Nota de la Autora: Bueno, esta es una historia que se me ocurrió hace bastante, cuando me di cuenta (y con tristeza) que no había ningún Fic de la pareja Sasori e Ino (súper crack, vale decir) como protagonistas en el archivo en español de Fanfiction. Me gusta mucho (quizás porque Ino me parece un personaje muy versátil o porque Sasori es mi segundo pelirrojo preferido de esta serie), y la verdad es que cuesta encontrar historias de ellos (hay dos en inglés, en esta misma página, que me gustaron mucho, una abandonada basada en el manga Hana Yori Dango y otra terminada), así que decidí contribuir para los que les gustan esta pareja extraña, con este minific, y quizas, quien les dice, alentar a que aparezcan mas! =D
La idea original era hacerla un one-shot, pero no era suficiente como para plasmar la idea de la mala situación económica y la mala fortuna del pobre chico marioneta/marionetista y el orgullo de ambos en el medio (nah,...mentira, le agarre el gustito de escribir jeje), y no me gustaba como quedaba. Así que decidí hacerlo un poquitín más largo. Hay un leve OCC, pero no creo que sea tan grave. Cualquier cosa o sugerencia, será muy tenida en cuenta.
Disclaimer (siempre bienvenido): Ningún personaje que aparece aquí me pertenece, sino que son propiedad de Masashi Kishimoto (si fueran míos, Sasori hubiera mandado a Sakura a tomar la leche a su casa y a su abuela a aplicarse la medicina para la memoria, mientras que Deidara hubiera volado a Sasuke y a sus "futuras partes restauradoras de clan" miles de kilómetros a la deriva, perdiéndose en el horizonte, mientras le contaba un chiste a Itachi y Tobi reía antes de terminar de escucharlo).
Protagonistas: El dúo dinámico favorito de Akatsuki, "El Shinobi de los Recursos Naturales" Akasuna No Sasori y su compañero Deidara "El Ninja Explosivo"; Ino Yamanaka y participaciones especiales del equipo de Konohamaru. Todos en un Universo Alterno, donde no son ninjas, pero tampoco viven en nuestro mundo.
Advertencias: Solo pónganse cómodos y disfruten de la lectura. Cualquier cosa que se les ocurra cuando lean la historia, no duden en contarme ;D.
Sakuhin To Yiman To Koi
Capitulo Uno:
El Arte De La Desesperación
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Repasaba cuidadosamente todo lo que había dentro del bolso:
*Tanza
*Chinches
*Papel de diario
*Chicles
*Súper Pegamento
*Sorbetes
*Hiruko
*Sandaime
No podía creer lo que estaba a punto de hacer. Él se consideraba un hombre maduro y que poco le afectaba la opinión que tenían los demás sobre él...
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Practicaba el oficio familiar. A lo largo de generaciones, los integrantes de la familia Akasuna, habían sido artesanos. Pero no hacían vasijas ni esculturas. Realizaban todo tipo de juguetes. De todos los tamaños, formas y colores inimaginables. Su apellido era reconocido por el arte de la creación de juegos y el talento de aquel clan era famoso y respetado a lo largo de todo el País del Viento. Generalmente, debido a la gran excelencia del trabajo, los pedidos de aquellos eran hechos por personas adineradas y de la nobleza, pero, a pesar de eso, las creaciones de los Akasuna no eran exclusivas de alguna clase social en particular. Sus integrantes sentían que ellas tomaban verdadero valor y significado para cualquiera que realmente las quisiera y servían para divertir y sacar sonrisas a quienes lo deseaban. Aunque era un pensamiento y una tradición familiar que se mantuvo desde el primer ancestro, había una excepción dentro del clan: el miembro más joven, Akasuna No Sasori.
