Bueno, aquí de nuevo, esta es mi primer historia y revisándola me di cuenta de que tenía que reeditar los capítulos, pues estaban terribles. Así que este es el primer capítulo reeditado, que lo disfruten.

Para los que ya la leyeron sabrán más o menos por donde va la cosa, sin embargo, se sorprenderán pues le he cambiado muchas cosas… para los que no, que la disfruten y espero recibir sus comentarios.

Nos veremos en la próxima actualización.

Se aceptan críticas constructivas, más no insultos.

Aclaraciones:

Narración.

— Diálogo. —

Pensamientos. —

Advertencias:

Universo Alternativo.

Personajes: Kakashi | Sakura. E Itachi |Sakura.

Género: Romance | Drama |General.

Clasificación: T |M.


Padre por Accidente.

Capítulo 1.

Una tarde entre amigas.

"Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene."

Baltasar Gracián.


Y ahí estaba, sentada esperando en la mesa de su cafetería favorita, aguardando porque sus amigas se hicieran presente para su reunión. Esa que realizaban cada viernes después de salir del trabajo, con frecuencia le sorprendía que aún con tantas ocupaciones tuvieran tiempo para ponerse al día.

Divagaba… cuando escuchó la puerta del local abrirse y por ella vio entrar a una de sus amigas. Ino.

Ino Yamanaka, una reconocida Diseñadora de Moda. Poseedora de una larga y hermosa cabellera rubia, con un pequeño flequillo cubría su lado derecho. Portaba un vestido turquesa que acentuaba su delineada figura, y aunque su físico llamaba la atención de cualquier hombre… eran sus ojos azules los que cautivaban.

Sin duda, su amiga de la infancia era la más hermosa de todas, no es que quisiera desvalorizar a las demás pero debía admitir que ella poseía un porte sin igual.

— ¡Frentona! ¿Hace mucho que estás aquí? — saludó la rubia con una sonrisa.

— ¡Cerda! — articuló con mofa ella — No, 15 minutos cuando mucho.

— ¡No me llames cerda, Sakura! — replicó alterada Ino, la pelirosa sonrió divertida, le gustaba incordiarla.

— Tú no me llames frentona y estaremos a mano.

Ino infló las mejillas como niña caprichosa y se cruzó de brazos.

— ¿Dónde están las demás?

— Aún no llegan, supongo que están igual de retrasadas que tú. — contestó la Haruno.

— El tráfico está horrible, tuve asuntos que arreglar antes de venir aquí, la colección me trae vuelta loca. — explicó la Yamanaka con cansancio.

Sakura la miró y asintió comprendiendo, cuando estaba a punto de preguntarle como iba la colección cuando la puerta del local se abrió de nuevo. Mostrando las figuras de Hinata y Tenten.

Hinata trabaja junto a ella en el hospital como interna en el área de pediatría, su pasión siempre fueron los niños y por eso desafío a su padre estudiando medicina, ahora era una excelente pediatra. Gozaba de todos los rasgos físicos característicos de su familia, sobretodo de sus ojos perla, ese era su rasgo más distintivo.

Aunque su actitud era dulce y un poco tímida, más cuando estaba con ellas esa timidez desaparecía dando paso a la confianza y la camaradería.

Por el contrario Tenten, tenía una forma de ser mucho más extrovertida de carácter fuerte y alegre. Trabaja junto a ella en el hospital como enfermera y asistió varias de las cirugías en las que también estuvo.

Y por último pero no menos importante Sakura Haruno, interna de cirugía, catalogada como una de las mejores a nivel hospitalario. Se caracterizaba por su vestimenta formal y su actitud un tanto introvertida, casi asemejándose a la de Hinata.

Las chicas tomaron asiento finalmente.

— ¡Hola! — saludaron a coro las recién llegadas.

— Lamentamos el retraso, le pedí a Hinata que pasara por mí. Mi auto se descompuso y está en el taller. — explicó Tenten.

