Capítulo 1

Edward POV

5 años. Este era el tiempo en el que mi corazón se rompió por completo. Yo no era nada. En mis 109 años como vampiro, jamás fui una persona, pero en estos cinco años no fui más que un bulto que ocupaba sitio en el mundo. No tenía sentimientos, reacciones ni nada por el estilo. No sentí nada desde el día en que los Vulturis me destrozaron, en todo el sentido de la palabra, mi vida. Me quitaron mi hija, el sol que iluminó mi vida y el de mi adorada esposa. Lo que sufrimos para poder sacar adelante la vida de mi pequeña Renesmee, que mi preciosa esposa Bella arriesgó su vida y estuvo a punto de perderla por ella.

Era feliz. Era feliz como jamás en mi vida humana y vampírica lo había sido, hasta que Aro con unas simples palabras volvieron mi mundo negro, sin sentido ni motivo. Quise suicidarme, le pedí a mi propia familia que me matara y fui por todo el país buscando familias o vampiros de paso pidiéndoles que me matasen, pero ninguno me hizo aquel sencillo favor.

Después de unos meses, acogimos en la familia a una nueva chica llamada Sarah. Era una joven chica de 20 años. Era muy cariñosa y se ganó el cariño de todos sus hermanos. Tenía el poder de atribuir vida humana a los vampiros por unas horas. Era un don muy efectivo y nos vino muy bien para cubrirnos en múltiples momento. Hasta ahora era la alegría de la casa, pero no lo suficiente. No era suficiente para hacerme olvidar que mi vida se me iba día tras día... A pesar de que no iba a servir de nada, me tiré múltiples veces por un acantilado. Necesitaba sentir dolor. Dolor, para sustituir la desesperación que sentía. Y siempre volvían las mismas escenas a mi cabeza...

-FLASHBACK-

"Alice había predecido que los Vulturis nos harían una breve visita para decirnos algo importante. No sabíamos cuál sería la misteriosa noticia, ya que debía de ser lo suficientemente importante como para venir desde Volterra hasta Forks sólo para hablar con nosotros.

Bella y Renesmee estaban inquietas y preocupadas. Bella ya había vivido encuentros fortuitos con los Vulturi, pero mi pequeña Renesmee no sabía la reacción tan controladora que teníamos todos.

Al cabo del mediodía, todos estábamos en el prado que ocupaba nuestra casa y nos quedamos todos quietos. Ya percibíamos como llegaban... Nos miramos unos a otros, diciéndonos todo y nada con la mirada. Yo tenía entre mis brazos a mi Bella, y Renesmee estaba en los brazos de ella, escondiendos su mirada incomprendida en el cuello de mi esposa.

Cuando los Vulturis hicieron presencia, nos quedamos tanto mi familia como ellos en un incómodo y tenso silencio.

Después de unos segundos, Carlisle dio dos pasos decisivos hacia delante, dejando claro a Aro que era el líder de nuestro clan. Aro lo miró por unos segundos, pero de forma cortante desvío su mirada hacia mí. Sin pronunciar palabra, sabía que quería hablar conmigo. Me acerqué con sigilo y quise leerle la mente, pero era demasiado tarde, me la había cerrado.

- Edward... -se detuvo unos tortuosos segundos, en los que pensaba como salir de allí corriendo, llevándome a mi familia conmigo.- ,tengo en cuenta que esa criatura que tenemos ahí, es hija tuya y de la adorada Bella, ¿cierto?

Su tono de voz era cortante e irónico, y no presagiaba nada bueno. Fruncí el ceño extrañado, pero asentí con duda.

- Sabes nuestras normas, y la existencia de esa criatura está prohibida en nuestro mundo. -me miraba con ojos fríos, transmitiéndome fuerza, y poder. Diciéndome con la mirada que sería inútil discutir con él y su séquito. No quería darle explicaciones a Aro sobre la existencia de mi pequeña, pero debía hacerlo. Apreté mi mandíbula con fuerza, mirándole de la misma forma, con la misma frialdad.

- Aro, ella no es un vampiro. Fue concebida cuando Bella era humana y... - quise seguir explicándole pero Aro me interrumpió levantando su mano derecha frente a mí.

- Edward, estoy enterado de ello y sé todo sobre la pequeña Renesmee, pero aún así está prohibida su existencia. Al fin y al cabo, tiene ponzoña en sus venas. ¿Miento?

Oí cómo mi Bella suspiraba, se estaba desesperando. No quería que nos quitaran a nuestra hija. Aro pasó su mirada cortante por todos los miembros de mi familia, hasta fijar sus ojos en los de Bella. Vio la desesperación de Bella. Vio su miedo, aunque ella intentaba demostrar lo contrario, y con una media sonrisa gélida, volvió a mirarme.

- Pero tranquilo, no tenemos intención de quitarosla... -Pude sentir como Bella suspiraba, como soltaba todo el aire acumulado en sus pulmones, y quiso esbozar una imperceptible sonrisa. Cerro sus ojos de forma suave, volviendo a abrazar a Renesmee. Volví a mirar a Aro con rapidez, pues sabía que era algo más. No podía ser solo eso.- Pero Edward, escúchame una cosa. Vamos a hacer una trato -Trato... Eso no presagiaba nada bueno. Ellos siempre saldrían ganando. Eso no podía ser bueno...- Dado que habéis incumplido de alguna forma las normas... Te doy dos opciones. O mejor, os doy dos opciones, a toda la familia. Isabella y Renesmee deben venir a Volterra. Deben dejar su vida aquí. Deben abandonar todo esto... O las mato.

