Title: Procesos

Author: GaBrIeLa

Pairing: Blaise/Draco; Harry/Draco

Rating: R

Summary: AU, slash. No es magia, solo el mundo real. Mas o menos

NOTA: Esta historia ya està terminada. Irè subiendo los otros cuatro capìtulos (si, la historia solo tiene 5 capitulos ¬¬) a la semana (o si tengo muchos reviews, depende de lo que llegue primero ). Algunos lugares son lugares donde yo misma he estado, asi que... no contiene nada de magia o algo por el estilo.


Procesos

Por GaBo0

CAPITULO 01: Observando

Harry Potter era sólo otro niño normal, un adolescente que atravesaba todos los problemas de la vida contemporánea dentro de su pequeño pueblo en alguna parte de un continente. Su vida rutinaria y aburrida no le molestaba en absoluto. La paz que había encontrado en esa existencia insignificante le gustaba.

Lamentablemente, siempre tiene que ocurrir algo cuando uno se siente más a gusto con lo que tiene.

- ¡No puedo creerlo!

- Pues créelo – repicaba la voz del muchacho de ojos verdes a un lado del teléfono, sonando miserable mientras se pasaba la mano por el pelo desesperadamente.

El muchacho, de unos diecisiete años, tenía una expresión de angustia marcada en el rostro. Su cuerpo delgado estaba casi inmóvil sobre su cama y las luces del cuarto completamente apagadas. Una de las cortinas volaba por donde entraba el viento helado de la madrugada.

- ¿Y recién te dicen?

Una afirmación miserable fue hecha mientras un resoplido se escuchó del otro lado del auricular. Harry dejó caer su cuerpo sobre los edredones, mientras la cólera crecía dentro de él.

- Mi tía no se dignó en decirme que nos íbamos a mudar antes… y ahora¡la desgracia¡No quiero mudarme!

Un pequeño rato de silencio mientras el sonido de una puerta abrirse y cerrarse se escuchaba afuera

- No puedes hacer otra cosa – se oyó a la otra voz decir.

- Gracias, Dean¡eres de gran ayuda! – contestó algo molesto -. Te he llamado porque sé que Parvati se pondrá furiosa cuando le diga. Va a pensar que estuve jugando con ella…

- Y después de sólo una semana de salir… - respondió medio en broma su amigo

- ¡No es gracioso! – gritó Harry alterado, y luego, con una despedida brusca cortó la llamada -. Maldito extranjero – murmuró entre dientes mientras se paraba de su cama y salía al pasillo.

Las tres puertas del corredor estaban cerradas. Frente a la suya, un letrero medio roto decía 'Dudley' con colores chillones. Al lado, en el cuarto de su tía, la televisión estaba prendida con un volumen increíblemente alto. Desde que Vernon había dejado la casa, su tía se había vuelto una fanática de las telenovelas… mucho más de lo que era antes.

Y esa era, o al menos eso creía Harry, la causa de su desgracia. En uno de eso programas le dieron la idea de que mudarse sería un buen regalo de cumpleaños para Dudley. ¡Y vaya regalo! Todo porque cumplía dieciocho años…

No estaba seguro donde se iban a mudar, seguramente algún otro pueblo abandonado en el mapa. Lo malo era la gente que dejaba atrás. Dean, su último mejor amigo, y sus amigas. Aunque, pensándolo bien, no era gente muy importante…

Tenía dos días para preparar su equipaje. Su tía había arreglado todo como para que estuvieran en su nueva casa en menos de tres días, para celebrar el cumpleaños de Dudley allá. Las cosas grandes serian mandadas después, no era como si tuvieran muchas tampoco.

Una de las puertas se abrió y su primo salió al corredor.

- Dudley – saludó Harry mientras lo dejaba pasar al baño.

Su primo, un muchacho de su misma talla, le dirigió una mirada soñolienta mientras arrastraba los pies hacia el baño. La práctica de aquella tarde había sido un poco más fuerte y apenas llegó a casa se había ido a su cuarto a dormir.

- ¿Sigues cansado?

- Tú que crees – le llegó la respuesta desde dentro del baño, aún con las palabras mal pronunciadas.

Harry sonrió y tocó la puerta. Luego avanzó hacia la cocina. Comer algo siempre era bueno. Y tranquilizaría un poco sus nervios.


