Catorce días de Honeymoon

~Día I: Aprendiendo a compartir espacio~

(Para Dru con motivo de su cumpleaños ^^)


Kirito se refregó los ojos por inercia. No era que tuviera sueño, en realidad estaba cansado. El ajetreo de todo el día (con eso de que hablaron con Heathcliff, y luego toda la aventura que corrieron para encontrar la casa de madera... Porque tenía que ser esa casa ni más ni menos... él no hubiera aceptado otra en su lugar) terminó con sus defensas por el suelo, como si hubiera estado una jornada completa tratando de vencer al Boss de algún piso. Estaba agotado, ambos lo estaban. Luego de ir por las cosas de Asuna (que no eran muchas), y por las suyas (él tenía menos pertenencias aún) y terminar de convencer a la chica de que no era necesario que vendiera su casa de Selmburg, ambos volvieron al piso 22 y terminaron con la mudanza.

Aunque considerando la hora en la que acabó la odisea por recuperar la cabaña con ayuda de Argo, y él planeara tan concienzudamente su propuesta de matrimonio, con el agonizante sol detrás incendiando las praderas, y el fulgor del astro rey que bañaba los cabellos de Asuna, igualando el brillo ámbar de sus ojos, y su sonrisa húmeda y brillante cuando finalmente aceptó, fue casi un milagro que le quedaran fuerzas para terminar con todo lo que habia planeado, siendo ya casi noche cerrada.

Así que luego de la ceremonia privada marcharon a sus respectivos hogares por sus cosas, luego volvieron a poner orden en la nueva casa, cenaron lo que Asuna había preparado en la mañana antes de que expirara. Ambos estaban tan cansados que ni les importó comer sentados en el suelo de madera, mientras discutían amistosamente como se ubicarían los muebles que aún no habían comprado.

En realidad el dinero que habían recaudado tras vender sus items raros en la tienda de Agil les alcanzó a duras penas para poder adquirir la casa. Lo poco que les había sobrado lo usarían al día siguiente para terminar de conseguir lo indispensable.

Eso los llevaba a la situación actual. Siendo apenas las nueve de la noche Kirito se encontraba listo para ir a dormir, las presiones del día con la inminente boda, el terror de que no podría casarse con Asuna hasta no dar con la cabaña, y el pensamiento estúpido de que había perdido la capacidad de sentir amor, terminaron por dejarlo agotarlo, y es por eso que a esa hora tan temprana se encontraba bostezando, sentado en una esquina de la única cama que había venido con la cabaña, esperando a que su flamante esposa saliera de una vez del baño.

'¿Qué es lo que tanto le lleva ahí dentro...?'

Volvió a refregarse los ojos y miró distraídamente el lecho: no era muy grande, tampoco muy pequeño. Cabían dos cuerpos perfectamente, aunque sin mucho espacio para moverse, si alguno de los dos lo hiciera inevitablemente terminaría en el suelo. Él tragó con cierta dificultad al darse cuenta de lo innegable: Habrían de compartir el espacio. Los dos. Juntos.

Técnicamente estaban casados, y por ende el compartir espacio era lo más lógico, pero mientras Kirito consideraba eso, no pudo evitar el escalofrío que le corrió lentamente por la espalda, por supuesto la sensación no era del todo real, pero sirvió para ilustrar el nerviosismo que de pronto tenía.

Entonces el ruido de una puerta abriéndose, y la voz que para esas alturas era familiar se oyó por encima de la nebulosa que eran sus pensamientos.

- Ya está listo el baño por si quieres usarlo.

- ¿Para qué voy a querer usar el...? -wow-

Las palabras se atragantaron en su garganta al momento de voltear a ver a Asuna que caminaba descalza hacia él con timidez, estaba secando su largo cabello con una toalla inmaculada, vestida -y eso fue lo que lo dejó mudo- con un camisón entre rosa y gris que acentuaba maravillosamente todas sus curvas. Sumado a que era una nueva faceta de la chica la que estaba viendo en ese momento, algo íntimo, cercano y... secreto. Estaba completamente seguro que era el primer ser masculino -ya sea en este mundo o en el otro- que la veía vestida de aquella manera.

Ella se detuvo frente a él, ahora si levemente avergonzada al notar su expresión extraña.

- ¿K-kirito kun?- se quitó la toalla del cabello y este cayó sobre sus hombros en un delicioso caos haciendo que la mandíbula del joven se descolgara un poco más -¿Que ocurre? oh... - al parecer se dio cuenta de que era lo que había pasado porque observó su atuendo con consternación -¿Me veo muy ridícula?

