N/A: ¡Primer reestaurado! ¿Qué les parece? :333

Era el primer año en el que Harry realmente estaba alegre de que terminaran las vacaciones. Hace un tiempo que le venían cartas a la casa en la cual vivía con sus tíos en Little Whinging, y por lo que sabía, iría a un colegio llamado Hogwarts. Sin embargo, ya estando en King Cross, todavía no podía encontrar la parada del tren; ya le había preguntado a un guardia, este solo bufó, diciéndole que se vaya a engañar a otro. A lo lejos logro divisar una cabellara rubia que reconoció al instante: Draco. Draco había sido amigo de Harry desde hace unos cinco años y, aunque estaba algo molesto con él por cómo había descripto a Hagrid en la tienda de túnicas, recordaba su encuentro como si hubiese sido ayer…

Flash Back-

Harry corría con toda la energía que tenían sus piernas. Dudley, su primo con su misma edad pero con una fisionomía completamente diferente, lo estaba persiguiendo junto a su inseparable amigo Piers. Harry corrió y corrió; trepó como pudo una colina que jamás había visto en su vida, pero poco le importaba a dónde iba con tal de perderlos de vista. De repente, y sin ningún tipo de aviso, el Potter tropezó con unos arbustos perfectamente recortados aunque, contra todo pronóstico, no sintió dolor por los golpes y rasguños de las ramas; si es que no se contaba el leve cosquilleó en el estomago y la piel. Le hubiera prestado atención a ese raro sentimiento, si no fuera porque en ese momento Dudley y Piers acababan de llegar y miraban todo el lugar como si Harry no estuviese a unos pocos metros y a plena vista.

-Hey, D, creo que deberíamos irnos. Tu primo no está y…- Polkiss parecía aterrado, y pronto descubrió que, las aniñadas facciones de cerdo de su primo, palidecían viendo algo detrás de él.

-…la mansión del fantasma…- Escuchó al Dursley susurrar y casi sentía como el escalofrió recorría a los dos niños; a él solo le daba gracia el ridículo nombre. Harry se dio la vuelta para ver lo que tanto los aterrorizaba y pronto se quedo sin aire. No por miedo. Oh, no; sino por la belleza del lugar.

Podía ver varios de los pequeños arbustos perfectamente recortados como con el cual tropezó, el césped era de todos los verdes imaginables; flores de todo tipo, aunque abundaran las rosas blancas. También había varias aves extrañas de color blancuzco que Potter no pudo identificar como más que pavos reales, pero blancos, claro.

La mansión, la cual ocupaba mucho más espacio del posible, era de distintos mármoles y muchos vitrales transparentes como el cristal. Cuando volvió su vista al suelo, vio a una persona; mejor dicho, un crio. El chico tenía cabellos tan rubios que los reflejos que causaba el sol le hacían ver casi blancos, su piel era increíblemente pálida y estaba jugando con una vara, imaginándose una pequeña guerra con dos de los pavos reales. Harry sonrió, ese niño le hacía acordar a sí mismo, cuando jugaba con los soldaditos bajo la alacena; por lo que el primer pensamiento del azabache hacia él fue que el chico debía de sentirse muy solo.

Pronto los ojos grises del niño le observaron, ninguno de los dos se alejó del otro. De hecho, se acercaron todavía más; el niño desconocido le sonrió y le tendió la mano, medio abochornado por ser descubierto jugando con los animales.

Esa fue la primera vez que vio a Draco Malfoy; y él no se sintió capaz de no darle la mano al otro niño.

Fin Flash Back-

-Draco, que suerte que te encontré, ¿qué haces en un lugar lleno de muggles? ¿Sabes dónde está la estación?- El rubio lo miro con tal mala cara que hizo reír a Harry.

-Te dije que te acostumbraras a decirme Malfoy. Yo Malfoy, tú Potter; ¿entendido?- Harry refunfuño, todavía no le agradaba la idea que Snape había tenido acerca de llamarse por el apellido del otro.

-Está bien, pero que quede claro que no me gusta esa idea. Aparte es nuestro primer año, ¿por qué tenemos que conocer a más gente?- Draco ignoró su pregunta, respondiendo las anteriores.

-Estoy acá, rodeado de muggles, porque sabía que tus tíos no sabrían, y tú tampoco, cómo llegar al Expreso; agradece que padre no me mató en el intento, Potter- El aludido solo rió nuevamente pero no podía negar que estaba impresionado con que Lucius le hubiera dejado ir a buscarlo; de hecho, creía que Draco le estaba engañando en algo de aquel palabrerío -Te voy a acompañar hasta la entrada, pero después ingresas solo; ¿entendido?- Potter asintió sonriente.

-Claro como el agua- Pero la sonrisita no le duro mucho cuando vio la columna que conducía a Hogwarts.

–Te veo al otro lado Har…Potter- Malfoy cruzó la pared de una, pero eso era imposible para alguien como él; por suerte, había llegado una familia de pelirrojos. La mujer mayor, que suponía, era la madre; se atrevió a hablarle.

