleno de adrenalina, esa era la vida para Silver Roth The Hedgehog y su amante Amy Rose, de un lado a otro en motocicletas, conociendo el mundo y lugares inimaginables, consiguiendo dinero fácil y viviendo al limite... pero no era tan maravilloso como aparentaba.
Esa noche, fría por ser otoño con el invierno en puertas, Silver Roth y su novia habían llegado a Station Square, necesitaban tiempo, debían dinero y conseguirlo no era tan fácil como ellos esperaban... la pandilla de Silver había seguido hasta Emerald Hill, como pandilleros seguían un código, que era nunca delatar a su jefe... Silver y Amy se esconderían en Station Square, hasta que el dinero estuviera en las manos de aquel que manda en los bajos barrios.
Amy había conseguido trabajo como mesera en el bar "El molino rojo" un sitio que aparentaba ser mas un prostíbulo que un lugar para pasar el rato bebiendo un trago... en consecuencia, los hombres no respetaban a la eriza rosa de cuerpo deseable, llegando a tocar en lugares prohibidos. Ella tenía que quedarse callada aguantando todo tipo de insinuaciones bajas, o perdería el empleo.
Pero esa fue la gota que derramo el vaso...
– ¿te gustaría ir a mi casa? – le dijo un perro gordo y asqueroso, quien estaba tan cerca que pudo oler su aliento de cloacas, y le dio una palmada en el trasero haciendo que Amy se volteara furiosa. Le dio un rodillazo en la entrepierna haciendo que se retorciera de dolor y se llevara sus manos a sus partes nobles.
Todos voltearon a verla.
Estaba harta, no quería seguir siendo tratada como una ramera, porque no lo era. Su jefe, un gato gordo que atendía lo que parecía ser la cocina, la miro furioso.
– Amy ¡estás despedida!
– yah – tiro la bandeja que llevara en sus manos, haciendo que se estrellara con el piso y se quebraran estrepitosamente las dos botellas de cerveza que tenia en ella – tampoco es que quisiera seguir en este cochino lugar... see, nos vemos en el infierno– dijo quitándose el delantal mugriento, arrojándolo a la cara de aquel perro quien la miraba con odio, y saliendo de ese asqueroso sitio.
Pero esa no era una buena idea, si en el interior de "El molino rojo" era un terrible sitio, afuera era la mata de ratas y ladrones, en donde se criaban a los violadores, pero ella no por nada era la mujer de un pandillero, jefe de una pandilla.
Saco su celular, y marco el número de Silver. Mientras repicaba, una brisa llego a ella, azotando su cabello y haciendo que se encogiera aun más en su chaqueta de cuero negro.
– ¿que ocurre, nena? – fue lo primero que escucho a través de la línea, era normal que preguntara, ya que Amy nunca llamaba cuando estaba trabajando, eran apenas la una de la madrugada y el turno de Amy terminaba a las tres.
– ¿Sil, puedes venir a buscarme? – miro a su alrededor, toda una calle curtida llena de basura y gente desgraciada, prostitutas vendiéndose en las esquinas, vagabundos durmiendo entre los contenedores de basura, no era una agradable vista, todo eso le causaba escalofríos.
– Estoy cerrando un trato – dijo Silver con fastidio, Amy no dijo nada, ninguno dijo nada, fue un eterno minuto lleno de silencio en que el único sonido tenue fueron sus respiraciones a través de la línea – ya voy para allá – así era Silver, nunca la dejaría sola.
Simplemente tenia que esperar a que Silver llegara por ella y para distraerse un poco empezó a caminar de un lado a otro, no era paciente, la paciencia es una virtud, una que Amy Rose no posee... un crió le ofreció una pulsera, pero ella negó y se alejo caminando.
"Silver esta tardando mucho" pensó, y camino un poco más. Al minuto empezó a sentir que la venían siguiendo, pera al mirar atrás solo se encontraban las mismas personas, una prostituta, un vagabundo con sueño y un hombre que se caía de borracho.
Siguió caminando, la sensación se hizo presente pero al voltear de nuevo... nada.