Su nuevo dormitorio no era muy diferente al anterior. Tenía las mismas dimensiones, con la diferencia de que ese dormitorio tenía una ventana que abarcaba casi toda la esquina, y debido a la ubicación de la casa, una buena visión del parque de al lado. Su cama, la misma de siempre, estaba acomodada frente a la puerta del cuarto, dándole más espacio. No podía quejarse.

El dormitorio de Dudley estaba cerca, con el baño entre ambos, que tendrían que compartir durante su estancia ahí como siempre lo habían hecho. Tía Petunia dormía un poco más alejada de ellos.

La nueva casa era mucho más grande; tenía tres pisos, cuatro baños y muchas salas de estar o cuartos sin uso definido. La computadora se encontraba en una sala común, y cada uno tenía un escritorio en su cuarto. El patio era pequeño, pero se compensaba con el parque que tenía al lado.

Otra ventaja era que la escuela no quedaba muy lejos. Serían unos diez minutos caminando, y mas o menos por ahí en bicicleta. Había estado mirando a la gente del barrio y había caras que más o menos ya reconocía.

Dudley, esa mañana, había salido a caminar. Había conseguido hacer conversación con un muchacho y sus amigos. Al regresar a casa, le comentó a su mamá y, para su suerte, estaban en la misma escuela a la que iba a entrar.

Uno se llama Seamus, el otro Ernie, el otro Neville y hay una chica. Me parece que su nombre es Virginia, y es hermana de otro chico que vive por aquí. Todos asisten a la escuela católica que queda cerca…

Su tía tan sólo había hecho un signo de entendimiento, mientras seguía comiendo y mirando la televisión. Dudley lo había mirado, como pidiéndole ayuda, y Harry se sintió con la obligación de intervenir en la conversación. Ahora, ambos iban a inscribirse en aquella escuela.

- ¿Y cuándo piensas salir? Faltan dos días para el inicio de clases – comentó Dudley mientras veían televisión en su cuarto.

Harry estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la cama, mientras Dudley yacía echado sobre el colchón. El menor sólo se encogió de hombros.

- No lo sé…

Unos minutos más pasaron mientras veían la televisión. Unos tipos estaban explicando cómo lijar bien una tabla de madera.

- ¿No hay otro canal? – preguntó Harry, mientras volteaba a tratar de coger el control

Dudley fue más rápido y comenzó a cambiar los canales. Al parecer nada era interesante así que apagó el aparato, aunque a pesar de eso ninguno se movió.

- ¿Has hablado con alguien de allá?

- No

- Dean te llamó… le di el numero de tu celular.

Harry volteó a mirarlo molesto mientras sacaba el aparato. Tenía dos llamadas perdidas y el número de la casa de su amigo grabado. Volvió a guardarlo, poniéndole volumen al timbre, y regresando a su posición inicial.

- ¿No los extrañas?

- ¿Por qué preguntas?

- Por nada

- Entonces no veo la necesidad de responder – dijo finalmente mientras se levantaba e iba hacia la puerta -. Por cierto, tienes que conectar el cable para poder mirar más canales.

Dudley le tiró un almohadazo que logró esquivar mientras iba a su cuarto y cerraba la puerta. Esa noche no pudo dormir bien. No supo exactamente porqué.


El sonido de voces fuera de su cuarto era demasiado fuerte como para no darse cuenta. Se levantó y avanzó hacia la puerta, pero no había nadie en el pasillo. Abajo, en la cocina, se escuchaba el horno microondas funcionando y una conversación tranquila entre su tía y su primo.

Se dirigió a la ventana de su habitación y se dio cuenta que las voces provenían de afuera. Había un grupo de chicas y chicos en el parque con paquetes y bolsas. Muchas de ellas mostraban más empaques dentro. Serían unas 40 personas, y un bus los esperaba a un lado.

Extrañado, se colocó un buzo y fue al primer piso. En la cocina, su tía estaba sentada tomando desayuno. Al entrar le señaló su asiento con una sonrisa de saludo. Dudley estaba parado al lado del lavabo mientras algo se calentaba en el microondas.

- ¿Qué es todo ese alboroto afuera? – preguntó la mujer a los dos chicos al sentir bastante fuerte el ruido

- No lo sé – contesto Harry al mismo tiempo que Dudley negaba con la cabeza -. Voy a ver.

