Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Palabras del capítulo: 942
Creditos de la imagen: miss-tenrai (en deviantart) /art/SasuHina-478762627
N/A: Bueno, sé que estoy con varios fics abiertos, pero me dieron ganas de expresar este sentimiento en mini-fics (de dos a tres capítulos) con varias de las parejas (cannon o no) que me gustan de distintos animes. Estos serán: SasuHina (Naruto) InuKag (Inuyasha) SesshRin (Inuyasha) Ereri (SNK) por el momento.
Particularmente dejé de interesarme escribir en el mundo de Naruto porque ya es oficial el cannon de NaruHina y de SasuSaku. Entonces se me fueron un poco las ganas de seguir escribiendo y continuar mis fics abadonados de SasuHina. Sin embargo, a pesar que he llegado a aceptar tooodo el cannon oficial, sigo en desacuerdo. Prefiero el NaruSaku, y, aunque nunca se haya dado, creo que SasuHina hubiera ido muy bien... esa es mi opinión. Así que aquí va un aporte a mi querido pairing...
FlorwerGreen
Celos
Capitulo 1
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A cada paso, se podía respirar un aire de verdadera paz. Los aldeanos ya no eran tan desconfiados e incluso resultaban amables. El miedo ya no era algo que caracterizara a los lugareños y por ende la tensión de los primeros tiempos luego de la guerra, iban menguando. A Hinata esto le complacía.
Caminó hasta el mercado para comprar arroz, tomates y atún. Sabía que los martes era día de onigiris rellenos, pero además quería darse el gusto de preparar zenzai, aunque su novio no apreciara las cosas dulces. Al empezar a buscar los ingredientes para la comida de ese día, Hinata se sumergió en sus pensamientos.
Había empezado a vivir con él hacia relativamente poco tiempo pero todavía nadie sabía la relación que mantenía con el Uchiha. Y tampoco era que entre ellos había pasado mucho en términos románticos. Apenas si compartían besos castos.
Los sentimientos entre ellos habían surgido de manera muy lenta, casi imperceptible. Quizás desde el mismo día que Naruto había pisado el altar con Sakura, Sasuke había sido su salvación.
Hinata aún podía recordar esa mirada negra de desprecio borroneada por sus blanquecinos ojos acuosos.
La muchacha sonrió con nostalgia y se dispuso a ir a la caja para pagar los alimentos. A veces deseaba tener más confianza en ella misma para avanzar más en la relación de su novio. Ella había aceptado hacía tiempo que ellos no eran personas "normales" y por ende llevar una relación como tal no era fácil. Sin embargo estaban cómodos de esa manera y quizás sin muchas palabras podían saber que se amaban.
Hinata suspiró. Aunque si él fuese un poco más demostrativo, podría estar más segura. Pensó.
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Sasuke era una persona muy fría y desconfiada, era muy seguro de sí mismo como ninja, como uno de los más poderosos que vivían, pero no podía estar seguro en otras cosas. A pesar de que había empezado una relación con la Hyuga, no podía abandonarse completamente en eso. Él podía confiar en Hinata pero aunque le disgustara admitirlo, tenía miedo. Incluso siempre se recordaba la manera en que por primera vez habían tenido un contacto más íntimo: En la boda de sus mejores amigos. Odiaba sentirse así, odiaba pensarlo, pero de vez en cuando se preguntaba si su novia seguía albergando sentimientos por Naruto. Cuando eso ocurría no podía evitar sentirse enfermo, asqueado, y con ganas de ir a romper cosas. Odiaba ese tipo de sensaciones nuevas.
Desde que había sido perdonado, aunque la gente le mirara con desprecio, hasta ese día, se había prometido empezar una nueva vida, rehacer su clan y luchar como el mejor shinobi de Konoha. Sin embargo no contaba con que pudiera enamorarse de la última persona pensada en la aldea.
—Maldición —Murmuró molesto mientras salía de la Mansión Hokage. Su trabajo en el día había sido agotador pero a pesar de que deseaba correr a su nuevo hogar, ver a Hinata le resultaba incómodo en esos momentos de debilidad. Antes de que pudiera volver a entrar al edificio para adelantar trabajo recordó algo.
Martes de onigiris rellenos.
Y emprendió camino hacia los dominios Uchiha.
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Hinata terminó de cocinar justo al momento que sintió la presencia de su novio cerca.
Sintió grandes deseos de verlo ya que últimamente no compartían tiempo juntos y cada día crecía la constante sensación de querer hacer avances con él.
Sasuke entró a su casa con la mirada perdida y el ceño fruncido. Aunque el hambre le había guiado hasta allí, todavía se sentía perturbado por esos molestos sentimientos. Se preguntaba una y otra vez qué pasaba con él.
—Llegué a casa—Dijo con voz trémula mientras se quitaba los zapatos en la entrada.
Pudo escuchar como su novia se acercaba corriendo a la entrada.
—Bi-bienvenido Sasuke-kun.
La vio apoyarse contra la pared, respirando agitadamente. Su sonrisa desplegándose de oreja a oreja y sus mejillas sonrosadas le hizo desviar la mirada. Sasuke volvió a sentir esa molesta sensación creciendo en su pecho. Esa escena, esa imagen, esa situación, eran cosas que nunca habría imaginado para él. Incluso cuando Hinata le pidió vivir juntos, no se había imaginado que terminaría anhelando tanto de ella. Y le molestaba, le molestaba depender de esa manera. Detestaba el miedo que se acrecentaba en su interior. Hinata, ¿habrías deseado ser Sakura aquel día? Pensó Sasuke mirando el suelo.
Hinata miró a su novio, preocupada. Él le estaba evitando la mirada. Ella, totalmente ajena a lo que le pasaba a su pareja, pensó que quizás estaba cansado y hambriento, por lo que se acercó para ayudarlo a quitarse el abrigo, preguntándole si prefería que le preparara un baño antes de comer. El moreno apenas si asintió y se dejó hacer sin mirarla. Hinata empezó a inquietarse, empezó a sentirse insegura. ¿Le pasaría algo a su novio? ¿Quizás se habría molestado con ella?
Mientras Sasuke se adentraba en la casa, Hinata se quedó en la entrada apretando la chaqueta del muchacho contra sí. Aunque sabía que su novio no era una persona especialmente expresiva, Hinata siempre se sentía en la libertad de besarlo o abrazarlo. Ese día, por la actitud esquiva de su novio, no se animó a darle un beso de bienvenida, cosa que no pasó desapercibida para Sasuke. Sin embargo no dijo nada al respecto. Él nunca reclamaría eso.
Ese día, a diferencia de los otros, no estuvo la tranquilidad que se desprendía entre ellos; en su lugar, mientras comían, un silencio incómodo se extendía en la habitación y cada quien seguía sumido en sus pensamientos.
Si te gustó o tienes alguna crítica, o tomate podrido en su defecto, por favor, sigue la flecha, eso me ayuda mucho a seguir escribiendo.
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