Esas palabras... esas palabras me taladraron el alma. Apreté con fuerza la mandíbula, más fuerte de lo que nunca creí que podría hacerlo. Las aletas de mi nariz comenzaron a tensarse, respiraba de forma acelerada, creyendo que en cualquier momento me abalanzaría sobre él. Sin siquiera moverme, pero blanco de la desesperación, me atreví a mirar a mi izquierda. Me atreví a mirar como mi Renesmee estaba en brazos de Alice sollozando. Y me atreví a mirar como la mirada de Bella... de mi Bella me decía en silencio que tenía miedo... Respiraba de la misma forma que yo, su cuerpo convulsionaba de forma acelerada, empezó a emitir sonidos desesperados, quería gritar. Me miró con ojos desesperados... ¡Dios! ¿Qué iba a hacer?

En un arrebato de rabia e ira, en ese mismo instante me abalancé sobre él, pero en seguida tenía a Jasper y Emmett a mis lados sujetándome por los brazos, y grité. Grité como nunca en mi vida lo había hecho. Todos estaban en silencio. Comprendían mi dolor y mi desahogo.

Horas... Horas pensando qué hacer. Horas besándolas, horas que se me hicieron milésimas de segundo. Me mataba dejarlas marchar pero preferimos que se fueran con ellos que si acababan muertas. Eso no podría soportarlo, moriría en silencio.

Los Vulturis nos dejaron un tiempo para las despedidas. Mi pequeña fue la primera en despedirse de toda su familia con lágrimas en sus perfectos y redondos ojos color chocolate que desprendían miedo... Quería abrazarla, mimarla. Quería susurrarle al oído que no tuviera miedo, que papá estaría ahí, con ella... Cuando llegó a mí, me abrazó con sus débiles bracitos y echó a llorar. Sólo se escuchaban sus sollozos en todo el bosque. Sus sollozos y los de mi esposa. Mi amor, mi vida, mi Bella. Esme separó a Renesmee de mis brazos que me lanzó una última mirada atemorizada. Me obligué a desviar la mirada, y acabé en los ojos de mi Bella.

Vino a mí con rapidez, y ambos nos fundimos en un abrazo en el que dejamos marcado nuestro profundo amor y el dolor de nuestra separación. Lloramos en silencio, lloramos por dentro y nuestros sollozos dejaban ver nuestra historia.

Soltamos nuestro abrazo a muy lenta velocidad y pude ver su cara desencajada por el dolor. Quise alisar sus facciones con mis dedos, pero no podía. Yo estaba igual, mi mandíbula temblaba del dolor y la impotencia de no poder hacer nada. Nos besamos con pasión, con cariño, con amor. Dejamos en los labios del otro todo nuestro anhelo por un nuevo reencuentro y sellamos nuestro infinitivo amor. La distancia no cambiaría nada.

- Te amo Edward, no lo olvides por favor - Me dijo mientras juntaba nuestras frentes, cerrando con fuerza sus ojos, y con sus brazos alrededor de mi cuello, acercándome a su cuerpo. Podría quedarme así con ella toda mi vida.

- Bella... Sabes que te amo. Te amo demasiado. Recuerda, no te dejaré sola. En cuanto pueda volveré a por ti. Lo prometo, mi amor. - le susurré.

- Lo sé Edward... Te amo con todo mi corazón, y te esperaré siempre. -Me lanzó una última mirada y se acercó a mis labios para dejar un casi inexistente beso. Cerré los ojos para sentirlo y tenerlo en mi recuerdo todo el tiempo de separación, pero cuando los abrí ya no estaba. Estaba con mi hija entre sus brazos tras Alec y Jane.

Tuve que verla marchar. Tuve que verla con mi hija llorando en su hombro y ella se volvía cada tres segundos para mirarnos, sollozando de forma demedida, suplicándonos en silencio volver a casa como fuera. Vi como sus cuerpos se fundieron con la oscuridad del bosque y vi como la niebla de la mañana se las tragaba para no dejar verlas nunca más..."

-FIN DE FLASHBACK-

Revivía ese momento a cada segundo, como si fuera ayer, como si lo hubiera vivido hace un sólo segundo, como si acabara de sentir sus labios sobre los mios hace un momento, pero no era así. Habían pasado cinco años. Cinco años lejos de ella, de su vida, de su rutina, de su amor, de su alegría, de la risa de ella cada mañana al ver el alba, de su mirada cuando hacíamos el amor, de sus susurros cuando le decía que la amaba... Y del crecimiento de mi hija. ¿Cómo estarían? ¿Estarían bien? ¿Nos echarían de menos? Deseaba tanto tenerlas a mi lado...

Pero habían pasado cinco años, el tiempo que los Vulturis me dieron de plazo. Era un día de Octubre, helado y sombrío. Perfecto para salir del país. Sólo le comenté mi plan a Sarah. En seguida quiso acompañarme, a pesar de que me negué una y otra vez, pero era demasiado testaruda, como mi Bella...

Ya quedaba menos para volver a tenerlas entre mis brazos, y lo conseguiría, costara lo que costara.