Él se especializaba en la creación de marionetas; nunca tuvo un verdadero interés por fabricar juegos de mesa o autitos u otra cosa como los demás. Solo títeres. Consideraba que el Arte no era para divertir. Que era algo serio, y no debía ser tomado a la ligera. La expresión de los sentimientos y el alma solo era posible a través de aquella actividad, no debía ser utilizada para y por mocosos que no tenían el intelecto suficiente como para apreciarlo. Solo jugaban y reían con El Arte. Esto, era muy irritante y ofensivo para él. No hace falta aclarar que Sasori no era el miembro más popular entre el clan por dicho pensamiento que contradecía la esencia familiar; sin embargo, era el más talentoso entre ellos. Ningún otro miembro mostró jamás el talento innato que poseía este joven pelirrojo.
Pero, había un inconveniente. Nadie negaba su increíble e ilimitada capacidad como artista, pero sabían que si mantenía su actitud terca, su futuro (como su presente) financiero, sería más que desastroso. Él ya era mayor de edad, así que no podía depender de abuela para pagar sus gastos, debía ser un hombre independiente. Sin embargo, se negaba a vender alguna de sus creaciones (que si se lo proponía, por cada una sacaría una buena suma de dinero, dada la excelente calidad y el gran empeño puesto en ella), ya que las consideraba parte de él.
Sus mínimos ingresos se debían a los trabajos "temporales" de media jornada que conseguía. Como dedicaba toda su atención y gran parte de su energía a sus marionetas, no era bueno conservando un empleo por mucho tiempo. Muchos le preguntaron cómo podía mantener su departamento sin ayuda de su tutora, y él contestaba siempre de la misma manera: "Es una ventaja tener a Kakuzu como amigo". Este joven, de piel morena y ojos claros, era un excelente administrador de dinero, y hacia maravillas con pocas monedas. Sasori, dependía y sobrevivía la vida de soltero con sus consejos (y solo bebiendo agua del grifo y comiendo cuando podía la oferta del día del mini mercadito, vale decir). Si no fuera por Kakuzu, no hubiera conseguido ese pequeño departamento barato, con fugas en las cañerías, mampostería resquebrajada, una pequeña ventana rota cubierta por un pedazo de cartón, incontables, y a veces desconocidas, plagas y con un insoportable olor a humedad. Tenía un colchón que había perdido parte de su relleno de gomaespuma, una heladerita vieja que no enfriaba en verano (algo bastante inútil, ya que el País del Viento se caracterizaba por ser un territorio extenso, con altas temperaturas todo el año), una mesa de carpintero (quizás, el mobiliario más costoso de todo el departamento, inclusive más que el alquiler de aquella vivienda), muchos aparadores y un banquito, todo en el mismo cuarto. Era su dormitorio, cocina, comedor y taller. Era todo un reto que su trabajo no se estropeara por aquellas pobres condiciones edilicias. Pero, a Sasori le gustaban los retos y sobretodo, perfeccionarse. Si no fuera por estar viviendo en ese cuchitril, sus técnicas no hubieran mejorado hasta el punto de ser envidiadas por sus propios familiares más experimentados.
Sin embargo, este método alternativo de mantener su orgullo y un desafío de techo a duras penas, estaba a punto de caducar.
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Dos días antes:
Sasori estaba concentrado en su tarea. Había llegado temprano del trabajo ya que había sido despedido, de nuevo. Pero eso no le molestaba; la venta puerta a puerta, no era para él (y más con su carácter serio, su cara de mínimos amigos y las contestaciones poco simpáticas que les daba a sus posibles clientes cuando lo dejaban esperando en la entrada). Buscaría otro empleo mañana, uno donde no sea requisito relacionarse con irrespetuosos derrochadores de tiempo.
Unos ajustes mas, y su última creación, estaría lista para ser admirada. Como eran piezas pequeñas, necesitaba de toda su capacidad y máxima concentración para que quedara perfecta.
-Solo un poco más, y ese tornillo quedara bien ajustado…- susurraba el pelirrojo para sí, mientras se mordía los labios en señal de nerviosismo y giraba con extrema delicadeza el destornillador.
