EL MEJOR AMANTE

CAPITULO 2

Los personajes de Inuyasha no son míos, ni nunca lo serán, pertenecen a Rumiko Takahashi.

Bla blá bla (Mensaje de texto)

Bla bla bla (pensamiento)

Xxxxxxx/xxxxxxxx (cambio de escena)

Inuyasha llegó a su casa y se acostó en el sofá de la sala suspirando cansado, tanto pensar en que hacer lo dejaba en la misma situación y con jaqueca.

‒ ¿Te llamo o no mi princesa misteriosa? ‒ se preguntó en un susurró, miró la hora en su teléfono marcaba 11: 30 pm por lo que sonrió.

La azabache estaba pensativa en su cama mirando el anuncio del periódico y fantaseando.

‒ ¿Serás tan bueno? ‒ musitó para sí pasando su mano por las letras como acariciándolo, agarró su teléfono y marcó nuevamente el número, tenía puesto su dedo sobre el botón discar mientras se daba ánimos para agarrar coraje.

¿Qué le diré? ¿Cuánto cobras por darme un orgasmo? ‒ pensó Kagome.

Suspiró como ya se le hacía costumbre, cuando iba a bajar su teléfono sobre la mesita de noche este sonó y por el susto ella lo lanzó contra la cama, se acercó lentamente y miró el número que la llamaba.

‒ ¡Kami es él! ‒ musitó feliz Kagome. ‒ agarró el teléfono en las manos, pero no tenía el coraje para contestar.

Escuchó el sonido de un mensaje, por lo que abrió apresurada.

Atiéndeme princesa, será la última vez que lo intente, si no contestas me olvidaré para siempre de tu dulce voz.

Sonó nuevamente Kagome sentía mucha vergüenza pero necesitaba escuchar su voz.

‒ Hola ‒ pronunció la azabache despacio.

‒ Hola princesa misteriosa ‒ saludó Inuyasha con voz ronca ‒ perdóname por cómo te traté cuando llamaste ‒ pidió Inuyasha lentamente.

‒ Etto…no importa me había equivocado de número ‒ mintió.

‒ ¿Si?, yo me había hecho ilusiones que querías los 7 días con migo ‒ ronroneó sensual logrando escalofríos en la azabache.

‒ En realidad esa noche lo había pensado, una amiga me mostró el anuncio y me dio curiosidad ‒ agregó sonrojada. (Claro eso Inuyasha no lo notó jeje)

‒ ¿Aún estás interesada? ‒ preguntó concretamente.

‒ Etto… lo siento pero no puedo ‒ musitó para luego soltar un suspiro cansado, si que le había sido difícil pronunciar esa frase.

‒ ¿Eres casada princesa? ‒ preguntó sensual, Kagome ya se sentía mojada con tan solo hablar con él.

‒ No ‒ contestó firme‒ no es eso, es solo que me parece algo malo pagar para que te den placer, discúlpame se que a eso te dedicas y no quiero que lo tomes mal ‒ explicó rápidamente por lo que Inuyasha sonrió complacido.

‒ Te propongo un trato ‒ comentó Inuyasha.

‒ ¿Cuál? ‒ respondió impaciente, luego se reprendió por ello.

‒ No te lo diré por teléfono, veámonos y te lo diré personalmente ‒ afirmó con una voz irresistible, la azabache mordió sus labios de puro deseo.

¿Kami qué me pasa? ‒ pensó

‒ Está bien, pero que sea en un lugar público ‒ pidió e Inuyasha soltó una carcajada que para Kagome fue lo más hermoso que había escuchado.

‒ Está bien mañana a las 8 de la noche en el restaurante ramen express ‒ solicitó.

‒ Claro ‒ aseguró Kagome.

‒ ¿Te paso a buscar princesa? ‒ preguntó.

‒ No te preocupes conozco el local ‒ aseguró.

‒ Me darías un regalo de buenas noches ‒ pidió sensual.

‒ Lo que quieras ‒ aseguró Kagome sin pensar bien el trasfondo de sus palabras.

‒ ¿En verdad me darías lo que sea? ‒ preguntó sugerente.

‒ Etto… ‒ musitó nerviosa, logrando que Inuyasha riera.

‒ Eres muy tierna ‒ aseguró ‒ solo quería saber en ¿dónde estás? ‒ preguntó

‒ En mi cama ‒ respondió Kagome sin dudarlo.

‒ ¿Si?, ¿y qué traes puesto? ‒ preguntó lentamente, mientras se acariciaba su miembro sobre el pantalón.

‒ Creo que has gastado suficiente en teléfono por hoy señor amante perfecto ‒ agregó pícara.

