Bungō stray dogs ni nada relacionado a la obra me pertenecen. Escrito sin fines de lucro.

Lo olvide. Gracias a Light Winchester por reafirmar mi creencia y orillarme a escribir esto. A las tantas de la madrugada.


Rashōmon es una bestia insaciable, que debora todo a su paso sin distinción alguna. Él lo sabia más que nadie, aunque nadie a su alrededor lo notara, lo que ese monstruo le hacía. Quizá Dazai lo había hecho, pero jamás le dio importancia.

Una nueva andanada de tos lo golpeó, y la dejo ser un par de veces, hasta fue demasiado para soportarlo. No sabia de donde provenía exactamente el dolor, se propagaba como la peste, rápido e inmisericorde. La garganta le ardía, sintiendo el pecho oprimido, la espalda punzante en agonía por la posición y las sacudidas que lo azotaron. El estomago tampoco estaba libre debido a las constantes contracciones musculares.

Rashōmon era realmente implacable, engullendo todo por igual, desde el concreto y sus enemigos hasta su propio portador, como si su posible muerte le fuera indiferente. Incluso para su habilidad no tenia valor alguno.

Su sistema respiratorio era probablemente el más afectado, la sangre que salía de su boca constantemente manchando su piel era prueba de ello. Poco a poco respirar le era más difícil, la tos más constante, así como la sangre más abundante. Sin embargo, por supuesto, no eran las únicas aflicciones que padecía. Los dedos de sus dos manos no le alcanzarían para ennumerar todas y cada una de ellas.

Estaba destrozado, por su propio poder. Ni siquiera Higuchi debía saber a que se debían los síntomas que tanta preocupación le causaban, tampoco su propia hermana, quien podría pensar que era aquello? Que aquella energía oscura que manipulaba lo estaba consumiendo por dentro, poco a poco, disfrutando el sabor pedazo a pedazo, bocado por bocado.

Estaba muriendo, era consciente de eso, también de la causa, que normalmente adjudicaban a un cuerpo frágil, infecciones e incluso drama teatral.

Lo había dicho una y otra vez, cuan inmisericorde era, incluso le había dado la pista al chico tigre, es un silencioso grito de ayuda que jamás admitiría a pesar de cuanto lo había vociferado.

Se ahogaba sin que nadie lo notara, apartando a la única que ofrecía su ayuda, sin nadie que realmente pudiese ayudarlo allí. Simplemente desaparecía, cada vez más profundo en un camimo sin retorno.