Pero como no todo es fácil en la vida, la armonía y la paz que habían en el aire, fueron quebrantadas.
-¡Oi Danna, ohayo gozaimasu!- De un golpe, un rubio bastante ruidoso entro al taller/mono-ambiente/deposito de marionetas, y saludo energéticamente, golpeando la mesa de trabajo.
Y como era previsible, del repentino saludo con susto incluido, Sasori dejo caer el tornillo. Este perno, a los ojos asustados del artista, caía en cámara lenta. Y de la misma manera, como si fuera por arte de magia o un anime de comedia, todas y cada una de las articulaciones de la marioneta se separaron. Lentamente su obra caía, estrellándose contra el suelo, emitiendo un ruido sonoro –como un plaf!- y desparramándose por todos lados.
Luego de aquel escándalo, solo podían escucharse gruñidos (como de una bestia conteniendo su furia sedienta de sangre) y chirridos de dientes, cortesía del pelirrojo. En cambio, el joven Deidara estaba inmutado, y se podría decir que casi disfrutando del espectáculo, o eso podía deducirse de la mínima sonrisa (delicada pero evidente a los ojos del buen observador) que se formo en su rostro.
-¿Deidara, podría saber cuál es el motivo de tu "agradable" y "necesaria" visita?- Sasori no solo era un prodigio en el arte de construir marionetas, sino que también se le daba muy bien el sarcasmo.
-Danna ¿Por qué ese carácter podrido tan temprano? Me gusta visitarte sin avisar y sin motivo aparente. No creo que haya algo malo en eso. Además, te traje un sándwich. Es de crudo con atún. Agradece mi generosidad, hmph.- el rubio dejo el alimento en la mesa.
Sasori miro el sándwich con sumo interés. Ahora que lo pensaba bien, él no había comido nada desde la mañana (aunque tampoco había mucho que comer). Así que lo tomo, y no le hizo caso al joven rubio, que le dirigía una mirada de triunfo.
-Bueno, ya que me visitaste sin ningún motivo aparente, podrías empezar a levantar del suelo, con extrema delicadeza, el desastre que provocaste.- decía el pelirrojo, terminando el aperitivo/cena de emergencia que le había traído.
-¡No, no, no!- decía un Deidara escandalizado y, con mucha ironía presente -Si hago eso, podría arruinar "tu arte", no pienso hacer tal barbaridad...ni tampoco ensuciarme las manos con algo tan insulso...- y esto último lo dijo en un susurro bien imperceptible procurando que no lo escuchara, no quería correr el riesgo de enfrentarse contra el mal genio de su mejor amigo.
-En fin... ¿No deberías estar trabajando?, ¿Cual era tu último empleo...? Ya que lo cambias tanto como si fueran un par de medias...aunque sospecho que es mucho más seguido...- miraba de reojo las no-medias que traía el pelirrojo; ya que eran "Un bien completamente prescindible con tanto calor" o "El dinero que se gastarían en ellas, sería mejor invertido en algo útil" o el favorito del mes "El dinero ahorrado tiene más valor" según frases de Kakuzu.
El pelirrojo, al ver que su compañero no tenía ni la más mínima intención de ayudar a limpiar su desastre, se agacho al suelo, y con paciencia, comenzó a levantar una a una todas las piezas, mientras le contestaba con notable fastidio.
-Trabajaba vendiendo broches para ropa, casa por casa. Renuncie. Me aburría y era cansador. Pero sobre todas las cosas, me molestaba mucho que las personas carecieran por completo de modales. No valoran el tiempo propio ni mucho menos el ajeno. Realmente me indignaba, ese empleo no era para mí. Creo que buscare algo de oficina...- Sasori seguía con la vista fija en el suelo y en los pies de Deidara, no vaya a ser que le pisara algo y terminara sacándolo a patadas de su casa (aunque ganas no le faltaban). Realmente no estaba de humor y hacia uso de su muy limitada paciencia.