-Es el primer año de Ron en Hogwarts también- La mujer sonreía presentándole a su hijo -¿Por qué no van los dos juntos en el tren?- Luego de una charla ambos se armaron de valor y pasaron por la columna. En el otro lado lo primero que hizo Harry fue buscar a Draco con la mirada. Cuando por fin lo encontró, el rubio ya lo miraba y le dedico un guiño con el ojo ya que estaba hablando con un par de chicos más parecidos a mastodontes; Harry les conocía de ojo, a veces, tenía que quedarse en el cuarto de Draco mientras él le aclaraba un par de cosas a esos dos. Sus nombres, si recordaba bien, eran Crabbe y Goyle. Ron y Harry se sentaron en un compartimiento en el tren mientras los gemelos ayudaban a Harry a subir su baúl preguntándole un montón de cosas hasta que su madre los acalló. Se quedaron solos por muy poco tiempo ya que un chico, medio rellenito y de cabellos castaños con cara preocupada, abrió la puerta.

-Per-perdón, ¿al-alguno ha visto a mi sapo?- Ambos negaron y el chico se fue bastante decepcionado.

-Lo siento, no me he presentado bien, a mi madre le gusta hacerlo por mí. Soy Ronald Weasley, puedes decirme Ron; así me llaman en mi familia- Comentó tendiéndole la mano.

-Harry Potter, aunque en mi familia me llaman…bueno, Harry- Si no cuentas los miles de sobrenombres que Narcissa le había agregado. Para Harry, los Malfoy era como su familia, pues los Dursley muy pocas veces lo llamaban con otra cosa que no sea 'muchacho', 'niño', 'peste', 'cosa aborrecible' o 'inhumano'. Y las únicas veces que decían por su nombre era porque; jamás, en la casa de ningún Dursley se diría el apellido Potter.El azabache no pudo evitar notar, que mientras soltaba su mano del agarre, el pelirrojo había abierto los ojos como platos.

-¡Así que es cierto lo que dijeron Fred y George! ¡Eres Harry Potter!- Harry asintió hastiado.

-El mismo- El azabache giro los ojos, sus palabras sonaban pesadas porque las había repetido a todo el mundo mágico desde que tenía memoria de haber recorrido solo algunas partes del callejón Diagon con Draco y Cissa; generalmente alguno de los padres del rubio le ponía un encantamiento o poción para que no tuviera problemas pero unas cinco o tres veces se había debilitado y lo habían reconocido. Harry aprendió que era muy célebre; también aprendió que odiaba tremendamente llamar tanto la atención o que intentaran amigarse con él por conveniencia, y Ron se dio cuenta de esto.

-Perdón por sonar así, parece que ya lo escuchaste demasiado; solo me tomaste desprevenido- Weasley reía nerviosamente, pero Harry decidió darle otra oportunidad y la tensión se rompió al pasar el carrito de golosinas a un costado.

-¿Quieres algo para comer?- El resto del viaje paso entre charlas, risas y curiosos datos de Hogwarts, interrumpidos solamente por una insufrible niña de cabellos rizados para cualquier lado que preguntó nuevamente por el sapo perdido de aquel chico, al parecer llamado Neville. Y el mismo Draco, que fingió venir a presentarse al gran Harry Potter para convertirlo en su amigo oficial, Harry había visto preocupación por él en sus ojos pero había tratado muy mal a Ron, por más que este también había comenzado y Harry ya hablaría con él sobre ello; esta vez, no fue capaz de agarrar su mano, hablarían luego.

-.-.-.-.-

Una vez dentro del castillo, una de las primeras cosas que hicieron fue encontrarse con la profesora McGonagall, conocía su nombre ya que Draco se había encargado de que supiera lo suficiente del lugar antes de irse de su casa.

-Bien nuevos alumnos, ya habrá tiempo de sociabilizar. Las casas donde podrán ser elegidos son: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin, pero esperamos que se traten unos a otros como si fueran parte de una sola. Síganme por favor, el comedor es por aquí- Todos charlaban, el barullo inundaba la sala pero Harry no encontraba al Malfoy, quería decirle que había pensado sobre cómo se hablaron y quería disculparse por su parte. Pero tuvo que conformarse con seguir buscando a pesar de que su nuevo amigo le hablaba fugazmente de lo bien que la iban a pasar haciendo jugarretas y jugando quidditch cuando pasaran de año. Un anciano, si es que se puede decir así, ya que estaba en gran forma para lo que Harry creía, acalló el salón.

-Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts- Su voz estaba amplificada con un hechizo que hacía que retumben las ondas sonoras en toda la sala, después de que el discurso se acabara y la presentación de los profesores terminará, Potter volvió a prestar atención –Ahora, la profesora McGonagall usara el sombrero para determinar sus casas a los alumnos de primer año- La señora se levantó de su asiento y Dumbledore se dirigió a este. Los alumnos pasaban y las casas de Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw se fueron llenando poco a poco pero Harry le prestó atención a pocos, como a aquella chica del tren; ¡resultó ser que Hermione –como se llamaba- era Gryffindor! Habría jurado en el tren que ella sería Ravenclaw pero el sombrero había hablado y Hermione estaba satisfecha con la decisión de este, así que se volvió hacía su mesa, sentándose: Harry observó a varios más cuando algo le llamó la atención.

–Malfoy, Draco- Harry no lo había podido encontrar pero ahora que lo había visto quería ir a preguntarle un montón de cosas como dónde había estado o porqué no lo busco al salir del tren, pero unas palabras dichas hace unos días retumbaron en su cabeza…

Flash Back-

Draco y Harry se encontraban caminando por los terrenos alejados de Malfoy Manor, ambos chicos estaban sonrientes y parecían que hablaban de temas de por sí interesantes.

-No te creo- Dijo uno de los niños, rubio y de ojos determinados color plata – ¡Es imposible que te encierren en una alacena sin comer por tanto tiempo!- Harry rió por lo dramático que sonaba su amigo, si supiera que una de las razones por la cual le hacían eso era porque se escapaba casi todos los días que no estaba encerrado con los Dursley a verlo, no le creería o le prohibiría venir y Harry no estaba dispuesto a arriesgarse.

-Pues créelo, es cierto. Dos semanas y media sin contacto con nadie y la primera sin comer no fueron para que alguien venga a decir que no son ciertas- Dijo con simpleza y burla el azabache. Su plática fue cortada al poco tiempo cuando Severus Snape, el padrino de Draco, que odiaba a Harry sin sentido alguno, apareció a su lado.

Algo le supo tremendamente mal a Harry; Snape sonreía, mala señal.

-Draco, ya solo falta una semana para el comienzo de las clases. Es hora de que le expliques a Potter las "normas" de convivencia contigo en el mundo mágico- El rubio hizo una mueca en forma de que no le gustaba para nada ninguna de las palabras mencionadas por el amigo de su padre; a Harry, por otro lado, le brillaron los ojos con curiosidad y cierta molestia, ya que una parte de aquella frase le dio mala espina.

-¿Draco?- Indagó el pelinegro y él de ojos plata lo miró con un profundo pésame.

-No podrás tratarme igual que acá en el mundo mágico- Él Malfoy desvió sus ojos de los esmeralda.

-Explícate- Draco sonrió por el juego de palabras, lo volvió a mirar, suspiró y siguió con su explicación.

-No puedas llamarme por mi nombre de pila, haya tú eres Potter y yo soy Malfoy. Nada de encuentros, sonrisas, miradas cómplices, ni nada- Snape se la estaba pasando genial y enarcó una ceja hacía Harry.

-¿Es que acaso no puedes despegarte de mi ahijado, Potter?- Dijo con sorna, malicia y diversión.

-Ya verás que puedo estar tan separado de Draco como yo quiera- El mencionado se sintió un poco herido y Severus resopló, pero Harry no había acabado –Y no es precisamente en este momento lo que quiero- Dijo con una sonrisa.

-Lo tendrás que dejar en algún momento, Potter-

Fin Flash Back-

Y ahora era ese momento; maldito Snape. Algo desvió su mente de sus pensamientos…

-¡Slytherin!-

Pasaron varios más antes de Harry, hasta que lo inevitable llegó.

-Potter, Harry- Él se dirigió hacia la silla intentando parecer tranquilo y fallando irremediablemente. Cuando le colocaron el sombrero y sus ojos solo vieron negro, lo único que pensaba Harry era "Por el amor a Merlín, ponme en Slytherin con Draco". La prenda río ante tal pensamiento por lo que el Potter tuvo la decencia de sonrojarse, pero el sombrero no iba a avergonzarlo en su primera mitad del día en Hogwarts; bueno, no tanto.

'Mmmh, veo astucia… ¡valentía! …Pero desconfías mucho de ti mismo, eres difícil muchacho aunque no tienes una mala mente; ¡ya sé dónde ponerte!'

-¡Gryffindor!- Hubo un barullo enorme al escuchar aquella Casa y Harry maldijo mientras veía a Draco irse disimuladamente del lugar. El sombrero, que todavía llevaba puesto, le susurró sin que nadie más que Harry pudiera escucharlo.

"No deberías pensar nada de lo que piensas por aquel chico. Slytherin siempre está en contra de Gryffindor sin importar de que se trate, eso te incluye chico. Es imposible lo que quieres y todo gracias a mi"

Harry volvió a maldecir y se sacó casi a tirones a ese perverso sombrero de la cabeza, por más de que no sabía muy bien de lo que estaba hablando; fue enseguida tras Draco. Se iba a perder la selección de su nuevo amigo.

Poco importaba, Draco no había parecido para nada contento con los resultados y dejar de estar con el Malfoy aterraba de sobremanera a Harry; podría sufrir de todo, de todo menos aquello.