Primer prólogo listo!
Aquí comienza la nueva saga de FF, cuatro meses después de la mortal pelea entre Seiko y Elliott. el prologo siguiente… mejor no diré nada más.
Este fic está escrito en coordinación con el "desaparecido" Kein Sylvan ¿motivo? Este fic estaba en preparación previa con él y está completo. Solo falta transcribirlo y en caps. siguientes mostraré la modalidad con la cual se hará este episodio cuarto.
No dejaré notas de autor o capítulo porque serán a partir del capítulo primero. Son solo dos prólogos.
Disclaimer:
Los personajes de la saga KOF son de SNK Corporation y le pertenecen a Oda. Sus personajes de generación ficticios son de mi autoría.
Los personajes de la saga SF son de Capcom y le pertenecen a Yoshinori Ono. Sus personajes de generación ficticia son de Miki.
Prologo primero
"El caballero y la princesa"
…
Y esto… ¡y esto es por Saki! ¡Tenchiiiii!
Juntando manos al centro para cargar ki de color blanco en sus manos…
¡Ryuuuu...!
Llevando ambas manos atrás en posición de cargar más poder aun…
¡Kokuuuuu...!
El destino estaba sellado.
Era ahora o nunca…
¡Haaaadoooooooookeeeeeeeeeeeeeeeen!
Han pasado cerca de casi cuatro meses desde que Seiko derrotó a Elliott y además supo de la gran verdad: el joven peliazul fue manipulado desde su conciencia por su propio padre, Hannibal Damon.
La onda del furioso dragón celestial no solo acabó con Elliott, sino también con el padre cuando se encontraron en el plano de los muertos, pues Seiko había fallecido después de derrotarlo por recibir un Psycho Slasher a quemarropa, como todo kamikaze japonés.
Pero Saki se encargó de regresarlo a la vida.
Y ahora ella, asumiendo por completo su ascendencia y amor por el mismo castaño que la rescató, se reencontró con no solo sus amigos y ahora novio, sino también con su desaparecida madre. Muchos pensaron que la perdonó, pero después de algunos días la molestia de Saki se hizo notar para una explicación más detallada que terminó por aceptarla, puesto que Hannibal fue el gran responsable de la desaparición y de la muerte de Kai, padre de la joven inglesa.
Con dificultades y todo, ahora con Mai y su madre, Cassandra, Saki vive realmente en familia.
Aunque también tiene a su segunda familia que la adoptó cuando llegó a Japón.
– ¡Buenos días, Sakura-sensei! – una joven peliazul de cabello corto, ojos ocres y un buzo deportivo llegaba feliz a la morada Hoshi-Kasugano para comenzar con su nuevo mes de entrenamiento con justamente, la madre de su novio. Ella era Nozomi Saki. De veinte años y nipona por parte paterna e inglesa de parte materna, es descendiente sanguínea de Cybile y de William, antiguos reyes ingleses protagonistas de una triste historia que llegó definitivamente a su fin. Es heredera del poder regente de la diosa Luna por parte de la primera y por parte del último, una Ansatsuken más.
– ¡Buenos días, Saki! – saludaba Kasugano… Hoshi Sakura, a su nuera con la misma alegría que irradiaba la joven inglesa.
Saki comenzó a entrenar nuevamente con Sakura ya que estuvo casi dos años sin luchar por sí misma, agregando que Hannibal la manipuló mediante Elliott y su cuerpo quedó exhausto después de recobrar el control de su mente y de resucitar a Seiko. Ella deseaba retomar las luchas para seguir protegiendo a los niños del orfanato y también, retribuirle a su chico todo el esfuerzo entregado.
El mismo que aparecería detrás de ellas bañado en completo sudor, sin su gi superior de combate, solo con unos guantes rojos que poseían un extraño grabado en ellos, la cinta roja flameante en su frente. Bebiendo una botella con agua fría y con la toalla en sus hombros, el sol primaveral reflejado a él le daba una apariencia más adulta y atractiva para la chica.
– ¡Hola Saki! Llegaste antes de lo impensado por tu entrenamiento – comentaba aquel joven japonés quien se acercó a la chica y le dio un corto, pero no menos tierno beso en sus labios.
– Hola Seiko – correspondía Saki al beso de su enamorado para luego fingir asquedad – ¡y estás todo sudado!
– Pues así te gusto más ¿o no? – le daba una mirada pícara a la inglesa-nipona quien se sonrojaba y Sakura, solo se reía de la adultez juvenil de ambos chicos. Seiko continuó hablando – además cuando entrenas o peleas, tú también sudas.
– ¿Me estás diciendo que soy una sucia? – reclamó Saki riendo, colocando sus manos en la cintura como jarras y simulando molestia.