Era evidente para el rubio que, por la situación económica del pelirrojo, este fue despedido, ya que no estaba en posición de renunciar (le costaba mucho conseguir un trabajo, y más aun, uno estable). Pero Deidara no quiso decir nada, ya que sabría que sería un duro golpe al orgullo del chico marionetista y no era lo que justamente le convenía, así que solo asintió con la cabeza, listo para lanzar la bomba. Era ahora o nunca.
-Entonces Danna ¿Ya no estás ocupado?-
El pelirrojo arqueo una ceja y levanto lentamente la mirada. Nunca tuvo un sexto sentido de peligro próximo, pero si lo hubiera tenido, juraría que se estaría activando por la pregunta que acababa de escuchar.
-¿Para qué preguntabas Deidara? Si necesitas algo, mi respuesta es no.- Volviendo otra vez a su labor, dio por terminado el tema con su tono más intimidante. Siempre Deidara la había pedido favores muy extraños y que muchas veces, lo dejaba mal parado.
-Esta vez, hay dineeeero de por medio Danna.- Deidara se aseguro de que la palabra dinero se escuchara lo mas tentadora posible.
-No estoy interesado. Ahora retírate, que necesito paz para terminar mi obra.- Lo miro de manera intimidante, aunque quizás no le serviría de nada, ya que ese chico aprendió a no importarle un comino sus miradas asesinas.
Y como era de esperarse, Deidara ni se inmuto. Estaba más que acostumbrado a esos ojos, en modo asesino, furioso o sádico, aunque no le fue tan fácil. Cuando su amistad empezó, los sustos y pesadillas de Deidara con ojos ambar-violáceos brillando por violencia le eran muy frecuentes.
Aprovecho que los ojos de Sasori estaban fijos en él, para guiarlos hacia un rincón en particular con su mirada. En ese rincón, había ropa y un par de zapatillas tiradas. Y dentro de una, un pequeño ratón durmiendo feliz, como si fuera lo más natural del mundo vivir en la casa de un tipo gruñón y antipático con todas las criaturas vivientes. La falta de higiene ya era demasiada. Entonces, Deidara dio una sonrisa de lado, y endulzo más su oferta.
-Te pagaría 20 pesos la hora Danna. Y son cinco horas de trabajo, lo que haría un total de 100 pesos en solo un día, ¿No es una oportunidad excelente?- Con la escena del ratón, el rubio estaba más que seguro que lo tenía en la palma de su mano. Era ya demasiado triste que un animalito, de 10 cm de largo como mucho, este viviendo más cómodo en el departamento que el mismo Sasori.
-¿100 pesos en un día? ¿Qué tengo que hacer, vestirme de payaso y hacer publicidad a tu negocio de intento de arte- comentario que Deidara se trago por necesidad, aunque la vena de la frente salto -o hacer trabajos de carpintería en toda tu casa? Es demasiado extraño...- El pelirrojo no muy convencido miraba de reojo al roedor. Ese maldito bicho, no importa cuántas veces lo había corrido ni tirado con las zapatillas, no se iba de su casa. Y lo peor de todo, que le gustaba usar su ropa limpia (cuando había) como baño. Con 100 pesos podría comprar veneno para ratas y algo digerible para comer. Sin contar que podría pagar una parte del alquiler del mes, que ya tenía un poco de atraso. Realmente necesitaba la plata. Pero era Deidara, él jamás traía algo bueno...
-¡Oi Danna, eres muy inteligente! En realidad, el trabajo consistiría en algo así. Deberías cuidar y vigilar un par de chicos en casa, ¡y hasta tenés comida incluida!-
¡¿Algo así?¡ ¿Que tiene que ver la carpintería con enanos que seguramente se babean? ¡¿O la publicidad con críos gritones? Una mezcla de escepticismo e interrogantes se fundían de manera armoniosa en el rostro de Sasori. Su amigo, al notar su gesto extraño, prosiguió a darle una completa explicación aceptable.
