Nota de la autora: ¡Bienvenidxs a una nueva historia! La historia contiene insultos, también posee occ, (no lo puedo controlar XD), he de decir que no odio a Mael, solo que no tengo de donde sacar personajes malos y, además, un título poco imaginativo. La historia se centra en la pareja Meliodas x Elizabeth, claramente aparecen más. ¡Disfruten!


Meliodas

—"Corre, Meliodas, corre como nunca en tu puta y miserable existencia lo has hecho".

Corro como nunca entre la oscuridad de media noche, unos cuantos policías que me persiguen en automóvil y motocicletas, las sirenas se escuchan y empiezo a correr más rápido, o eso intento ya que una herida provocado por un disparo en mi pierna, cortesía de un policía, evita que pueda correr a mi velocidad habitual. Vaya mierda de vida.

Aumento un poco la velocidad y me escabullo de los policías en un callejón estrecho para que de esta manera tengan que bajar de sus vehículos para atraparme. Escucho un poco lejos las sirenas de las patrullas apagarse y el abrir las puertas de los carros junto con los zapatos chocar con el pavimento. Sonrió con satisfacción, hasta que siento un agudo dolor recorrerme por mi pierna, pongo mi mano encima de la herida de bala.

Veo un almacén a tan solo unos metros de mí, voy lo más rápido que puedo hacia él y entro sin importarme más, observo detalladamente buscando un lugar en el cual pueda esconderme, casi al finalizar la mi inspección veo una habitación que se encuentra en un tipo de segundo piso, me fijo en cómo llegar allí y noto una escalera un poco vieja y descuidada —que en cualquier momento se podría caer—, sin pensarlo dos veces voy hacia allí.

Subo las escaleras con cuidado para que no se derrumbe, cuando entro en la habitación me doy cuenta de que está llena de cajas por todos lados haciéndolo un escondite perfecto, me acerco cojeando hacia una pequeña ventana que se encuentra en la habitación que da hacia afuera, cuando estoy frente a ella miro a través de esta y puedo divisar a unos cuantos policías afuera buscándome. Noto a un policía que tiene en una de sus manos un pedazo de tela, que puedo deducir es de mi pantalón, esta posee sangre, la cual unos perros están olfateando para poder encontrarme.

Sonrió con sorna, jodidos estúpidos, veamos si me atrapan.

Mi sonrisa desaparece cuando un fuerte dolor me hace soltar una maldición, me acerco a las cajas y me lanzo al piso ocultándome entre ellas, rajo un poco más mi pantalón mostrando mi herida de bala y viendo como esta aun chorrea sangre, saco un cuchillo de uno de mis bolsillos traseros, entre una de mis manos, guio el cuchillo hacia mi pierna derecha y lo introduje allí, saqué finalmente la bala que se encontraba incrustada en mi pierna. Solté un suspiro de satisfacción cuando saqué la bala.

Escucho una carcajada cerca y conjeturo a quien le pertenece. Un escalofrió recorre toda mi espalda.

—Te atrape, escoria.

Mierda. Mael.

Mael, cuando el entro en la policía se encomendó como misión personal el atraparme y meterme en la cárcel, o de una forma más macabra, matarme. Me odia y nunca he entendido el porqué de su comportamiento, cada vez que fija su mirada en mí una sonrisa macabra reluce en su rostro y unos ojos sedientos de sangre brillan. Desde que encontró en la policía han estado muy cerca de atraparme, a tal punto de lo único que lo evitaba eran las estupideces con las que Mael se distraía y caía, dándome tiempo de escapar. Escucho un disparo y me doy cuenta de que Mael disparo a tan solo unos centímetros de mí. Trago duro.

Joder, vaya mierda.

Un fuerte dolor profundo aparece en mi pierna derecha —en la cual me dispararon—, aprieto fuertemente para evitar que la sangre fluya y sienta más dolor.

