N/A: ¡Holas gente! Aquí Nana con otro intento de fic. Estuve pensando mucho y reflexionando sobre mi forma deficiente de narración, por lo que decidí publicar esto (le llamo "esto" por no estar centrado en el género de romance, que es sobre lo que frecuentemente escribo xDu) que compondrá, básicamente, una serie de drabbles (o más bien dicho, pensamientos de personajes de DGM sobre diversos ámbitos de su ¿vida?), que giran a través de diversas temáticas. Espero que les guste :D(?)

Disclaimer: DGray-man y todos sus personajes son propiedad intelectual de Katsura Hoshino-sama. Si fuese mío… trataría de que no me lo censurasen con la reciente ley de censura (156) en Japón.

Advertencias: Angst y (ojala la Inocencia y Ange-sama me libren de ello) OoC (ustedes juzguen -.-U)

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Algo más

I. Prisionera

A Lenalee Lee no le gusta hablar de ello. Varias veces ha tenido que hacerlo, pero ella hubiese preferido una y mil veces tener que acallar y ahogar aquella vivencia, olvidándola en el proceso. Pero no. Los recuerdos dolorosos son casi imposibles de borrar, haciéndose más dificultosa esta tarea de lo que hubiese querido.

¿Qué recuerdo era aquel? La separación. La primera separación de la cual había sido víctima, gracias a la Central. Gracias al Vaticano. Gracias a la Inocencia. Ella había sido escogida por Dios. Esa es la razón que le dan para separarla de su hermano, a la corta edad de cuatro años. Después de eso, todo era una sarta de remolinos, de destrozos y disipación de la realidad, ahogada bajo un claro oscuro casi alienado, rosando la falta de cordura.

En esos tiempos, su mente repetía una sola cosa, una sola frase insulsa y sin importancia para nadie: "déjenme ir a casa". Parece que nadie la oye o, más bien, tal vez no habla. Intenta hablar. Sabe que sus labios se mueven. Escucha su voz, temblorosa, un poco aguda, como una rata atrapada en una trampilla y espera que ellos le suelten las muñecas y la dejen ir. No importa si la abandonan a su suerte. Cualquier cosa era mejor que estar aquí. Ellos la ignoran y la fuerzan a aceptar esa cosa. A aceptar la Inocencia.

Lenalee, la mayoría del tiempo, se acuerda de ello. Siente las mejillas tiesas de tanto llorar, a pesar de que, en esos momentos, esta dedicándole una sonrisa a alguno de sus compañeros o a su hermano. Casi siente el sabor salado y doloroso de las lágrimas en el nacimiento de su garganta, y no puede evitar ir por un poco de agua y beberla con vehemencia, como si de verdad necesitase mitigar los sollozos que derramo en su niñez.

Aún tomando en cuenta aquella niñez cortada de raíz por la Guerra Sagrada, todavía puede sonreír. Aún puede vivir en el lugar del cual solo aspiraba escapar, ya que se ha convertido, sin querer o desearlo, en su hogar. Baja la mirada hasta toparse con su Inocencia. Con esa arma divina que había aceptado apenas su hermano hubo llegado a la Orden Oscura. Si él había hecho un sacrificio por ella, ¿por qué ella no habría de hacerlo por él? Así que, a pesar de odiar aquel poder, decidió recibir la Gracia de Dios. Miró a su hermano, la primera vez, llevando el uniforme de Supervisor de la Orden Oscura y su corazón dio un vuelco. Komui ha llegado a formar parte de sus torturadores, no de manera pragmática, sino simbólica, logrando que su corazón salte de felicidad, temblando de miedo.

Decide emular su pasado. Sabe que no puede olvidarlo, así que resuelve reemplazar todo. Su prisión es su hogar. El uniforme de sus verdugos pasa a ser el de sus amigos. Es la única forma de vivir que ve en el horizonte. Mira sus muñecas y advierte pequeñas cicatrices de las correas que la asían con mucha fuerza, como si le hubiesen puesto clavos calientes sobre la piel, recordándole que todavía es prisionera, aunque ahora sea bajo su consentimiento. Las circunstancias no cambian el hecho.

Y en ese momento, cuando ve a su hermano dormir sobre el escritorio de su oficina, se da cuenta. Se percata de que ya no es una niña que solo llora y llora, sino una que calla y sonríe, hipócrita. Porque sabe que si no lo hace, volverán a separarla de nuevo. Porque si, sonriendo puede prolongar esa mentira un poco más, no dudará en hacerlo.

- Hermano, te traje café- le avisa al Supervisor, apenas entra en la oficina, tratando de esquivar los documentos desordenados en el suelo. Komui alza la vista y, enérgico, de un solo salto, llega a su lado.

- ¡Lenalee-chaaaaaaan! ¡Te extrañaba!- le grita, mientras abraza sus rodillas.

La joven, al escuchar a su hermano, esboza una pequeña sonrisa. Las pequeñas sonrisas son sinceras, ya que únicamente aparecen cuando sobresalen sus seres queridos por sobre el uniforme. Y, solo en esos momentos, puede engañarse a sí misma, escribiendo la palabra "Hogar" sobre los barrotes y paredes de su celda.

Fin Drabble I. Prisionera

By: Nana Walker

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N/A: ¿Les gusto? ¡Espero que sí! ¿Por qué comenzar los drabbles con las experiencias de Lena, si mi personaje favorito de DGM es Allen/Nea? Ni siquiera yo lo sé xD. En fin, no me quiero alargar tanto, tomando en cuenta la extensión de cada drabble.

Espero impaciente sus comentarios, criticas (por favor, quiero criticas TwT) constructivas, misiles fálicos, y muchos etcéteras :D

Recuerden: ¡Su review es mi sueldo! *agita una lata*

Muchas gracias por leer, bye bye y cuídense miles :D