Disclaimer: Ni Filch me pertenece ni su historia tampoco… Bueno, sí, la he tergiversado un poco… Pero no es algo tan raro, ¿no?

Fobia: Ginefobia (Temor a las muejres)

Este fic participa en el minireto de octubre para El Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

ooOOoo

Argus Filch desechó el tomo número tres del curso Embrujorrapid, lanzándolo lo más lejos posible. Aquel trozo de papel no conseguía ayudarlo y eso lo desquiciaba. ¿Acaso no había seguido todas las pautas? ¿No había comprado todo lo necesario para hacer más fácil el proceso?

Nada, el resultado seguía siendo el mismo. Ninguno.

Su vista vagó por la corta extensión que delimitaba su cuarto, sus dominios, donde siempre olía a humedad y a viejo. Sí, realmente aquella habitación definía perfectamente al hombre que la ocupaba.

Suspiró y, cuando se agachó para recuperar el maltrecho libro, una voz aguda y estridente resonó en su cabeza.

"¡Nunca aprenderás, Argus! ¡No eres más que un squib!"

Apretó la mandíbula, impidiendo que el recuerdo de aquella odiosa mujer amenazara con ocupar sus pensamientos. No la dejaría, no después de todo lo que ella le había hecho pasar.

"¡Squib!"

—¡No! ¡No lo soy! —rugió, intentando acallarla

Pero no podía, y su imagen regresaba. Esa fémina, de lustroso pelo castaño y ceño eternamente fruncido, acudía rauda a su cabeza. Sus labios, hábiles y venenosos, los cuales jamás le habían brindado ni una sola palabra amable cuando era niño. Ni la más mínima sílaba. Nada que no fueran insultos, degradaciones o palabras hirientes que ridiculizaran su lentitud en el aprendizaje mágico.

Nunca supo quererle, nunca le dio una oportunidad. Jamás le dedicó tiempo. Prefirió tacharlo de squib a la primera de cambio, apartándolo y auto compadeciéndose por haber tenido un hijo como él… Sólo porque aquello era mucho más fácil y rápido.

Y su padre, aquel pusilánime sin voz ni voto, ¡qué poco le importó todo aquello! Es más, se calló, asintió y permaneció al margen. Como siempre. Dejando que su hijo se sumiera en una desesperación sin retorno, obligado a permanecer apartado de aquel mundo maravilloso, al que pertenecía por derecho.

Nadie supo ayudarlo… Al fin y al cabo, era mucho más sencillo señalar y reírse, ¿quién gastaría un solo segundo en preguntarse el por qué? ¿El por qué de que Argus Filch, conserje y presunto squib, jamás se había casado o relacionado con mujer alguna?

No podría, era consciente. Pues, la imagen de su madre suplantaría cualquier rastro de razón y el miedo regresaría. No importaba la mujer, ni tampoco su forma de ser, nada cambiaría.

Incluso aquella señora, regordeta y malvada, que asoló el castillo hace unos años y erigió un estado de terror, incluso ahí, tampoco pudo acercarse. Aunque le agradeciera ese cierto poder para cumplir la ley, esas miradas de terror y miedo en los rostros de los alumnos…

Tal vez su temor se basara en evitar, a toda costa, el convertirse en alguien como su padre… O tal vez fuera simple cobardía.

Fuera lo que fuese, algo tenía muy claro. Ninguna mujer entraría en su vida.

Inmerso en esos pensamientos, notó a un ser peludo rebozarse contra sus pantorrillas. Sonrió, alzando al andrajoso gato hasta dejarlo sobre su regazo.

—Solo tú, Sra. Norris, tú serás la única mujer en mi vida.

ooOOoo

Palabras: 500 (justas!)

Creo que jamás se ha escrito algo sobre él y, la verdad, es un personaje bastante interesante para mí. Al fin y al cabo, todo odio (y todo temor) tiene un principio. JK jamás dijo que Filch fuera un squib… Y de no serlo… ¿Qué era realmente Argus Filch?