El nombre del hermano
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Autora: Idle Curiosity
Traductora: Silence M.
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Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo pronunciara. Tenía dos años cuando Chingachgook lo adoptó, apenas un chiquillo viajando con dos tramperos franceses que lo habían encontrado en el cascarón calcinado de la cabaña de sus difuntos padres. Uncas nació al cumplir los ocho años. De bebé, su hermano había sido pequeño pero robusto, de negro y enmarañado cabello y ojos aún más oscuros que solían mirarlo con una admiración sin reservas antes de apresurarse al juego.
No habían podido hacerlo al principio, jugar, es decir, porque todavía tenía que aprender demasiado de la vida al lado del padre y Uncas, por aquellos días, no había sido más que un estorbo, siempre en medio.
Al hacerse mayores, su pequeño hermano acabó por convertirse en su sombra y lo emulaba en todo. Cualquiera que los viese juntos podía jurar que Uncas caminaba como su hermano mayor, tenía los mismos gestos que le caracterizaban y que incluso sus métodos de caza y rastreo se le parecían. Que buscara su guía ante cualquier situación original no era extraño.
Comenzó a usarlo en sus años de adolescente. Un apodo, el nombre cariñoso para un muchacho cuya mirada le aseguraba en silencio que no existía en aquel mundo nada que pudiera hacer mal y que quería ser como él; una mirada que en ocasiones lo ponía por encima del padre en su corazón.
No duró; apenas un par de años. El tierno y floreciente orgullo de Uncas no lo permitió una vez hubo comenzado su propia adolescencia. El uso de aquel afectuoso apodo desapareció poco a poco.
Nathaniel sigue el rastro a toda velocidad ligero como un ciervo y pisándole los talones a Chingachgook. Respira agitadamente, jadea. El esfuerzo de la subida quema los músculos de sus piernas, se le mete el sudor picajoso en los ojos. Ignora el doloroso pinchazo en el costado.
No es lo suficientemente rápido; ninguno lo es.
Una desesperación cuyas raíces viajan hasta las profundidades de su ser lo consume y es más oscura y terrible que ninguna otra emoción que haya sentido jamás. Eclipsa incluso el horror que sintió cuando Cora enfrentó la muerte en el campo de batalla a manos de un hurón, porque en aquel entonces había tenido tiempo, había sabido que era posible atravesar la distrancia que los separaba y salvarla.
Ahora no hay tiempo y la distancia es simplemente demasiado grande. Lo sabe, a pesar de que continúa corriendo y esforzándose por cambiar lo inevitable.
No puede salvar a su hermano de la muerte. Cuando ve su cuerpo caer colina abajo, un águila orgullosa cuyas alas se han doblado, el nombre medio olvidado se convierte en un grito de angustia desde lo más profundo de su roto corazón…
—¡Uncalas!
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Nota de la autora: …Este es mi primer fic de «El último mohicano». Después de volver a ver la escena en youtube ―había olvidado lo mucho que me gusta― y verla de nuevo muchas veces, cogí mi DVD y la miré de nuevo. Me atrapó. No estoy segura de que esa última palabra fuera lo que Nathaniel grita en esa escena, pero apuesto a que sí.
Daniel Day–Lewis tiene diez años más que Eric Schweig, pero he ajustado los datos para que no hubiese tanta diferencia de edad entre ambos.
Nota de la traductora: Mi primera traducción de EUM, que no la primera publicada debido a que no sé si he obtenido permiso de la autora debido a problemas técnicos con mi cuenta. De tirarme Idle-curiosity las orejas, le suplicaría que me dejara mantener la historia en línea y, si no, la retiraría inmediatamente con todos mis respetos y disculpas. Quiero destacar, para aquellos que hayan visto la escena en español de España, que la autora lógicamente ha visionado la versión en inglés. No he visto la doblada a español de Latinoamérica, pero ciertamente en la española no pronuncia el nombre de Uncas de esa manera. Aún así, es una idea preciosa.
