"No ha sido para tanto. Casi no te he tocado." John y Ronon salieron de la sala de entrenamiento, mientras Ronon se cubría la herida del brazo, que sangraba ligeramente.

"Nunca se sabe, tal vez es más grave de lo que parece. Será mejor que Jen… que la doctora Keller le eche una ojeada." John miró a su amigo extrañado. Rono llevaba ya unos días comportándose de un forma muy peculiar y el coronel todavía no sabía porque era.

"Ronon, ¿Te encuentras bien?" Ronon se encogió de hombros sin decir nada. "No se, es que hace unos días que actúas de una forma muy extraña." Si conocía bien a su amigo, John ya debería saber que, si realmente le sucedía algo, Ronon no se lo iba a decir así como así. Tal y como había esperado Ronon no le dijo nada. "Muy bien, pues nada, me voy a comer, luego nos vemos. Recuerda que salimos a las siete." John comenzó a caminar pero se detuvo en seco. "Por cierto, casi se me olvidaba, ya que vas a la enfermería dile a Keller que tiene que venir con nosotros, la coronel Carter lo ha dicho esta mañana."

"¿Por qué tiene que venir con nosotros?" Si alguna vez John se había preguntado como actuaría Ronon cuando estuviera nervioso, este era un buen momento para recordar, pues nunca lo había escuchado hablar así y mucho menos hubiera esperado decir de él que parecía estar alterado. "Quiero decir, que la misión es peligrosa, ¿no crees que podría pasarle algo?, no sabe nada de enfrentamientos con los Wraith. Yo creo que no está preparada para eso."

"Ahora es cuando más motivos me das para pensar que te pasa algo. Nunca dijiste eso de Carson cuando vino con nosotros. Algún día tendrá que vivir su primer enfrentamiento con los Wraith, así que más vale que sea ahora que cuando nos ataquen la ciudad otra vez."

Ronon suspiró de forma casi inaudible, tanto que John ni se dio cuenta de ello, cosa que agradeció enormemente. Obviamente no podía decirle el verdadero motivo de su nerviosismo y que realmente no tenía del todo claro cual era.

Bueno, en realidad si que podía decírselo, no habría sido tan difícil decirlo, pero hacerlo hubiera sido como dar por sentado muchas cosas, que no estaba seguro de querer sacar a la luz, hasta estar completamente seguro de cuales eran sus verdaderos sentimientos.

"Vale, tu ganas, que venga nosotros, pero si le ocurre algo, será culpa tuya." No estaba seguro de cómo cuanto había sonado eso a una amenaza, pero realmente lo era, no quería que le ocurriera nada malo a Jennifer Keller, aunque sus motivos fueran más allá que los de simple amistad, o de no querer perder a la jefa de medicina de la cuidad.

Finalmente, Ronon se fue hacia la enfermería, mientras John se quedaba allí de pie, mirándolo marchar, confundido por el comportamiento de su amigo y sin saber si le ocurría algo de lo que realmente tuviera que preocuparse.

"John ¿Qué te ocurre? Pareces preocupado." John se volvió hacia su derecha, donde había aparecido Teyla.

"No se si me estoy volviendo un poco paranoico, pero ¿no has visto a Ronon comportarse de un modo extraño últimamente?" Para sorpresa de John, su compañera asintió al momento. "¿Qué crees que le ocurre? Yo le acabo de preguntar y no me ha dicho nada."

"No estoy segura, la verdad es que no me ha dicho nada a mi tampoco, por mucho que le he preguntado, pero espero que no sea nada grave. Vamos no te preocupes, el sabe perfectamente que puede contar con nosotros."

"Supongo que tienes razón." John sonrió a su amiga. "¿No te apetecerá comer algo? Porque yo me estoy muriendo de hambre."

Teyla puso ambas manos sobre su vientre, en el interior del cual estaba creciendo su futuro hijo y que nacería en poco tiempo. "Ya he comido hace un rato y normalmente te diría que no tengo hambre, pero en mi estado, creo que va ser verdad eso que decís en la tierra de que estoy comiendo por dos."

"Vamos entonces, creo que las costillas están hoy realmente buenas." Nada más terminar de hablar, se dio cuenta que la cara de Teyla cambiaba de repente y que parecía sentirse mal. "¿Estás bien, no será el bebé, quieres que te lleve a la enfermería o algo?"

