Disclameir: Star Wars es propiedad del maestro Geoge Lucas, de la Fox y de cualquier otro que disponga sus derechos. Esta historia es únicamente por diversión y sin ningún animo de lucro. Con su permiso, tomo prestados a los personajes con afán de devolverlos.

Aquí una nueva historia, esta vez se trata de un two-shot inspirado en un sueño que tuve. Los protagonistas son Vader y Leia... y cierto ángel. Espero que os guste.

¡SECUELA SUBIDA! EN LA CUENTA DE ITSUMI RIDDLE, PERO ESCRITA POR MÍ.

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Titulada: "ÁNGEL DE LAS DUNAS"


Ángel

El tercer aniversario desde la fundación del imperio fue una celebración sin igual. Nadie escatimó en gastos. Suculentos banquetes y carísimas botellas de hidromiel de Corelia y cava de Naboo se repartieron igualmente por los altos y los bajos barrios del planeta imperial. El cielo fue completamente cubierto en un maravilloso espectáculo de colores y formas. La música inundaba cada esquina y cada recoveco. Por orden del emperador, cada miembro real de los planetas integrantes del imperio debía de estar presente.

Dicha orden, recibida con regocijo por la mayoría, fue ocasión de serios trastornos y temores por parte de la reina y el virrey de Alderaan. Porque ellos guardaban un secreto, un grave secreto, y también tenían una hija, una pequeña hija que acababa de cumplir los tres años y que desde su nacimiento ostentaba el título de princesa real de su planeta. Aquella hija también estaba invitada a acudir, y no hacerlo sería peligroso.

No obstante, Leia, que desconocía por completo el secreto de sus padres, sí estaba emocionada con el viaje. Incluso después de que le fuera prohibido abandonar los aposentos asignados a ella dentro del palacio imperial, continuaba maravillándose ante la visión de un mundo tan diferente al que siempre había conocido. Y así se lo relataba a su ángel.

Pero está noche el ángel no parecía tan interesado. Eso eran extraño. El ángel siempre permanecía muy atento a todo lo que ella decía, alabando sus mejores actuaciones, mordiéndose el labio y conteniendo la respiración cuando le relataba sus aventuras más peligrosas, otorgándole sabios consejos siempre que los necesitaba, o simplemente abrazándola y ofreciéndole su compañía.

No ésta noche. Ésta noche el ángel, siempre tan sereno y con esa sonrisa tan cálida, parecía ansioso y visiblemente preocupado. Cuando le preguntó al respecto su respuesta la desconcertó aún más.

- Él está aquí. Tienes que encontrarlo, Leia. Es nuestra última oportunidad de salvarlo, antes de que nos olvide del todo.

Leia frunció el ceño sin entender del todo aquellas palabras.

- ¿Quién? ¿Quién está aquí?

Él ángel la contempló un momento con infinito amor y después sonrió.

- Tu papá.

- ¿Mi papá?

Inmediatamente Leia supo que no se refería a su padre de siempre, sino al otro. Al papá que nunca había conocido y que siempre había deseado conocer.

- ¡Mi papá! ¿Dónde está? - inquirió con urgencia.

El ángel se agachó a su altura y le acarició los cabellos, clavando los ojos sobre los suyos propios, trasmitiéndole con ellos todo lo que nunca había sido capaz de expresar en palabras.

- Encuéntralo, Leia. Sólo tú puedes hacerlo. Ya sabes dónde está, utiliza el corazón.

Leia despertó de repente, con la respiración agitada. Todavía era capaz de sentir el último beso que el ángel había depositado sobre su frente, y escuchaba en sus oídos la urgencia de sus palabras.

Su papá. Él ángel había dicho que su papá estaba allí, y ella debía encontrarlo.

Con los pies descalzos y el blanco camisón rastreando poco elegantemente sobre el suelo, Leia se incorporó de la cama y abandonó su habitación, internándose por los desconocidos pasillos del palacio en completo silencio.