Con esto, Harry abandonó la cocina y salió a la cochera. Abrió una de las puertas y salió a la calle. La cuadra estaba completamente despejada, y parecía como si el ruido no viniera de ningún lado.

Dobló la esquina, y logró tener una visión completa del grupo de personas. Recién se percató de que había grupos con diferentes colores de polos y un estampado en la espalda. Las bolsas parecían estar llenas de regalos o algo por el estilo.

- Hola

Se dio la vuelta y encontró a una chica un poco más baja que él y con un cabello extremadamente ondulado. Estaba bastante enredado a simple vista, pero eso no la hacia lucir descuidada. Su rostro, ligeramente ovalado, era bastante infantil, y contrastaba notablemente con su cuerpo ya desarrollado. Parecía tener su edad más o menos.

- ¿También eres un nuevo voluntario? – preguntó aún con una sonrisa, y una guirnalda multicolor en la mano.

- No – logro responder Harry -, vivo aquí al lado y me acabo de mudar, es solo que con toda la bulla…

- ¡Oh! – comentó ella, al parecer decepcionada -, bueno, disculpa por la molestia.

La chica parecía a punto de irse, con el ceño ligeramente fruncido. Luego, levantó su mirada con otra intención.

- ¿No quisieras participar? – le preguntó, ahora más animada

Harry no tenía la mas mínima idea de lo que se trataba, pero decidió que no habría ningún problema con probar. Asintió y ella le indicó que necesitaría cambiarse a menos que quisiera hacer un viaje de una hora con esa ropa y gente desconocida. Harry se sonrojó un poco pero fue a cambiarse.

Después de una pequeña explicación a su tía, y su primo que decidió acompañarlo para 'cuidarlo', salió nuevamente al parque y comenzó a buscar a la chica. Al verla de espaldas, conversando con otra muchacha, le tocó el hombro.

- ¡Oh! Hola… bueno, mira, te voy a explicar lo que hacemos – comenzó algo apurada luego de despedir a su amiga -. Todos los meses hacemos una visita a uno de los albergues con voluntarios de la zona. Este mes nos ha tocado un albergue un poco lejos, y bueno, con la gente antigua no contamos porque tienen un retiro. Solo cinco se han quedado.

Harry asintió mientras ella le indicaba lo que tenia que hacer. Luego, lo mandó a ayudar a cargar bolsas junto a Dudley luego de tener que presentarlo. Pero su primo lo abandonó pronto al reconocer a dos de los chicos con los que había hablado antes. Caminó solo hacia el grupo que estaba subiendo las bolsas.

- ¿Nuevo? – le preguntó un muchacho que se encontraba envolviendo bien una bolsa que parecía haberse abierto.

Harry asintió, sintiéndose tonto al hacerlo de esa forma tan mecánica.

- Bueno, hay mucho trabajo – contestó mientras señalaba más bolsas detrás -. Por cierto, me llamo Blaise Zabini – se presentó extendiéndole la mano.

- Harry Potter – contestó estrechándola mientras cogía otra bolsa y un pedazo de cinta adhesiva.

- Así que Hermione te engatusó con esto. Ya te ensartaste, amigo – se burló Blaise de forma amigable.

Harry se rió un poco. El otro chico parecía bastante agradable. Aparentaba ser divertido pues una constante sonrisa se encontraba plantada en su rostro. Era de su tamaño, alto relativamente. Y, Harry también pudo darse cuenta de que el muchacho era un poco atractivo. Extrañamente, se le cruzó por la cabeza la idea de que sería una bonita chica.

Su polo era de color azul acero, con su nombre en la parte de arriba. Delante, en la parte izquierda decía 'Zona Norte'. Obviamente una de las áreas que organizaban esas obras.

- ¿Te mudaste ayer, no?

- Sí, como regalo de cumpleaños a mi primo – contestó señalando a Dudley, que parecía bastante entretenido conversando con unas muchachas junto a los dos chicos del día anterior.

- Tienen suerte – comentó finalmente, dirigiéndole una mirada pícara antes de subir a la parte posterior del bus -. ¿Me los pasas? – pregunto señalando los paquetes.

