Este fic está ambientada después de la guerra, cuando Harry, Hermione, Ron y otros alumnos regresan para acabar sus estudios. Durante la guerra entre otros los personajes que se murieron fueron Fred, Lupin y Tonks. Después de varios acontecimientos Hermione y Draco sufren un viaje al pasado.
Aclaraciones: Ni Harry Potter ni los demás personajes ni los espacios me pertenecen, sino que pertenecen a J.K. Rowling.
Mira el pasado y verás el presente
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Era 1 de septiembre y se dirigía a la estación de King's Cross igual de emocionada que cuando tenía 11 años. Había pasado todo el verano con sus padres y estaba deseando ver a Harry y Ron. Este iba a ser su último año y quería que fuera especial. Quería aclarar sus sentimientos con Ron, cuando acabo la guerra estaba llorando y él la abrazó y le dio un beso muy dulce en los labios.
Se despidió de sus padres y se interno a través de la barrera. Miro por todos los lados y no vio ni a sus dos amigos ni a ningún Weasley. Subió al tren, buscó un compartimento libre y dejó su baúl . Se puso a ver por la ventanilla y vio como de despedía Draco de su madre. Su padre después de testificar en contra de algunos mortífagos su pena fue conmutada por encarcelamiento domiciliario y su hijo fue absuelto de todos sus cargos. En el colegio siempre veía al rubio altanero y serio, pero con su madre tenía una cara de admiración, se notaba que la quería mucho. Narcisa le dio un beso y él le acaricio la cara. Se veía tan tierno, cualquiera que lo viera jamás creería que fue un mortífago.
-Harry, Ron aquí-les gritó.
Como siempre llegaban muy justo, apenas les dio tiempo de despedirse de los Weasley´s. Estaban muy guapos, más altos, sobretodo Ron. Su Ron. Le dio dos besos a ambos y se sentaron. Se pusieron al día.
-Así que tuvisteis un verano muy movidito-dijo apenada.
-Sí, ayudamos a George con la tienda y a la señora Weasley, bueno y Ron...- comentó Harry.
-Yo ayudé en San Mungo- interrumpió.
-Bueno, me tengo que ir, quedé en ir a buscar a Ginny.
-¿Ya te declaraste? ¿Sois novios?-preguntó la castaña, poniendo rojo al chico.
Después de que se fuera Harry, el ambiente se volvió tenso.
-¿Y cómo acabaste ayudando en San Mungo?-preguntó para romper el silencio.
-Es una historia larga. Me acordé que tenía que hacer algo, vuelvo en un rato-y se fue.
Faltaba poco para llegar, se puso el uniforme y comenzó a avisar a la gente. Tocaba a la puerta y entraba.
-Estamos a punto de llegar.
-Ya lo sabemos Granger, lárgate-dijo de malos modos Pansy Parkison.
-No hace falta tener tan malos modos, Pansy- respondió Theodore Nott.
-Vete no te soporto-le gritó.
Cerró la puerta sin decir nada, no era raro que la trataran mal. Pero después de haber luchado juntos en la guerra tenía fe de que cambiaran las cosas entre ellos. Decidió dejar el tema a aún lado, volvió al compartimento a ver si había llegado alguno de sus amigos. Ninguno apareció.
Tuvo que coger un carruaje sola. Cuando llegó al Gran Comedor los encontró sentados a un lado estaba Ginny y a otro estaba Lavender Brown. Se sentó al lado de Ginny.
-Hola Hermione- le dio un abrazo-¿dónde estabas? Te fuimos a buscar a tu compartimento y no estabas. No tendrás un pretendiente por ahí escondido- Ron se atragantó.
-Ginny no digas tonterías-comento mientras se secaba el zumo de calabaza.
-Estaba con mis funciones de prefecta- comento divertida.
Pronto se hizo el silencio la Directora McGonagall, iba a dar la bienvenida a los alumnos de primero que van a ser seleccionados y el sombrero seleccionador se puso a cantar:
Ahora más que nunca, tenemos que estar unidos
pues el tiempo que nos toca es de reconciliación.
Si aprendemos del pasado, no repetiremos los mismos errores.
Las cuatro casas han de volver a sus orígenes...
Cuando acabó la canción la profesora Sprout, comenzó a llamarlos uno por uno:
-Allison Mackenna.