-El tema es que son los hijos de las señoras amigas de mi madre. Ella se ofreció para cuidarlos mañana por la tarde, pero olvido que tiene un trabajo muy importante en el centro y no puede faltar. Así que me pidió que lo hiciera yo, pero tengo que terminar la preparación de la exposición del viernes en la galería de arte con mi padre, así que no puedo hacerlo.-
Antes de continuar, reviso la cara de Sasori una vez más. Vio escrita la pregunta "¿Y por qué carajos yo?", y se limito a sacarle la duda.
-Por eso, como vos sos mi amigo más confiable y el más maduro que tengo, te contrato como "vigilante de infantes" -por no decir "Babysitter" y que el otro lo sacara de la casa de los pelos- y te pagare bien, como ya te he dicho. ¡Y podrás comer cualquier cosa que haya en la heladera! Y sabes muy bien que tanto como mi mama como mi hermana pequeña cocinan muy bien...cuando tienen ganas, sino compran comida congelada y no laven los platos... -el joven frunció un poco el ceño, no le gustaba la verdura congelada como cena -pero en fin ¿No es excelente?- su sonrisa surgió a medida que recordaba lo que necesitaba y comenzó a agitar los brazos, tratando de mostrar entusiasmo por la idea, ya que tenía que vendérsela como buena si o si.
-Podrías ver la televisión del comedor y usar la computadora además de acariciar al gato ese. Conectas la Wii a la tele de la sala y ella sola se encarga de cuidar a los niños. ¡¿No es de gran ayuda la tecnología de ahora? Si les pones el juego "House of the dead", te aseguro que los mocosos ni se levantan para ir al baño. Es maravilloso. Mi mamá lo hacía conmigo cuando era chico, pero en ese tiempo estaba de moda el Sega y el erizo/gato azul...-
-No- Dijo rotundamente el pelirrojo, cortando instantáneamente los flashback que el rubio estaba rememorando con nostalgia.
Deidara, confundido por la respuesta (obviamente no esperada), lo miro incrédulo.
-¡Pero si es una oferta excelente! Sabes bien que yo te pagaría y no tendrías que hacer nada, solo conectar unos cables y listo. ¡Si querés, te los conecto yo y solo tenés que prender la Nintendo Wii! Los chicos no te hablaran ni te miraran si esta la consola prendida. Se desconectarían del mundo hasta que la Wii se apague. Sera como si ellos nunca hubieran existido...Además, te dije que podrías tener al condenado gato de mi hermana todo el día a upa si quisieras; yo sé que es lo único que respira que te cae moderadamente bien...- Y solo era así porque el gato odiaba a Deidara y cada vez que lo veía, el minino se ponía a jugar Ta-Te-Ti en el rostro del rubio, mientras este gritaba de dolor y pidiendo clemencia, que, obviamente, el felino no tenía ni la mas mínima intención de otorgarle. Eso, era lo que el pelirrojo llamaba, en el lenguaje de Kakuzu, "buen entretenimiento, económicamente accesible".
-No. No voy a ser la niñera de nadie.- Sasori, terminando de alzar la última pieza del suelo, se levantó y se acercó a la mesa de trabajo, dispuesto a retomar la labor y comenzar desde cero (cosa que no le causaba nada de gracia).
-Demo, Danna...- Deidara quería hacerlo entrar en razón. No podía entender de como su amigo, que realmente necesitaba el dinero (quizás más que cualquiera que conocía), dejara pasar una oportunidad como esta (¡y encima cuando la pinto de bien! ¡Hasta le nombro el gato!) solo por orgullo.
-He dicho que no. Si no hay más que decir, puedes retirarte Deidara- Dicho esto, bajo su mirada y empezó a ajustar las tuercas. Dándole a entender al rubio, que no hablaría mas con él.