"¡Silver apresurare!" volvió a voltear, pero esta vez, claramente pudo ver como tres hombres se le acercaban, trato de ignorarlo y pensar que era solo su imaginación, pero no lo era. Los hombres seguían ahí, aumentando el paso para alcanzarla. Cuando Amy decidió correr, ya era demasiado tarde, esos tres la habían alcanzado.
Pensó que era ladrones, pensó que eran violadores o asesinos, pero se equivoco.
– hola, Rose – dijo uno de ellos, con voz de ultratumba, pudo notar que se trataba de un halcón verde, pero no pudo saber como eran que sabia su nombre, sabia quien era ella – ¿como ha estado Roth? El jefe aun espera la paga.
– estamos trabajando en ello – respondió apresurada – tendremos el dinero muy pron... - pero fue silenciada por una cachetada, que le dejo una marca roja y ardiente sobre su mejilla.
– El jefe dice un mes – dijo el halcón, cabecilla de grupo. Amy noto que los otros se traban de un albatros y uno de ellos no era hombre, era una mujer, una golondrina violeta – ese es el tiempo limite. Si no tienen el dinero, se mueren.
– Por ahora esto es solo un aviso – dijo la chica, para que entre los tres le cayeran a golpes y patadas a Amy para que la chica no pudiera defenderse.
Silver encontró a Amy retorciéndose de dolor en una esquina, apresurado la llevo a casa y le atendió las heridas, para que ella le contara lo sucedido.
– tenemos un mes, Sil – comenzó – el jefe nos matara si no le pagamos su dinero.
– ¿que podemos hacer? – cuestiono, mirando a la esquina de ese pequeño y cochino cuarto en el que infligían de casa, mirando al periódico de tres días que estaba tirado en la esquina, con la foto de una chica gata y un erizo azul tomados de la mano, muy bien vestidos y con sonrisas falsas en sus rostros, en el encabezado de la noticia decía "Malcom y Speed, se unen las dos grandes empresas" eran personas muy importante para estar en primera plana de un periódico reconocido mundialmente – tengo una idea.
Amy lo miro perpleja, no sabia a que se debía el repentino cambio de humor de Silver.
– ¿a que te refieres? – pregunto.
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El vestido era verdaderamente estrambótico, la señora Malcom pensaba que era perfecto y modesto para su hija, pero ni Sonia ni Tarah pensaban lo mismo que ella. A Blaze le daba igual que vestido ponerse, bien podía presentarse con un vestido de luto y tener la misma cara de emoción que tenia ahora.
Sus amigas aun con el matrimonio en puerta, seguían mirando el vestido con cara de decepción.
Solo faltaban dos horas para el matrimonio en la catedral de la ciudad, y entre Tarah y Sonia arreglaban a Blaze, cuya madre estaba tan ocupada en los preparativos de la iglesia, banquete, música, medios de comunicación para que la boda fuera televisada en vivo, que no vería a Blaze hasta que ya fuera demasiado tarde y no pudiera hacer nada.
– Sigo pensando que el vestido tiene muchos lazos – dijo Sonia, a la vez que le pasaba unas tijeras a su compañera eriza, las dos sonrieron ante la imagen de un vestido demasiado cargado de adornos. Y empezaron a cortar aquello que le sobraba ante la mirada tediosa de Blaze.
Unos minutos después, habían mutilado el vestido, dejando solo seda fina y brillante como un vestido que delineara las curvas poco definidas de Blaze.
Por su lado, las dos erizas estaban vestidas con atuendos violetas de vestidos de seda modesto de falta hasta los tobillos, eran las damas de honor, y no podían quejarse, ese era la ropa que la madre de Blaze quería que usaran, incluso las había llamado rameras en una manera tan sutil que nadie se hubiera dado cuenta que le daban la cachetada.
Las erizas sonreían y miraban su trabajo ya listo en lo preciosa que había quedado su amiga, estaban satisfechas, aunque Blaze no se veía muy feliz.
– ¡la boda de Blaze Malcom y Sonic Speed será estupenda! – grito con jubilo la eriza castaña.