-Ravenclaw.
-Byron Weming.
-Slytherin.
-Etelle Rodson.
-Slytherin.
-Erwin Evans.
-Hufflepuff.
-Diane Jhonson.
-Gryffindor.
Así continuo la selección, lo más extraño fue que los alumnos de Slytherin eran muy pocos en comparación con otros años. Cuando acabó McGonagall se puso en pie.
-Como bien dice el Sombrero, tenemos que estar unidos. Pero ya hablaremos, ahora disfruten de la cena.
De repente apareció exquisita comida en las fuentes. Todos se lanzaron a ella. Dirigió su mirada a la mesa de los Slytherin y al contrario de lo que pasaba en otras mesas, estaban todos muy serios. Comían tranquilamente, apenas hablaban y mucho menos reían.
Cuando acabaron de comer, la directora se levantó y las sobras desaparecieron.
-Bienvenidos a este nuevo año. Recuerdo que el Bosque Prohibido, está como su nombre indica prohibido para todos. Como todos los años la lista de objectos que no están permitidos ha aumentado y se encuentra en la puerta de nuestro conserje el señor Filch. Comienza un nuevo curso y espero que las casas se unan más que nunca, aún queda mucho por hacer para volver a la normalidad. Los prefectos guiarán a los de primero a sus salas comunes y les darán las contraseñas para entrar. Buenas noches.
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Hermione y Ron guiaron a los de primer año hasta el retrato de la Señora Gorda, donde la contraseña era "valor". Hermione estaba esperando a que Ron entrara, pero estaba muy ocupado hablando con Lavender.
-Ron, ¿no entras?
-Sí, voy en un rato, tengo algo que hacer.
Hermione no le dio más importancia se estarían poniendo al día al fin y al cabo habían sido pareja. Además ella había mantenido una gran correspondencia con él por lo que no tenían mucho más que comentar, mañana hablaría con él. Tenía que despejar esas dudas que tenía, sabía que él sentía un gran amor por ella, ahora tenía que saber si la amaba. Aunque después del beso no tenía tantas dudas. Pero desde que llegaron, tanto en el tren como hace un rato no parecía alguien enamorado, pero Ron siempre había sido tímido con sus sentimientos. Se acostó y se durmió pensando en cierto pelirrojo.
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Habían pasado varios días y Ron la evitaba. Apenas hablaban y cuando se intentaba acercar a él, siempre tenía algo que hacer. En el comedor, comía a toda velocidad y se iba rápidamente. Después estaba Harry que entre el Quidditch y Ginny poco se le veía. Menos mal que siempre le quedaba a biblioteca, su templo. El lugar donde podía leer, estudiar y relajarse, le gustaba el olor a libros y ese silencio era muy tranquilizador.
Faltaba poco para la cena, recogió sus cosas y se dirigió a su sala común. Por el camino, escuchó unos gritos y unos forcejeos y se acercó a ver que pasaba. Se abrió camino entre todo el gentío. Lo que vio la dejó paralizada, le habían sacado las varitas a unos Slytherin a los que les estaban pegando.
Una chica tenía a Pansy Parkison agarrada por el pelo de rodillas, mientras otra le daba patadas. Blaise Zabbini estaba sujeto por sus brazos, mientras le golpeaban las costillas. Theodore Nott estaba casi inconsciente. El único que aún se defendía, tenía muy mal aspecto.
-¡Alto! ¡Parad! ¿Qué es lo que hacéis?-al ver que no le hacían caso, se metió en el medio- o paráis ahora mismo o os saco 50 puntos por cada uno de vosotros.
-Son mortífagos, por su culpa murió mi tía.
-Sino están encarcelados, es por algo-los defendió.
-¡Apártate!-la empujaron y cayó al suelo.
-Aguamenti maximun- empapó a todos- accio varitas-recuperó las varitas- ¡alejaos! ¡Fuera!
-Sino estás con nosotros, estás con ellos-le amenazó una chica de Ravenclaw.
Les devolvió sus varitas y les curó lo más superficial. No sabía que decir a sí que se dio media vuelta dispuesta a irse.
-No te daré las gracias-le escupió Pansy.
-Nadie te las pidió.
-¿Por qué lo hiciste?-le preguntó Theo.