- ¿Qué? Ah, no...- se masajeó el cuello intentando encontrar que decir mientras volteaba la vista en otra dirección -Es extraño verte así.

- ¿E-extraño?- moduló lentamente inflando las mejillas en un delicioso gesto enojoso en tanto la toalla caía al suelo.

- Eh si... nunca te había visto sin tu uniforme del gremio... Salvo la última vez que...- y tras decir eso se sonrojó atrozmente, porque obviamente había tenido la oportunidad de verla sin su vestimenta acostumbrada. Aunque era algo en lo que no pensaba ahondar en ese momento.

- ¡Pervertido!- a juzgar por la exclamación de Asuna, ella había entendido completamente a lo que él se refería. Le dio la espalda mientras procedía a guardar la toalla dentro de su inventario.

- De todas formas te ves bien.

Ella lo miró por sobre su hombro. Él seguía en su posición actual sentado en una esquina del lecho que de pronto le pareció en extremo pequeño, masajeándose el cuello y mirando el techo de madera.

- Gracias- atinó a responder guardando para si cuan insegura se sentía al usar una prenda así. Hubiera deseado tener más col para adquirir algo más cómodo (quizás algo más acorde a una muchacha de su edad y a las circunstancias que la rodeaban) pero solo le había alcanzado para ese simple camisonsillo. Otra vez volvió a preguntarse si era lo más correcto de usar en una situación semejante. Se encogió levemente de hombros desechando el tema y agregó -¿No vas a tomar un baño?

- ¿Porque habría de hacerlo?

- ¡Kirito kun debes tomar un baño todos los días!- exclamó -u ordenó- con su voz casi subiendo a falsete.

Él la miró arqueando una ceja, se había girado enfrentándolo con las manos empuñadas en la cintura. Con su cabello húmedo cayendo en desorden sobre sus hombros se veía en cierta forma adorable en lugar de amenazante. Pero el joven también tenía el placer de conocer su carácter y no tenía pensado contradecirla. Así que levantó las palmas en gesto de rendición.

- Ok, ok hora del baño vespertino- y así diciendo se encaminó hacia la nombrada habitación con expresión resignada.

Aunque una vez que estuvo dentro del cuarto advirtió porque la muchacha se había demorado tanto ahí dentro; era en extremo grande e invitante, y una de las pocas habitaciones amobladas que habían venido con la casa (el baño y la cocina tenían sus muebles en perfecto estado, no así el resto). Sin mucho que meditar abrió el menú y se desequipó de su ropa para luego sumergir su cuerpo en la preciosa tina de porcelana que abarcaba más de la mitad de aquel ámbito.

Sin duda su afección por los baños no llegaba al nivel del de Asuna (él nunca entendería porque su tan loco apego por eso, pero cuando la muchacha descubrió el enorme cuarto de aseo que venía con la cabaña no dudó ni un segundo en realizar la compra) sin embargo se permitió disfrutar del baño virtual, pese a que sabía que no era su cuerpo real el que estaba sumergido dentro de esa tibia bañera rebosante de burbujas, pero la sensación que le dejaba era en extremo placentera.

- ¡Kirito kun, no te demores demasiado o te resfriarás!- sonó la voz del otro lado en un tono casi maternal que le hizo soltar una risilla.

- Ya voy- dijo en voz alta y se guardó de explicarle que era casi imposible enfermarse en ese mundo, salvo que su cuerpo real en verdad estuviera padeciendo una infección de alguna índole, como casualmente les había ocurrido a ellos varios meses atrás.

Se refregó el cabello con energía antes de sumergirse una vez más y dejar que el agua caliente lo aclarara, luego emergió soltando un suspiro de satisfacción. Abrió la ventana del menú y extrajo de su inventario una toalla y las prendas de cama. En menos de un minuto se hubo secado y vestido para enfrentar lo que quedaba de la noche.

Cuando salió del baño se dio cuenta que Asuna había apagado el resto de las luces de la casa, y que solo la alcoba se encontraba parcialmente iluminada, y eso le pareció en extremo tan íntimo que no pudo desechar la inmensa incomodidad que de pronto sintió. La buscó con la mirada no hallándola... ¿quizás de pronto se había sentido tan tímida como él y había decidido huir?

Pero su disparatado pensamiento desapareció cuando agudizó la mirada y la vió emerger del balcón, traía una sonrisa suave pintada en los labios, y los ojos brillantes.