‒ Solo dímelo y te dejo dormir ‒ pidió en un susurro.

‒ Nos vemos mañana ‒ musitó Kagome antes de cortar la llamada.

‒ ¡Mierda! ‒ exclamó Inuyasha frustrado.

Escuchó el sonido de un mensaje, abrió malhumorado pero toda su furia desapareció al leerlo.

No tengo la valentía para decírtelo, por ello te lo mostraré

No veía nada abajo del mensaje por lo que se impacientó, llegó otro mensaje y lo abrió más apresurado. Miró embelesado la foto, estaba boca arriba sobre la cama, solo mostraba desde su cuello para abajo, llevaba una remera blanca con tirantes, estampado con dos ositos en el valle de sus senos y abajo solo llevaba su ropa intima color rosa pálido Inuyasha detallo su fina cintura y sus muslos mientras sacaba su miembro de su prisión y se dirigía al baño.

Xxxxxxx/xxxxxxxx

‒ San, Sango ‒ gritaba la azabache contenta para alcanzar a la aludida quién al escucharla detuvo su marcha y giró.

‒ Hola Kag. ‒ saludó Sango ‒ Te ves feliz ¿Qué pasó? ‒preguntó pícara.

‒ Tengo una cita interesante esta noche ‒ comentó con una sonrisa.

‒ ¿Con nuestro amante perfecto? ‒ gritó llamando la atención de todos los que estaban cerca, logrando un sonrojo en Kagome.

‒ Ya no te contaré nada eres muy indiscreta ‒ bromeo Kagome.

‒ Cuéntamelo todo, ven vamos a la cafetería ‒ ofreció emocionada.

‒ San. Tenemos clases ‒ objetó Kagome.

‒ Claro, y no sabes cómo me importa esa clase, pero más me importan los detalles sobre nuestro amante perfecto y la sesión de sexo ardiente que tendrás ‒ aseguró pícara.

Fueron a la cafetería, se sentaron una frente a otra y ordenaron dos jugos, Sango la miraba fijamente por lo que Kagome se sentía cohibida.

‒ Me siento en un confesionario ‒ bromeo Kagome para distender el ambiente.

‒ ¿Qué le dijiste al llamarlo?, ¿Cuándo se verán, En realidad es ardiente su voz? ‒ preguntó Sango emocionada olvidando respirar.

‒ El me llamó y me citó para ésta noche ‒ respondió sonrojada Kagome al interrogatorio.

‒ Tendremos que comprarte ropa interior nueva ‒ aseguró mirándola fijamente.

‒ ¿Para qué? ‒ preguntó Kagome confundida.

‒ Para la cita de ésta noche ‒ aseguró Sango con una sonrisa pícara por lo que Kagome entendió hacia donde iban las fantasías de Sango.

‒ Solo iremos a cenar San., me tiene una propuesta ‒ aseguró Kagome

‒ ¿Iras? ‒ preguntó Sango feliz.

‒ No lo sé, muero de la vergüenza, ayer me pidió que le describiera como estaba vestida, y no lo puede hacer ‒ comentó frustrada

‒ Y que tiene de malo, te mostraste anticuada, pero bueno no puede pensar mal por ser tan recatada como mi abuela ‒ bromeo recibiendo un golpe en el brazo derecho cortesía de la azabache.

‒ No es eso, el problema es justamente ese ‒ afirmó sonrojada, ‒ le mandé una fotografía mía y ahora me arrepiento, ha de estar pensando que estoy súper necesitada ‒ agregó inquietada.

‒ Y lo estás ‒ agregó Sango riendo.

‒ No sé porqué te pido consejos ‒ aseguró desviando la mirada.

‒ ¿En donde será el "encuentro"? ‒ preguntó Sango.

‒ No te lo diré te conozco San ‒ comentó levantándose dejándola intrigada.

Xxxxxxx/xxxxxxxx

Eran las 7 y media Kagome estaba ansiosa, aún faltaba para la hora acordada y el restaurante quedaba cerca de su apartamento, llamó un taxi y bajó al primer piso a esperarlo.

‒ Guau…te ves como una diosa Kagome ¿dónde vas tan hermosa? ‒ preguntó Kouga en uno de sus piropos gastados por lo que Kagome suspiró cansada.

‒ Eeehh… Saldré con mis amigas ‒ mintió.

‒ ¿Qué te parece si las acompaño? ‒ preguntó ante la atónita mirada de Kagome, ‒ las calles son peligrosas, en 10 minutos estaré listo ‒ se auto invitó.

‒ Llegó mi taxi nos vemos ‒ dijo Kagome dándole la espalda y corriendo hacia la salida.