-Soy prefecta, es mi obligación. Madame Ponfrey os curará mejor.
Cuando Hermione ya no podía escuchar, Draco dijo:
-Hay que estar alerta y nunca ir separados. No podemos dejar que intervengan por nosotros más y menos ella.
Llegó a su sala común y si hacer caso a nadie, se metió en su habitación, se puso el pijama y se tapó hasta arriba con las mantas. Se preguntaba una y otra vez por qué lo había hecho y más aún, porque le habían hecho eso a los Slytherin. Sabía que no iba a ser fácil para ellos, pero eso de pegarles hasta casi matarlos.
Al día siguiente, la primera clase que tenían era con los Slytherin y aparecieron como si nada, sin un solo rasguño. Sabía de sobra que no fueron con Madame Ponfrey, sino aún estarían en la enfermería.
-Asesinos-les dijo un Griffindor.
-Mortífagos.
El profesor se retrasaba y los Griffindor no hacían nada más que increpar a los Slytherin, sobretodo los que sus padres habían tenido contacto directo con la guerra. Los insultos acabaron cuando llegó el profeso.
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Desgraciadamente, esa no fue la única vez que los increparon, cada vez que se cruzaba con algún Slytherin, siempre había alguien que los amenazaba o insultaba. Por mucho que intentaba que eso no pasaba, solo recibía malos modos, tanto de unos como de otros.
En los partidos de Quidditch todavía era peor. Los jugadores se preocupaban más por lanzarles bludgers que en ganar el partido. Después de la primera vuelta, tenían tantos jugadores en la enfermería que ya nadie quería jugar.
Entre los enfrentamiento que hay con los Slytherin, Harry ocupado y Ron... de Ron no sabía nada. No le hablaba y cuando estaba ella cerca hacía como sino supiese que está ahí. Lo peor llegó con las Navidades. Estaba en la sala común con Harry.
-Dentro de dos días estaremos rumbo a Rumanía-comentó Harry.
-¿A qué te refieres?-preguntó Hermione sorprendida.
-¿No te dijo Ron? Le dijo a Ginny que él se encargaba.
-¿Decirme el qué?-cada vez entendía menos.
-¿No te invitó a pasar las Navidades en Rumanía?
-No.
-Se le debió de pasar porque ya aviso a su madre que íbamos a ser cuatro: Ron, Ginny, tú y yo.
-No estoy tan segura.
-En la cena ya le preguntaremos.
-Sí, claro. Vamos.
Llegaron al Gran Comedor y como siempre Ron engullía a toda velocidad su comida. A su lado, para variar estaba Lavender, últimamente los veía siempre juntos. Harry se sentó a su lado y Hermione enfrente al lado de Ginny.
-Ron, ¿cómo no le dijiste a Hermione que íbamos a ir estas vacaciones a Rumanía?-preguntó Harry.
-¿No le dijiste Ron?-preguntó sorprendida Ginny- si me dijiste que ya estaba todo listo.
-Te dije que íbamos a ser cuatro. Nunca te hablé de Hermione- Ron no levantó la cabeza.
-Entonces, ¿a quién invitaste?-preguntó enfadada Ginny.
-A mi novia.
-¿A tu novia? ¿Desde cuando tienes novia?-preguntó Harry.
-Desde el verano. Lavender y yo nos encontramos en San Mungo y...
-¿Y el beso que nos dimos?-preguntó Hermione fuera de sí.
-Solo fue eso, un beso. Fue debido al momento-Ron seguía sin levantar la mirada.
-Eres un rastrero, un cobarde. Por eso me evadías, ¿no?-Hermione, al borde de las lágrimas se fue.
Corrió y corrió por todo el colegio hasta que tropezó y se cayó. Se acercó a la pared, se abrazó las piernas y rompió a llorar como nunca lo había hecho. Se sentía fatal, su amor no era correspondido, pero lo peor era que se había hecho sus propias fantasías. Durante su busca de Horrocruxes se había comportado como un autentico celoso, después durante la batalla la había protegido, abrazado y besado y eso para ella había significado mucho. Aunque para él se ve que nada. Había creído que Ron sentía lo mismo que ella y lo sentía, pero no era por ella. Y lo peor de todo fue que no fue capa de decírselo. Habían sido casi ocho años de amistad y ahora no era capaz de decirle a la cara que se había enamorado de otra.