Las tres partieron rumbo a la catedral de Station Square, pero cuando llegaron, se dieron cuenta que el novio no se encontraba. Los medios azotaban a la familia, tanto los Speed como los Malcom, con miles de preguntas acerca de la boda cancelada, jamás en su vida Blaze se había sentido tan humillada.
Su madre la reprendió por el vestido, pero Sonia y Tarah tomaron toda la responsabilidad por ello. Cuando empezaban a pensar que la boda estaba cancelada, un auto deportivo rojo se estaciono en frente de la iglesia, haciendo que los medios avanzaran hacia él, en ese auto, venia el novio Sonic Speed preparado para la boda, siempre en estos casos la que llegaba tarde era la novia, pero a Blaze jamás le gusto la impuntualidad.
– ¿donde diablos estaban, Manic? – casi le grito a su esposo, poniendo las manos en las caderas. Él sonrió y se encogió de hombros.
– En la despedida de soltero.
– Despedida de soltero – repitió con fastidio – despedida de soltero... los caballeros no hacen eso.
– ¡no importa! – Se interpuso Sonia – lo importante es que Sonic llego.
La eriza castaña resoplo exasperada y asintió, miro a Manic quien la miraba con ojos de cordero degollado y le ofrecía el brazo, que acepto pues no haría un escandalo frente a los medios de comunicación y entraron a la ceremonia.
Blaze quería fingir que eso era un sueño, que era una mala pasada de su mente, que despertaría en cualquier momento, pero no, era real, estaba en una catedral al lado de cientos de persona que quería ver su boda, a demás de que lo transmitían en la televisión. Todo el mundo la veía en ese entonces.
Tomo la mano de Sonic al llegar a su lado, todo se veía tan frió, tan irreal, no sentía nada con su roce de manos, tantos años de conocer a los hermanos Speed, y ella nunca llego a pensar que se casaría con Sonic.
– Esta preciosa, señorita Blaze – la halago Sonic, su prometido y futuro esposo. Ella simplemente respondió con un gracias.
Miro la iglesia, decorada hermosamente y llena hasta su tope de personas que no conocía, de personas que no la entendían. Busco con la mirada a sus amigas, que se encontraban en el lugar designado a las damas de honor, Sonia lloraba de la emoción, mientras que Tarah evitaba sus ojos y miraba el suelo.
Como le gustaría que alguien de toda esa gente gritase a los cuatros vientos "¡me opongo!" como ocurría en muchas de sus novelas y libros, que algún milagro pasara para que esto no ocurriera, que la boda fuera suspendida, alguien que hablara por ella, ya que no seria capaz de mencionar esas palabras en voz alta. Hubiera preferido que Sonic nunca llegase.
Sin darse cuenta, se perdió la mayoría de las palabras del vicario, y una pregunta la sacó de sus cavilaciones.
– ¡señorita Malcom! – le replico – le repito la pregunta ¿acepta usted como esposo a Sonic Speed The Hedgehog?
Miro a Sonic, miro a sus damas, miro a su padre, a su madre, a los señores Speed, al hermano de Sonic y esposo despreocupado de Tarah, miro a toda esa gente que no le importaba, tomándose su tiempo, esta seria una dura decisión, un duro camino que debería tomar no quería equivocarse, pero ¿tenia alguna opción?... entonces las palabras surgieron de sus labios.
– acepto.
Bueno, :p ese fue el primer cap, espero y les haya gustado. XD metí a mi nuevo OC en el, pero eso no significa que sera protagonista, ni mas faltaba, solo sera una mínima participación.
n.n si sigo la historia, entonces haré lemmon :p (varios lemmon XD) pero como ya saben algunos, no soy de las que escriben lemmon muy seguido ni muy elaborados que digamos, eso depende de lo que quieran los lectores, si es lo que desean, hare el grado de intensidad de un lemmon según pidan ustedes
A: explicito.
B: beso-revolcon-y-ya-es-de-día.
Pero eso será para más adelante ;)
Como la historia es totalmente improvisada, veo lo que se me ocurre para continuar.
Att: Tarah Zeng.