Llegó al restaurante aún faltaban 10 minutos para las 8, no quería salir y esperarlo, su mano sudaba, y temblaba estaba muy nerviosa. Vio un auto negro estacionarse atrás del taxi y de él descender un adonis, su cabello negro corto resaltaba sus varoniles facciones, su escultural cuerpo era cubierto por un Jeans negro y una camisa blanca remangada hasta el codo, sus ojos sin duda eran claros y su piel blanca brillaba apetecible.

Kagome lo recorrió lujuriosa hasta que entró al local, pero en definitiva ese hombre no era su cita, por lo que esperó un momento más. El Taxista estaba impaciente por lo que tuvo que bajar.

Estaba parada frente al local como tonta mirando a todos los que se acercaban, pero todos los hacían en pareja o en grupos, ya pensaba seriamente correr y esconderse en la comodidad de su cama cuando su teléfono sonó, miró el número y casi se cae de espaldas.

Llamará para decir que no podrá asistir ‒ pensaba desesperada.

‒ Ho..la ‒ atendió tartamudeando.

‒ ¿Vendrás princesa, o cambiaste de opinión? ‒ preguntó esa hermosa voz.

‒ Llego en un momento ‒ dijo tratando de sonar segura.

Colgó, respiró pausadamente tratando de tranquilizarse y entró. Inuyasha estaba recostado por una de las puertas divisorias del local, Kagome pasó a su lado, ya lo había detallado afuera, pero ella estaba segura que él no era su cita

Sería demasiado bueno ‒ pensó al pasar a su lado.

Inuyasha la detalló cuando pasó a su lado, se veía hermosa con un Jeans azul, y una blusa blanca que dejaba descubierto sus hombros y media espalda, el pantalón le quedaba ceñido al cuerpo, resaltando su deliciosa figura, su cabello suelto le daba un aire sensual.

¿Será ella? ‒ pensó Inuyasha incrédulo. La observó mirando todas las mesas y suspirando sonoramente por lo que se acercó, posó sus labios cerca del oído de la joven.

‒ Te puedo ayudar a encontrar a tu acompañante princesa ‒ susurró logrando que a Kagome se le erizaron los pelos de su cuerpo y temblara ligeramente.

La azabache giró lentamente y quedó en shock al ver al mismo hombre que había detallado anteriormente, se quedó sin habla definitivamente una vista desde distancia menor le privilegiaba.

Kami sus ojos son ¿dorados? ‒ pensó mirándolo fijamente.

‒ Nos sentamos ‒ pidió con una sonrisa mostrándole una mesa un poco apartada, la azabache asintió y lo siguió. ‒ Por cierto se ve usted hermosa, de hecho la considero irresistible ‒ comentó mirándola intensamente.

‒ Pues yo opino lo mismo sobre usted ‒ agregó Kagome a lo que él sonrió coqueto.

‒ ¿Desea algo de beber? ‒ preguntó una vez que se sentaron.

‒ ¿Me quiere emborrachar señor amante perfecto? ‒ preguntó Kagome mirándolo provocativamente.

‒ Me veo tan mal como para que necesite esos trucos de seducción ‒ bromeo sonriendo.

‒ ¿Cuál es el trato que quería proponerme? ‒ preguntó interesada.

‒ Primero comamos y luego hablamos de negocios ‒ afirmó.

‒ Como usted lo desee ‒ dijo Kagome lentamente.

‒ Dime una cosa ‒ pronunció acercándose peligrosamente ‒ ¿eres así de complaciente en la cama? ‒ preguntó dando a Kagome exquisitas corrientes por todo el cuerpo.

‒ De hecho ese el problema por el cual lo había llamado aquella noche ‒ contestó Kagome bajando la vista y mordiéndose el labio inferior.

‒ ¿Qué problema? ‒ preguntó interesado.

‒ Primero la comida y después los negocios ‒ devolvió sus palabras por lo que Inuyasha sonrió.

Llamaron al mesero y ordenaron la especialidad de la casa, esperaban hablando de cosas triviales.

‒ ¿Cuál es tu nombre princesa? ‒ preguntó mirándola fijamente.

‒ Eeeehhh…Sakura ‒ contestó poco convencida.

‒ Ese es un bonito nombre, pero sé que no es el tuyo ‒ respondió mirándola con sus penetrantes ojos ‒ si no me lo quieres decir te seguiré llamando princesa ‒ aseguró antes de meter una porción de fideos en la boca.

‒ ¿Tú nunca has mentido? ‒ preguntó sonrojada por verse descubierta.

‒ Lo he hecho incontables de veces ‒ agregó divertido.

El resto de la comida lo hicieron en silencio analizándose, cuando terminaron de comer pidieron una botella de vino tinto.

