Summary: Nunca se imagino que una simple apuesta en un videojuego la llevaría también a apostar su corazón, pues a último momento y después de una desilusión, tuvo que pedirle como castigo que se acostara con ella.

Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon no me pertenecen, son propiedad de Naoko Takeuchi

Nota: Esta vez no tengo mucho que decir, solo que espero que les guste esta nueva historia, me costó un poco terminarla pues perdí la inspiración a mitad de la historia, y dude en si debía continuarla o no, pero como siempre que empiezo algo tengo que terminarlo, seguí escribiendo hasta el final, así que espero no desilusionarlas con el resultado.

Como siempre, es categoría M, así que habiéndolo aclarado todo las dejo con la historia.

APOSTANDO EL CORAZÓN

By. Yurika Cullen

Capitulo Uno

-.-

— ¿Apostar? ¿Qué quieres apostar?— le pregunte algo dudosa al grandísimo arrogante que tenia justo a mi lado, aunque si lo pensaba un poco hacia mucho que invertía horas en el mismo videojuego, sería posible que ganara, tal vez no sería tan malo arriesgarme

—Apuesta lo que tú quieras, de todos modos yo voy a ganar, así que piensa en apostar algo que puedas cumplir y que no te vayas a quejar tanto cuando tengas que hacerlo—dijo tan arrogante como siempre, yo fruncí el ceño increíblemente molesta, ¡era tan imbécil!

—No seas presumido, esta vez de ningún modo dejare que me ganes— comente ahora realmente decidida

—¿Segura?— pregunto dudando, pero sin apartar esa sonrisa que me sacaba de mis casillas, yo de nuevo sentí la sangre hervir

—¡Completamente!— lo apure

—Entonces que te parece si apostamos que quien pierda, cumplirá los deseos del otro sin importar que sea, hará todo lo que el otro le pida— trato de intimidarme, pero no lo lograría

—Acepto— dije sin dudar, aunque en el fondo me daba algo de miedo perder otra vez

—Piénsalo bien antes de aceptar tan a la ligera, si yo gano, tendrás que hacer todo lo que yo te diga y no podrás oponerte o quejarte, vas a tener que obedecerme— sonrió otra vez, estaba a punto de golpearlo por arrogante

—No vas a ganar esta vez Darién, llevo invirtiéndole a este videojuego muchísimas horas, voy a ganar, así que no tienes que advertirme nada, mejor atente a tus propias palabras, porque serás tú quien haga lo que yo diga— dije encolerizada, él sonrió divertido, tenia muchísima confianza en sí mismo, yo por mi parte temía perder, pero haría hasta lo imposible por ganar, hoy no lo dejaría humillarme de nuevo

—Lo dudo mucho Serena, nunca has podido ganarme, nunca, esta vez no será la excepción— yo fruncí el ceño

—Deja de presumir del pasado y empecemos de una vez, quiero demostrarte que por primera vez en la vida vas a perder ante mí— él sonrió como respuesta, odiaba tanto que fuera tan confiado, ¡Y qué sonriera tanto! Me ponía los pelos de punta

—¡Bueno chicos! Empiecen de una vez, dejen de darle vueltas al asunto, ¡empecemos!— animo Andrew, el dueño del local y amigo de ambos, le encantaba cuando nosotros teníamos estas peleas, al parecer disfrutaba viéndonos competir con cada uno de los videojuegos del salón, pues habíamos competido en absolutamente todos y en todos siempre yo había perdido, pero esta vez era diferente, hoy tenía más confianza en mi

—¡Mucha suerte Serena!— exclamo mi amiga Lita y novia de Andrew, al parecer ella también disfrutaba de nuestros encuentros y siempre estaba para darme ánimos aunque sabía que llevaba todas las de perder el noventa y nuevo por ciento de las veces, aun así apreciaba que siempre estuviera de mi lado

Andrew se acercó al lector de tarjeta del videojuego para cargar el crédito de la partida, uso su propia tarjeta de empleado y cuando en la pantalla apareció el conteo regresivo me concentre completamente pues esta vez no estaba dispuesta a perder.