- Hace una preciosa noche, y allá afuera la vista es increíble- suspiró sin dejar de sonreír -Mañana podemos hacer una recorrida por el lugar ¿cierto?

Él tardó varios segundos en responder, los que gastó mirándola fijamente -¡Ah, claro! Haremos una expedición para que Asuna conozca el piso 22.

En respuesta ella sonrió tímidamente y se le acercó con las manos en la espalda. Kirito retrocedió por inercia hasta que sus piernas chocaron con el filo de la cama.

- ¿Te ayudo con eso?- se ofreció la muchacha gentilmente.

- ¿Eh...?

En respuesta Asuna le quitó la toalla que tenía en la cabeza, se le acercó un poco más haciendo que él contuviera la respiración, y con ambas manos en sus hombros tensos lo obligó a que se sentara en el colchón, para luego proceder a secarle el cabello.

Kirito no dijo nada pero el rubor delator que le cruzaba el puente de la nariz hablaba por si solo.

- S-se supone que de ahora en más este tipo de cosas se volverá normal p-para los dos...- prosiguió la voz femenina, y él pudo decir que se sintió incómoda diciendo eso.

- S-si, supongo- murmuró mirándola por fin de reojo, y casi deseó no haberlo hecho. Gracias a la proximidad que compartían podía ver la perfecta línea de su cuello, y la blancura suave de sus hombros obscurecidos parcialmente por los breteles del camisón que usaba. Desde ese ángulo el escote no tenía nada de modesto, y cada vez que sus brazos se movían usando la toalla (y eso que lo hacía con suavidad), este se ampliaba dejándole adivinar los encantos que la delgada tela escondía...

Y se sintió tremendamente pervertido al darse cuenta que estaba disfrutando gratuitamente del espectáculo, así que frunciendo los labios, apartó las manos de ella en un gesto suave, pero firme.

- Ya es suficiente.

Asuna retrocedió, la sorpresa y la alarma latiendo en sus ojos color miel -Lo siento- se disculpó dejando caer la prenda en las manos del joven. Volvió al balcón y cerró la puerta, aprovechando que le daba la espalda, apretó la mano contra su pecho y se preguntó si cada vez que intentara acercarse a él acabaría así.

Kirito se había quedado mirando su detrás, el complicado diseño del camisón que usaba dejaba la mitad de la espalda al desnudo, parecía que lo único que mantenía la prenda en su lugar era el delgado lazo gris que se ataba a la cintura y que terminaba en un delicado moño que parecía muy fácil de soltar... Se sorprendió ante sus propios pensamientos, y aprovechando que ella no lo veía guardó la toalla mientras hacía lo posible por borrar su rubor y no mirarla.

Asuna suspiró imperceptiblemente dándose la vuelta, sin percatarse de su extraño comportamiento e intentando recuperar su humor habitual -Ya apagué las luces, aunque olvidé preguntarte si eso te parecía bien.

Él reaccionó arqueando una ceja, negó lentamente -No tienes que preguntarme si me parece bien o no, esta también es tu casa...

Asuna no respondió se acercó a la cama con decisión para luego detenerse azorada a varios pasos de esta. De repente pareció muy tímida -¿Que lado prefieres?

- ¿Ehhhhh?

- ¿¡De que lado de la cama prefieres dormir!?

Tanta muestra de carácter lo sorprendió, se aclaró la garganta masajeándose el cuello como quien no quiere la cosa -Me da igual.

Asuna replicó algo entre dientes que él no llegó a oír, se dirigió al lado derecho del colchón, abrió las mantas de ese lado y con una gracia casi felina se acostó rápidamente, cubriéndose hasta la barbilla y dándose la vuelta de cara al balcón.

Kirito la siguió tiempo después, sobretodo notando que el espacio que le quedaba era en extremo ínfimo. Al parecer el lecho era más pequeño de lo que le hubo parecido en un primer momento.

Se sentó en la parte izquierda, y maniobró sus piernas para meterlas bajo las mantas con todo el cuidado posible de no rozarla. Sin embargo debió de tironear demasiado las sábanas porque al segundo siguiente tenía el irritado rostro de su flamante esposa vuelto hacia él con las cejas unidas en enojo.

- ¡Ya quédate quieto, me estas quitando la cobija!

- ¡Pero si ni siquiera me he movido!

Volvió a acomodarse en el reducido espacio y esta vez las puntas de sus pies tocaron algo suave y tibio que provocó espasmos y un gran sobresalto en el lado opuesto del lecho. Grandes ojos color miel y unas mejillas sonrojadas adorablemente lo enfrentaron.

