Konnichi wa!!! Primero que nada, ¡¡¡Feliz año Nuevo a todos!!! n.n
Bueno, de repente me acordé que era el cumpleaños de Yoruichi Shihôin (sí, en realidad SÍ cumple años el primero de Enero, no es inventado ni nada), así que ¡voilá! XD Bueno.. fue pensado rápido, y como otras obras mías me basé en una imagen... bueno, la idea original vino de una imagen XD
Y sí, sé que no he publicado nada de mis series, pero es que estoy ocupado con mis mangas u.u' Y como ya les dijo Yoru-chan en mi perfil, no seguiré con nada... gomen nasai... u.u
Bueno, espero que les guste...
Desclamador, digo, Disclaimer: Bleach ni los personajes aquí nombrados son míos, son de Tite (se pronuncia "Tait") Kubo-sensei.
Los primeros haces de luz solar se colaron por entre las cortinas e hicieron que la joven mujer arrugara sus ojos. Tardó un buen rato en acostumbrarse a la brillante luz matutina y en abrir sus ojos negros por completo. Después de eso, aspiró bastante aire, como si estuviera a punto de zambullirse a un profundo lago. Comenzó a moverse muy lentamente para salir del futón donde había dormido, cosa muy irónica siendo ella, la capitana del Segundo Escuadrón del Gotei 13, Comandante Suprema del Cuerpo Secreto y Comandante de los Ejecutores, Soifon, una de los shinigami más rápidos de la Sociedad de Almas. La más rápida… era la otra persona, que todavía dormía en el futón. La Diosa del Shunpo.
Una hermosa mujer morena de cabello purpúreo, quien soltaba de vez en vez sonidos parecidos a ronroneos felinos mientras dormitaba, aún cansada de… de… bueno. Soifon se sonrojó. La mayoría de las veces (ejem… todas) que Soifon y Yoruichi pasaban la noche… "jugando", era la primera quien se quedaba dormida hasta tarde, mientras que la ex-capitana se levantaba a primera hora, sin darle oportunidad a la peliazul de despedirse. Aunque todas esas veces Soifon despertaba con un sabor característico en sus labios… el sabor a Yoruichi.
Cuando al fin Soifon cumplió su cometido, es decir, salir de la cama sin despertar a Yoruichi-sama, tomó una bata que se encontraba doblada cerca de la cama, se dirigió de puntillas a la puerta, la deslizó lo más sigilosamente posible y salió de la habitación, no sin antes dirigir una mirada y una sonrisa a la mujer que permanecía dentro.
"Hoy es un día especial" pensó. Oh, sí también se acordaba de eso, en el mundo humano, según había escuchado, era el final de lo que llamaban "calendario civil", en otras palabras, ese día era el primero de un nuevo año. Un año lleno de esperanza, felicidad por venir… y todas esas patrañas que dicen siempre. Pero eso le valía un comino a la capitana. Porque este día era uno de los más importantes para ella por otro motivo. Se detuvo frente a la puerta de su destino y puso una mano en uno de sus bordes.
- Hoy es el cumpleaños de Yoruichi-samaa~ - susurró, mientras se llevaba la otra mano a la boca y se apretaba los labios, al tiempo que una franja rojiza aparecía a lo largo de su rostro y sus ojos resplandecían con un brillo inocente y tierno, nada propio de la dura capitana del Segundo Escuadrón.
De repente la puerta se abrió un tipo enorme apareció frente a Soifon, retomando ésta su característica compostura seria al instante. El hombre, vestido con una gigantesca bata aparentemente muy cara, llevaba bastantes bolsas de frituras y comida chatarra entre sus brazos mientras que comía de tres bolsas diferentes al mismo tiempo.
- ¡¡Oh!! ¡¡S-S-Soifon-taichô!!
- ¿Asaltando la cocina tan pronto, Ômaeda? – dijo la capitana, con un toque tétrico en sus palabras.
- Eh… N-no, yo..
- ¡Lárgate! – le espetó. El teniente rodeó rápidamente a su capitana y salió a toda velocidad por el pasillo en la dirección contraria en que había llegado Soifon, dejando restos de su "desayuno" por el suelo. Soifon suspiró. Esperaba que Yoruichi-sama no hubiera sido despertada por su grito.
- Maldito pedazo de teniente – dijo entre dientes. Entró a la cocina entonces. Como era clásico ya, después de un ataque-Ômaeda-a-la-cocina, ésta estaba hecha un desastre. Parecía que el shinigami guardaba frituras en todas las alacenas posibles y las sacaba de allí con fiereza… y/o hambre. Soifon suspiró otra vez.
No era muy hábil en la cocina.
Había intentado (en secreto) hacer que algún miembro de la Asociación de Mujeres Shinigami le… ayudara a aprender a cocinar. Rangiku del Décimo Escuadrón se apuntó de inmediato, pero ésta fue presumiendo de ello a su capitán. "No lo intentes Soifon-taichô… no con ella" le había comentado Hitsugaya con cara de enfermo. Y Soifon decidió no arriesgarse.