Desde temprano había llegado a la sala de juegos de Andrew, estaba muy feliz los últimos días porque había pasado los exámenes periódicos hace unos días atrás y mi madre no me había castigado, por el contrario me había hecho un rico postre como recompensa, así que merecía celebrar mi logro de alguna forma y los videojuegos definitivamente serian lo más adecuado, había pasado mucho tiempo estudiando con Amy los últimos meses y como resultado al menos me había sacado más de un sesenta por ciento en cada examen, y para mí eso era todo un logro, así que de ahora en adelante y hasta el próximo periodo de pruebas podría descansar un poco y volver a pasar las tardes jugando como era mi costumbre.

Y eso había estado haciendo hasta que llego el muy arrogante y estúpido de Darién retándome como siempre en algún juego, esta vez había escogido el de carreras de Sailor V, yo había invertido especial atención en dicho juego porque era en el que siempre perdía con mayor desventaja ante él, y había mejorado considerablemente mi propio record en los últimos días, pero aun así me daba algo de miedo porque el muy maldito era excelente jugando. Pero como siempre sucedía cuando él me retaba, acepte sin dudar, así que pondría todo mi empeño en ganarle esta vez.

No estaba prestando particular atención a su auto, estaba realmente concentrada en el mío propio y en no chocar contra otro auto o algún edificio de la ciudad de Londres, que era el panorama que había escogido Andrew para esta carrera, y retrasarme más de la cuenta, así que estaba terminando la última vuelta y podía ver la meta a solo un par de metros, no sabía si Darién iba por delante o por detrás de mí, así que desesperada y ansiosa acelere todo lo que la maquina daba y me concentre solo en la meta, cuando por fin la cruce, continué aun perdida en la imagen que mostraba la pantalla de mi auto llegando en primer lugar, pues aun no podía creer que había ganado, ¡Lo había hecho!. Por fin lo había logrado.

—¿Gane?— pregunte aun dudosa, mire a Andrew que sonreía divertido hacia Darién, Lita me felicitaba alegremente y Darién fruncía el ceño y cruzaba los brazos molesto, definitivamente lo había hecho —¡Gane! ¡Gane!— exclame ahora convencida y saliendo del auto empecé a saltar a todos lados emocionada —¡No lo puedo creer le gane al arrogante de Darién!— lo escuche bufar

—Solo ha sido esta vez cabeza de chorlito, y fue pura suerte, así que no te emociones tanto— se quejo

—No importa, te gane, así que vas a tener que hacer todo lo que yo te pida, fuiste tú quien planeo el castigo pensando en que yo tendría que cumplirlo, pero al final vas a tener que hacerlo tu— él hizo una mueca de disgusto

—¿Y qué demonios quieres que haga?— pregunto resignado, yo deje de saltar y me quede pensativa

—Sinceramente ahora mismo no se me ocurre nada bueno, así que déjame pensarlo esta noche y mañana te lo diré o el lunes en el instituto— de nuevo frunció el ceño

—Bien… entonces me voy— y haciéndole una seña de saludo a Andrew se marcho claramente disgustado

—¡Mal perdedor!— me queje, pues muchas veces yo había perdido y no me había ido tan molesta… oh bueno, tal vez sí. Sonreí, en realidad siempre me iba echando humo

—Déjalo Serena, debe ser duro para su ego, es la primera vez que pierde— comento Andrew divertido, yo me encogí de hombros

—Mi ego lleva mucho tiempo tirado en el suelo por su culpa y por una vez que le gano tengo derecho a celebrar, además debo pensar bien que le voy a pedir que haga— comente con malicia —tendrá que ser algo realmente bueno— ni sonrisa no se borraba de mi rostro, Darién tendría que hacer todo lo que yo le pidiera sin quejarse. ¡Nunca hubiera imagino una oportunidad tan increíble para cobrarme todos sus apodos!