Lo peor, es que en todo lo que se refería a él se había vuelto ciega. En sus cartas nunca le había hablado de que iba a San Mungo y cuando lo comentó Harry lo cortó. Después siempre la estuvo evitado, no hablaba con ella y apenas la miraba.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio de cuenta hasta que fue demasiado tarde. Alguien acababa de pasar por delante suyo. Su instinto la obligó a levantarse y seguirlo. Cuando ya pensaba había perdido a esa misteriosa figura, alguien la agarró por detrás ocultándola detrás de una estatua.
-Cálmate o nos descubrirán- le susurró al oído.
Pronto vio a la señora Norris y con ella a Flinch. Se tensó, podía escuchar a su corazón latir a mil. Tan pronto pasó vio como cierto rubio se movía para delante y para atrás. De pronto apareció una puerta y la metió dentro.
-¿Se puede saber qué haces?-le preguntó mientras se agarraba la muñeca, le había hecho daño.
-Salvarte de un buen castigo o tengo que recordarte cuál es el castigo por deambular por el castillo a altas horas. Granger, ¿donde estamos?
Por fin lo veía bien, quién la había escondido era Draco Malfoy. Miro a su alrededor, había un montón de objectos por el suelo, muchos rotos, otros no se sabía ni que eran.
-¿Dónde estamos?-preguntó Malfoy mirando todo.
-En una sala especial de la sala de los Menesteres donde acaban todos los objectos perdidos, escondidos y olvidados de la gente. No toques nada.
Le dijo al ver como cogía del suelo una cajita de madera. Se acercó y vio como era de madera con una placa de plata que ponía en latín"simul aeternum".
-Para siempre- tradujo el rubio.
De repente la cajita se abrió y una gran luz los envolvió. Ninguno de los supo muy bien que pasó. Se sentían como si una manada de hipogrifos hubieran pasado por encima de ellos. Hermione se puso de pie y al hacerlo vio un mechón de pelo negro. Se cogió más pelo y lo miró, era negro y liso. Entonces miró a Malfoy y vio como la cara del rubio había sufrido alguna modificación, parecía menos fina, tenía facciones más rudas de los normal. Su ropa era diferente, no tenía su uniforme. Tenía un pantalón vaquero y una camisa blanca. Ella tenía un vestido beige de tirantes ajustado hasta la cintura y de caída libre hasta las rodillas.
-¿Granger?-preguntó cuando la miró.
-¿Quién sino? ¿Tan diferente estoy?
-Mírate- le indico el río que tenían cerca.
No se lo podía creer, tenía la piel más blanca, los ojos azules y el pelo negro y liso. Parecía más alta y delgada. Empezó a mirar a su alrededor, era de día y hacía demasiado calor para ser diciembre. La vegetación era propia de un bosque, ¿sería el bosque prohibido?
-¿Sabes donde estamos?-preguntó Hermione.
-¿Cómo lo voy a saber?
-Podría ser.
Se levantó e hizo una mueca de dolor. Hermione lo vio y se acercó a ayudarlo. Debía de ser por culpa de la paliza que le habían dado. Él la apartó.
-No te necesito. Ahora aléjate. Me largo de este lugar.
-Espera, si no sabes donde estás, ¿a donde piensas ir?
-Granger, los sangre pura como yo sabemos a donde ir.
-Ya tardaba en salir tu ego. No me extraña que te tengan manía.
-Mira, estúpida. Si me tienen odio no es por mí sino por mi familia.
-Claro que no tuvo nada que ver que por tu culpa mataran a Dumbledore.
Se giró y la acorraló contra un árbol.
-Te salvas, porque te debo una sino...
-¿Sino qué? ¿Me matabas? No eres capaz, no tienes valor para eso.
-No me pongas aprueba que ganas no me faltan.
Pronto vieron el final del bosque, la luz los cegó momentáneamente, para dejar ver a cuatro personas, que pronto atrajeron sus miradas. Una de ellas era:
-Dumbledore- murmuró en bajito Hermione, como sino se lo creyera.
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PD: a ti no te cuesta mucho dejar un review, y a mí me alegra mucho.
Adiós TaTi