– No, solo que es descarado de tu parte decirme eso cuando has peleado gran parte de tu vida – reía el joven – Ya terminé de entrenar e iré a ducharme, si no les molesta a las damas. Bajaré en seguida para observar.
Aquel muchacho de veintiún años cumplidos hace casi dos meses atrás era Hoshi Seiko, el joven heredero de las artes marciales antiguas del Ansatsuken-ryu, hijo de Sakura y de uno de los peleadores legendarios en la historia presente: Ryu. Cabello castaño, ojos color avellanas como su madre, nipón de nacimiento y además descendiente de la familia legendaria Ansatsuken que entrenó a William para proteger a Cybile, es el actual campeón del último Street Fighter – según Elliott en el más allá – que se organizó y donde participó para rescatar a Saki.
Seiko se marchaba y Saki le daba ciertas vistas a su novio en el momento de retirarse, claro que después se avergonzó porque estaba la madre del joven al lado suyo.
– ¡No quiero que piense mal de mí, Sakura-sensei! – Saki agitaba sus manos como verdadera niña chibi y con el rostro colorado – ¡No era mi intención!
– Ja ja ja Saki, no te culpes. De hecho hacía lo mismo que tú con Ryu cuando terminaba sus entrenamientos – comentó Sakura con calma – no quiero negar jamás que al verlo entrenar de la misma forma que Seiko me movía el corazón a mil por hora. Verlo superarse es algo que me llenaba de orgullo y es una de las razones por las cuales me enamoré de él cuando estaba en secundaria.
Riendo con algo de vergüenza al ser descubierta por su pseudo-suegra, Saki trató de desviar el tema con el entrenamiento presente del cual estaba ansiosa por comenzar.
Un pequeño sparring para comenzar y algunos golpes sueltos que Saki conectaba de buena manera, aunque poco a poco la jerarquía y experiencia de Sakura comenzarían a avanzar para dar un buen combo de ataques que la peliazul logró soportar. Seiko notaba que a pesar de los años perdidos y el cuerpo sufrido de Saki con este tiempo transcurrido, la chica seguía esforzándose para luchar y para recuperar el ritmo de combate olvidado.
– Viendo el entrenamiento, ¿no? – aparecía Ryu detrás de su hijo, ya vestido casualmente después de entrenar con su hijo.
– Pues sí, además quería ver que tanto ha mejorado Saki desde entonces – respondió Seiko mirando a las dos mujeres – ya lleva casi tres meses entrenando con mamá y me sorprende ver que ha recuperado el ritmo con rapidez.
– Y no es la única que ha mejorado – señaló el maestro Ansatsuken con una sonrisa a su hijo.
Algún día, papá… algún día te derrotaré – prometió en su mente el vástago Hoshi como nuevo objetivo: superar a su padre.
Después de una hora de entrenamiento y observación en el mismo dojo, los cuatro peleadores entraban a la morada de Setagaya para una cena posterior a la ducha de ambas mujeres. Ryoko no se encontraba en casa ya que estaba con Mel en Estados Unidos para averiguar más sobre el intercambio de preparatoria el próximo año.
– ¡Vaya que está deliciosa la comida! – exclamó Seiko tras acabarse rápidamente su ración de comida.
– Seiko, no comas tan rápido o vas a enfermarte del estómago – regañaba Saki quien comía con tranquilidad.
– ¡Es que no puedo con semejante delicia! – exclamó el japonés haciendo caso omiso de las palabras de la inglesa y esperando otra ración más. Saki por su parte sonrió resignada, pero agradecía que su novio volviera a ser el joven alegre que conoció años atrás y en particular, el que su familia extrañaba de vida.
Una vez terminaba la cena, ambos se iban a la habitación del joven dragón para encender el portátil y observar las redes sociales donde justamente Ryoko había subido fotografías de sus dos semanas de estadía en Estados Unidos. Claire le aconsejó que en Norteamérica está la posibilidad de pulir sus habilidades en la literatura, sumadas a las excelentes calificaciones logradas en secundaria y a sus logros en la secundaria de Tokio, pero para eso necesitaría un intercambio y claro, acostumbrarse a la agitada vida gringa durante la preparatoria.
– Vaya, demasiadas fotografías y muchos "me gusta", incluyendo a los chicos – comentaba Seiko mientras veía distintos tipos de toma "selfie" en su hermana menor y el americano: posando abrazados, de beso, riéndose, asustados, etc.
– Pero se nota que son muy felices – apoyó Saki.
– Me gustaría tener una así… pero recuerdo que a alguien no le gustan las fotografías – indicó el nipón con burla a su novia.
– Si no me das tiempo de adaptación, terminamos – soltó tajantemente Saki con sarcasmo.