Ambas asintieron comprendiendo.

— No te preocupes, nosotras también nos retrasamos. — aplacó Sakura.

— ¿Y qué nos cuentan chicas? — preguntó Ino.

Sin querer, la castaña se ruborizó levemente llamando la atención de las demás.

— Tienes algo que contarnos Tenten… — canturreó Ino con una sonrisa pícara.

— B-Bueno…

— Le gusta un amigo de mi primo. — sentenció Hinata, ganándose una mirada llena de reproche por parte de la aludida.

— ¡Hinata! — recriminó la morena — A mi no me gustan los amigos engreídos de tu primo.

— ¿En serio? — en la voz fina de Hinata se detectaba un deje de sarcasmo — Entonces… explícame porque razón te sonrojas y te pones nerviosa cada vez que lo ves. Yo no le encuentro otra explicación. — finalizó con una pequeña sonrisa la Hyuga.

— Ah… bueno yo…

Era extraño verla tartamudear.

— Vamos Ten, te conocemos y sabemos que Hinata tiene razón. — cortó Ino — ¿O no Sakura?

— En verdad pienso igual que las chicas, te conocemos lo suficiente como para saber tu forma de ser no es así. — habló Sakura — Ahora di la verdad.

— ¡Aah! Ustedes ganan. — profirió enfadada, aunque no le servía de mucho ya que un tenue sonrojo cubría sus mejillas — Sí, me gusta Deidara, el amigo del primo de Hinata. — confesó finalmente con un marcado sonrojo.

— ¡Ves! No era tan difícil. — exclamó la pelirosa con una sonrisa divertida.

— ¡Sí claro! ¿Cómo no eres tú?— masculló irónica la castaña.

— No entiendo que te molesta. — replicó — No es como que vayas corriendo a confesárselo. — expresó divertida al ver la cara de espanto que tenía su amiga.

— Pues es un chico muy amable y agradable, pero… — se quedó callada y el sonrojo aumentó.

— Entendemos. — intervino Ino — ¿Dónde lo conociste?

— En mi departamento. — intervino Hinata, Ino la miró confundida e interrogante.

— Hinata estaba ayudándome con unos papeles y decidimos cuadrarnos en su departamento, nos encontramos por casualidad. — explicó la castaña con una sonrisa boba.

— ¿Y qué hacía ahí? — inquirió Sakura confusa.

— Ya saben que Neji y yo vivimos en el mismo departamento, Deidara y él son colegas, trabajan en el mismo bufete; fue a casa por una carpeta que mi primo dejó olvidada. — expresó la Hyuga con toda naturalidad.

— Bueno… supongo que debe ser muy atractivo. — mencionó Ino mirando a Tenten que estaba sonrojada — Para que te pongas así… — manifestó con una sonrisa burlona.

— ¡Ino! — exclamó avergonzada la aludida.

— Ino no le digas esas cosas, mira como se ha puesto. — trató de reprender Hinata ocultando inútilmente su sonrisa.

— Bueno, bueno, la confianza entre nosotras siempre ha sido primordial; la vergüenza está demás. — profirió Sakura.

Todas sonrieron y luego comenzaron a hablar de trabajo, sobretodo de Ino, pues no podía parar de hablar acerca de sus nuevos diseños y colecciones que pronto lanzaría.

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Después de algunas horas platicando y bromeando, se despidieron y cada una tomó rumbo hacia su morada. Sakura llegó a su departamento, se despojó de su abrigo y lo colgó en el perchero, de la misma forma sucedió con su bolso.

Se dirigió rumbo a la sala y se sentó en uno de los sillones individuales, sin proponérselo… recordó la razón por la que en ese momento se encontraba sola. Tenía 27 años y aún soltera, virgen no pero sí soltera… sin embargo, su soltería tenía nombre y apellido.

Uno que no quería recordar, que había intentado olvidar por todos los medios…

Sasuke Uchiha.