Pronto todo estuvo cargado, y Hermione, la muchacha del principio, les indicó a todos que subieran al autobús. Un alboroto se armó dentro, cada uno sentándose con diferentes personas, muchas desconocidas, mientras Harry esperaba subir al ultimo. Su primo lo había abandonado, dejándolo solo y sin pareja con quien sentarse.

Una vez que el griterío y las risas habían disminuido, se adelantó para buscar sitio. Sólo había dos asientos vacíos, y uno estaba al lado de una señora de edad que parecía a punto de morirse en el bus. Se decidió por el otro, donde una muchacha con rostro indiferente miraba por la ventana.

Se acomodó, recibiendo una mala mirada de parte de la chica al golpearla ligeramente con su codo, y miró hacia delante. Blaise estaba conversando animadamente con un grupo de muchachos. Reían y hablaban apresurados, comentando seguramente lo que harían o algún paseo anterior. Y se sintió fuera de lugar.

Un hombre pasó pidiendo dinero para pagar el bus, mientras el carro arrancaba. La muchacha del costado se colocó unos audífonos y se desconectó del mundo.

- Bueno, aquí estamos nuevamente – comenzó el mismo que había pedido el dinero -. Para la gente nueva, espero verla el próximo mes. Los viejos – y por esto recibió abucheos en broma -, ya conocen la situación. Ahora, para todos, pásenla bien y disfrútenlo. Ya saben quién es el que actúa en ustedes.

Aplausos llegaron del autobús, mientras algunos gritaban cosas sin sentido y se reían. Una chica paso al lado de Harry e inmediatamente la reconoció como la que estaba sentada al lado de Blaise. Ahora, había otro asiento desocupado.

Consideró la opción de pasarse, pero sería demasiado obvio. Aparte, no sabría qué excusa darle y no habían tomado tanta confianza. Estaba divagando entre acercarse o no cuando sintió como el autobús paraba y la mayoría de murmullos y conversaciones cesaba. Miró por la ventana y se dio cuenta que habían llegado a una clase de edificio rodeado de rejas. Un par de hombres salió con una caja inmensa de cartón aparentemente pesada y la metieron en la maletera.

Regresó su vista hacia delante, para preguntar que ocurría, pero le dio vergüenza al ver que era el único con intención de preguntar. La mayoría de la gente antigua, que estaba acumulada en la parte delantera del autobús, había regresado a su plática. Los que se encontraban atrás, y esto lo alivió un poco, querían preguntar lo que ocurría al igual que él.

- ¿Qué pasa? – preguntó alguien de entre las personas, y Harry volteó.

Uno de los muchachos que acompañaban a Dudley se reía mientras el otro se ruborizaba furiosamente.

- Sólo es una parada para recoger algunas cosas – contestó Blaise desde atrás, y algunos le golpearon en el hombro mientras le decían cosas entre risas que no llegaron a oídos de Harry.

Se acomodó. Bueno, sería un viaje largo. Cuando iba a hundirse en su asiento escuchó una ola de saludos en la parte delantera, y elevó la vista, al igual que las personas detrás de él.

Primero, solo distinguía una cabeza rubia, pero luego apareció un muchacho en el corredor del bus que le quitó la respiración. Era más bajo que él a simple vista, pero no se le veía pequeño. Su contextura delgada le daba cierto aire de relajo gracias a la ropa, pero el semblante era serio. Mucho más serio de lo que podría ser tranquilizador.

El cabello lo llevaba caído a los lados, de diferentes tamaños, completamente lacio y bastante claro. Era de un rubio platinado, casi blanco, liso y brillante. La piel, tan clara como el cabello, no se distinguía de las raíces del mismo. Tenía la cara ovalada, con cierta forma puntiaguda y delicada que lo hacían muy atractivo. La nariz respingada y delgada completaba su rostro, juntos a dos ojos grises preciosos.

Al estar parado frente a todos los del bus, el silencio reinó entre las personas. Los más antiguos dejaron de hablar, más no de sonreír en ese momento. Detrás, la gente se preguntaba quién sería ese chico.

- Creo que Walter ya les ha dado todas las indicaciones, así que no pienso aburrirlos. Sólo decirles que el que no trabaja, y viene a hacer vida social o vagar, se va. Mejor que se vaya ahora mismo, o tendrá que regresar solo desde el albergue

El tono que el muchacho había usado no coordinaba con el que Harry se había imaginado, pero extrañamente se escuchaba mucho más natural y perfecto. Era serio y varonil, firme pero no antipático. Muchos fruncieron el ceño, pero nadie se levantó.