Aunque luego, Seiko se voltearía para quedar de frente a la misma chica que lo trajo de vuelta a la vida. Mirándola a los ojos, el joven Ansatsuken bajaba el portátil y tomaba ambas manos de ella para juntarlas con las suyas – Saki, sabes que bromeo. Has pasado por tantas cosas que apresúrate sería un error fatal. Solo ve a tu ritmo, ¿sí?
Saki sin embargo, soltaba las manos de Seiko para acurrucarse en su pecho.
– El que cae las bromas es otro je je. Seiko, también pospuse mucho mis sentimientos con el resto de las personas después ser libre – respondía la peliazul al tiempo en que ella era quien juntaba las manos del japonés entre las suyas – pero sabes que me ha tomado tiempo superar las dificultades hasta hoy, y todo eso debo agradecértelo.
La laptop de Seiko volvía a sonar y esta vez era un chat de videollamada. Era justamente Ryoko quien se trataba de comunicar con él cuando aceptó y la pantalla mostraba a la castaña de ahora una cola de caballo larga y con un joven rubio de cabello corto detrás de ella.
– ¡Onii-chan! ¡Saki! ¿Cómo han estado? – preguntaba la joven Ansatsuken con una sonrisa de oreja a oreja. No podían estar mucho tiempo ya que la diferencia horaria entre Estados Unidos y Japón era distinta. En Japón eran las ocho en punto de la noche, mientras que en Japón ya era la una en la tarde donde pasearía con Mel y a afinar los últimos detalles del cambio al año siguiente.
– Hola hermanita, veo que te diviertes de lo lindo en Norteamérica – señalaba Seiko al buen humor de Ryoko.
– Hola viejo, hola Saki. Es un gusto verlos después de la agitada vida de Los Angeles, pero les tenemos buenas noticias y también a mis suegros – apoyó Mel tomando lugar al costado de su novia.
– ¿Y qué noticias tienen de California, chicos? – preguntó Saki con curiosidad.
– La Escuela Preparatoria o HS de Belmont ya me aceptó y con mis calificaciones no hubo problema – sonreía la joven dragón – Ahora mismo después de almorzar, iremos a la Preparatoria para tener los documentos de traslado, reglamentos y lo más importante: la firma con la cual después deberé entregar a papá y mamá con la que seré oficialmente alumna de la Preparatoria Belmont.
– Me alegro mucho por ti, Ryoko. De verdad – indicó el japonés y apoyado por Saki.
Ryoko explicaba que la escuela preparatoria Belmont es una de las mejores en Los Angeles y claro, ella escogió aquel lugar por su gran repertorio y logros… además de que estaría cerca de la Universidad en la cual Mel asistiría. También no habría problemas con la estadía, ya que estarían a solo media hora en transporte desde la mansión Masters y tanto Ken como Eliza aprobaron la idea que quedarse con ellos. Solo faltaría el sí de Ryu y Sakura quienes lógicamente aceptarían.
La castaña y Mel debían cortar la videollamada porque tenían que ir a la preparatoria con la firma de la joven y de los Masters como avales, pero sí prometieron traerles recuerdos desde Norteamérica porque regresan en una semana más a Tokio y antes irían a la gran ciudad de Nueva York para quedarse en un hotel. Ryoko siempre quiso conocer la ciudad de la "Gran Manzana".
– Se ve que tu hermana está muy feliz, Seiko. No dejaba de hablar contenta por este nuevo logro – señalaba Saki la gran felicidad de la hermana del japonés.
– Tanta lectura y escritos le permitieron llegar allí – comentó Seiko – De hecho, Saki, antes que yo te conociera, Ryoko ya participaba en concursos de poesías y cuentos en primaria y todos esos premios que ves en su habitación son de allí.
En efecto, Ryoko tenía varios diplomas de sus buenas calificaciones y premios adicionales por esos concursos, sumados a dos trofeos de un torneo de artes marciales infantil que ganó sin complicaciones.
– ¡Oh, cierto! ¡Lo había olvidado! – reaccionó Saki quien asustó a Seiko en el camino por lo repentino y que lo derribó al suelo – Perdóname, es que recién lo recordé. Seiko, seguiré entrenando con tu madre para estar en mejores condiciones y pues… me ofreció vivir con ustedes.
– ¿En serio? – preguntaba Seiko mientras Saki lo ayudaba a levantarse – Vaya, es una buena noticia. ¿Pero tu madre y tía? Estás viviendo con ellas en el orfanato, además está el enano ese de Timothy…
– Seiko, es un niño – reía Saki al ver el puchero del joven dragón.