- ¡Lo siento! ¡Lo siento!- exclamó alzando las manos en súplica, y moviendo aún más las mantas.

- ¡Kirito kun!

- ¡Perdón, aún no termino de acomodarme!- gimió con aire desesperado notando que la expresión enojosa de Asuna se acentuaba con cada movimiento que hiciera.

Luego de unos segundos en los que pareció una eternidad el joven finalmente se halló a gusto, aunque la cama se había convertido en un lío de mantas y sábanas tras intentar albergarlos lo más lejos posible.

Era cierto, se observaron desde los lados opuestos del lecho notando lo separados y completamente cerca que se encontraban. El bochorno era completamente legible en las mejillas de ambos, aunque el bonnus se lo llevaba ella, porque se veía extremadamente linda con sus pupilas latiendo bajo la pálida luz, con su cabello desordenado cayendo por el extremo de su cuello en un delicioso caos, haciéndole honor al sonrojo de sus mejillas.

- Buenas noches K-kirito kun...- fue su murmullo antes de extender el brazo y apagar la lámpara.

- Buenas noches.

Y la habitación pronto se encontró en penumbras, interrumpidas solo por la claridad tenue que se filtraba desde la ventana gracias a la fantasmal luz de la luna. Pasaron varios minutos donde lo único que se oyó fue el sonido acompasado de sus respiraciones cayendo en un tranquilo sueño.

- Asuna...- el susurro fue acompañado por un movimiento sutil que terminó con la rodilla invasora de Kirito entre las piernas sorprendentemente suaves de la chica.

- ¡Ehk...!- inmediatamente la joven profirió un grito, mezcla de sorpresa y de alarma, y pegó un salto abrupto que terminó con ella cayendo de la cama.

- ¡Oi, Asuna!

Él asomó la cabeza por el borde opuesto viendo a la muchacha que estaba sentada en el suelo con una parte de las sábanas enredadas a sus piernas, con aire ofendido y desgraciado.

- ¿Que diablos intentabas hacer? ¡Eso fue muy vergonzoso!

- ¡Bueno perdón! Solo intentaba conversar contigo...

- ¿Pero porqué así...?

Kirito soltó una risita -Perdón- y haciendo acopio de su parámetro de fuerza y destreza, se inclinó y fácilmente la tomó en brazos y la atrajo a la cama, a su cuerpo sin que ella opusiera resistencia.

- Creo que esta es la mejor forma de compartir espacio...- susurró en un tono pícaro, soplando mechones de cabello castaño que le cosquillearon los labios. Notó la rigidez en la joven, y afianzó el agarre de modo que pudiera tranquilizarla. Aunque a juzgar por sus ligeros espasmos parecía lograr todo lo contrario.

- E-es que esta cama es muy pequeña...- sonó la respuesta junto a su pecho, y por la calidad de su voz ella debía estar profundamente sonrojada.

- Es una cama para recién casados...- ni siquiera supo como tuvo aplomo para decir algo semejante. Asuna soltó un respingo, y él tembló por un momento creyendo que le propinaría un golpe, más sin embargo oyó un suspiro y luego un ligero, muy ligero, asentimiento.

- L-lo sé...

Conforme el tiempo empezó a correr y el silencio se hizo agradable, Kirito decidió que lo mejor era intentar dormir un poco. Lo cual ciertamente era inútil, considerando el ligero peso que descansaba bajo su barbilla y que no cesaba de advertirle lo cerca -juntos y pegados- que estaban, el descansar era algo que de momento estaba completamente inhabilitado de su sistema. Y para peor, sus palmas se hallaban en total contacto con esa suave piel desnuda con una confianza que lo sorprendió e inquietó sobremanera, eso y advertir la suave y cálida contextura del pequeño cuerpo que inconscientemente estrechaba contra el suyo.

Más segundos corrieron, y la sensación de estar tan pegados se magnificó tanto que hasta resultaba complicado respirar sin tener que sentirse. Era algo incómodo y placentero al mismo tiempo; como advertir las manos de ella hecha puños contra su pecho en un inútil intento de poner distancia lo cual era casi inasequible, al igual que el enredo íntimo de sus piernas, y ni hablar de como el ruedo de su prenda había subido hasta la mitad de sus muslos... Lo peor era que si Asuna intentaba moverse aunque sea un poco acabaría en una posición aún más comprometedora. De momento y aunque la vergüenza persistiera en incendiarle la cara tendría que permanecer así, en esa situación tan... íntima. Hasta que fuera capaz de conciliar el sueño.