Su primer amor, el hombre del cual se enamoró perdidamente hasta el punto de olvidar sus creencias y enseñanzas. Al que le entregó su virginidad una tarde apasionada, el día que le juró amor y fidelidad…

El hombre con el que pasó cuatro años de su vida, con el que se comprometió pero… que también le hizo añicos el corazón.

Todavía recordaba la seriedad de su relación cuando entraron a la Universidad, sus padres estaban más que encantados con la noticia de su compromiso, a eso se le unió la alegría de estudiar juntos la misma carrera de Medicina. Sin embargo, debido a la exigencia de la carrera, no pasaban tanto tiempo juntos como querían, hasta el sexo se había vuelto monótono.

Llegaron hasta el punto de no volver a tener relaciones, ella lo buscaba y él la evadía siempre, diciéndole que estaba cansado o que simplemente no tenía ganas. Sasuke siempre había sido directo y decía las cosas sin contemplaciones, aún así supiera que con eso causaría daño.

Ella lo entendió, pues pasaba por lo mismo y no lo culpaba. Así que sólo le regalaba una sonrisa comprensiva… fue así hasta ese día

El día en que le destrozó el corazón…

Ese día él no se había presentado a la universidad, preocupada por su ausencia y porque no contestaba sus llamadas, decidió ir a su departamento. A lo mejor estaba enfermo y por esa razón no se había presentado, intranquila se dirigió hacia la morada de su novio.

En cuanto estuvo frente a la puerta tocó pero nadie le abrió, desesperada y asustada, tomó el pomo y abrió la puerta. Grande fue su sorpresa cuando esta cedió, eso era algo extraño, pues a él jamás se le pasaban por alto esos detalles.

Mucho más preocupada que antes entró sin miedo al departamento, todo se encontraba en silencio, con el corazón latiéndole a mil por hora, comenzó a vagar por el lugar. Pasó por la sala, la cocina, el estudio y él no se encontraba. Solamente le quedaba su habitación, así que con mucho sigilo se aventuró a caminar por el estrecho pasillo y unos ruidos extraños captaron su atención.

El pulso se le disparó en cuanto identificó esos ruidos como gemidos… los gemidos placenteros de una mujer. Su corazón latió con más fuerza y rapidez, finalmente se plantó frente a la puerta de la habitación de Sasuke.

Se dio cuenta de que los gimoteos eran mucho más fuertes, tomó aire y la abrió, como hubiese deseado no hacerlo…

Su corazón se quebró con lo que vio.

Ahí se encontraba frente a ella, Sasuke, su prometido. El hombre con el que se casaría dentro de un mes, al que se había entregado en cuerpo y alma… estaba frente a ella, al lado de una rubia, desnudos sobre la cama…

Se había quedado en shock y lo único que pudo, fue susurrar su nombre.

Sasuke-kun…

Su voz sonó tan suave y tan… rota…

Y él la escuchó, se detuvo y la miró. Sus ojos negros manifestaron una enorme sorpresa, era obvio que no esperaba verla ahí.

Sin embargo, en ellos también vio dolor y arrepentimiento, se apartó rápidamente de la rubia y buscar desesperadamente su ropa interior.

Más los ojos verdes de Sakura se encontraba sobre la rubia, entonces pudo reconocerla, era una compañera de la facultad. Una que la odiaba sin tener motivos, estaba ahí… con una sonrisa llena de mofa en sus labios. Su atractivo era suficiente para ganarse las miradas de los chicos, sobretodo sus ojos violáceos.

Pero era una cabeza hueca, siempre se preguntó como era posible que una mujer como ella estudiara algo tan complicado… no obstante, ahora se dio cuenta de todo. De sus excusas, de su alejamiento, de todo…

Shion se le había casi tirado encima desde que lo conoció, más Sasuke la había rechazado en infinidad de ocasiones e ingenuamente pensó que era por el amor que le tenía a ella. Una sonrisa triste e irónica se le formó en los labios.

Que estúpida había sido al creer eso.

