Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Disclaimmer: Todo el potterverso pertenece a J.K Rowling.


ADIÓS


El viento movía las hojas de los árboles aquella tarde nublada mientras Merope se encontraba sentada sobre la húmeda hierba. Frente a ella descansaba la lápida del único amigo que había conocido en su vida; David O'Connell. Era de un precioso mármol blanco y en ella estaba tallada la frase que una vez le dijo y que tanta felicidad le había dado: La vida es sueño y, como tal, todo aquello que desees está a tu alcanza, aunque al principio pueda parecer que no.

Las lágrimas corrían por su rostro y goteaban, una a una, gota a gota, sobre la superficie. La helada superficie de la lápida estaba en contacto con sus manos, siendo aquella frialdad tan ajena a la calidez con la que David siempre la trataba que aquel contraste provocaba que las lágrimas fluyeran cada vez más. Aún no podía creerse que su amigo estuviera muerto, que la calidez se hubiera ido, por lo que en un vano intento por calentar la piedra, colocó sus dos palmas en la lápida y apretó. Sin embargo no consiguió nada más que quedarse con las palmas de las manos frías mientras que la piedra se burlaba de ella al no querer pasarle su calidez a su amigo, el cual solo, entre sombras, descansaba esperando el momento en que se convirtiera en huesos, en polvo, en nada. Ya no quedaría nada de aquel amable anciano que la había ayudado a mantenerse cuerda durante tanto tiempo.

Ella se negaba a que su amigo cayera en el olvido como muchas otras personas habían hecho, sin nadie que las recordase, por eso, dado que ella no podía hacer nada por resucitarle, jamás lo olvidaría, de esa forma se mantendría vivo en su memoria y corazón. Mientras miraba por última vez la lápida se juró que siempre pensaría en él y que un día, estuviera donde estuviera, ambos se reunirían para volver atrás a los días donde David le leía cuentos y ella, pequeña e ingenua, soñaba con que, un día, su príncipe azul la rescataría.

Negando con la cabeza miró al cielo y vio como el sol comenzaba a salir de detrás de las nubes como si David acabara de volar hacia ellas y las hubiera apartado para que la calidez diera de lleno en Merope. Esta se enjuagó la última lágrima del rostro, sonrió diciéndole adiós a su amigo y prometiéndole que volverían a estar juntos.


FIN


Notas de la autora: David no es un personaje de J.K Rowling sino que, como sabemos poco de la existencia de Merope, me tomé algunas licencias con respecto a su vida. Todas ellas están en mi long-fic de Merope: La Séptima Pléyade.