Ella negó con la cabeza. "No, es que desde que estoy embarazada no puedo oír ni hablar de costillas. No se porque pero me dan ganas de vomitar cada vez que las veo o alguien me las nombra." John pasó una mano tras el hombro de ella y ella se dio cuenta que eso siempre le hacía sentir mucho mejor.

"Vale, entonces nada de c… esas cosas, seguro que el salmón ahumado está realmente bueno también." Teyla se echó a reír, agradeciendo el comportamiento de él y como la estaba tratando desde que había aceptado su embarazo y los dos juntos se fueron hacia la cafetería.

- o -

Un momento antes de ver a Ronon entrar en la enfermería, Jennifer Keller se sentía agobiada con tanto trabajo por delante, las últimas investigaciones que compartía con McKay sobre la medicina de los antiguos y tratar al mismo tiempo el último brote de gripe entre un grupo de militares, le hacían no poder tener tiempo para nada más que para trabajar.

Entonces, al levantar la vista, allí estaba Ronon, esperando en la puerta a que ella le prestara atención, literalmente por eso, para que ella le prestara atención. Desde luego no se lo iba a decir de esa forma pero era lo que él sentía y lo que más miedo le daba. Quería que ella se fijara en él, como Ronon se había fijado en la dulce doctora desde hacía cerca de un mes.

El guerrero de Sateda se había enamorado un par de veces en su vida, pero nunca había sentido cosas semejantes a las que rondaban por su cabeza durante esos últimos días y que no estaba del todo seguro si podría controlarlas o si estaban realmente afectando a su rendimiento como guerrero.

"Ronon, ¿otra vez por aquí?" Jennifer tomó el brazo de él para mirar la herida, sin que Ronon dijera nada todavía, pero en seguida se dio cuenta que no era nada importante y ya comenzó a relajarse, dentro de sus posibilidades, pues de ninguna forma podía sentirse tranquila mientras corazón latía a mil por hora, teniendo delante al origen de sus frustraciones de las últimas semanas.

"Parece que últimamente pierdes mucho la concentración en tus entrenamientos, ¿no estarás enfermo por algo? Tal vez debería hacerte un par de pruebas para salir de dudas."

Enfermo, lo que se diría enfermo no estaba realmente, si con ello se sentía algún tipo de dolencia física, pero si era totalmente cierto, que padecía una terrible aflicción, para la que sólo había una cura y en la que le aterraba pensar y que tal y como le había dicho Jennifer un momento antes, le hacía perder la concentración en los entrenamientos.

"No, estoy bien de verdad, tal vez un poco cansado después de las últimas misiones pero no estoy enfermo. Seguro que con un poco de sueño todo se arregla. Gracias de todas formas por tu preocupación."

Ronon prefirió no pensar en lo que eso de soñar podía significar, llevaba demasiados días soñando las mismas cosas una y otra vez, cosas sumamente agradables, placenteras y en las que realmente le gustaba pensar, pero que por otro lado le aterraba que tuviera que tener que contarle a la doctora Keller todos aquellos sueños, ¿no sería mejor llamarlos fantasías?, que rondaban su cabeza y que tanto le incumbían a ella.

"Tal vez sea que te preocupa algo, podrías hablar con alguien, tal vez hablar con nuestra psicóloga te ayude o puedes acudir a un amigo." Hablar era justamente lo que no se atrevía a hacer en ese momento.

Si alguno de sus antiguos compañeros lo hubiera visto en ese momento, nervioso e incapaz de contar lo que le pasaba por simple miedo a lo que pudiera pasar, teniendo miedo de hablar de lo que sentía con sus amigos, seguramente se hubieran reído de él.

"¿Hablar?, claro, tal vez eso me ayude saber que es lo que me preocupa." Aunque él ya lo sabía muy bien, sin que nadie tuviera que decírselo.

La doctora le sonrío, con aquel gesto tan dulce que hacía días que él no podía quitarse de la cabeza, se le había metido hasta el fondo y sacarla ahora era algo completamente imposible.