Utiliza el corazón.

Leia cerró los ojos y condujo su mano hasta su pecho, tratando de hacer caso a lo que él ángel había dicho. Caminó durante varios minutos desconociendo el camino que recorría, pero cuando se detuvo enfrente de una gran habitación, con una extraña y amorfa capsula en el medio, supo inmediatamente, sin entender por qué, que era allí donde había querido llegar.

Se introdujo despacio en aquel enorme cuarto, tratando de localizar la presencia que la había atraído. Pero por más que buscó, no encontró a persona a alguna.

Descorazonada, Leia sintió un enorme dolor en el pecho y una pequeña lágrima nubló sus ojos y comenzó a correr por su mejilla. Nunca le había gustado llorar, la había sentir pequeña y débil, pero en ese momento no le importaba. Lo había sentido tan cerca, tan tan cerca… A su papá.

Desde el interior de su cámara hiberbárica, Vader sintió como el dolor de otro ser se colaba entre sus defensas y lo distraía de su meditación. Al principio parpadeó confuso, hacía años que no se sentía contaminado por los sentimientos de otra persona; pero después la furia se apoderó de él al comprender que ese alguien se encontraba demasiado cerca y, con toda seguridad, había invadido sus cuarteles privados. El valiente desdichado no viviría para contarlo.

Recolocó el casco en su sitio y activó la vaina. Pero la imagen que encontró fuera lo descolocó por completo.

El desdichado era sólo una niña, una niña muy pequeña que debía de tener menos tres años. Bajita y menuda, con el cabello castaño recogido en una larga trenza y el cuerpo cubierto por un camisón blanco que parecía demasiado largo, caída sobre el suelo con las mejillas sonrosadas y algunas lágrimas deslizándose por su rostro.

La niña lo miró con evidente sorpresa, pero contrario a lo que hubiese esperado, no pareció asustarse. Más bien sonrió, y lentamente, sus ojos fueron tomando un matiz esperanzado.

- ¿Eres tú? - dijo, antes de que él tuviera tiempo de sobreponerse e interrogarla -. ¿Tú eres mi papá?

La pregunta lo congeló, trayendo a su memoria recuerdos que prefería olvidar. Aun así no fue capaz de mostrarse brusco con ella y asustarla, tal vez debido a aquellos enormes ojos castaños que lo miraban sin ningún rastro miedo, casi como si confiara en él, o quizá porque se parecía demasiado a alguien de su pasado, y a alguien que podría haber sido.

- ¿Qué te hace pensar eso? - preguntó en cambio, con curiosidad.

- Mi ángel dijo que mi papá estaba aquí hoy, y que yo tenia que encontrarlo - explicó la niña con total soltura.

- ¿Tú ángel?

Leia asintió con una sonrisa.

- Mi ángel nunca miente. Él cuida de mi y me habla cuando estoy dormida. Me cuenta historias… Y hoy dijo que mi papá esta aquí, así que yo tengo que encontrarlo.

Vader frunció el ceño bajo la máscara. Esa historia era demasiado increíble. Con toda probabilidad la niña había tenido un sueño extraño y era demasiado pequeña para distinguirlo de la realidad. Se preguntó entonces por qué él estaba tan interesado en esa historia, y por qué su corazón palpitaba como si se tratará de algo más.

- ¿Y cómo es tu ángel? - pregunto lentamente, tratando de luchar contra la sensación de ridículo, pero llevándose por sus instintos.

- Mi ángel es muy hermoso - Leia respondió con evidente adoración -. Ella es la mujer más bonita y buena del universo. Siempre me escucha y me sonríe, pero cuando cree que yo no la veo ella se pone muy triste. Una vez le pregunte por qué a veces lloraba y ella me dijo que echaba de menos a la persona que más amaba en el mundo además de a mi y a mi hermano, y que él también la había querido más que a nada, pero que ahora él se había olvidado de ella y por eso ella ya no podía reunirse con él ni siquiera en sus sueños.