- Bien – comentó con un asentimiento y una mirada fugaz al grupo de Blaise -, Entonces, haremos una pequeña oración antes de partir – exclamó cogiéndose de un asiento mientras comenzaba a orar. Harry, que no oraba desde que tenía tres años, se sintió tocado de alguna forma por esas palabras en las que no creía.

Al terminar, los murmullos regresaron y el muchacho se volteó a indicarle al chofer que arrancara. Cuando este lo hizo, comenzó a caminar hacia el asiento de Blaise. Estando cerca, una sonrisa se esparció por su rostro, mientras los chicos palmaban su espalda y lo saludaban amistosamente.

Harry no podía quitarle los ojos de encima. Aquel muchacho era precioso, serio o sonriente, con voz firme y autoritaria, tanto con el tono amigable y tranquilo que ahora usaba con sus amigos. Se introdujo en el asiento y se acercó a Blaise. Ambos se sonrieron antes de darse un beso.

A Harry se le descolgó la mandíbula.

El moreno frunció el entrecejo mientras se sentaba en su lugar retirando los ojos de la escena. Así que ambos eran pareja. Las dos personas sobre las que había puesto los ojos.

Se asomó por el pasillo, y logró mirarlos disimuladamente. Blaise estaba recostado contra la ventana cerrada, semi sentado en el brazo del asiento. El rubio estaba sobre él, con los brazos de Blaise rodeándole la cintura y su cabeza recostada en uno de sus hombros.

Ambos sonreían y reían con otros chicos, y una muchacha que ahora se había sumado. Luego, vio aparecer a Hermione y unirse a la conversación. Decidió que sería mejor mirar por la ventana cuando le llegaron sonidos de risas por todos lados.

Una sacudida en su hombro lo hizo volver a la realidad. Fuera, el autobús se había detenido y varios rostros pequeños los miraban desde detrás de unas rejas. Ahora, recién comenzaba lo difícil…


Harry subía al autobús, siguiendo a Dudley y sus amigos con una sonrisa en el rostro. Después de la labor de aquel día, se sentía mucho más contento de lo que estaba en la mañana. Aún recordaba cada carita que había sonreído cuando conversó con ellos, o cuando les dio una taza de chocolate con pan.

Estaba dirigiéndose a su asiento cuando un brazo lo detuvo. Se volteó extrañado y se encontró con el rostro de Blaise ceca al suyo.

- ¿Te gustó lo de hoy? – le preguntó en un tono muy sincero

- Sí, me encantó – contestó Harry, aun emocionado, despidiéndose de unas chiquillas que aun permanecían en la puerta y batían las manos.

- Me doy cuenta – contestó, haciendo que Harry se ruborizara sin dejar de despedirse y ahora mirando a Blaise -. ¿No quieres sentarte por aquí?

Harry miró alrededor. Estaban un poco lejos de los asientos donde había venido el otro chico, así como lejos de sus propios asientos. Sin nada que perder, asintió y Blaise sonrió. Antes de que avanzaran, vio como el rubio subía al bus y llegaba a su lugar.

Durante las tres horas que había durado todo, el rubio había gritado, bailado, y hablado con los niños bastante rato. Pero jamás había dicho su nombre. Se referían a él como el 'Hermano Mayor'. Casi todos daban seudónimos a los niños, con la intención de que no se encariñaran mucho con ellos. Harry, por supuesto, no lo sabia y medio albergue sabía su nombre.

Mucha energía desplegada de una sola persona. Harry jamás había visto a alguien soportar tanto tiempo a chiquitos que apenas se mantenían callados, y mucho menos en esas condiciones. El lugar era sofocante y sobre todo, al comienzo, era insoportable.

Algo que jamás olvidaría era una escena en especial. El rubio se había ido a un lado, viendo a una niña que estaba apartada del lugar donde todos estaban bailando con Blaise y Hermione. Habían estado hablando, y parecía estar convenciéndola de algo. Finalmente, la había cargado y había bailado y cantado con ella en brazos por un buen tiempo. Había sido algo encantador.