—¿Por qué no le pides que haga tus tareas por un mes? ¿Qué sea tu perrito faldero, te lleve tus libros, te compre el almuerzo? Que sea tu esclavo— Mi amiga estaba tan interesada como yo

—No lo sé, son cosas muy comunes, pero ya se me va a ocurrir algo, si no pienso algo bueno para mañana, entonces tal vez le pida lo que me has dicho Lita— ella sonrió —bueno chicos, será mejor que me vaya, le prometí a mamá que hoy le ayudaría con la cena y si no llego a tiempo me dejara a mi sin cenar— ambos rieron

—Nos vemos el lunes en el instituto Serena—

—Adiós Lita, Andrew— me despedí ya desde la puerta, ambos respondieron mi saludo y por una vez en la vida después de una competencia con Darién salí feliz del Crown

Estaba llegando a casa cuando sentí mi celular vibrar en el bolsillo, animada ante la leve idea de quién podría ser me apresure a sacarlo, era un mensaje.

"Te espero mañana en mi departamento a las diez de la mañana, te tengo una sorpresa, no me preguntes que, te dejare la llave bajo el florero junto a la puerta, no hagas ruido al entrar…"

El remitente decía: Diamante

Inevitablemente sonreí, me encantaban las sorpresas, aunque ahora que lo pensaba no era ninguna fecha especial, ni había sucedido nada recientemente que ameritara celebrar o algo por el estilo, tal vez Diamante solo estaba intentando ser romántico conmigo, los últimos días nos estábamos viendo poco porque había tenido compromisos con su familia y clases extra, así que definitivamente iría, mas sabiendo lo poco expresivo que era Diamante y lo poco aficionado a las cosas románticas, esta oportunidad no la perdería.

"Por esta vez no preguntare, pero ya estoy ansiosa de saber que tramas, estaré puntual…

Te quiero"

No recibí más respuesta, estaba actuando misterioso, así que por una vez lo dejaría ser, aunque me estaba muriendo de ansias por saber que sorpresa me tendría, pero era mejor no pensar mucho en ello o me pondría nerviosa, lo mejor era distraerme y ayudar a mamá me vendría como anillo al dedo, así que entrando en casa me dispuse a cambiarme de ropa, darme un baño y bajar para ayudar con la cena.

Un par de horas después y luego de unas cuantas discusiones rutinarias con mi hermano ya estaba conciliando el sueño y pensando en la sorpresa de mañana, Diamante era mi novio de hace unos meses, llevábamos saliendo casi de medio año, y las cosas por ahora iban bien, él es hijo de una familia adinera y con empresas por todo el país, y por eso algunas veces no podíamos vernos, pues su padre estaba dándole clases particulares en la empresa para que en el futuro él fuera quien dirigiera la sede en Tokio, así que hace un par de días no habíamos tenido mucho tiempo para compartir, tal vez esa era la razón por la que pretendía darme una sorpresa, me alegraba muchísimo que tuviera ese tipo de detalles, así que pensando en ello me dormí sonriendo como una estúpida.

Al día siguiente me desperté bastante temprano, estaba tan ansiosa que era imposible que siguiera durmiendo, mi madre casi se cae del susto cuando me vio bajar tan temprano y es que por lo general los días que no tenía clase dormía hasta pasado medio día. Tuve que mentirle y decirle que saldría con las chicas, pues ni loca me dejaría salir si le decía que iría a la casa de mi novio, novio del cual no sabían nada aun, pues me moría del miedo por lo que pudiera decir mi padre, era demasiado celoso conmigo y presentía que por algún motivo no aceptaría a Diamante.

