Caminaba en círculos por su cuarto una y otra vez, nerviosa, ansiosa. Sostenía el móvil entre sus manos y lo miraba cada dos segundos pero no había cambio, no tenía ningún mensaje, ninguna llamada. Estaba librando una batalla interna, ¿los contrincantes? Su dignidad vs las ganas de llamarlo y aunque sonará ridículamente cursi, su dignidad perdía por K.O
Miró una vez más la pantalla del móvil y no pudo evitar derramar un par de lágrimas. La frustración, la soledad, la tristeza la hundía cada vez más y aunque trataba de mantenerse a flote todo esfuerzo resultaba inútil. ¿Acaso ella no era importante? ¿Acaso todo lo que vivió a su lado fue una maldita mentira?
Se tumbó en su cama y tiró el móvil lejos de ella. Ya no había dudas, él estaba con aquella chica rubia, la que vio en esa foto, la que él negó mil veces. Aquella chica que se reía en su cara cada vez que la veía.
Miró con rabia la foto de ambos que adornaba su pared y apretó los puños con tanta fuerza que se pintaban de color amarillo a medida que incrementaba la presión en ellos. Las lágrimas corrían con voluntad propia por sus mejillas nublándole la visión y las ganas de querer despertar de esa "pesadilla" se agigantaban.
Escuchó un leve golpe en la puerta y con voz entrecortada pidió que la dejaran sola, acto seguido la puerta se abrió haciendo caso omiso a sus exigencias y dio paso a una bella castaña que le dedicaba una enorme y cálida sonrisa
¿Acaso no quieres ver a tu mejor amiga?- Preguntó sentándose a su lado
La muchacha asintió y se echó a llorar en sus brazos, mientras la hermosa castaña acariciaba su melena azabache y aguardaba a que se calmara en silencio.
¿Cómo sabias que te necesitaba?- Preguntó con los ojos rojos y con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas
Yo lo sé todo cariño- dijo burlona y secándole las lágrimas- Kag, ¿olvidaste que pasaría la noche aquí cierto?
La aludida la miró unos segundos confusa y luego se encogió de hombros.
El internado despistada- Dijo mirándola con reproche- Mañana debemos estar allá
El rostro de Kagome se descuadró, era verdad iría a un internado, hasta ahora se daba cuenta de las cosas, miro a su amiga y trato de sonreírle
Sango, lo había olvidado- dijo parándose de su cama
Eso ya lo sabía, ha puesto a que no has preparado ni una sola maleta
Kagome sonrió.
Eso es verdad, ¿me ayudarás?
Para que estamos las amigas, pero antes creo que tenemos una conversación ¿no es así?- preguntó mirándola con ternura
Kagome sintió una avalancha de emociones, las ganas de llorar se apoderaron de ella nuevamente, mordió su labio inferior y corrió a sentarse a su lado para empezar su extenso relato.
Después de media hora de insultos al susodicho, intentos desesperados y fallidos por tratar de llamarlo, de recordar los "momentos maravillosos" que vivió con él, de las peleas que tuvieron, del nombre de sus ahora inexistentes hijos, y todo lo relacionado a él Kagome se calmó.
Entonces… ¿Es definitivo?- Preguntó Sango, rogando que de verdad fuera así
Kagome la miró enfadada y luego soltó una carcajada
¡Si!
¡Qué bueno Kag!- dijo algo asustada por la bipolaridad de su amiga- Entonces te contaré lo que vi de camino para acá. ¿si?
El rostro de Kagome palideció y asintió.
Sango comenzó con su relato, contó detalle a detalle, como lo vio abrazando y besando a la rubia escuálida que no tenía gracia en la esquina del bar al que él siempre iba y… Se detuvo en seco cuando vio el rostro de su amiga.
