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Una historia inspirada en los personajes de Rumiko Takahashi.
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Fantasy Fics Estudios & Chaotic Team presentan:
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Siete pecados.
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Codicia
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¿Recuerdas tu primera vez?... jejeje ¡Los sabía! la pregunta siempre despierta sucios e interesantes pensamientos, luego se puede añadir con el tono más inocente "Sí, la primera vez que bebiste una cerveza o tu primera vez manejando un automóvil" es divertido ver las expresiones de alivio en la gente cuando pueden guiar sus pensamientos por el camino correcto. Algunas de esas ocasiones son memorables otras son muy tristes, pero cada una de ellas tiene un color único en nuestra memoria. Yo no soy diferente y guardo en memoria muchas primeras veces.
En noches como esta, cuando los primeros copos de nieve caen y la ciudad está en silencio por el frío, es cuando me permito ser nostálgico y pensar en una primera vez que recuerdo con especial deleite, podría llamarla la primera moneda de oro de mi gran tesoro. Algunas veces llegaron calamidades y muchas dulces maravillas se perdieron, pero mientras tenga esa primera "moneda" puedo reiniciar una y otra vez. Soy como uno de esos piratas de las viejas novelas me encantan los desafíos y uno de los encantos un tesoro es robarlo…
Mis aventuras robando tesoros iniciaron cuando era más joven; en esa época la mirada que las mujeres me daban al pasar o hablarles era de lastima o incluso de asco ya que midiendo menos de un metro de estatura y con el físico de una pequeña pelota no tenía muchas posibilidades de despertar el gusto o el deseo en una mujer. De muy poco me servía mi gran poder para el cortejo, puedo detener una piedra de miles de kilogramos con un solo dedo y soy un maestro en el arte, pero eso no cambió la forma en que me miraba una mujer al regalarle una simple flor, esos ojos llenos de piedad que se le dan a un perro muy feo cuando intenta comportarse como si fuese lindo.
Poco a poco mis esfuerzos para enamorar a una mujer se marchitaron hasta que aprendí que nadie gustaba de mí. Si ellas me veían solo como un sapo incluso antes de decir o hacer nada ¡eso es lo que obtendrían de mí! Un sapo que vería a las mujeres solo como fuentes de placer. Gradualmente aprendí a dejar de ver sus sentimientos y sus rostros para solo notar piernas torneadas, pechos y nalgas.
Al principio solo me dediqué a mirar demasiado tímido o asustado para llegar a más; igual que un perro hambriento frente a una gran vitrina moviéndose de un lado a otro solo ansiando, solo observando un deleite que estaba al alcance de la mano de otros pero al que me era imposible llegar. El mirar dejó de ser una actividad agradable para volverse una agonía. Con el tiempo encontré a otros que solo se conformaban con mirar sin llegar a nada.
Pero yo no estar al nivel de todos esos pobres infelices, yo era mucho mejor. Así que una mañana me puse en acción para convertir mi pasión en algo real, algo que pudiera sentir, tocar, oler y saborear a mi entero placer, algo que solo yo pudiera entender y gozar a plenitud. Algo tangible y solamente mío. ¿Cómo se llamaba? ¿Mari? ¿Mara? ¿Matsuko? ¡Bha! Ya no lo recuerdo, pero en todo caso su nombre es lo de menos; ella es importante porque fue la primera. Lo que sí recuerdo claramente es que era joven y bonita, con el cabello negro como el ala de un cuervo, unas piernas largas y bien torneadas coronadas por unas nalgas grandes y firmes, recuerdo que siempre usaba Kimonos en colores madera o verdes. Y los usaba muy ceñidos en un vano intento de disimular sus tesoros. Tuve un momento de debilidad en el que me imagine caminando de la mano con esa joven en un campo lleno de cerezos en flor y ella me sonreía con amor.
Por esa pequeña fantasía hice un último intento de hacer lo correcto, pero no pude ni decir dos palabras antes de que me diera esa mirada horrible y se fuera asustada de mí…esa ¡ESA PERRA!
Ya sin remordimientos decidí que iba a disfrutarla como se merecía. Deje pasar algunos días hasta que una noche visité su cuarto, y cubierto por la oscuridad retiré lentamente las mantas que la cubrían y comencé a tocarla mientras dormía. Fue lento y sutil al principio, hasta que su mismo placer la despertó; ella murmuraba asustada el nombre de alguien pidiéndole que se detuviera, pero como no era mi nombre no me detuve, jujuju. Ella no podía verme así que la acaricié con toda mi lujuria reprimida. Despacio, suave, firme y en todos los lugares estratégicos de su cuerpo que memoricé con la mirada desde antes. Muy pronto sus grititos de terror se volvieron suspiros de gozo reprimidos… ¡Ja la muy puta comenzó a disfrutarlo rápidamente! ya que sus ligeros empujones de pánico se volvieron dulces caricias y comenzó a gemir sin ningún recato. Ella misma se quitó la ropa y yo le di la vuelta para ponerla a cuatro patas pero antes de poseerla nos interrumpieron.
