Disclaimer: Nada relacionado con Harry Potter es mío.
Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible Navideño 2015-2016" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Para Nea Poulain. Y éste es el tercer regalo pata ti. :D
El factor cuántico
Prólogo
Era un día normal. O eso creía Karen Wilson mientras salía de su casa en dirección al Callejón Diagon. Necesitaba provisiones para sus pócimas caseras. Karen se enorgullecía de sus pócimas caseras y estaba montando un pequeño negocio paralelo a su trabajo como sanadora en San Mungo. Estaba agradecida a Merlín y a Circe por estar soltera, sin molestos compromisos ni aventuras de una noche. Tenía demasiadas cosas de las que ocuparse para pensar en una relación, aunque fuese una pasajera.
Acababa de aparecer en un terreno baldío y, subrepticiamente, se coló entre el nutrido gentío que siempre convertía a Londres en un caos urbano. Y los lunes las cosas podían llegar a ser alarmantes, pues todo el mundo salía a esa misma hora a los colegios, oficinas y demás lugares de trabajo. Transportarse por aparición no era una alternativa para el mago londinense, a menos que a Karen el tocara el turno nocturno, cosa que ocurría solamente cuando había una emergencia. Gracias a Paracelso que no había habido una emergencia en varios años, pensó Karen mientras caminaba por Charing Cross. Iba despreocupada de la vida, pensando en su floreciente negocio y en las vidas que podía salvar cuando llegara a su trabajo.
En una gran metrópolis, chocar con gente era tan inevitable como la lluvia y los impuestos. Karen trataba de evitar aquello como podía. Su contextura esbelta ayudaba mucho a no ser arrollada por gerentes o representantes de las hamburguesas y las papas fritas, pero siempre tropezaba con algún energúmeno con unos arquetípicos audífonos en sus orejas o con la oficinista que estaba más ocupada de ver su celular que al tráfico peatonal. En esa ocasión, Karen chocó con un hombre que parecía un gerente de banco. Iba a disculparse, pero el aludido ya estaba a varios metros de ella. Típico, se dijo antes de continuar con su camino.
A cinco cuadras del Caldero Chorreante, Karen se llevó una mano a su sien y tropezó con algo invisible. Maldiciendo su torpeza, siguió caminando, pero el dolor de cabeza se hizo más intenso y, en cuestión de minutos, se tornó insoportable. Volvió a tropezar, mas no había irregularidades en el pavimento. Fue cuando se dio cuenta que sus piernas temblaban, como si soportaran más peso del que pudieran cargar. Karen resolvió ir a San Mungo lo más aprisa posible para deshacerse de aquellos síntomas.
Sin embargo, el dolor de su cabeza se hizo tal que ya no podía ver con claridad. Sus piernas cedieron y cayó, haciéndose daño en las rodillas. En su delirio, tenía la sensación que varias personas ataviadas de terno y corbata se aproximaban a ella, tal vez con la intención de ayudarla. En todo caso, jamás llegó a saberlo.
Lo último que pasó por su cabeza antes de ser envuelta por la oscuridad fue un tipo de gafas que gentilmente se ofrecía a prestarle asistencia.
Nota del Autor: Bueno, decidí hacer esta petición porque es la difícil y me gusta mucho. Lo malo es que esta idea da mucho para un longfic, y creo que así será. Así que Nea, te pido mucha paciencia, porque quiero hacer algo bien hecho y tardaré un poco en terminarlo, pero te aseguro que no será más allá del 19 de enero. :D
Un saludo.