¡Oh por dios! Kagome, ¿qué te sucede?- preguntó desesperada- Estas poniéndote morada, ¡respira maldita sea!- Sango la tomó de los hombros y la movió desesperada- ¡Kaede!Por dios Kaede! Ven a ayudarme Kagome se nos muere- grito a todo pulmón
No pasaron ni dos segundos para que Kaede entrara y se encontrara con la escena. Sango zarandeaba a una Kagome morada con todas sus fuerzas
Kagome deja en este momento de aguantar la respiración ¿me oíste? – Ordenó Kaede
Kagome la miró un par de segundos y botó el aire que había estado acumulado en sus mejillas. Kaede asintió y sonrió
Mis niñas la cena estará en quince minutos ¿de acuerdo? No me hagan subir por ustedes – dijo saliendo de la habitación
Kagome asintió y luego miró a Sango quien aún seguía pálida y tiesa. Kagome no pudo evitar estallar en carcajadas al ver a su amiga en ese estado
Hey Sango ¿estás bien? – Preguntó entre risas
Sango la fulminó con la mirada y se sentó en la cama
¡Tarada! Me he asustado, pensé que te morías- Dijo a punto de llorar- No puedo creer que aún hagas eso, anda a ver al psiquiatra. ¡Loca!- dijo arrojándole una almohada
Kagome rio y la abrazó.
Lo lamento es algo que aún no controlo del todo- Se disculpo
Sango asintió.
Ahora lo recordaba, Kagome comenzó con esos episodios desde que tenía seis años, según le explico Kaede todo fue a raíz de la muerte de su madre. Kagome no lo había podido asimilar del todo bien y ese fue su mecanismo de defensa, actuaba así cada que la noticia era demasiado dolorosa para ella, era su refugio.
¿ En qué piensas Sango?- preguntó
En que mi mejor amiga es una loca- dijo divertida
Kagome rolo los ojos y su expresión cambio a tristeza
¿Qué sucede Kag? Sabes que solo bromeo
Kagome sonrió.
Dime que pasa.
Es por él.- Dijo sin mirarla
¿Bankotsu?
Kagome asintió.
Ay. Sabes que ese idiota no es para ti Kagome- dijo fastidiada
Sango lo amo- dijo con voz entrecortada y bajando la cabeza
Sango suspiró
Kagome tú no lo amas y eso tu y yo lo sabemos- Respondió alzándole la cabeza
Eso no es verdad Sango, si no lo amara no sufriría tanto- Sollozo.
Tú no sufres porque estas perdidamente enamorada, tú sufres porque ahora vas a tener que estar sola de nuevo cariño y a ti te aterra estar sola.
Kagome la fulminó con sus hermosos ojos chocolates
¡Sango!- Recriminó
Soy tu mejor amiga y te digo las cosas tal cual, y sabes que es verdad. Kagome él es un patán y quizás te ilusionaste un poco por todo lo que sucedió entre ustedes, pero se sincera conmigo ¿De verdad estas enamorada?
No lo sé.
Vez, esa es la prueba de que no estas enamorada cariño- Dijo acariciando su mejilla
¿Qué prueba Sango?- Se defendió fastidiada
Si en verdad hubieras estado enamorada habrías dicho que sí, no hubieras dudado, a pesar de todas las cosas que ese idiota te hizo. Kagome el amor no se va de la noche a la mañana ¿entiendes?
Kagome sollozó
Escúchame lo de ustedes no era una relación, él te buscaba cuando se le daba la gana, te presentaba como una amiga cuando quería y de novia casi nunca, además Kagome la que desvivía por "eso" que tenían eras tú, a él no le importaba y solo hacia algo cuando veía que te perdía.
Kagome la miro por unos segundos y sonrió. Sango tenía razón
Todo eso es verdad- Dijo mirándola tranquilamente
Lo sé.
No quiero más de eso- Sonrió
Ni yo, consolarte cada vez se hace más difícil- Dijo riendo
Ambas rieron.
Sango.
Dime
Si me aterra estar sola, desde que mi mamá murió he estado sola y tan solo la idea de soledad me aterra-Confesó
Tú no estás sola me tienes a mí a Kaede a tu papá y hasta esa madrastra nueva- Dijo burlona
Mi madrastra. – Suspiró e hizo una cara rara
Vamos Kag, el tiempo lo cura todo. Ya veras, conoceremos a los chicos de nuestros sueños, altos, guapos, sexys y ¡fieles! – Dijo alzando los puños
Kagome rio. Sango era su mejor amiga, su hermana, desde que tenía memoria. Cuando su padre le dijo que iría al internado a terminar sus estudios se sintió devastada y Sango sabiendo la noticia le rogó a su padre para que ella también pueda ir. Ese acto fue el más bello que alguien había hecho por ella y no tenía como agradecérselo.
¿Tú como llevas lo de Renkotsu?
Sango la miró raro y abrió sus ojos lo más que pudo.