- ¿Cómo se llama? – le preguntó a Blaise, deteniéndolo y señalándole a Draco -. Es tu novio¿verdad?

Blaise lo miró y luego a Draco, sonriendo todo el rato.

- No, no es mi novio. Somos amigos, siempre lo hemos sido. Y se llama Draco, aunque prefiere que las personas que no conoce mucho le digan Malfoy, su apellido.

Harry asintió, con una pregunta obvia estampada en la cara mirando a Blaise.

- El beso… ¿lo dices por el beso? – asentimiento -. Bueno, es que… es una larga historia. pero digamos que te conté todo. La cosa es que somos amigos, aunque no lo parezca.

Blaise le dirigió una ultima mirada divertida y lo volvió a jalar hacia lo asientos. Harry crecía en nerviosismo, viendo como se acercaba más y más al muchacho. 'Draco'… un nombre bastante interesante. 'Malfoy', le gustaba el apellido… Malfoy… Potter Malfoy…

- Es bastante serio¿no? – preguntó, aun sin llegar a donde se encontraba.

- Sí, algo – contestó Blaise casualmente al detenerse -. Pero así es al comienzo. Bastante dedicado a estas obras, aunque lo ves el resto del tiempo y parece un pandillero – comentó medio en broma -. Nadie diría que es de las personas que hacen obras de bien social, mucho menos voluntarias. Es un personaje bastante complejo – terminó de decir al alcanzar su asiento, con Harry detrás de él.

La conversación se detuvo un momento mientras cinco pares de ojos volteaban a mirarlos. Harry sentía cómo sus manos se retorcían entre ellas cuando Blaise lo soltó, y el nerviosismo llegó al tope.

- Chicos, este es Harry. Es nuevo por aquí – lo presentó Blaise, y luego, dirigiéndose a Harry dijo -. Ella es Hermione, ya la conoces. Esta es Adriana, una amiga de Hermione. Él es Sebastián, compañero de curso, y él es Vincent, otro amigo de la escuela. Y él es Draco, ya lo sabes – presentó Blaise, al mismo tiempo que Harry saludaba a todos.

Después de las presentaciones, el silencio que reinó al grupo fue disuelto por Hermione. Los demás se habían quedado sin palabras, sin saber como comenzar una nueva conversación sin dejar de lado al nuevo muchacho.

- Me dijiste que ése era tu primo – comentó Hermione señalando a Dudley, arrodillado en el asiento hablando con dos chicas detrás de él

- Sí, se llama Dudley – contestó Harry sintiéndose tonto y fuera de lugar.

- Hace un rato – comenzó Blaise abrazado de Draco y con el mentón en su hombro – Harry me preguntó si era tu enamorado.

Los otros comenzaron a reírse, mientras Harry se ruborizaba violentamente y bajaba la vista. Cuando la volvió a alzar, sonrió al ver el tinte en las mejillas de Draco quien permanecía imperturbable sin mirar a nadie directamente.

- ¿Qué dices a eso, Draco? – preguntó Sebastián notando la incomodidad del rubio.

- ¿No crees que ya es hora? Andan por ahí besándose y abrazándose como si lo fueran

- Tienen razón. ¡Ya júntense, por lo que más quieran!

- Ya, ya – intervino Blaise al parar de reírse, y abrazando más fuerte a Draco, que estaba completamente avergonzado y se hundía más en los brazos de Blaise. El rubor que tenía antes no era nada comparado al tinte rojo que ahora cubría sus mejillas -. Dejen de molestarnos. Somos amigos, no hay otra cosa.

Los otros tres se burlaron mientras Draco elevaba la vista y le sonreía como agradecimiento a Blaise. Luego, al bajar la mirada de nuevo, se topó con Harry. El contacto fue rápido, pero hubo algo en él que dejó al moreno prendido de aquella mirada.

Después de eso, y el rato que siguieron conversando, el rubio evitó su mirada a toda costa. Harry entró un poco más en confianza con los demás y pronto estaban hablando como grandes amigos.

- Entonces, te veré el lunes – se despidió Blaise, mientras iba a alejarse con Sebastián y Adriana hacia sus casas -. ¿Supongo que estás en esta secundaria?

- Claro, pero estoy un año antes que tú – contestó Harry

-¡Genial! Estarás en mi curso, con Draco y otro amigo mío – contestó Hermione animada.