Mael vuelve a disparar, pero esta vez hacia mi mano, haciendo que suelte el cuchillo y con mi otra mano sujete mi mano ya que la bala me había rozado haciendo que me saliera sangre. Una risa resuena en la habitación por parte de Mael, yo solo lo miro con enojo y furia.

Me volteo un poco para poder pararme, pero dos fuertes impactos me detienen, siento como la sangre baja en mi brazo derecho y mi espalda y pierdo el aire de los pulmones, gimo de dolor a la vez que boto un poco de sangre; la sonrisa de Mael no se hace esperar. Tozo un poco más de sangre y me caigo al suelo, con mi brazo izquierdo rebusco el cuchillo que deje caer hacia tan solo unos minutos atrás, lo encuentro y lo lanzo sin pensarlo hacia Mael, cuando escucho un quejido volteo un poco mi cabeza y veo como en el brazo de Mael se encuentra una herida. Tengo la mejor puntería de este puto mundo.

Escucho un gruñido por parte de Mael, intento arrastrarme para poder encontrar un arma que me sirva para defenderme, pero no puedo puesto que Mael pone su pie entre mi cabeza y espalda, casi en el cuello y pisa fuertemente haciendo que bote un poco más de sangre, suelto un gruñido y un par de maldiciones que hacen reír fuertemente a Mael y que apreté más fuerte.

—¿Duele? —dice y oprime más fuerte, haciendo que casi me quede sin aire.

Escucho como recarga el arma y mi corazón empieza a latir fuertemente, me remuevo intento soltarme del atrape que me tiene Mael, pero no sirve de nada, estoy muy débil y él no me soltara sin importar el que. Siento algunos pasos abajo y me doy cuenta de que todos los policías que me perseguían están abajo, estoy rodeado, estoy acabado. Mierda.

Mis ojos me pesan un poco, pero aun así le muestro a Mael mi mirada llena de furia con una pizca de súplica diciendo le que me dé una oportunidad, que en vez de matarme me lleve a la cárcel y me deje pudriéndome allí por el resto de mi miserable vida, más él no toma en cuenta nada y solo observa el arma en sus manos con interés.

Escucho como toma una bocanada de aire y la suelta de apoco provocando un tipo de silbido salir de sus labios. Un dolor que me inmoviliza me recorre y siento como mis heridas chorrean más sangre.

—Descansa, pequeño Meliodas.

Siento un disparo y de pronto me siento totalmente cansado, escucho algo intangible por parte de Mael, no me importa lo que dijo, no me puedo concentrar en nada más que en el charco de sangre que me está rodeando y la oscuridad que está comenzando a inundar la habitación. Siento una paz inexplicable y por primera vez en mucho tiempo suspiro de tranquilidad.

Mi cabeza duele a horrores y mi cuerpo apenas lo puedo mover, me volteo con todas las energías que en estos momentos tengo y me encuentro con un cielo oscuro, un negro fusionado con un rojizo. Escucho unos gritos que me hielan la sangre y hacen que una punzada de dolor aparezca en mi cabeza. Joder.

Me siento en el frío suelo y miro todo mi alrededor, detalló que el lugar en el cual me encuentro es un tipo de cueva con colores rojizos y negros. Todos lo último que viví me azota con fuerza al recordar a Mael disparándome, pisándome y terminado con mi vida. Estoy muerto, yo debería de estar muerto y no entiendo ni una mierda del porque tengo mis ojos abiertos, puedo respirar, mi corazón late y mil mierdas más.

No sé qué he hecho para merecer el vivir y el aparecer en un lugar desconocido, solo sé que enserio me gustaría estar muerto. Malditamente muerto.

—Oh, ya llegaste—salto ante la voz que escucho a mi espalda, estoy parado viendo a alguien que posee unos largos y delgados colmillos, además, de que este vestido con lo que parece una capa negra que solo deja ver parte de su cara, veo sus ojos los cuales son totalmente negros, su altura es baja un escalofrió recorre mi columna cuando sonríe—. ¿Asustado, humano? Descuida, no muerdo, al menos que me provoques.

