Los chicos no pueden quedar embarazados

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Percy Jackson es propiedad de Rick Riordan.

Este fic participa del Reto continuo: "Calendario de desafíos" del Foro "El Monte del Olimpo".


Will Solace lleva pensando en la misma cuestión y no es capaz de concentrarse en los dientes perlados que se cierran sobre la piel cremosa de su hombro desnudo. Nico murmura algo que no es capaz de descifrar, pero que suena a parecido a:

—Tienes cuatro lunares en forma de rombo.

Por más que las manos le cosquillean y comienza a sentir una sensación cálida recorriendo su piel en los mismos rincones donde besa el chico, no puede alejar aquella importante pregunta de su pensamiento.

—Nico —intenta apartarlo de su lado, haciendo acopio de su fuerza de voluntad—, ¿estás seguro de lo que estamos haciendo?

—¿A qué te refieres? —pregunta con el ceño fruncido. Sabe perfectamente lo que quiere decir Will pero le molesta toparse con la vacilación—. Solamente nos estamos besando. No hay nada de malo en ello.

—Nos estamos quitando la ropa —responde y señala su torso desnudo—. ¿Y si me dejas embarazado? Lo más seguro es que te vayas y no te hagas cargo del niño.

Suelta una carcajada. No puede evitar hacerlo. La pregunta resulta muy graciosa e inverosímil al mismo tiempo. Sin duda, Will Solace sabe cómo acabar con la comodidad para contacto más íntimo entre ellos.

—Los chicos no pueden quedar embarazados, Solace. Deberías saberlo.

—Pero nosotros no somos chicos normales —enfatiza sus palabras con las cejas arqueadas—. Somos semidioses. Atenea puede quedar embarazada con el pensamiento. ¿Y si nuestro hijo no tiene ombligo como Annabeth?

—Annabeth tiene ombligo.

—¿Cómo lo sabes? —interroga—. ¿La vista desnuda alguna vez? No quiero tener un hijo sin ombligo.

—Will, un chico no puede dejar embarazado a otro por más sangre divina que tenga.

—¿Puedes darme alguna garantía de lo que dices? Soy demasiado joven para quedar embarazado y cambiar pañales. ¿Te imaginas cambiar un pañal sucio? Mejor tú te quedas con el asunto del pañal y yo elijo el nombre.

—Lo repito por tercer vez. ¡Los chicos no pueden tener hijos con otros chicos!

—Podríamos ponerle Apolo Hades. Primero el nombre de mi padre por ser quien soporte los nueve meses de embarazo y después el nombre del tuyo para que mi suegro Hades no se entere.

A Nico se le hace un nudo en el estómago al escuchar suegro Hades. Trata de imaginarse a Apolo y a Hades sentados en una misma mesa, tratando de conversar cordialmente, mientras sus hijos les comunican la nueva llegada a la familia.

—¿Quieres condenar al niño antes de llegar al mundo? No puedes nombrarle del mismo modo que dos dioses olímpicos, sería objeto de constantes comparaciones —dice. Sacude la cabeza tratando de desechar la ocurrencia de Will—. Definitivamente, no quiero volver a hablar más sobre el tema.

—¿Me seguirás besando?

Nico sonríe. No es una sonrisa común y corriente. Es una sonrisa llena de complicidad y emociones compartidas. Atrapa sus labios entre los suyos como si pudieran amanecer muertos. Se deleita con los sabores conocidos una y otra vez, hasta saciarse. Se separan cuando sus pulmones exigen bocanadas de aire.

—Entonces, ¿se llamará Apolo Hades?