-¿Y si te pago 35 pesos la hora? Y le digo a mi madre que te deje listo su mejor ramen de cerdo en la heladera y a mi hermana que prepare animitsu, realmente necesito tu ayuda Sasori...-
-...-
Entendiendo su silencio, Deidara suspiro. Se encamino hacia la puerta, no dudando en decir de que si cambiaba de opinión, lo llamara, que tenía tiempo hasta mañana bien temprano. Saludo y se retiro.
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Ya era bien entrada la noche. Estuvo todo el día para volver a tener su obra en el mismo estado antes de que los gritos de Deidara la echaran a perder en la mañana. Había llegado el momento de terminarla. Su obra, quizás la más magnifica de todas las creadas hasta el momento y por crear, solo necesitaba el pequeño ajuste del diminuto tornillo. La sangre del pelirrojo hervía de entusiasmo y orgullo. El mejor trabajo de toda su existencia estaba a punto de cobrar vida. Nervioso, y con la delicadeza de un gran cirujano, comenzó a girar el destornillador lentamente, muriéndose internamente de ganas por decir, satisfecho, "He terminado". Pero tenía que mantener la calma, pues el momento estaba cerca. Ya no había nada que pudiera evitar el crear su obra maestra...
TOC, TOC, TOC
-¡Akasuna No, abra la puerta!- una voz ronca y molesta, resonó con exigencia en medio del silencio sepulcral, junto con fuertes golpes.
Y como si fuera un escalofriante dejavú, otra vez, el pequeño pero importante tornillo, volvió a caer, llevándose consigo la marioneta, las esperanzas y los sueños del joven al suelo.
Pero, lo que no sabía, es que ese tornillo no se había llevado nada en relación con lo que le esperaba detrás de la puerta...
To Be Continued...(Fah! desde cuando parlo inglés?)
Bueno, ¿Qué tal? ¿Les parece que cambie la forma de escribir? ¿Les gusta mas así o sigo escribiendo flojo? Quedo medio raro el capi, pero si seguía, iba a quedar muy largo y quizás les iba cansar leerlo todo. Entonces lo corte acá, total, lo importante está planteado. Y si se preguntan si es un zombie el que toco la puerta, no, no lo es. Aunque seria genial, pero como esta historia no tiene zombies (lamentablemente), sería incoherente que uno toque la puerta. Bueno, ahora queda en ustedes hacerme llegar sus criticas (porque por ustedes es que corrijo mis errores y trato de crecer como escritora =D).
Saludos y suerte!
Ryoko!
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Ahora como postre (si es que se quedaron con hambre), momentos "Wandering Mind" (bastante colgados) de la autora:
Biografias Alternativas I
Si Mitsu no Ryoko hubiera nacido:
Llama parlante
La joven Ryoko, una llama nacida en Jujuy, comenzó a hablar a la temprana edad de dos años. Aburrida de tener una vida aportando lana para sueteres y gorros que jamas usaria, intento probar con la actuación. Se mudó a Buenos Aires, viajando en un camión lleno de bananas. Al llegar a la calle Corrientes, zona de espectáculos, intento dejar un currículum en cada teatro, pero fue rechazada por tenerlos escritos con barro y pasto y firmado con sus pezuñas. Le dijeron que eso era poco profesional.
Desanimada, se tomo la linea B del subte sin ningun destino en mente, y terminó en Puerto Madero. Alli, fue parada por un señor que creyó que era buena idea que una llama parlante hiciera una publicidad para su compañia telefónica. Contenta, conoció a sus compañeros de trabajo, que eran unos títeres de llamas con grandes personalidades. Pronto, los publicistas notaron que Ryoko la Llama no tenia talento artistico. Le regalaron una bolsita de caramelos de menta, la esquilaron y la mandaron fuera. Triste, volvio a su querido Jujuy natal a comer pasto y hacer ponchos.
Se dice, que al menos un gorrito que se hizo con la lana de ella, aparecio en la tele, siendo usado por uno de esos carismaticos titeres que se volvieron muy famosos y populares.