- Entonces, nos vemos, tal vez mañana – se despidieron los tres mientras se iban calle abajo hacia la avenida donde tomarían un taxi.

Las personas comenzaban a irse, dispersándose por el parque luego de tomar los números telefónicos de quienes habían conocido. Vio como Dudley se dirigía a la casa con los dos chicos.

Hermione le pidió ayuda con unas últimas cosas, y al ver que sólo quedaba ella, Draco y un muchacho menor, aceptó. Mientras cerraban las cajas, limpiaban el autobús y recogían lo que había sobrado, Harry se dio un tiempo para observar a Draco. Estaba indicándole algo al menor, con el ceño fruncido y las manos en las caderas. Luego, parecían estar discutiendo algo.

- Se toma esto en serio¿verdad? – preguntó aún mirando al rubio

- ¿Quién? – preguntó Hermione, pero al levantar el rostro se dio cuenta de lo que hablaba Harry -. ¿Draco? Sí, bastante. Es la única forma de sentirse 'limpio', como él lo llama, después de todo un mes.

- ¿Limpio? – preguntó Harry, sin quitar los ojos de Draco, y algo distraído

- Ya sabes… de las cosas que hace. A parte, se relaja bastante. Digamos que la situación en su casa no es muy buena – explicó Hermione, aún arreglando las cosas y sin prestar atención

- ¿Situación económica?

- No… - contestó Hermione, parando todo lo que estaba haciendo -. Vive sólo con su hermano. Su madre murió de cáncer hace cuando tenía cuatro años, y su padre los abandonó y vive con otra mujer y otros hijos. A veces los visita, pero Draco no le tiene mucho cariño – habló Hermione, mirando a Draco con algo de tristeza en su mirada para luego pasarla a Harry, que ahora la miraba a ella con asombro -. ¿De novela, no?

Harry asintió recibiendo una sonrisa de la chica.

- Por eso es así de serio creo, aunque desde que lo conozco ha sido así…. Mucho antes de todo lo que te he contado. En esa época decidió organizar estas visitas, ahí nos conocimos. Dentro de la escuela nos odiábamos, la típica rivalidad entre salones… Pero la seriedad la tiene desde siempre. Aunque es bastante dedicado a las cosas, excesivamente perfeccionista, y muy buen escucha. Lindo amigo, una vez que lo conoces bien – terminó Hermione, cerrando la última caja y acomodándose el cabello -. Creo que eso es todo.

Harry la miró aún procesando lo que le había dicho. El rubio no parecía del tipo que haría amigos con Hermione o Blaise, tenía un carácter mucho más serio. Seguramente le había ocurrido lo mismo que a él. Blaise o Hermione debían de haberse acercado.

Sea como sea, eran amigos de Draco… y ahora, él era amigo de ellos, así que podría hacer amistad con el rubio. De lo que no estaba seguro era si el rubio sentía algo por Blaise o no, pero lo averiguaría más adelante.

Se despidió de Hermione y marchó hacia la casa. En el camino, Draco levantó la mirada y se despidió con un gesto con la mano. Harry, embobado, no respondió la despedida. Draco lo miró, pero luego, el menor se acercó a despedirse de él. Le dio un abrazo y se fue junto con Hermione.

Draco se quedó parado viendo el bus marcharse, y Harry aún lo observaba. Ahora estaban sólo los dos en el parque, con las figuras de Hermione y el chico desapareciendo calle arriba. Draco volvió a voltear y lo miró arqueando una ceja al verlo nuevamente ahí.

Caminó hacia el centro del parque, cuando volteó nuevamente y volvió a despedirse batiendo la mano. Esta vez, Harry respondió.


Bueno, eso fue el primer capìtulo. Los personajes tal vez van a estar un poco fuera del canon, pero estàn coquetos asi .

Diganme què les parece, y no vayan a mandarme mensajes de odio, por favor. Esta historia no està interrumpiendo con el desarrollo de Propiedad Privada. Ya tenìa los dos primeros capìtulos... solo he escrito los ùltimos 3 porque terminè de escribir el ùltimo cap de PP y me quedaban un poco de ganas todavia

¿Deberìa subir los otros capìtulos?

1 besote!

GaB

11:06 am, 04 de Diciembre, 2005