Así que animada y yendo con el tiempo justo, salí para el departamento de Diamante, hoy había puesto especial atención en mi atuendo, había escogido un vestido corto azul cielo ajustado al cuerpo, que aunque era bastante simple, me quedaba bien, unos botines de tacón bajo negros, una cartera igualmente negra y el cabello suelto. Anoche había estado pensando en todo esto de la sorpresa y si las cosas salían bien, tal vez le daría a Diamante algo que él estaba deseando hace mucho y que yo por miedo no había querido ceder.

Aun lo estaba decidiendo, y es que mi virginidad era algo demasiado importante para mí, pues estaba esperando al hombre adecuado y con quien yo deseara compartir toda la vida, y aunque en Diamante aun no veía eso, tal vez con el tiempo si podría, además él tenía algo de razón al decirme que a mis diecisiete años ser virgen era algo anticuado, incluso me había estado presionando un poco pues llevábamos casi medio año de relación y aun no habíamos tenido relaciones, y aunque yo no comprendía porque era algo tan importante, si lo primordial en lo que deberíamos pensar era solo en el amor que teníamos entre nosotros, aun así, si las cosas hoy salían bien, tal vez aceptaría, aunque aun lo estaba dudando un poco.

Incluso había visitado a mi ginecóloga y le había pedido concejo, ella me había dicho que si no estaba segura no lo hiciera, pero aun así me dio un par de cajitas con pastillas anticonceptivas para que me previniera ante cualquier situación, pues era mejor estar preparada y evitar todo tipo de consecuencias desastrosas, así que llevaba un par de semanas tomándolas, aun no le había dicho nada a Diamante pues no quería que me presionara más de lo que ya lo hacía, si no que quería que las cosas se dieran por si solas y yo me sintiera completamente segura de que era el momento adecuado.

Cuando llegue al departamento, encontré la llave justo donde me había dicho, y con mucho cuidado de no hacer ruido abrí la puerta y entre sintiendo repentinamente una opresión en el pecho, y no sabía porque, fruncí el ceño al encontrar la sala hecha un desastre, habían vasos con licor sobre la mesa, los almohadones del sofá caídos en el suelo y ropa… había ropa tirada por todas partes, y lo más importante del asunto es que había ropa de mujer. El corazón se me acelero esta vez lleno de vértigo, y ahora con mayor razón intente no hacer ruido mientras avanzaba a la habitación donde estaba segura lo encontraría, en el camino encontré un par de bragas femeninas bastante provocadoras, un sostén a juego y al final un bóxer de hombre. ¡Maldito fuera!

No se necesitaba ser demasiado inteligente para adivinar que era lo que estaba pasando, hecha una furia me acerque aun mas a la habitación, no sé porque mierda Diamante me mando un mensaje citándome aquí para que viera esto, pero pronto lo averiguaría, de ninguna manera me iría sin saber qué rayos pasaba. Cuando por fin llegue a la habitación, la puerta estaba entre abierta y aunque no se veía nada se escuchaba lo que ya imaginaba de ante mano que oiría, gemidos, por cierto bastante altos y agudos, luego una conversación agitada.

—Si Diamante, así… eres el mejor— tome el pomo de la puerta y estaba dispuesta a entrar cuando de nuevo la voz femenina hablo —dime que también te gusta, dime cuanto te gusta estar conmigo, dentro de mí y que cuando estas con la mojigata de tu novia solo piensas en follarme— el corazón esta vez se me detuvo —¡Dímelo!— pidió de nuevo en un gemido

—No sé porque rayos quieres que lo diga— empezó a hablar el muy desgraciado casi sin aliento —pero sabes que me encanta darte duro, todo el día solo pienso en follarte como solo yo puedo hacerlo— ella volvió a gemir

—Y a mí me encanta que todos los días después de estar perdiendo el tiempo con ella, me busques y me llames para que pueda complacerte como ella no sabe hacerlo, para que me des tan duro como te gusta—

—¿Tanto te gusta que te folle Esmeralda?— ella gimió como respuesta, él estaba sin aire, jadeaba cada tanto y el sonido de las embestidas se escuchaba claramente, yo estaba enfurecida —Entonces chúpamela Esmeralda, chúpamela hasta el fondo— ya era suficiente para mí, no me importa como estuvieran, iba a entrar sin importar que