El Lord Sith sintió como su corazón se paralizaba tras esas palabras, y sus ojos escocían en lágrimas que no podía derramar. Se sintió débil y estúpido, pero esa pequeña fantasía había logrado colarse profundamente en su alma.

- ¿Has dicho tú hermano?

Debía de asegurarse. Debía de asegurarse de que esa niña no tenía nada que ver con ella antes de estrangularla por despertar recuerdos y sentimientos en él que llevaba tres años tratando de aplastar.

Leia asintió, con una sonrisa radiante.

- Él también es hermoso, ¿sabes? Mi ángel me ha enseñado imágenes suyas y no se parece mucho a mi, sus ojos son azules y su cabello muy rubio, pero ella dice que él es como nuestro papá. También dice que algún día creceremos y ella ya no podrá visitarnos en nuestros sueños - continuó con voz más triste -, pero que siempre nos estará vigilando desde las estrellas para que nada malo nos ocurra. Yo no quiero que eso pase - añadió, mordiéndose el labio con preocupación.

El Lord Sith sólo era capaz de escucharla a medias. Hablaba de un hermano… Rubio y de ojos azules como su padre. Y de un ángel muy hermoso. Y triste.

¿Eres un ángel?

Son las criaturas más hermosas del universo…

No. Eso no era posible.

- ¿Dónde está tu hermano? - exigió saber. No recordaba haber escuchado que la princesa tuviera algún hermano.

Leia lo miró con tristeza, agitando la cabeza.

- No lo sé. Pero mi ángel dice que algún día me reuniré con él, cuando llegue el momento.

- ¿No sabes dónde está? - cuestionó con frustración.

- No.

- Y ese ángel… Ella… - su cabeza daba vueltas, tratando de formular la pregunta correcta -. ¿Tú sabes quien es… quien fue en realidad?

Leia asintió, sonriendo orgullosa.

- Ella es mi mamá. Mi mamá de verdad.

El corazón de Vader comenzó a palpitar rápidamente. La princesa de Alderaan era adoptada, y ella soñaba con un ángel… un ángel que decía ser su verdadera madre. Era una locura. Una completa locura.

Era imposible que se tratara de lo que él sospechaba, pero a cada pregunta que hacía para deshacer esa ilusión, la posibilidad se hacía más y más real. Pero era imposible. ¡Imposible! La niña era… demasiado pequeña. Inteligente y despierta sí, pero demasiado pequeña.

- ¿Cuántos años tienes? - inquirió, para deshacer dudas -. Eres demasiado pequeña para tener tres todavía…

Leia frunció el ceño y por primera vez lo contempló enfadada.

- ¡Por supuesto que tengo tres! - levantó tres dedos para enfatizar el gesto -. ¡Ayer fue mi cumpleaños y ya no soy ninguna niña pequeña!

Pero Vader no le escuchaba. Ese ceño, esa forma tan característica de curvar las aletas y fruncir las cejas al mismo tiempo, lo había visto antes en alguna parte. Lo había visto en él mismo, comprendió de repente. Cada vez que se enfadaba.

- ¿Cuál es su nombre? - preguntó, a pesar de ya estaba seguro de conocer la respuesta -. El nombre de tu madre, ¿cuál es?

Leia lo observó por un momento, como si adivinase la cantidad de disturbios, esperanza y conmoción que recorría su cuerpo en ese momento. Después le sonrió dulcemente y alargó la mano para tomar la suya.

- Padmé - dijo -. El nombre de mi mamá es Padmé -Añadió -: Y tú eres mi papá.


Hasta aquí el primer capi, sólo quedá el segundo que es el último.

Espero que os haya gustado a pesar de sus fallos.

Nos leemos para la próxima amigas, byebye!

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