Los errores monumentales ¡no se recuerdan!- Dijo guiñándole el ojo izquierdo
"Renkotsu te amo"- Imito Kagome con voz algo más aguda tratando de parecerse a Sango
¡Kagome!- Soltó un gritito
Ambas rieron a carcajadas.
Vamos te ayudo a hacer las maletas y luego bajamos a cenar, Kaede nos hará pedacitos si no bajamos- Dijo fingiendo miedo
Eso es verdad, hacemos las maletas y bajamos- Dijo sonriendo
Kagome, ¿te conté lo último de lo último? - Pregunto mientras sacaba ropa del armario
Si es sobre Bankotsu, si lo hiciste- Dijo mientras arrastraba la maleta
No, tonta, no ese muchacho ya no se llama Bankotsu
¿Ah, no?
No ¡ahora es el innombrable!- Dijo riendo
Estas loca, a ver pásame ese vestido azul- Pidió divertida
Ten, pero no era eso Kagome es sobre Kaede- Dijo mientras le pasaba otro vestido
¿Kaede?
¡Si! Esta de novia con Myoga!- Grito Sango
Los ojos de Kagome se abrieron como platos.
¡Estas mintiéndome!
¡Claro que no tonta! Myoga me lo dijo. ¡Mi mayordomo y tu ama de llaves están juntos!
Kagome rio. Para ella Kaede era como su madre y para Sango Myoga era su segundo padre
Ahora somos más hermanas que nunca- Aplaudió Sango
Ambas rieron, la cena seria divertidísima, harían sonrojar a Kaede hasta que les confesara que estaba de novia de Myoga.
Le dolía el cuerpo, después de la última rutina de ejercicios parecía que un tractor hubiera pasado por encima de él. Se tiró a su cama con la toalla envuelta en su cintura y se quedó mirando el techo.
Sonreía, los recuerdos del desenfrenado verano rondaban por su mente, lo había pasado en grande. Fiestas, alcohol, mujeres, gimnasio, más mujeres, convertibles, partidos de fútbol, playa. ¿Qué más podía pedir? Que las clases en ese maldito internado se retrasaran un poco más, detestaba ese lugar con todas sus fuerzas, era tan monótono, ¿porque no podía hacer como la mayoría de gente rica? ¡Clases en casa! Cuando se lo propuso a su padre el estallo en carcajadas y luego le ordeno ir al maldito internado una semana antes, no se volvería a arriesgar.
Lo único bueno de esa cárcel era que pasaba tiempo con su primo Miroku, su compañero de fiestas, resacas, gimnasio y cualquier otra idiotez que se les pudiera ocurrir, ¿lo malo? Obviando la poca libertad, las escasas salidas, levantarse temprano, las clases, los profesores, las malditas tareas, el prefecto y tantas otras cosas Seshomaru, su hermano mayor, había hecho su traslado para el mismo sitio porque su padre se lo pidió. Bufó y maldijo por lo bajo.
Yasha, ¿Qué haces recostado?- Pregunto un guapo moreno entrando a su habitación
Miroku te he dicho que toques antes de entrar- Bufó ¿Qué tal si estaba con alguien?
Miroku sonrió.
Pegue el oído a la puerta antes de entrar- Dijo triunfador
Inuyasha rio
¿Qué pasa Miroku?
Hoy es nuestro último día libre, ¿Por qué no lo disfrutamos como se debe?
Porque casi son las diez de la noche y cuando mi madre está aquí le disgusta que salga, ya sabes lo sobreprotectora que es- Dijo en un suspiro
Es verdad mi querida tía Izayoi es una mujer muy protectora- Dijo pensativo
Igual que tu madre Miroku- Dijo divertido
Miroku hizo una mueca y asintió
Mi madre, ahora debe estar en Paris o algún sitio parecido- Dijo pensativo
Ya vez, esta vez no podremos salir
¿Pero quien dijo salir? – Dijo muy sonriente Miroku captando toda la atención de su primo
Te escucho.
En el cuarto de invitados nos esperan dos bellezas. ¿Vamos?
Inuyasha sonrió.
Vamos.
No puedo creer lo fácil que es sonrojar a Kaede- exclamó divertida Sango
Kagome sonrió.
