Disclaimer: Los personajes no son míos, son propiedad de Hajime Isayama, sin embargo la historia aquí planteada es de mi creación original.

Prologo.

– Todo se veía tan vacío, frío y solitario cuando que te fuiste -le comentó mirándolo desde el espejo.

– Eres más fuerte que esta basura, Mikasa. Apuesto a que no has limpiado en semanas esta pocilga -miraba su espalda, blanca y suave al tacto, resistiendo las ganas de tocarla mientras se cambiaba.

– ¿Cada que cruzas esa puerta te vuelves un extraño y yo soy la que está mal? Te vas cada mañana y no regresas hasta que estoy al borde del sueño.

Se levantó y fue directo al armario en busca de su ropa, con Rivaille en casa raramente llevaba algo que no fueran sus bragas, como en los viejos tiempos.

– Deja de fastidiar -hizo una pausa y continuó –. Hay cosas que no entiendes y es mejor que se quede todo así.

– ¿Te gusta cómo me veo?

– Mis camisas son sólo mías, Ackerman… -le arrebató la camisa – sabes que esto no nos llevará a ningún lado, no sé por qué sigues regresando. Esta ya no es tu casa, ve con tus amados Eren y Armin o a casa de alguno de tus amigos.

– Porque te amo -no quería llorar, no frente a él, lo esperó durante tanto tiempo que dejarlo ir no era una opción.

– Pero yo ya no, lárgate de mi departamento, olvídalo todo ¡olvídame a mí! -la tomó desprevenida de los brazos, agitándola con algo más que la fuerza necesaria.

– ¿Es lo que realmente quieres?

Se hizo el silencio, no hubo que responder, ya no la quería dañar más.