Autora: La mera verdad pensaba en esto más como un rol que un fanfic, pero como nadie se dispuso a ser Escocia *Va con el ón y se pone a llorar* he decidido escribirlo. Esto fue mi manía, todos los días algo me decía "Escríbelo, ¿Qué esperas miertera?" Y ya ven termine por escribir esto. Considero este primer capitulo como una pequeña introducción, por lo cual no es tan largo como creo que serán los demás.

Disclaimer: Los personajes son creación de Hidekaz Himaruya, todos los derechos a él y su staff.

Advetencias: Lenguaje majadero (No es tan grotesco todavía pero le aseguro que lo será)

Capitulo 1: …"Esto comienza con un fin"…

Con un cigarrillo en la boca y los brazos cruzados, se encontraba un pelirrojo golpeando frenéticamente el piso con un pie en señal de desesperación. Ese imbécil de Inglaterra, le había dejado furioso otra vez. ¿Cuántas veces habían peleando en el mes? Ya ni lo sabía, luego de diez perdió la cuenta, pero era inevitable ¿Acaso quería que se quedara como si nada, viendo como ese yankee estúpido lo devoraba con la mirada? No era idiota para no darse cuenta de las intenciones del americano, le importaba una mierda que el inglés se enojara. Nunca dejaría que Inglaterra estuviera tan apegado al gordo ese. ¿Y qué si se enojaba? Tenía derecho de antigüedad, Escocia podía ser un maldito desgraciado, pero era honesto…amaba a Inglaterra desde hace muchos siglos. Poco importaba que éste fuera su hermano, ese sentimiento era innegable.

"Aléjate de una vez por todas de mí vida"

Impotente mordió sus labios, estúpido cejón, ¿Por qué tuvo que decir eso? ¿En serio Estados Unidos valía tanto para él? Escocia soltó una risa ácida ¡Ni muerto dejaría que eso pasará! Sólo debía haber lugar para alguien en el corazón del inglés y estamos seguros de que no hablamos de un yankee con complejo de héroe. Hoy la pelea fue una "reunión" que tuvo con el americano. Reunión, su trasero, Inglaterra sólo perdía su tiempo con el otro. Además no se tomo la molestia de avisar que no estaría y con ello cometió un grave error. Dejó esperando a su hermano mayor y tuvo el atrevimiento de llegar a casa pasada la media noche. Sabe Dios que estaría haciendo con ese bastardo. Le riño cruelmente, quizá, sólo quizá esta vez se había excedido con la forma de hablarle, pero ¿Qué podía hacer? Sí cada que veía al inglés con otros, su deseo por monopolizarle era aún más grande. Quería que Inglaterra fuera enteramente suyo. Sí, era un puto egoísta ¿Y qué? Era lo que sentía y prefería sobre cualquier cosa no mentirle.

"Si después de todo tú me detestas. ¡Déjame solo y ya!"

Esa voz en su cabeza sonaba asiduamente, era incapaz de alejarla de sus pensamientos. ¿Odiarlo? ¡Pero si lo amaba más que a nada en el mundo! Maldijo el día en que el inglés se hizo tan lento para ese tipo de cosas. Suspiro resignado, el mundo no era amable con él. En el pasado e incluso ahora, Escocia había sido la causa de tantas heridas en el ingles, era responsable de ese carácter. No se sorprendía ya de nada, es más estaba seguro de que el cejón deseaba su muerte. ¿Por qué no lo haría? Años atrás el mismo le dijo al ingles, que ser misericordioso no le llevaría a nada. Que debía matar a quienes le hicieran daño, que no debía tener piedad alguna. Y era la verdad, sólo estaba esperando el día en que Inglaterra clavase un puñal en su espalda. Pensó en que le gustaría que su hermano le amará, pero por ahora, si ser odiado era la única manera de estar siempre en los pensamientos de el, con eso se conformaría. Si era un amor obsesivo, le daba igual. Y si a alguien no le parecía le gustaría ver que tuvieran los cojones de ponerse frente de sí para decírselo.

Se levantó tirando lo que quedaba del cigarrillo al suelo. Ya había pasado más de una hora desde que Inglaterra se había ido, siempre que peleaban lo hacía iba a dar una vuelta y luego restregando en la cara de Escocia una seña obscena, cuyo protagonista era el su dedo medio. Ya no le decía nada, sabía que el inglés se tranquilizaba al hacer aquello. Pero el problema residía en que no había vuelto, era algo in habitual de su parte.

Se dispuso a salir de su casa cuando la puerta se abrió, espero que fuese su querido Inglaterra pero en lugar de ello, un rubio con respiración agitada estaba de pie, con una extraña mirada temblorosa.

— Gales, ¿Quién putas te crees para irrumpir así en mi casa? —

— Escocia — el segundo mayor reflejo una gran tristeza en su mirar –Inglaterra… el ha muerto —

El pelirrojo se quedo inmóvil ¿Escucho mal verdad? Comenzó a reír como un loco mientras se lágrimas corrían por sus ojos. La seriedad de Gales le indicaba que no mentía. Pero quería creer que eso era una reverenda mentira. Puso sus manos sobre su cabeza y soltó un alarido.

No se imaginaba como su vida cambiaría a partir de ahora…