Yo no puedo creer que sean las casi las dos de la mañana y aún nos falte empacar- dijo fingiendo llorar
Eso es porque quieres llevar todo- Dijo sacándole la lengua
No sé cómo pudiste empacar todo en un día- Dijo agotada
Me tomo dos días- Confesó divertida
Kagome y Sango se rieron a carcajadas y se apresuraron para poder terminar de empacar.
¿Que suena?- Preguntó Sango malhumorada- ¡Son las tres y media de la mañana necesito dormir! ¡Kagome despierta!- Movió a su amiga hasta que ella abrió sus ojos
Sango quiero dormir- Pidió
Algo suena Kagome- Siguió moviéndola
Es mi celular Sango, es solo un mensaje seguro de la compañía, ya duérmete- Pidió
¿Dónde está?
Lo lancé por algún lugar del cuarto.
Sango se puso de pie y comenzó a buscar y encendió todas las luces posibles hasta que… ¡bingo!
¿Cuál es tu contraseña?
Nuestros cumpleaños- Balbuceó Kagome cubriéndose el rostro con la almohada.
Sango digitó los números, apagó las luces y se metió a la cama.
No es un mensaje de la compañía
¿Es de mi padre?- Pregunto sentándose y algo asustada
No.
¿Entonces?
Es de Bankotsu.
Kagome froto sus ojos sin creerlo.
¿Qué dice?
"Amor perdona no haberte llamado ni mandado un mensaje, la verdad es que he estado pensando todo el día en ti y acabo de desocuparme. Te amo Kag. Siempre tuyo... Bankotsu "- Sango lo leyó poniendo la voz más varonil que pudo
Ambas se miraron y estallaron en risa
Idiota.- Dijeron al unísono para luego volver a dormir
¡Inuyasha despierta!- Pidió Miroku golpeándolo en el rostro
¡Pero qué demonios! ¡¿Qué quieres!?
Ya son las seis de la mañana, ¡vuelve a tu cuarto! Si tu madre no te encuentra sospechara
¡Demonios! ¿Y qué vamos a hacer con ella?- Preguntó mientras observaba a la pelirroja que tenía al lado
Totosai se encargará, ¡levántate!
Inuyasha maldijo y se dispuso a pararse cuando la mujer lo tomó de la muñeca
¿Nos volveremos a ver?- Pregunto dulcemente
Inuyasha sonrió y tomo la sabana para cubrirse. Se inclinó y beso su mejilla para luego salir de la habitación seguido por Miroku, mientras el viejo Totosai ingresaba en ella para indicarle a la joven que afuera había un auto esperándola y que se vistiera lo más pronto posible.
Cierra la puerta- exigió Inuyasha
Miroku dio vuelta y lo hizo.
¿Dónde está la otra muchacha?
Se fue hace media hora
Inuyasha sonrió.
Voy para mi cuarto, mi tía inspeccionara en cuanto despierte.
Está bien, nos vemos para el desayuno.
Miroku hizo una reverencia y salió riendo del cuarto.
Inuyasha se quedó ahí, parado, pensando en la pelirroja, no recordaba su nombre, pero se sintió culpable por cómo había salido del lugar, por haberla ilusionado. Fue hasta su armario y se colocó un bóxer, se metió a la cama y se quedó viendo el techo, esperando a su madre.
¡Kagome despierta son las seis treinta de la mañana, estamos tarde!
Kagome abrió los ojos y bostezó.
Buenos días- Dijo sarcástica- ¿Quién se duchará primero?
Sango sonrió maliciosa y salió de la cama corriendo en dirección al baño.
Lo suponía. – Dijo dándose la vuelta para dormir un poco más
Kaede entró a la habitación y la regaño.
¿Kagome que haces aun en la cama?
Sango está en la ducha
Mentira, ya salí.- dijo saliendo del cuarto de baño- Te toca.
Kagome refunfuño y fue al baño.
El desayuno transcurrió con tranquilidad, con algunas miradas de reproche de Totosai hacia los muchachos pero nada fuera de serie. Inuyasha sabía que su madre estaba un poco delicada de salud así que se hacía todo por complacerla, por ella reduciría sus salidas nocturnas inclusive las eliminaría si eso le daba tranquilidad, para ella él era un pequeño bebe.
