Día uno
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling y esto es simple diversión.
Les aviso que es algo corto y sin mucho sentido, sólo lo escribo para inspirarme y actualizar pronto Ginevra Lestrange.
Como aclaración para antes de comenzar a leer, todo lo que ocurrió en los siete libros ocurrió aquí, es decir esto estaría clasificado como post-Hogwarts.
No podría haber elegido mejor mañana para quedarse dormida, su jefe le había pedido que se reuniese con él esa mañana y por cómo iban las cosas, el panorama no era muy alentador. Las cosas andaban mal en la revista y la reducción de personal estaba a la orden del día. Si tan sólo Michael hubiese tenido habilitada la chimenea no estaría llegando tan tarde, pensó mientras caminaba rápidamente por el callejón cercano en el que se había aparecido.
Los tacos resonaban contra el cálido cemento de Londres, el día estaba más caluroso de lo normal y recién estaban iniciando el verano. Trató de apresurar el paso, pero para su mala suerte uno de sus tacos quedó atorado en una rejilla, jaló con fuerza tratando de destrabarse, pero no tuvo resultado, así que se sacó el zapato y se hincó para lograr mejor la misión. Tiró de él pero su único resultado fue un taco quebrado.
―Mierda, lo único que me faltaba.
Como pudo llegó a su destino, apenas puso un pie en la oficina su jefe se dirigió furibundo hacía ella.
―¡Weasley! ―gritó sin ninguna consideración― ¡Estás despedida! ―no pudo reaccionar de inmediato y cuando al fin había procesado la información ya se encontraba caminando o más bien cojeando con el taco quebrado en medio de la ciudad.
No pudo reaccionar, sintió que su lado Weasley había desaparecido por completo cuando escuchó la palabra despedida, era la primera vez que la despedían de un trabajo, aunque era su primer trabajo y sin embargo muchas veces había querido renunciar, el hecho que la despidieran era diferente, significaba que no servía para lo que estaba haciendo. Con la cabeza gacha continúo un camino que no tenía sentido, colmando su cabeza de pensamientos con respecto al trabajo. Podría haber arreglado su zapato pero no tenía cabeza para hacerlo, como también podría haberse aparecido de inmediato a las afueras del pequeño departamento que compartía con su novio, Michael, pero las ganas de pensar y caminar eran más grandes que las palabras de consuelo que sabría que tendría cuando llegara a su hogar.
Luego de unos minutos u horas de andar, sus pies ya no pudieron más, llegó a una plaza donde había varios asientos libres, ocupó uno mientras gotas que llegaban sin invitación en ese caluroso día, comenzando a refrescarla y despejarla de todos los pensamientos que la estaban atormentando. Las gotas continuaron con mayor intensidad y ya al darse cuenta, estaba completamente empapada, saliendo al fin del transe que tenía en su cabeza.
Corrió de una forma algo graciosa hasta un lugar seguro para desaparecerse y donde pudiera protegerse a la vez de la intensa lluvia que ya caía y sin tardar un segundo más, desapareció. El lugar al que había llegado no era muy distinto al que se encontraba, nuevamente corrió como pudo, aún sin sacarse el zapato sin taco que llevaba. Por fin ya resguardada de la lluvia soltó un suspiro.
―Este día no podría ser peor ―susurró para ella misma mientras se dirigía a la puerta de lo que hace ya hace dos años era su hogar.
Mientras caminaba sus zapatos comenzaron a rechinar con el agua que habían absorbido. Definitivamente ya están completamente estropeados, pensó mientras se los iba quitando, sacó su varita, para abrir la puerta y recién pensó en usarla en ella misma para secarse, pero mejor entraba de una vez, tomaba un baño caliente y se quedaba todo el día en cama esperando a Michael.
La puerta se abrió con su singular rechinido, pero no fue lo que llamó la atención de la pelirroja, si no que fueron las risas que venían de la recamara, su recamara. Caminó hacía ella sin tratar de pensar en nada, no quería pensar más ese día. Voces y risas se hacían más cercanas.
