AVISO: texto oscuro, reinterpretación libre. Si no es lo que buscas, no lo leas.

Descargo de responsabilidad: Skip Beat! y sus personajes no me pertenecen. Solo estas letras.


FARSANTE

Enarbolas tu sonrisa como si fuera una bandera.

Nunca faltan los saludos cordiales ni los gestos educados.

Los mensajes que te envías con las chicas son alegres, llenos de colores y de imágenes brillantes. Cuantas más mejor.

Abrazas con ternura a María-chan y juegas con ella a tomar el té inglés de las cinco.

Sigues sonriendo y no eres más que optimismo y entusiasmo cuando hablas con él.

Sonríes y vuelves a sonreír.

Pero todo dentro de ti está gritando.

Y es el tuyo un grito sordo, porque nadie te escucha.

Nadie te ve.

Pasas por la vida de los demás sin que realmente te vean. Sin que realmente te escuchen.

Sonríes y gritas. Pero solo ven tu sonrisa.

Sonríes tanto que te duele la boca. Los músculos de la cara están tensos, tanto que ya no sabes quitar esa sonrisa de tu cara. Sí, duelen. Pero más duele el agujero que tienes en el centro del pecho. Un vacío negro, oscuro, que cada día se hace más y más grande, arrasando con todo a su paso. Y se lleva consigo los momentos felices en los que creíste que aquel chico te amaba. Se pierde también en ese vacío el pensamiento, pequeño y delicado, de que alguna vez tu madre pudo haberte querido traer a este mundo. Pero no. No fuiste más que una criada y un aborto malogrado. Porque no eres nada. No eres nadie. El vacío se extiende, y alcanza los días en los que creíste que habías encontrado una nueva vida solo para ti. Pero los engulle, los devora, borrándolos de tu corazón de la misma manera que el mar se lleva los dibujos en la arena. Como si nunca hubieran existido.

Vives tu vida de mentira, y sigues actuando. En la vida y en los platós. Ya no diferencias a la muchacha de Kyoto con la actriz. Se vuelven la misma mentira.

Sonríes. Gritas.

Y con el grito viene la ira. Por todo, por nada. Solo la ira. Haciéndote cosquillas en la punta de los dedos, lista para salir al mundo convertida en insultos y en trastos rotos. Pero los sometes y los encierras en tu garganta. Aprietas los dientes y sonríes.

Sonríes mientras gritas.

Sonríes, siempre sonríes.

Solo quieres acostarte y dormir. Porque en tus sueños no tienes que fingir que sonríes. En tus sueños, eres libre. Y el olvido te arrulla con sus olas, y te mece como si fuera una canción de cuna, llevándoselo todo, como hojas al viento.

Duermes, para no sonreír.

Duermes para no gritar.

Porque sabes que un día te romperás.

Solo es cuestión de tiempo.