Izayoi estaba en la puerta de la mansión despidiendo sus "tres pequeños". El primero fue Miroku, con esa sonrisa pícara y de satisfacción. Amaba a su tía prácticamente ella era su madre ya que su verdadera madre se la pasaba viajando con su padre desde que él era pequeño y ella junto a su tío lo habían criado. Izayoi beso sus mejillas y le dio un fuerte abrazo, le pidió que se comportara bien, que sea un joven dulce y atento, que la hiciera sentirse más orgullosa de lo que ya estaba. Miroku se emocionó con esas palabras al borde las lágrimas y se metió al auto después de darle un beso a su tía.
El segundo fue Seshomaru, no era su hijo biológico, cuando Seshomaru vino a este mundo Inu No Taisho se encontraba a su lado, ambos estaban muy enamorados y le dieron la bienvenida a Seshomaru pues su madre murió en el parto. Desde que el pequeño Seshomaru tuvo conciencia se le hablo con la verdad, era un niño algo frio, distante, pero siempre tuvo el amor de Izayoi, su madre, y él la amaba con fervor, se lo demostraba cada vez que su frialdad se lo permitía. Izayoi besos sus mejillas y se fundieron en un abrazo, no había nada que decir, ambos lo sabían todo.
El último fue Inuyasha, su pequeño Inuyasha ya todo un hombre, sabia de sus salidas nocturnas, de su manera de divertirse y también sabia lo mucho que él la amaba. Lo miro a los ojos y beso su frente, le pidió que sea un buen chico, mejor de lo que ya era, lo abrazo y le dijo que estaba orgullosa de tenerlo como hijo.
Inuyasha sonrió y beso a su madre para luego subir al auto que los llevaría al internado dejando a una emocionada Izayoi
Kaede las miraba con lágrimas en los ojos y les dio un fuerte abrazo, ella era la única que las despediría, sus padres como siempre estaban demasiado ocupados.
Kagome contuvo las lágrimas y abrió la puerta para ir hacia el auto y se encontró con él cara a cara. Palideció, se quedó inmóvil y le sostuvo la mirada con algo de dificultad.
Ahí estaba parado frente a ella, confundido por verla con una pequeña maleta y vestida de uniforme, le dedico una sonrisa y trato de tomar su mano, lo cual ella esquivo.
¿Qué sucede Kagome? ¿A dónde vas?- Preguntó notoriamente confundido pero sin perder la sonrisa
Kagome lo miró unos segundos y luego relajó su postura
Al internado, es hoy ¿no lo recuerdas? Te lo dije mil veces
Roló los ojos y sonrió
Lo lamento tanto, lo había olvidado amor- Trato de disculparse
Kagome sonrió
Bankotsu sonrió
Ahórrate las disculpas "amor" es obvio que se te olvidara después de tu gran actividad física con la rubia sin cerebro ayer. No somos nada así que hazme, y hazte el favor de irte, no necesito historias ni excusas ni nada que venga de ti- dijo pasando por su lado para ir al auto
Espera Kagome yo tuve que buscarlo en alguien más porque tu no me lo quisiste dar- dijo tomándola de la muñeca
Kagome abrió los ojos y lo miró sorprendida
Suéltame Bankotsu
Yo te amo
Anda a amar a tu abuelita idiota- dijo empujándolo- Yo no te amo y me alegro tanto de no haberte dado lo que tanto querías anda y búscalo con quien te dé la gana, que te vaya bonito.- Dijo sonriéndole para luego entrar al auto.
Sango y Kaede miraban la escena sorprendidas. Kaede le dio un ligero empujón a Sango y ella corrió hacia el auto, miro a Bankotsu de reojo y sonrió mientras entraba al auto y este arrancaba.
¿Cómo te sientes?- Pregunto temerosa de la respuesta
Más viva que nunca- Contesto con una gran sonrisa.
¿Desde cuándo hay tanto tráfico? – Preguntó muy molesta Sango mientras caminaban por el internado a paso veloz pues ya estaban tarde
Desde que se inventaron los autos- contestó picara Kagome
Sango rolo los ojos y rio.
Sango. ¿ Que traes en la maletita azul?- preguntó viendo a su amiga con la maleta pequeña en mano
Lo mismo que tú
¿Las cremas y esas cosas?
Sango la miro extrañada y giró la cabeza perdiendo de vista el camino
Ay Kagome. Enserio cargas eso en tu male…
Sango no pudo continuar de completar su frase pues chocó contra alguien y el impacto fue tan fuerte que cayó al suelo y la pequeña maleta fue a dar por los aires desparramando su contenido por todo el lugar.