- Asuna... -La voz de Kirito fue apenas un susurro, y como si fuera una constante en el joven, la palabra fue acompañada por una acción leve, y ella sintió los traviesos dedos en su cintura, deslizándose en algo que luego de un débil tirón pareció soltarse -S-se supone que es nuestra luna de miel...- siguió diciendo con voz suave. Y era casi imposible que fuera el mismo chico que horas atrás le había pedido que se casara con él.

Ella asintió levemente, afianzando los puños contra si aún más avergonzada, y escondiendo su turbación de alguna forma. Su corazón latía desesperadamente, y se preguntó si de verdad Kirito estaba tan tranquilo como sonaba. Él parecía seguro de si mismo, el movimiento certero de sus dedos en su hombro así lo confirmó al deslizar el tirante de su camisón apenas unos centímetros. Su otra mano parecía ocupada en su cintura desatando algo que para esas alturas era muy obvio.

- T-también esta es nuestra noche de...- Kirito no pudo seguir hablando porque de pronto el rostro de la chica se hallaba frente a él viéndolo con ojos brillantes y mejillas encendidas en tanto se mordía sensualmente el labio inferior como si estuviera considerando algo y no se atreviera a hacerlo, e inmediatamente el joven guardó silencio. Y luego esos mismos labios tímidos estaban sobre los suyos en un beso ruboroso que lo tomó desprevenido, pero que fue cobrando mayor entusiasmo conforme él devolvía todas y cada una de sus caricias. Lógicamente a estas alturas ya no importaba lo que iba a decir, el nuevo giro que hubo tomado la situación sobrepasaba con creces cualquier cosa que hubiera pensado para esa noche. Se permitió cerrar los párpados y disfrutar del mar de sensaciones que se abrían para si; como el suave y tibio peso de la mano de Asuna sobre su pecho cerca del corazón, mientras la restante hacía presión al sujetarle la mejilla como si quisiera evitar que se alejara de ella. Lo cual era francamente imposible considerando la la urgencia con la que sus labios lo buscaban. El tacto de sus piernas enredadas a las suyas, el aroma frutal que despedía su cabello aún húmedo gracias al baño, el ingenuo sabor de sus besos, y de su piel. Todo eso estaba sobrepasándolo.

Por lo que también se permitió corresponder, y rodear con cierto titubeo la cintura de la joven en tanto el lazo suelto del camisón se enredaba a sus dedos, y el beso entre ambos renacía con renovado fervor.

En menos de un santiamén Kirito hubo ubicado el pequeño cuerpo de Asuna debajo de si, prisionero entre el colchón y su cuerpo. Sus ojos ansiosos la devoraban sin pudor; recorriendo su cabello despeinado, sus mejillas sonrojadas, sus labios enrojecidos por la presión desmedida de las caricias, su camisón suelto enseñando más que ocultando, y su silencio...

Su extraño silencio, que se confundía con la vergüenza o la timidez de estar en una situación semejante.

- ¿Asuna...?- fue el susurro inquieto que siguió a sus acciones en tanto le rozaba la mejilla encendida con los nudillos.

Y ella asintió imperceptiblemente con una sonrisa, sujetando esa mano con devoción y llevándosela a los labios sin quitar su abochornada mirada de él.

En menos de un segundo Kirito desplegó la barra de su menú personal, y navegando sobre los botones con prisa finalmente dio con lo que buscaba.

Remove All Equipment.


La pálida luz de la luna fue fiel testigo del momento en que los dos amantes dejaron atrás sus rubores y prejuicios, y en medio de la erótica danza se convirtieron en uno.


Nota:

¡Feliz cumple Dru! Fuiste mi primer amiga que aceptó mi SAO locura y eso no tiene precio! Aqui mi humilde regalito para ti, espero que te guste :)

Bueno hacía tiempo que quería hacer este fic! Contará de un total de 12 capitulos (los dos restantes los tomo como los que aparecieron en el anime con Yui y el día de la pesca del pez gigante xD)

En fn, dire que estoy completamente obsesionada con este adorable par, y que anduve leyendo varios fics alusivos a su Luna de Miel antes de hacer este, ademas que me basé en los ME (Material Edition que son super cursis y romanticos xD) y en la Side Story 'The day Before' (Adoro a Argo no entiendo como no le dieron mayor protagonismo en el anime!)

En fin, espero me acompañen en este proyecto, y sientanse libres de comentar, me pondría realmente feliz de saber que piensan ^^

Sumi chan