Y cuando lo hice, vi una escena bastante desagradable, Diamante, mi supuesto novio, estaba completamente desnudo y de pie junto a la cama, mientras una exuberante y voluptuosa mujer se la chupaba sentada en la cama casi ahogándose en el proceso. En cuanto me vieron Diamante empujo a la tal Esmeralda y trato de taparse con las sabanas, ella por su parte me miro y sonrió mientras me guiñaba un ojo y entonces lo comprendí todo, ella lo había planeado, ella me había mandado el mensaje, y había preparado la escena perfecta, incluso puedo imaginar que la conversación de antes también estaba planeada para el momento de mi llegada, todo para que los escuchara.

—¡¿Serena?— Exclamo Diamante completamente en shock —¿Qué haces aquí?... yo… ¡Esto no es lo que piensas!— increíblemente me reí

—¿Por qué será que imaginaba que dirías algo así? Pero dime Diamante, ¿Si no es lo que yo pienso, entonces qué es?—

—Yo… solo estaba…— se quedo sin habla

—Olvídalo, no necesito que me digas lo que hacías, acabo de verlo, así que ahórrate las pobres e inútiles escusas, entiendo perfectamente lo que pasa, imagino que todo este tiempo he sido la pobre imbécil del cuento ¿No?— él no respondió

—Bueno querida, es lo que pasa cuando no complaces a tu hombre, lo más lógico es que buscara en mi lo que tú no quieres darle y como acabas de ver yo le doy todo lo que él quiere— yo fruncí el ceño y mire a la estúpida que me hablaba mientras sentada de piernas cruzadas y sin una sola seña de vergüenza por su desnudez, prendía un cigarrillo

—¡Cállate!— grito Diamante enojado

—Déjala que hable Diamante…—lo interrumpí —así que dime Esmeralda ¿Desde cuándo?— le pregunte realmente tranquila

—Desde siempre— respondió ella soltando el humo segundos después —incluso mucho antes de que si quiera fueras su novia, Diamante y yo llevamos follando de lo lindo desde hace un par de años— yo abrí los ojos sorprendida, luego sonreí y mire a Diamante

—¡Vaya! Te felicito, supiste mantenerlo bien en secreto o tal vez soy tan estúpida que no pude ni notarlo— comente amargada

—¡¿Y qué esperabas?— Exclamo ahora ofendido — soy un hombre, tengo necesidades, y tú te has portado como una niña infantil y no has querido estar conmigo, en algún lado tenía que quitarme las ganas, llevo meses pidiéndote que te acuestes conmigo, pero eres tan mojigata que querías esperar y esperar, ¡Yo no tengo porque hacerlo! Si tú quieres esperar pues bien por ti, yo tengo todo el derecho de saciarme por otro lado—

—¡Eres un cretino hijo de puta!— grite por fin enojada, él abrió los ojos sorprendido —Gracias a Dios que no cometí el error de acostarme contigo, porque esa pobre escusa que acabas de darme no me la creo ni estando loca… es obvio que aunque hubiera cedido igual ibas a continuar acostándote con ella, así que se hombre y asume tus acciones, aunque dudo que lo hagas, eres un maldito machista, no encontraste mejor escusa que culparme a mí, ¡Imbécil!— él me miraba todavía sorprendido

—¡Escucha Serena, vamos a hablarlo! vamos a llegar a un acuerdo, te prometo que no veré más a Esmeralda— dijo el muy sínico

—¡Estas mas demente de lo que pensé! ¿Crees que después de lo que escuche y lo que vi yo voy a aceptar olvidarlo y seguir contigo? ¡Ni muerta! ¿Pero qué clase de estúpida crees que soy?— no podía creer lo descarado que era

—Serena, escúchame, podemos intentarlo, solo tienes que aceptar estar conmigo, si lo haces no tengo porque buscar en otro lado lo que tú no me das—