Indiscutiblemente una de ellas era de Michael y la otra no la reconocía, pero era de mujer. Llena de miedo y angustia llegó a la recamara y entre sábanas revueltas y ropa tendida por el suelo, vio su peor pesadilla. Michael la engañaba con Daphne Greengrass, la supuesta mejor amiga de este.
Las palabras nuevamente no salían ese día y lo peor es que ellos aún no notaban su presencia siguiendo el espectáculo que llevaban tan bien, como dos expertos que se conocían por años. Sin poder hablar, atinó a lo único que tenía a su alcance, su zapato quebrado. Lo lanzó con toda su fuerza contra Michael, maldiciendo no haber reparado el taco para que tuviera mayor impacto en él, de todas maneras causó el impacto que quería, haciendo a Michael notar su presencia.
―Gi-Ginny ―sólo atinó a decir anonadado mientras que Daphne asomaba su cabeza de entre las sábanas con cara de horror. ―Puedo explicarte. No es lo que tú crees.
―¿¡Qué no es lo que creo! ―el coraje que comenzaba a sentir se acrecentó mucho más al escuchar las palabras de Michael.― ¿!Qué es exactamente lo que crees que creo, maldito imbécil! Está más que claro lo que sucede aquí. ―Daphne sin atinar a nada en silencio comenzó a buscar sus ropas envuelta en las sábanas que habían cubierto el engaño de esa tarde. ―Y está más que claro que no es la primera vez que tienen este tipo de encuentros.
―Ginny ―esta vez fue Daphne quien trató de llamar su atención mientras Michael rápidamente se cubría con unos jeans que tenía cerca― nosotros no queríamos hacerte esto.
―Sí, claro ―dijo con sarcasmo, aguantando las lágrimas en sus ojos― por lo que vi era obvio que no querían hacerme esto.
Michael se acercó a ella lentamente temiendo que hiciera algo en su contra, Ginny tanteó su varita que se encontraba en su bolsillo dispuesta a lanzar a Michael algún maleficio que lo dejara tirado en el suelo, sintiendo el dolor que tenía en ese momento. El alzó las manos, acercándose más a ella.
―Perdóname Ginny, de verdad yo no quería lastimarte, menos de esta manera, cruzo sus brazos alrededor de ella.
―No vales la pena ―le dijo en apenas un susurro lleno de rabia mientras se soltaba de él ―¡Quiero que te largues! ¡Lárguense los dos, no los quiero ver más en mi vida!
―Ginny ―trató nuevamente Daphne, pero comprendió que estaba todo dicho y que habían excusas que valieran en ese momento, sólo esperaba que algún día ella lo comprendiera.
―Ginny ―la llamó Michael que aún estaba frente a ella― te puedes quedar lo que quieras, pero el departamento es mío.
La furia nuevamente creció dentro de ella, él estaba en la razón, el departamento que compartían ya por dos años no era de ella, era de él y si alguien debía largarse de ahí era ella.
Comenzó a tomar una a una sus prendas sin decir nada, ya no quería volver más ahí. Michael, le insistía en que se quedará todo el tiempo que quisiese, pero el orgullo que tenía hacía continuara preparando sus maletas en forma mágica. Una vez terminada su labor ya no había rastro de Daphne en el departamento.
―Esta será la última vez que me veas así. ―alzó la varita para que sus maletas comenzaran a salir ordenadamente a través de la habitación y antes de salir no pudo evitar lanzarle una de sus especialidades, un mocomurciélago.
Continuará…
N/A: Todos los capítulos serán así de cortos, así que no se hagan ilusiones de leer algo largo, aunque lo largo dependerá del día :P
Si quieren dejar algún review, les estaré muy agradecida y sí sólo pasan a leer, también se los agradezco por el tiempo que se dieron.
Cariños.