—¡¿Quién carajos eres?!

—Tranquilizate, chico—me dice— yo estoy aquí para ayudarte, ¿entiendes?

Mi ceño de profundiza por la impotencia que siento—. ¿Cómo mierda quieres que me tranquilice si no se en dónde estoy ni por qué estoy vivo? —digo entre dientes.

—Bueno, bueno, bueno—dijo en mientras que mostraba una sonrisa socarrona—. Tal parece que eres alguien con mucha valentía incluida, Meliodas—dice mi nombre con burla y yo me congelo en mi lugar.

No entiendo por qué sabe mi nombre, lo que hace que empiece a dudar de la cordura que —creí— tener o me hace pensar que Mael no me mato, solamente me drogo para torturarme un rato, pero todo esto se siente tan real, es casi imposible que sea un sueño. Miro incrédulo al ser frente a mí y pienso por un momento en el correr, en el huir de aquí e intentar encontrar una salida, pero por lógica que se lo único que ocurrirá es que no sirva de nada.

Miro al ser frente a mí, con uno de sus dedos está tocando uno de sus grandes colmillos, del cual cae un líquido que puedo asegurar es sangre por el color que este tiene, doy un paso hacia atrás a la vez que cierro mis ojos y tomo una bocanada de aire para tranquilizarme un poco, abro mis ojos y miro determinadamente al ser, el cual suelta unas pequeñas risitas.

Me aclaro la garganta y el deja de reír para mirarme fijamente, este se levanta—se encontraba sentado en una gran roca— y se acerca hacia mí, una vez frente a mí me inspecciona con los ojos entre cerrados.

Se aleja un poco y vuelve a sonreír—. Eres igual a él—dice en un susurro que logro escuchar y lo miro con confusión, el solo me ignora—. Como te dije, yo te ayudare, te guiare hacia la persona que deseo traerte y lo hizo—dijo como si lo que anteriormente lo que él había susurrado nunca sucediese—, claro, solo si tú quieres, así que… ¿Vamos?

Miro incrédulo la mano que me extiende, titubeo durante algunos segundos el aceptar e ir con él, apenas lo conozco hace unos minutos, no sé si puedo confiar en él, tal vez todo es una trampa para luego torturarme, el vuelve a sonreír, pero esta vez no es una sonrisa socarrona, de superioridad o de burla, es una sonrisa sincera y junto con esta sonrisa sus ojos muestran un brillo raro, un brillo de tristeza, como si le doliera el que no confiara en él , que no aceptara su ayuda.

Cuando veo como agacha su cabeza y suelta un suspiro mi corazón se estruja en mi pecho y me hace recordar a mi hermano que murió hace unos años atrás, los dos son casi iguales en cuanto a la estatura, pero el que esta rente a mi es más alto que mi hermano, además, de que mi hermano siempre se encontraba serio, eran contadas por las manos las veces que sonreía, las sonrisas duraban poco y eran pequeñas, pero siempre que él sonreía yo lo hacía.

No tomo su mano, pero asiento con la cabeza y murmuro un pequeño "si", haciendo que él sonría y de un pequeño salto de alegría.

—Antes de ir quiero saber tu nombre.

—Oh, mi nombre es Arthur—dijo para luego tomarme del ante brazo y empezar a arrastrarme hacia no sé dónde.

Mientras que caminábamos puede divisar que todo el lugar poseía colores oscuros como rojos, morados —demasiados oscuros— y negro, ningún otro color se presentaba en el lugar, además, el lugar se mostraba como una cueva que no terminaba y sin salida, también se veía a algunas figuras negras que no tenían una forma, lo único que podía notar era dos partes de su cuerpo que al parecer se suponía se tomaban como ojos, estos se mostraban blancos.