—¡Cállate! No quiero escuchar mas tus sandeces, de tu boca solo sale mierda Diamante, así que mejor me voy y déjame decirte algo, y que te quede bien claro, no quiero verte nunca más, no me llames, ni me busques, nunca más quiero que te cruces en mi camino, ¿Entendiste? ¡¿Eres un demente?—

—Solo cálmate Serena…— volvió a pedir, yo suspire

—Estoy perdiendo el tiempo, mejor me voy— dije dándome la vuelta, pero antes de salir de la habitación me gire a Esmeralda —por cierto, a pesar de todo te lo agradezco, si no es gracias a ti, yo aun estaría ciega— ella sonrió satisfecha

—¡¿Qué estás diciendo? …¿Fuiste tú?— Diamante estaba encolerizado, ella por su parte estaba muy tranquila, ella soltó una vez más el humo e ignorando a Diamante me miro a mi

—No creas que lo hice por ti, sinceramente nunca me ha gustado compartir, al comienzo pensé que solo serias un capricho, que se acostaría contigo y cuando por fin lo lograra se cansaría pronto, pero como veo que no es así y que tu aun no quieres nada con él, considere que sería conveniente intervenir, pues la obsesión no se la sacaría hasta que te tuviera, y no iba a permitir que siguieran mas tiempo juntos, así que no me lo agradezcas, lo hice por mí— dijo muy tranquila

—Aun así, gracias a eso me di cuenta de lo ciega que estaba, de algún modo me ayudaste— ella se encogió de hombros

—¡Eres una perra Esmeralda!— volvió a gritar encolerizado

—¡Ya cállate Diamante! Tu eres el imbécil, Te advertí muchas veces que la dejaras y no me hiciste caso, sabes que conmigo no se juega, así que, ya deberías haberlo imaginado— sin perder un segundo más salí casi corriendo, no quería presenciar mas escenas por el día de hoy

—¡Serena, espera!— lo escuche gritar, y sentí sus pasos siguiéndome, así que acelere el mío propio y cuando estuve fuera del departamento me sentí más tranquila, pues no saldría desnudo a perseguirme, y mientras encontraba la ropa en el desorden que era su sala, yo ya estaría lejos, aun así, no sabía qué hacer, necesitaba buscar un lugar para estar sola y pensar en todo, así que me encamine al parque y agradeciendo que estaba vacío me senté en un banco y me puse a llorar

Llore por largo rato, llore de coraje y de impotencia, tenía demasiada rabia conmigo misma por haber sido tan estúpida todo este tiempo, había sido el payaso del circo y no me había dado cuenta de nada, imagino que ambos se reían de mí cuando estaban juntos, el muy imbécil llevaba burlándose de mi todo el maldito tiempo y yo como una idiota pensando en aceptar su proposición y acostarme con él. ¡Ni muerta!

Ojala que se pudran ambos, ¡Malditos!, no podía creer lo ingenua que era, definitivamente en algo Diamante tenía razón, era una infantil, solo una chica inmadura puede pensar en que existe el príncipe azul, definitivamente los hombres no valen la pena, y después de este momento, nunca más idealizare a los hombres, nunca más pensare en el príncipe azul, ni en esas cursilerías, no me dejaría engañar nunca más, las mujeres que creen en ello siempre terminan sufriendo, y yo ahora era una prueba viviente, así que de ahora en adelante sería diferente, seria toda una perra, yo Serena Tsukino jamás me dejaría engañar por un hombre otra vez. Nunca dejaría entrar de nuevo a un hombre en mi vida.

Así que completamente decida me levante, solo había una forma para empezar a ser una mujer diferente y esa era dejar de ser la niña inocente que era hasta ahora, y tenía una idea bastante clara de cómo iba a conseguir cambiar ese pequeño detalle. Solo esperaba que al final tuviera el valor para lograrlo y no echarme para atrás a último momento.