Al final, Isane Kotetsu, teniente del Cuarto Escuadrón, había accedido a ayudarla, aunque dicen que pasó malas noches después de ello. Algo relacionado con pesadillas sobre pasta de pescado…
En realidad… Soifon no sabía qué regalarle a su antigua maestra. Siendo de familia noble, Yoruichi Shihôin lo había tenido todo. Así que no había mucho que pudiera hacer…
"¡No sabía que cocinaras tan bien, Soifon!" le había dicho una vez… pero era una simple sopa, así que no era mucho halago en realidad. Entonces Soifon había pensado… en cocinarle algo. Algo delicioso. Pero iba a ser un desastre la cocina, eso sí. Más que los asaltos de Marechiyo Ômaeda a las alacenas. Buscó por entre las alacenas hasta que encontró un viejo pero lindo delantal blanco con encajes rosas y uno que otro detalle en negro. "¿Quién demonios habrá metido esto aquí"
- Bien – dijo amarrándose el delantal y dando una palmada – Manos a la obra.
Abrió la puerta con el pie. Sacó la cabeza y miró de lado a lado, esperando ver a algún shinigami que pasara por allí de casualidad. Los pasillos estaban en silencio.
- Perfecto – susurró Soifon y salió de la cocina caminando con cuidado, pero a toda prisa. Un cóctel de frutas bañadas en crema y caramelo, hot cakes con cajeta y miel de maple y un espumoso chocolate caliente con canela reposaban en la charola rosa que la capitana llevaba en sus manos. Por qué había una charola rosa en la cocina del Segundo Esucadrón, ni siquiera Soifon lo sabía. Eran recetas del mundo humano que Isane Kotetsu le había enseñado. Y sí, era una comida rara en la Sociedad de Almas, pero según la teniente eran comidas dulces conocidas como postres. Y si, como Soifon sabía, había algo que Yoruichi Shihôin gustaba más devorar… comer, son los dulces.
- Esto va bien… - susurró una vez más para sí. No sabía si había tardado media hora, o una o tres horas en hacer todo eso, y rogaba que Yoruichi-sama estuviera dormida o al menos aún en su habitación. Había pasado varios días haciendo lo que ella llamaba "Entrenamiento de desvelo", que consistía en averiguar cuán poco podía dormir cuando estaba bastante cansada. Tenía que despertarse muy temprano ese día, pero era difícil. Podía aguantar días peleando contra enemigos poderosos, pero una noche con Yoruichi Shihôin… era demasiado para Soifon.
Primero comenzaba con sus juegos. Dulces e inocentes juegos, pequeñas y amorosas caricias. Lo siguiente que Soifon veía sólo el rostro de Yoruichi, mientras sentía todo el peso de su bello cuerpo sobre el suyo. Las ropas volaban, a veces suave y lujuriosamente, a veces de una forma violenta, para disfrute de la morena. Después era el banquete. Yoruichi degustaba todo el cuerpo de Soifon. Su lengua, su boca, sus manos, eran en esos momentos los dueños de la totalidad de la existencia de la capitana. La cordura de Soifon se perdía en la nada cuando la piel de Yoruichi rozaba la suya, cuando su lengua se introducía en su boca y devoraba la suya. Y eso hacía en verdad. Yoruichi devoraba a Soifon, como si fuera una felina hambrienta, que no hubiera comido en semanas, a veces con delicadeza, a veces con fuerza, a veces con suavidad, a veces con prisas.
Pero lo hacía. Yoruichi se comía entera a Soifon. Una y otra y otra y otra vez. Y Soifon no podía hacer nada para evitarlo… No quería hacer nada para evitarlo. Por más que de su boca salieran las palabras "¡Pare, Yoruichi-sama!", Soifon sabía que ella no iba a parar. Sabía que todavía faltaba mucho después de eso…
Porque Yoruichi era insaciable. Le gustaba variar la forma de comer a su presa. Pero siempre terminaba cayendo. Soifon caía víctima del cansancio, pero aún así disfrutaba de las caricias continuas de la morena. "Vamos, una vez más" ronroneaba ella. "No, Yoruichi-sama… No puedo más…" pero siempre podía una vez más. Y si podía una vez, podía otra y otra. Hasta que amanecía. Por eso le era tan difícil a Soifon despertarse temprano si era un día de esos. Pero le gustaba. Le gustaba sentirse rodeada por los brazos se su amada maestra. De SU amada Yoruichi-sama. Le gustaba el tacto de su piel, el sabor de sus labios, la fuerza y delicadeza de sus manos y lengua. Le gustaba todo de ella.
