Here I Am, Readers!
Que queréis que os diga? Espero que os guste porque este es mi primer intento 'importante' de fanfiction.
Debo dar las gracias a Artemisa por su apoyo y también a mis amigas que han sido las primeras en leer esto y a poder continuarlo.
Esta versión de los hechos está inspirada en la película de Percy Jackson, no en el libro porque en la película odié a Annabeth y en cambio en el libro me gusta bastante.
Disclaimer: I Do Not Own Nothing, Percy Jackson and the Olympians belong to Mr. Riordan

Enjoy!


Me llamo Riley Turner y por lo que ha contado el señor Brunner, mi profesor de latín. No esperad, me ha dicho que se llamaba de otro modo. Era un nombre muy raro y ha tenido que repetirmelo un par de veces para que lo entendiera. Quirón, exacto, ahora se llama Quirón. Bueno perdón me he ido por las ramas, a lo que iba, Quirón me ha dicho soy una semidiosa. Y no solamente me lo ha dicho a mi, si no que también le ha dicho la mismo una chico de mi clase, Percy Jackson.
La cosa ha ido más o menos así...
Estábamos de excursión al museo para ver una exposición sobre griegos y romanos. Bah, nada especial.
Yo estaba sola porque mi amiga Catherine no había venido al intituto al estar enferma. Intenté quedarme al final del grupo así poder pasar desapercibida para todos. Todos menos la señora Dodds, la profesora de álgebra. Ya sé que todos los chicos decimos que los profesores nos tienen manía, pero en este caso os juro que es verdad. A veces parece que tenga ojos en la nuca porque siempre sabe que has hecho algo.
-Riley, Percy, venid conmigo. Quiero hablar con vosoltros en privado.- Nos dijo ésa arpía.
Nos miramos confusos y la seguimos hacia una habitación cercana que tenía una cartel donde prohibía el paso a los visitantes.
No es que Jackson y yo seamos mejores amigos, alguna vez hemos hablado pero nada fuera de lo común.
-Muy bien, chicos, dádmelo. – Dijo la señora Dodds mirándonos fijamente como si fuéramos un plato de carne recién salida del horno.
Volví a mirar a Percy totalmente confusa y temblando.
-Que le démos qué? No sabemos de lo que está hablando señora Dodds. – Intentó explicarse Jackson.
-A mi no me engañaréis, bastardos – Siseó al señora Dodds.

Levantamos las cejas con incredulidad.
-Entregadme el rayo maestro ahora mismo! – Gritó la señora Dodds.
Yo me acerqué a Percy, muerta de miedo.
Entonces pasó algo muy raro, en un abrir y cerrar de ojos se puso encima de un andamio que había en la sala, pero eso no fue lo espeluznante... Los ojos empezaron a brillarle, los dedos se convertieron en garras y la roba se le fundió formando una capa de piel llena de costras y unas alas coriáceas. Éso ya no era la señora Dodds.
La criatura empezó a gritar, no, empezó a gruñir. Esa cosa ya no era humana quizá nunca lo fue. Quizá había más seres como ella por el colegio y nadie se había dado cuenta y ahora se estaban comiendo a los demás en el museo. Quizá todo era un sueño a causa de mi subconsciente. Me pellizqué el brazo y dolió. No estaba soñando.

Agarré a Percy del brazo, temblando completamente. Él me cogió de la mano y me la estrechó.
-Wow, cómo ha subido ahí? – Preguntó pero la bestia solo volvió a gruñir. – Te he dicho que no sabemos nada de un rayo.
La bestia dejó ir un grito de rabia y se lanzó contra nosotros. Grité asustada, Percy me cogió del brazo y corrimos hacia una puerta entreabierta que conducía a otra sala pero tubimos que lanzarnos al suelo para que la señora Dodds, o lo que quedaba de ella, no nos cogiera. Bueno, no me cogió a mi porque Percy me puso bajo su cuerpo y lo cogió a él. Jackson intentó zafarse de su agarre pero cuando vió que la señora Dodds lo elevaba, paró de hacerlo.
-Bueno, si vosotros no lo tenéis, al menos seréis un buen almuerzo. – Dijo la criatura mientras acercaba su boca llena de dientes afilados a Percy.
En ése momento la puerta se abrió y entraron el profesor Brunner con su silla de ruedas y Grover Underwood detrás suyo.
La señora Dodds dirigió su vista hacia ellos y pareció como si reconociera al señor Brunner.
-Tu...? – Gruñó la bestia alejándose un poco de Percy.
-Deja al niño o te juro que yo mismo te sacaré las tripas.- Dijo el señor Brunner muy serio.
La criatura volvió a gruñir y lanzó a Percy al suelo, acto seguido se fue volando por una ventana cercana. Percy se levantó del suelo y no paraba de moverse de un lado a otro. Yo, por mi parte, hacía todo lo contrario, no movía ni un músculo.
El profesor y Grover empezaron a murmurar entre ellos.
-Lo han encontrado, y a ella también. El colegio ya no es seguro. Un furia! Cómo se nos ha podido pasar? – Refunfuñaba el profesor.
-Debemos sacarlos de aquí antes de que ésa cosa venga con refuerzos. – Decía Grover.
-Quién nos está buscando? – Dije con un hilo de voz.
-Y qué es éso que está buscando? – Dijo Percy.
-Si, el campamento será lo más seguro. Percy, escúchame. – Dijo dirigiéndose hacia Percy que aún la temblaban un poco las manos. – Toma esto y utilízalo solo en momento de verdadera urgencia.
Dicho esto, le entregó un bolígrafo a Percy. Abrí los ojos incrédula. Nos acababa de atacar una cosa con alas, garras y dientes y nos daba un simple bolígrafo? ¿Qué quería que hiciéramos con éso? ¿Firmar nuestro testamento?
Pareció que Percy pensaba lo mismo porque le preguntó al señor Brunner:
-Un boli. Esto es un boli. Qué quiere que haga yo con ésto? – Pero Grover no le dejó continuar, lo agarró del brazo y lo arrastró hacia la salida.
Yo no sabía qué hacer, temblaba de pies a cabeza. Me abracé a mi misma para intentar parar de temblar y cerré los ojos con la esperanza de que todo fuera mentira. Noté algo encima de mis hombros, abrí los ojos y me encontré con los ojos azulverdoso de Percy. Me puse bien la chaqueta que me había dejado sobre los hombros. Me miró con una sonrisa y me tendió su mano. La cogí sin pensarmelo dos veces y él entrelazo sus dedos con los míos.
Salimos del museo y Grover nos dijo que ni mirásemos a nadie ni que nos parásemos en cualquier lugar.

