Capítulo 1.

Tus recuerdos aún quedan, tu vida continúa, no permitas que el tiempo arruine todo aquello que has logrado… tus lágrimas se han sellado, tus labios sólo pronuncian lo que el resto desea oír, pues… lo que tú deseas decir es diferente, siento tu aura, siento tu tristeza, veo tu dolor, desearía que eso jamás hubiera ocurrido…

Llegas, me abrazas, como cuando éramos niños, ya ha pasado un año desde lo ocurrido, aunque no es mucho tiempo, todos ya lo olvidaron, pero yo aún no. Esos años aún los tengo muy presentes.

x-x-x-x Flash Back x-x-x-x

En una oscura cueva, muy lejos de todo y que no figura en los mapas, dentro, en lo más oscuro, se encuentra un joven de una 17 años, sus ojos son azules, igual que el cielo de la tarde, sus cabellos son rubios, tan sólo un poco más largos que cuando tenía 12, sus ropas han cambiado del azul al negro, ha perdido el anaranjado que tanto lo distinguía, está triste, sus ojos lo demuestran…

-Ya no sigas esperando, no vendrán- dijo un hombre desde atrás- han pasado casi 3 años y ellos no han venido, se olvidaron de ti.

-No, ellos vendrán, lo sé- contestó el aludido- aún tengo la esperanza Itachi

-Mejor que los olvides Naruto, ellos ya lo hicieron- comentó Itachi antes de callar.

Pero el pelinegro tenía razón, al parecer ellos ya se había olvidado del rubio, ya casi se cumplían 3 años desde que Naruto había dejado Konoha, tan sólo faltaban 3 meses, y nadie había recordado al ojiazul. El kitsune, a pesar de lo que decía, creía que no volvería a ver a sus amigos, nunca más.

-Naruto…-se oyó desde lo profundo.

-¿Qué pasa Kyuubi?- preguntó el rubio cerrando los ojos mientras la figura de un gran zorro de nueve colas aparecía en la cueva.

-Sabes que es inútil- dijo el zorro mirando fijamente al chico- sabes que no vas a poder cumplir la promesa- terminó el bijû, su mirada se vía triste y una pequeña lágrima resbaló por su mejilla.

-No Kyuubi, no digas eso- se lamentó Naruto- no te preocupes… la cumpliré.

-No mi cachorro, no sigas- comentó el gran zorro de fuego. Tú y yo sabemos que no pasará.

Pronto una luz iluminó al rubio, el sello que se encontraba debajo del ombligo del chico, brilló con tanta intensidad, que cegó por un momento a Naruto, cuando la luz se disipó, el sello ya no estaba.

-¡¡Kyuubi!!- gritaba el ojiazul una y otra vez, llamaba al zorro, pero este no contestaba, estaba solo, de nuevo, como casi toda su vida, como esos largos tres años…

-¿Naruto?¿estás bien?-la voz de Itachi se escuchó en la vacía habitación, la puerta se abrió y la luz entró, iluminando cada rendija de esa fría habitación.

-Vete por favor, deseo estar solo-sollozó Naruto dándole la espalda al pelinegro- ya no quiero ver a nadie…

-Podemos hablar- le recomendó Itachi- eso te ayudará.

-¡¡Te dije que quiero estar solo!!- gritó el rubio volteándose y lanzando un kunai.

El pelinegro alcanzó a esquivar el filudo objeto por un pelo, sus ojos pronto relucieron de rojo carmesí y el Sharingan apareció, se acercó velozmente a Naruto y con el mismo kunai con que lo habína atacado, lo colocó en el cuello del rubio.

-Sabes que no te conviene hacerme enojar-susurró Itachi al oído del kitsune- de lo contrario algo malo pasará…

-No me importa, mátame, llévame donde el líder y mátenme- murmuró Naruto- de todas formas, el Kyuubi ya se fue… y no volverá.

-¡Qué el Kyuubi ya no está!!- exclamó el pelinegro alterándose- ¿Qué fue lo que hiciste?

-Yo nada- contestó el rubio cerrando los ojos, no quería ver, ya no, deseaba morir, deseaba que sus enemigos lo olvidaran, al igual que sus amigos…

-Bien, como sea- se tranquilizó Itachi- de todas formas no te llevaré donde el líder.

-¿Por qué?- quiso saber el rubio abriendo sus azules orbes, ahora apagadas.