Al fin llegó. Se detuvo frente a la puerta de su habitación y aspiró con fuerza nuevamente. Extendió el pie y, con una gran sonrisa, atípica de ella, y con una voz alegre y dulce igual de rara en la capitana, deslizó la puerta con el pie.
- ¡¡Feliz cumpleaños, Yoruichi-sa…!!
Vacío. No había nadie en la habitación.
- …ma… - susurró Soifon con tristeza en su voz. Caminó hasta el centro de la habitación, dejó la charola con la comida en el suelo y aspiró con fuerza una tercera vez.
El olor a Yoruichi-sama se imponía en aquella estancia. Se recostó de nuevo en el futón, pero esta vez en el lado en el que había dormido Yoruichi. Asió la tela y la olió. Podía sentir su esencia allí. La esencia de su ama, de su dueña, mezclada con la suya. En ese lugar era en el que tantas veces las dos se habían convertido en una sola. Olió otra vez. Se levantó y se sentó.
De repente, un par de brazos rodearon su cuello y cayeron sobre su pecho, mientras un rostro aparecía al lado del de Soifon.
- ¡Buenos días, Soi-chan! – dijo Yoruichi, mientras una sensación de calidez recorría el cuerpo de la peliazul, a la vez que sus ojos se abrían de par en par y sus labios expresaban una gran sonrisa. No podía. La felicidad era incontrolable en esos momentos.
- ¡¡Yo-Yoruichi-sa…!! – comenzó, volviendo su rostro hacia ella, pero la morena la interrumpió con un beso. Un beso que se alargó bastante. Yoruichi pasó por un lado de Soifon y la recostó en el futón. Un instante después, Yoruichi despegó sus labios de los de Soifon.
- ¡¡Ooh~!! ¿Y esto? – dijo, mirando con los ojos abiertos de par en par la charola.
- Oh, eso… eso… lo hice para usted, Yoruichi-sama.
- ¿En serio? – miró de nuevo a Soifon, con ojos algo incrédulos. - ¿Y por qué?
- ¿Eh? Bueno… - miró levemente hacia un lado, pero luego volvió a dirigir su mirada a los orbes ámbar de su maestra – Es… por su cumpleaños, Yoruichi-sama.
Levantó una ceja. Luego las dos.
- ¡Oi! ¡Es cierto! ¡Hoy es mi cumpleaños!
- ¿Eeh…? No… ¿¿no se acordaba?? – dijo asombrada Soifon. Yoruichi se encogió de hombros.
- Nah, no le doy importancia a este tipo de fechas… Por cierto… ¡mírate!
Yoruichi se levantó de encima de su amante, permitiendo que esta se sentara de nuevo. Hasta este momento, Soifon se dio cuenta que su ex-capitana portaba su haori de capitana como una especie de bata. "Le queda bien" pensó.
Y hasta este momento, Soifon se dio cuenta de su propio atuendo. Todavía llevaba el delantal blanco, pero no sólo eso. Su cara y manos estaban cubiertas de harina, chocolate y azúcar, y tenía algo que parecían trocitos de manzana, nuez y trazas de crema en el cabello.
- ¡¡Ooh!! – Soifon se sonrojó totalmente. ¿Cómo había podido mancharse tan infantilmente? Y peor aún ¿Cómo había podido presentarse así ante Yoruichi-sama? ¡Era una completa deshonra! - ¡¡Lo-lo lamento, Yoruichi-sama!! ¡¡M-Me iré a lavar inmediatamente!!
- ¡¡Espera!! –dijo la morena, sosteniendo por la muñeca a Soifon mientras ésta intentaba levantarse. – Hiciste este desayuno para mí… - soltó un suave y excitante ronroneo – De verdad me conoces, Soifon.
- Bueno… yo… haría lo que fuera por Yoruichi-sama. Este… este humilde desayuno es poco… - señaló con algo de timidez la charola.
- ¿Eh? ¿Quién está hablando de esa comida?
- ¿¿Q-Qué?? – Yoruichi comenzó a recostar suavemente otra vez a Soifon. - ¿A… a… a qué se refiere… Yoruichi-sama?
- Sólo… mírate… Estás toda… - relamió sus labios – suculenta… - lamió el cuello de Soifon – mmm… tan dulce y deliciosa… -la besó, acariciando la lengua de Soifon con la suya - Espero que no tengas nada que hacer en todo el día, capitana del Segundo Escuadrón… - miró a la peliazul con esos ojos tan lujuriosos de siempre, esos ojos ambarinos que la volvían loca - porque voy a disfrutar mi regalo durante todo mi cumpleaños…
Bueno...
:3
Qué tal?? Dejen reviews!! El próximo fic que escribiré (continuación, quizá...) será para el 11 de Febrero... por qué? Pues sí! el cumpleaños de Soifon!! n/////n
Los espero... espero. u.u'
Ah, y les digo otra vez, no volveré a publicar nada... Ni que se perdieran de mucho u.u'
Sayo!!!