-Muy bien, primero iremos a casa de Riley y luego a la de Percy. Debemos ir rápido, muy rápido. – Murmuró Grover no sé si para él mismo o para nosotros.
Fuimos corriendo a mi casa y en ése momento me di cuanta que Grover ya no cojeaba.
-Oye, Grover...Tu..ya no...cojeas...Por qué? – Dije mientras corríamos por las calles de Nueva York.
-Las muletas son para disimular. Soy vuestro protector y debo llevaros sanos y salvos al campamento. Vuestros padres ya están al corriente. Cuando lleguemos, id a coger ropa y algunos objetos importantes para vosotros, os quedaréis en el campamento durante todo el verano. – dijo él como si nada.
Llegamos a mi casa. Grover fue a hablar con mi madre y yo arrastré a Percy hacia mi habitación para coger algo de ropa y objetos importantes. Volvimos al piso de abajo para despedirme de mi madre que estaba hablando con Grover.
-Einstein! – grité lanzándome hacia el perro que estaba oliendo a Grover.-Cuidate mucho, cariño. Te quiero mucho.
Le di un beso en la cabeza y le rasqué detrás de las orejas. Me levanté y abrazé a mi madre.
-Esto no será lo mismo sin ti. Mark solo tiene dos años y Ian tiene mucho trabajo.
-Venga mamá no me llores, no me voy para siempre. Dile a Ian cuando llegue del trabajo que también lo echaré de menos. Si quieres te llamaré cuando llegue. – Le aseguré yo para que se calmara.
Me dió un beso en la frente y nos dirigimos hacia la calle. Oí que Grover murmuraba que no teníamos tiempo, entonces le dije a mi madre:
-Mamá, nos puedes llevar a casa de Percy? No tenemos tiempo que perder.
Grover se sentó delante con mi madre y empezó a indicarle cómo llegar a casa de Percy. Le dijo que la madre de Percy nos llevaría al campamento, mamá asintió nerviosa.
Me sorpredí de lo fluido que era el tránsito y en lo rápido que llegamos. Grover y Percy salieron del coche y empezaron a llamar al timbre. Yo me quedé un momento con mi madre.
-Gracias por todo mamá, te llamaré cuando lleguemos. – Le di un beso en la mejilla y ella me miró con preocupación aunque yo no le di importancia.
-Riley ten mucho cuidado y haz caso a los profesores, vale? No quiero que te metas en problemas.
-Mamá que no soy tan pequeña. – Suspiré. Me puse la mano derecha en el corazón y levanté la izquierda a modo de juramento. – Juro intentar no meterme en problemas y hacer caso a los profesores. Estás contenta, ahora?
-Un poco. Venga, ve. Te están esperando. Adiós, cariño.- Me dió otro beso y salí del coche. Ella se fue. Ésa fue la última vez que vi a mi madre en persona durante todo el verano.
-Venga, Riley, sube! – Me gritó Grover mientras abría la puerta y empezaba a subir escaleras.
Eché una última mirada hacia la calle por la que se había mi madre. Me giré y eché a correr para alcanzar a los dos chicos.
Mientras subíamos pensé en lo preocupada que estaba mi madre.
"Es un campamento de verano, no puede pasar nada malo. Solo estaba exagerando. Bah, instintos maternales..."


Qué os ha parecido? TELL ME!
Todo será recibido, de alguna u otra manera...^^
I am waiting patiently :)

That's it, folks!