Caminamos durante un largo rato, sin seguir una ruta que se mostrara en el camino, en el lugar se mostraba nadie, los únicos presentes somos Arthur y yo, y claro, esas cosas sin forma determinada. Pronto comencé a ver unos cuantos seres, al verlos avanece más rápido y Arthur hizo lo mismo, cuando nos encontramos a tan solo unos metros de distancia, me fije que son unas cuantas personas, pero uno sobre salía y ese es un hombre que en cuanto llegue se volteó.

Miro al hombre frente a mí, de nota no más de treinta años al igual que su altura no sobrepasa la normal para los que rozan los treinta, no es muy musculoso, pero tampoco es como si fuese un palo, tiene los músculos que una persona que se entrena todos los días —pero no en exceso— tendría, su cabello es un tipo de rubio casi rozando a un color como el negro o un café demasiado oscuro, sus ojos son negros, sin ningún otro color, además, tiene una marca rara en su rostro como un tatuaje que empieza en su frente y termina en su mejilla, pasando por arriba de su ojo.

Seis personas se encuentran tras de ese "hombre", estos me miran fijamente sin perder ningún movimiento que haga, dos de esas seis personas son mujeres, una tiene trenzas y su cabello es de un color café no muy claro, mientras que la otra tiene el cabello medianamente corto y es de un color negro, los otros cuatro son hombres, uno de esos tiene el color de cabello entre anaranjado y café —como una fusión entre estos dos—, este es un hombre muy musculoso, otro es bajito —como yo— y tiene el cabello también de un café un poco extraño, otro de los hombres es peli plateado y tiene una sonrisa ladina en su rostro, el ultimo tiene un color de cabello rosado fuerte y extraño y me mira sin importancia. Jodida mierda en la que me he metido.

El hombre se acerca a mí con un gran entusiasmo pintado en la cara, yo no me muevo, después de todo no tengo a donde ir, cuando esta frente a mi pone ambas manos en mis hombros y me sonríe.

—¡Bienvenido al infierno! Como el séptimo humano que ha llegado aquí, ahora eres un miembro oficial de los siete pecados capitales—su sonrisa se ensancha y sus ojos se oscurecen, su agarre en mis hombros se fortalece —. El pecado de la ira, Meliodas.


Aclaraciones:

[el demonio que esta con Meliodas y lo ayuda]: Este será de participación tal vez no muy importante, pero aparecerá junto a Meliodas la mayoría de las veces, ayudándolo. Este es un incubo (les explicaría, pero es algo bien bizarro), y esta visto como Arthur (si, el del anime/manga).

[El que le da la "bienvenida" a Meliodas—y los demás—]: Es como el rey demonio (este está visto como el Rey Demonio, padre de Meliodas en el anime/manga, ósea el cómo se ve), haciendo como si Lucifer (el rey del infierno) fuese solo un demonio más.

[El pecado de Meliodas, el cómo será llamado en el infierno]: El pecado de la ira es un pecado que se le atribuye a un demonio llamado Amón, en esta historia en el mundo demoniaco a los personajes se le llamara por los demonios que verdaderamente representan a los pecados. Al pasar el transcurso de la historia se entenderá por qué Meliodas cae en el infierno y también por qué ellos son los elegidos para ser los pecados.

[Los pecados —personajes— y los demonios que los representan]:

Gowther; lujuria: Asmodeo.

Merlin; gula: Belcebú.

Ban; avaricia: Mammon.

King; pereza: Belfegor.

Diane; envidia: Leviatán.

Escanor; soberbia: Lucifer.

Meliodas; ira: Amon.

Claramente si buscan imágenes le saldrán demonios no con una forma humanoide (tipo humana), pero si aparecerá la historia de estos.


Nota de la autora: ¡Muchísimas gracias por leer! La historia transcurre en un universo alternativo —UA— por lo tanto, el tiempo es moderno y el lugar es en el infierno (saldrá varias veces) e Inglaterra (Britania [?]), los personajes serán los mismos que se muestra en el manga/anime. ¡Hasta pronto!