Lo único que pude tomar antes de salir de ahí fue una dulce prenda blanca y con un diseño que ahora puede parecer soso y pasado de moda, con un delicado encaje y un moñito en la parte frontal con solo un poco de encaje. ¡Oh sí! Estaba húmeda y llena de su rica esencia. La descarga de energía y adrenalina en mi cuerpo fue maravillosa. Era la prueba de mi triunfo, así que lamí muy despacio su dulce miel de la tela. Pero aquello solo me calmó un rato. La noche siguiente regresé a la casa de la joven para terminar lo que había comenzado. Pero la ventana de su cuarto no estaba cerrada y descubrí que ella ya estaba a cuatro patas y con un hombre terminando lo que yo había iniciado.
Raro pero el ver la escena no me molestó en lo más mínimo, ese sujeto podía poseerla pero yo tenía en mi poder un recuerdo de su primer momento de lujuria.
Esa fue la primera prenda íntima que robé y todavía la conservo guardada en un pañuelo de seda amarilla (mi primer tesoro no admite ser guardado en nada inferior) y en los momentos de mayor sequía basta un ligero roce con el dorso de mi mano para recargar energía.
Como dije, es la piedra angular de mi colección y tan maravillosa prenda pudo ser suficiente para calmar mis apetitos.
Pero...
Después de algunos días de ese primer robo comencé a preguntarme: ¿Cómo sería una prenda de la hermana mayor de esa chica? No podía permitir que semejante idea me distrajera en mi camino por perfeccionar el arte del combate.
Así que fui a su casa a visitar el cuarto de la hermana, una mujer apenas tres años mayor que ella, pero que en esa época ya se consideraba una solterona. La encontré dándose placer a sí misma. Esa vez no tuve que hacer esfuerzo alguno para robarla, la mujer ni se dio cuenta de mi presencia y en medio de su frenesí ella misma se quitó la prenda y la arrojó sin saberlo hacia mi cabeza. Fue una sorpresa descubrir que la hermana mayor usaba una prenda negra. ¡Negra! Y era devastadoramente sensual y diminuta. No necesitaba nada más, una perla blanca y otra negra para mi deleite…pero: ¿Qué tipo de prendas usaría la madre de esas jovencitas? A la noche siguiente regresé y con un solo movimiento le quite la prenda a la viuda mientras dormía, estaba tibia sedosa y descubrí que la mujer prefería los tonos pastel y de forma más recatada. ¡Una mujer madura usando una prenda casi infantil! ¡Vaya sorpresa!
Con esas tres era más que suficiente y podía concentrarme en la búsqueda de los estudiantes adecuados para transmitir mi sabiduría en el arte. Pasó el tiempo y ya casi había olvidado el asunto, cuando por mera práctica y solo para mantener en forma mis habilidades le tome la ropa interior a una mujer extranjera. Fue otro gran descubrimiento, la tela era casi transparente y la forma eran totalmente diferentes ¡era una pieza única!
Pero no podía simplemente tirar esta nueva joya así sin más porque la duda me carcomía. ¿Me estaba conformando? ¿Había más ricuras por descubrir? Lo mejor era equilibrar mi colección con otras dos prendas. Por lo que subí a un barco lleno de extranjeras para completar mi tesoro.
¡Los colores!, ¡las formas! A la cadera, de corte recto, de corte francés y aquellas perritas que no usaban nada se llevaron solo una tocadita jujuju. Eran suficientes para mantenerme feliz por muchos años. Mi colección ya era perfecta.
Pero…para mi buena suerte la siguiente semana llegó un barco aún más grande y con más linduras de tierras lejanas a bordo.
Subí solo para confirmar que ya tenía todas las opciones posibles.
Y estaba muy equivocado.
Mi primera colección fue grande y variada, todo color, marca, forma, edad, nacionalidad estaba en ella. Era más que suficiente y ya no necesitaba buscar más. Lástima que esos desalmados del pueblo la encontraron un día que estaba fuera y le prendieron fuego. Solo me quedé con la primera prenda de mi colección. Naturalmente solo había una cosa por hacer.
Iniciar una nueva búsqueda para crear una nueva.
Las maravillas que robe de las amazonas en China ¡oh! de formas y colores tan variados que me vi en la necesidad de crear nuevas categorías para tan asombrosas joyas.
Pero me estoy perdiendo en los recuerdos, a la colección actual solo le faltan dos piezas y mi colección estará completa. Esta noche mientras todos duermen robaré una pieza de la dulce Kasumi y otra de la hermosa Nodoka. Las prendas íntimas más difíciles de adquirir. ¿A cuál de las dos visitar esta noche? Dejo que una moneda lo decida por mí. Una vez frente a su habitación abro la puerta sin hacer ruido y en la oscuridad estiro las manos.
Solo dos prendas más y eso será todo...