¡Mis calzones!- Sango dio un grito ahogado y miro con rabia al culpable quien también estaba en el piso y la miraba dulcemente
Kagome se acercó lo más rápido que pudo a Sango y la ayudó a ponerse en pie mientras aguantaba las ganas de reír estrepitosamente al ver los calzones de Sango regados por todos lados.
Sango estaba furiosa, parecía alma que llevaba el diablo y fue a encarar al idiota responsable de todo ese bochornoso accidente quien aún seguía en el piso siendo ayudado por otro sujeto.
¿¡Pero es que no te fijas por donde caminas!?- Pregunto muy exaltada- ¡Por tu culpa!- No pudo continuar pues sabía que si decía una palabra más lloraría
El muchacho le dedico una dulce sonrisa.
Discúlpeme señorita no la vi, fue mi error, no la vi, le pido que me perdone, yo le ayudaré a recuperar todas…- miro alrededor y sonrió- sus prendas íntimas- dijo tomando una del suelo y entregándosela
Sango se sonrojo.
¡Idiota! – Le arrebato la prenda de sus manos, giro a ver a Kagome que inflaba las mejillas para no estallar en carcajadas cosa que el acompañante del " culpable" no hizo pues se rio estrepitosamente
Sango se dio la vuelta dispuesta a darle una sonora bofetada pero el joven con el que tropezó tomo su mano y la obligó a mirarlo para dedicarle una sonrisa
Este idiota se llama Miroku- Dijo amablemente causando un sonrojo por parte de ella- ¿Y tu nombre es?
Sango- Dijo casi sin aliento
Hermoso nombre
Sango se soltó del agarre y giro para ver a Kagome que estaba con los ojos cerrados y las mejillas infladas y completamente rojas.
Puedes reírte pero luego me ayudaras a recuperarlas todas- Dijo resignada
Kagome abrió sus ojos y estallo en carcajadas acompañada por su amiga
Miroku sonrió a ver la escena y se dio la vuelta para ver a Inuyasha que estaba de espaldas, se había volteado para reírse con más libertad
Yasha- Dijo haciéndolo girar
Inuyasha lo vio aun riendo
Ayúdame a recuperar todas las prendas
Inuyasha abrió los ojos sorprendido tratando de calmarse y después de varios segundos lo consiguió.
Pero ya estamos tarde
¿Por el regalo de ayer?
Inuyasha bufó y empezó a recoger algunas prendas ante la mirada divertida de los demás estudiantes.
Kagome ya había parado de reír y estaba recogiendo la ropa interior de Sango, hasta que diviso la de color rojo, la que según Sango era para noches "especiales". Caminó a paso acelerado y se agachó para tomarla, pero no era la única, alguien más la había tomado también, alzó la vista y se encontró con unos ojos casi dorados, hermosos, profundos, encantadores, que la miraron fijamente. Pudo sentir como los colores se subieron a su rostro y soltó la prenda, se irguió rápidamente y volvió a chocar con esos ojos dorados, pero ya no solo chocaron sus miradas, sus cuerpos estaban a milímetros, podía sentir como el perfume del muchacho se impregnaba en su ropa. Él la miraba divertido esos ojos chocolates eran hermosos, le dedicó una sonrisa y esto hizo que se sonrojara aún más lo que le pareció divertido.
Creo que esto es de tu amiga- Dijo entregándole lo que había ido a buscar
Kagome sonrió. Dios su voz era tan sexy, tan varonil, tan perfecta.
Gracias- Cogió la prenda
Me llamo Inuyasha, Inuyasha Taisho- Se presentó sonriendo de manera jodidamente seductora- ¿Eres nueva aquí verdad?
Kagome asintió.
Sí, soy nueva. Mi nombre es Kagome Higurashi. ¿Cómo lo sabias?
Inuyasha sonrió. Mientras que Kagome pedía mentalmente que dejara de hacerlo pues sentía que se derretía cuando lo hacía.
Fácil, un rostro como el tuyo jamás se olvida- dijo sin más
Kagome sintió las piernas flaquearle y le dedico una tímida sonrisa a lo que él contesto con una espectacular y sexy sonrisa. Por algunos instantes se perdió en esa atmosfera de felicidad mientras que alguien desde la entrada del internado los fulminaba con la mirada y caminaba presurosa a terminar con su cuento de hadas.
