Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, fueron creados por Jane Austen.

Este fic participa en el reto:"Viñetas de Emociones" del foro "Las sombras de pemberley".

Número de palabras: 497.

Emoción:Confusión


Capítulo 1: Interrogantes

El ama de llaves hizo una mueca cuando sintió un portazo en el piso superior de la Mansión de Pemberley. Luego de un pesado silencio, ella y la doncella de la Señora Darcy intercambiaron miradas cuando un segundo portazo hizo saltar a todos los empleados que se encontraban en la cocina.

La tensión reinaba en el ambiente.

Nadie sabía exactamente porque el humor del señor Darcy había cambiado rotundamente en los últimos días. Se mostraba hosco con todo el mundo, desde su hermana y su primo hasta el personal de servicio, pero por sobre todas las cosas con su esposa.

Donde antes había sonrisas cómplices y múltiples escapadas a quien sabe dónde, ahora solo había fría cortesía y desplantes por parte de ambos.

Ya no se oían risas en los pasillos, ni el sonido del pianoforte de la señorita Darcy en el salón de música, pues todos estaban afectados por la extraña situación que se estaba viviendo.

Incluso parecía que la misma casa se había vuelto un poco gris.

Las cenas transcurrían en un silencio sepulcral, y el señor Darcy se iba apenas terminaba, a tomar brandy en la biblioteca, costumbre que había abandonado al contraer nupcias, tres meses atrás.

La señora Darcy, por su parte, había abandonado sus paseos por el parque de Pemberley, y el ama de llaves la había sorprendido mirando a su esposo con una mezcla de confusión, enojo y tristeza, que desgarraban su viejo corazón.

El coronel Fitwilliam, que había llegado de un viaje a España hace poco, y la señorita Darcy habían intentado animarla y, aunque al principio había surtido efecto y el grupo salía al pueblo con frecuencia, últimamente ni siquiera eso la ponía alegre.

Ambos lucían ojeras y la luz que había en ellos se había apagado, ¿Qué podía ser tan grave para que se lastimaran tanto uno al otro? ¿Sería algo permanente? ¿Acabaría pronto?

La campanilla volvió a sobresaltar a todo el mundo y la señora Reynolds, abandonando sus sombríos pensamientos, se apresuró a llegar al salón verde que pertenecía a la señorita Darcy, desde donde procedía el llamado.

Al entrar la encontró sentada frente a su primo en una mesita dispuesta junto al balcón, desde donde soplaba una tranquila brisa fresca que anunciaba el comienzo de la primavera.

-¿Podría mandar a que nos sirvan el té señora Reynolds?- con una pequeña mueca en su joven y delicado rostro completó- solo para dos.

Cuidándose de no mostrar en su expresión el pesar que le causaba la tristeza de su joven ama, el ama de llaves aseguró que se ocuparía de inmediato del asunto.

Caminando hacia la puerta escucho un suspiro femenino que revelaba pesar y confusión, y la voz grave del Coronel diciendo:

-Todo se arreglará prima. Ellos pueden ser muy tercos si se lo proponen, pero en el fondo se aman.

Deseando de todo corazón que fuera cierto, la señora Reynolds volvió a sus actividades.

Sus patrones merecían ser felices.

Más tarde, se escuchó otro portazo.