Tenía unas ganas tremendas de decirle a la doctora Keller que esa sonrisa era la culpable de su pérdida de concentración, que su mirada clavada en él de esa forma tan dulce le hacía no poder dejar de pensar en ella durante todo el día. Pero no lo hizo, no estaba preparado para ello, por no saber si ella le correspondería con unos sentimientos similares.

"Si quieres, también puedes hablar conmigo." La expresión de ella cambió rápidamente, pasando a mostrar un pequeño reflejo de tristeza en la mirada. "Aunque desde que salimos de la cuarentena, apenas has venido a verme si no es por alguna herida. Quiero decir que yo pensaba que habíamos dicho cosas, que nos habíamos contado cosas que…"

Jennifer comenzó a reír de una forma involuntaria, mientras su mirada iba de un sitio a otro, no pudiendo evitar su terrible nerviosismo por tener a Ronon allí, por decirle lo que le estaba diciendo y por no poder decir lo que estaba deseando decirle realmente. "Bueno en realidad no se, supongo que sólo son paranoias mías, porque al fin y al cabo, tu yo no somos nada, de todas formas apenas nos conocemos, así que no puedo esperar que vengas a mi a contarme tus problemas como si de tu mejor amiga se tratara, supongo."

"Somos amigos, bueno, si tu quieres claro."

Afortunadamente para ellos, nadie les estaba viendo, nadie estaba escuchando aquella conversación, que parecía sacada del guión de cualquier comedia romántica en la que siempre se sabe, que al final, el chico y la chica se van a quedar juntos, por muchos problemas que tenga y que además, tantos problemas podría darle si alguno de sus conocidos la escuchar y los viera, pues no hacía falta que ninguno de los dijera nada, para saber cual era el problema entre ellos.

"¿Amigos?, si amigos está bien, me gusta que seamos amigos." Jennifer terminó de curarle la herida del brazo y se separó de él un poco. La cercanía de él casi no le dejaba respirar a ella. "Así que ya sabes, si necesitas contarme algo, puedes venir a verme, ya sabes donde estoy."

"Si claro y tu también si quieres contarme algo a mi, no dudes en buscarme." Aquella parecía la conversación más ridícula que podían tener dos personas, cuando los dos comprendían lo que no estaba diciendo el otro y les costaba aceptar lo que realmente estaban diciendo ellos.

Ronon se levantó. "Bueno, me marcho, nos vemos." Ronon fue hacia la puerta, pero antes de salir se dio la vuelta. "Por cierto, ¿sabes que hoy vienes a la misión con nosotros verdad?"

"¡Misión?" Jennifer había levantado la voz sin pretenderlo, pero los nervios se estaban apoderando de ella cada vez más. "¡Ah, la misión!, claro contigo, quiero decir con tu equipo, claro que no la he olvidado ¿Cómo podría hacerlo?"

"De acuerdo entonces, luego nos vemos." Ronon desapareció finalmente de la enfermería y entonces sintió que comenzaba a sentirse mejor.

No se trataba de que se sintiera realmente mal estando cerca de Jennifer Keller, pero le costaba dominar sus pensamientos y sentimientos cuando la tenía cerca, cuando ella le hablaba, cuando le miraba y sobretodo cuando le sonreía. Muchos dirían que eso le hacía ser un guerrero mucho más débil y que le ponía en desventaja tener una debilidad tan grande. Pero a esas alturas, ya poco le importaba que la doctora Keller fuera una debilidad para él, porque al fin y al cabo, eso le encantaba.

Uno de los otros médicos llamó la atención de Jennifer, que se había quedado mirando la puerta por la que había desparecido Ronon. Si alguien le hubiera dicho alguna vez, que iba a terminar teniendo unos sentimientos tan fuertes por alguien como el guerrero de Sateda, seguramente jamás se lo hubiera creído, pero ya no había forma de ocultarlo, de volver atrás en el tiempo y negar lo que había estado a punto de pasar en esa misma enfermería entre ellos dos unos días antes.

Ahora ya era demasiado tarde para eso, por mucho que quisiera ocultarlo a todo el mundo, aquella era la verdad, sentía algo muy especial por Ronon y lo malo era que no sabía con quien podía hablar para que el echara una mano o simplemente por contárselo a un amigo.

Su compañero volvió a llamarla y finalmente se dio la vuelta volviendo de nuevo a su trabajo y apartando por un momento a Ronon de su cabeza.