Desde que Saki y los demás regresaron a Japón por la pelea en Londres, el pequeño pelinegro molesta a Seiko con cualquier cosa para hacerlo rabiar en frente de la peliazul. Eso y también a veces, Timothy llegaba a los golpes para fastidiar al campeón del último Street Fighter que obviamente no podía hacer nada.
– Un niño que solo dice "tú no eres para tía Saki", "ella es de tío Elliott", "ellos dos son mis papis", "por tu culpa tío Elliott se marchó" – enumeraba Seiko las miles de frases que el niño le recalcaba.
– ¿Estás celoso? – Saki trataba de aguantar explotar en risas, pero eso molestaría a Seiko y ella en su mente sabe que ya lo ha hecho pasar por muchos problemas como para provocar otros.
Seiko seguía fastidiado donde a decir verdad, era la primera vez que Saki lo molestaba con bromas de por medio y las veces anteriores eran sarcasmos de su dura y cerrada personalidad. Saki notó esto y se acercó a darle un corto beso al japonés.
– Seiko, Timothy dice eso porque él vio lo que pasó en la mansión Damon, pero él no sabe de Elliott y sus problemas con su padre ni de las cosas que hizo a mis espaldas en el torneo – intentaba tranquilizarlo la peliazul – Es un niño y no sabe tampoco que Elliott me manipuló con el Psycho Power, pero créeme que lo quiere como un padre y como un hermano mayor. Solo dale tiempo de que se acostumbre, aunque es raro que le dijeras que se fue a un viaje de retiro. Elliott está muerto, Seiko, y no podremos ocultarle más eso.
"Pero volverá… él me lo prometió después de derrotar a su padre en el plano infernal." – pensaba el castaño, recordando que Damon partió al otro mundo.
– ¿Decías algo, o te molestó lo que hablé? – preguntó Saki al ver que el rostro de Seiko había cambiado.
El castaño se percató y además hizo que la culpa pasara a manos de Saki, por lo que la levantó de la barbilla y le correspondió el mismo beso.
– Saki, no estoy molesto y sí, reconozco que soy celoso… hasta estoy celoso de mi propia sombra que te sigue a todas partes más que yo mismo – dijo Seiko mirando a los ojos ocres de la chica, que además provocó un leve sonrojo – solo que eso último me el enano dijo me hace recordar que Hannibal hizo imposible la vida de Elliott. Pero prometí destruir lo último que quedaba de esta maldita organización y debo hacerlo para que descanse en paz –finalizó el japonés. No podía dar detalles de su encuentro con Damon en plano astral, le prometió no decir nada de aquello para preocupar a Saki.
– Entonces ya lo decidí, me quedaré aquí para seguir entrenando y en especial para acompañarte, celosito – finalmente Saki lograba reírse, pero no tan escandalosamente como hace minutos atrás – Sé que Timothy te molesta y a veces también le digo que se detenga un poco, pero ya verás que te querrá de la misma forma. Pero si aun te hace dudar un niño, esto te dará mi respuesta…
Saki tomaba con ambas manos el rostro de Seiko y lo besaba con una lentitud que esta vez era el japonés quien se desarmaba con la suavidad que ejercían los labios de la peliazul. Esa misma suavidad que lo amansaba, lo tranquilizaba, lo hacía caer a los encantos de Nozomi Saki quien ha cambiado un poco su cercanía con las personas y en especial, con el chico que la rescató de aquel combate infernal en Londres. Seiko se dejó querer, esta vez domarse ante la joven mariposa donde cerró sus ojos y se perdió en el idilio de este beso.
Solo un minuto bastó para separarse y recuperar el oxígeno, Seiko se sentía en el cielo mismo, sumado también a que Saki llevase la iniciativa.
– Que no se te olvide esto, celosito. Te amo, y no dejaré de amarte por nada del mundo – afirmó Saki mirando también esos ojos color avellanas que la encantaron.
Seiko sonrió y atrajo a Saki para abrazarla, no se había equivocado con darle tiempo para superar sus problemas de afecto y esta era la respuesta.
– Pues este celosito estaría feliz de tenerte más cerca – señalaba el japonés mientras Saki se acurrucaba en el pecho del joven – también te amo, Saki, mucho más de lo que imaginas. Aprovechando que ya cenamos y el cielo está estrellado, demos un paseo por la plaza de Setagaya ¿Qué dices?
Saki se levantó y arrastró la mano de Seiko al salón para avisar que saldrían. Esa fue su respuesta.
De los pocos meses juntos, ambos han aprendido a colocarse en los zapatos del otro y a comprender también más a fondo los sentimientos de cada uno. Así fue como William le dio tiempo a Cybile cuando ella lo fue a buscar a la fría y lluviosa noche escocesa de su exilio. De la misma manera, Seiko le daba el tiempo a Saki y ahora es ella quien busca tenerlo cerca.