Sasuke se plantó frente a ella, respiraba agitado, eso la sacó de su trance.

¡Sakura eso no es lo que parece! — profirió con la respiración entrecortada y con una mirada de arrepentimiento en sus profundos ojos negros.

¿Ah, no? — manifestó con una tranquilidad que no poseía — ¿Y qué se supone que es entonces?

Por favor… escúchame… — pidió angustiado.

¿Qué es lo que tengo que escuchar según tú? — preguntó irónica — ¿La forma en la que me mentías mientras te acostabas con ella? ¿O la forma en la que yo te comprendía cuando me decías que estabas cansado y tenías retrasos para llegar a mi casa? — reclamó molesta y sarcástica, suprimiendo las lágrimas y el dolor insoportable en su pecho — No tienes nada que explicar, con lo que he visto basta. No tiene explicación. — sentenció.

Sakura yo… — no sabía que decir contra eso, no tenía argumento válido para justificarse, no tenía nada que decir para retenerla.

Sasuke-kun… — llamó la voz melosa y exagerada de la rubia que estaba tendida en la cama, sin la menor intención por cubrir su denudes, le dio náuseas — Déjala… y ven aquí conmigo a terminar lo que empezamos… — manifestó sugerente, con una sonrisa sensual y burlona a la vez.

¡Cállate Shion! — exclamó con furia Sasuke.

¿Por qué tengo que callarme? — rebatió la chica y luego miró fijamente a Sakura — Y tú… no debería de extrañarte que tu novio te deje por alguien como yo. Hay cosas que no se pueden comparar y créeme que lo que Sasuke ha encontrado conmigo… contigo no lo encontraría jamás. — habló con arrogancia mientras le sonreía maliciosa.

Tenía que admitirlo, sus palabras le dolieron pero contrario al efecto que Shion esperaba, la Haruno le sonrió como si le estuviese contando algo cómico.

Tienes razón, yo no soy igual que tú. — concedió la pelirosa para sorpresa de ambos — La diferencia entre tú y yo, es que a ti te gusta destruir la vida de los demás y a mí no. Eso es lo que nos hace diferentes. — le dijo con calma — ¿Y sabes que es peor? — inquirió — Ser incapaz de amar a alguien, eso es lo que eres tú, me das pena… Shion. — finalizó, la rubia se enojó y se disponía a hablar pero la interrumpió observando nuevamente a Sasuke — Lo nuestro terminó Sasuke. — declaró firme y sin ápice de duda.

Acto seguido se quitó el anillo de su dedo anular y lo colocó en la cómoda cerca de la puerta.

Sakura sabes que te amo… — su tono por primera vez sonó angustiado y suplicante.

Ella negó con la cabeza y sonrió con sarcasmo.

Si me amaras en realidad Sasuke, no te hubieras enredado con la primera que se te lanzara, si me amaras de verdad, jamás lo hubieras considerado. Ese no es amor.

Sasuke la miró con profundo dolor y arrepentimiento, sabía que había cometido un tremendo error.

Sakura…

No me busques, no me hables, no quiero saber nada más de ti… no quiero volver a verte. — habló mirándolo a los ojos suprimiendo las lágrimas que amenazaban con derramarse, contempló como sus ojos oscuros se ensombrecían, más ya no había vuelta atrás.

Se dio la vuelta dispuesta a marcharse cuando él la tomó por el brazo.

Sakura no te vayas… necesitamos hablar… — suplicó, realmente no deseaba que se fuera, porque él no suplicaba, pero no estaba dispuesta a dejar su orgullo a un lado.

Suéltame, ya no hay nada que hablar, ya dije todo lo que tenía que decir. Adiós… Sasuke Uchiha.

Dicho eso se soltó de su agarre y salió de la habitación, salió de ese departamento ya sin poder retener más las lágrimas.

Así fue como decidió cambiarse de universidad y se mudó a Seattle, para ya no tener que verlo más. De eso hacía 7 años ya.

Continuara…