-Porque te hice una promesa ese día- le contestó el ojirojo- y pienso cumplirla.

-No es necesario- comentó Naruto bajando la cabeza- ya nada lo es…

la conversación no siguió, el pelinegro dejó de amenazar al ojiazul con el kunai, la mente del mayor viajaba hacia las posibilidades de sacar al chico de ese problema, no quería retenerlo a la fuerza, ya no más…

al salir de sus pensamiento, notó algo extraño, ya no oía ruido alguno, ya nos sentía las lágrimas de Naruto… bajó su mirada y lo vio apoyado en la pared del costado, se había dormido, el cansancio era demasiado… realmente bastante…

lo tomó en cuna y lo llevó hasta una improvisada cama que allí había, lo recostó y observó su tranquilo semblante mientras dormía, una de las pocas veces que lo vio, en todo ese tiempo. Retiró unos mechones que caían rebeldes sobre su rostro, y suspiró tranquilo, por primera vez en ese día…

-Como me gustaría poder sacarte de aquí- susurró Itachi acariciando suavemente la cabeza del rubio- así regresarías donde más te necesitan… donde tus amigos…

Un movimiento del rubio bastó para sacar a Itachi de su mundo, este lo miró y comprobó como una solitaria lágrima rodaba por la mejilla del chico poseedor de una maravillosa sonrisa, ahora casi extinta por el dolor y el tiempo… como le gustaría retroceder el tiempo y jamás haber seguido las órdenes de Akatsuki, así evitaría el constante dolor del corazón del rubio kitsune y esas constantes noches en vela, esperando a sus amigos, siempre… esperando…

-mnmnm…chicos…-balbucéo el kitsune dándose vuelta en la cama- ya volveré…

-Perdona Naruto, jamás quise ponerte en este problema- mumuró Itachi otra vez mirando al chico dormir- haré lo posible para que no te descubran y te lastimen de nuevo, lo prometo.

De esa forma, el plan de escape de Itachi se puso en marcha, debía hacer algo por Naruto, tenía que sacarlo de allí. Mas no todo resultaría perfecto, algo que ni figuraba en el futuro del pelinegro, pero sí en su pasado, estaba presente. Akatsuki oyó todo…

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Los días pasaron y las esperanzas de liberar a Naruto de esa prisión en la cual sufría, cada vez se hacían más remotas, Itachi no comprendía que ocurrí y trataba de solucionarlo, pero en todo ese tiempo, la personalidad del rubio kitsune cambió…

Los 3 meses pasaron y el "aniversario" de la desaparición de Naruto, ese terrible día, el mismo que muchos recordaban con alegría, se convirtió en pesadilla para otros. Ese 10 de octubre era un día fatal para los más cercanos al rubio, aunque varios decidieron olvidarlo y darlo por muerto, otros aún sufrían ese secuestro.

Muy lejos del lugar en el que estaban Naruto e Itachi, dos ninjas saltaban de rama en rama muy apresurados, uno de ellos, tan solo un poco más bajo que el otro, llevaba una katana con un filo muy potente, cortando todo lo que se interponía en su paso.

-Estate tranquilo Sasuke- dijo el otro- no nos queda mucho.

-Lo mismo dijo la vez pasada y no encontramos nada, sensei- respondió Sasuke con una venita en su puño- Naruto, él... él…- no pudo continuar, su vista comenzó a nublarse…

-Pero ahora es cierto, está cerca, lo presiento- dijo el aludido sensei- lo encontraremos.

-Eso espero Kakashi-sensei- respondió Sasuke guardando su espada, el sol asomaba su brillante rostro desde atrás de los cerros, pronto las figuras de ambos ninjas se iluminaron totalmente y las sombras asomaron en los troncos de los árboles.

Horas después, los nervios de Sasuke nuevamente habían aflorado y otra vez el filo de su katana arrasaba con todo a su paso.

-¡Por Kami-sama, esta búsqueda no da resultado!- gritó el moreno al aire- jamás lo encontraremos…

-No te deprimas Sasuke- comentó su sensei- pronto lo veremos, de verdad.

Mas esas palabras de aliento no reconfortaron al último miembrito del clan Uchiha, ya eran 3 años los que habían pasado, dos de ellos sin noticias de Naruto… pero en ese último año, comenzó la búsqueda y los meses pasaban y a cada indicio de que el kitsune estaba, parecía que cada vez se alejaba más…