‒ ¿Por qué un hombre tan interesante e inteligente se dedica a éste negocio? ‒ preguntó intrigada la azabache.

‒ ¿Por qué una mujer tan hermosa y apasionada necesita a un hombre que se dedica a éste trabajo? ‒ devolvió la pregunta mirándola con esos ojos dorados intensos.

‒ Escucho su propuesta, ya debo volver a casa ‒ expuso molesta la azabache.

‒ ¿Le molesta que afirme que es hermosa o que es apasionada? ‒ preguntó recorriéndola con una mirada lujuriosa.

‒ Es ese el problema, no soy apasionada, nunca he tenido un orgasmo en mi vida ‒ afirmó la azabache sonrojándose.

‒ ¿Me contratarás princesa? ‒ preguntó sensual.

‒ No lo haré ‒ aseguró ‒ le agradezco la cena, en realidad disfruté de su compañía, agradezco que se tomó la molestia de escucharme y quisiera saber cuánto le debo ‒ dijo apresurada Kagome levantándose.

‒ No me debes nada ‒ aseguró ‒ pero siéntate ¿Qué te atemoriza? ‒ preguntó interesado.

‒ No le temo a usted ‒ aseguró ‒ es solo que me molesta verlo como un negocio ‒ explicó.

‒ Si no te cobrara ¿te acostarías con migo? ‒ preguntó interesado dejando estática a Kagome.

‒ Ahí me sentiría peor ‒ debatió.

‒ La propuesta que quería hacerte es la siguiente, seré tuyo por 7 días sin que me pagues nada ‒ afirmó.

‒ Ya me lo has propuesto y he dicho que no ‒ aseguró.

‒ ¿No soy lo suficiente para ti? ‒ preguntó mirándola fijamente a lo que ella suspiró y tomó asiento nuevamente.

‒ Eres…‒ empezó su respuesta ante la atenta mirada de Inuyasha por lo que se sonrojó.

‒ ¿Qué impresión tienes de mí? ‒ Preguntó interesado.

‒ Eres muy apuesto ‒ musitó tamborileando sus dedos por la mesa, ‒ me..me gustan tus ojos y tu voz es… ‒ levantó la mirada y la fijó en los dorados ‒ esto es tonto aseguró riendo.

‒ ¿Por qué no aceptas mi propuesta y me tienes completo hasta que te canses de que te posea princesa? ‒ preguntó sensual recorriendo sus dedos por el brazo de la azabache quien tembló ligeramente ante el exquisito contacto.

‒ En realidad no puedo ‒ aseguró. ‒ me siento mal en pensar contratarte para ello, pero peor me sentiría si lo hicieras por lastima ‒ aseguró logrando que Inuyasha estallara en carcajadas dejando a una Kagome confundida y luego enojada.

‒ No sé que le causa tanta risa, para mí es un asunto muy serio ‒ expuso molesta.

‒ Perdóname…perdóname es que ‒ contestaba Inuyasha entre risas.

‒ Si me disculpa me retiro, buenas noches ‒ agregó furiosa, levantándose, dio unos pasos hacia la salida, al pasar a su lado el la agarró por el brazo y la estiró dejándola sentada sobre sus piernas, encima de su prominente excitación.

Kagome quedó en shock, Inuyasha corrió su cabello dejando descubierto su hombro y cuello y lo beso lentamente, succionándolo, pasó una mano lentamente por su espalda desnuda a lo que ella gimió, la agarró por el mentón y capturó sus labios en un beso corto y casto.

‒ Perdóname por reír, es que me pareció tan ilógico que una mujer tan hermosa piense que alguien tendría sexo con ella por lastima ‒ explicó ‒ te deseo princesa, desde que escuche tu dulce voz te he deseado ‒ susurró ronco contra su oreja para luego lamerlo ‒ Kagome Jadeo débilmente estaba extasiada por la hombría de Inuyasha. ‒ ¿Tú me deseas princesa? ‒ preguntó seduciéndola mientras pasaba sus uñas por su espalda y las metía por debajo de la blusa. Inuyasha se sentía descontrolado, nunca antes había deseado así a una mujer, Kagome no estaba en mejor situación.

‒ Si, te deseo ‒ contestó en un susurro.

Inuyasha sonrió complacido, agarró su mentón y enderezó su rostro, capturó sus labios en un beso suave pero profundo, metió su lengua en la boca de ella quien lo recibió con la misma intensidad, Kagome puso sus manos en el cuello de Inuyasha para profundizarlo aún más, e inconscientemente se retorcía lentamente sobre el miembro de Inuyasha, por lo que Inuyasha jadeaba y la besaba más rudo.

‒ ¿Desean pedir algo más? ‒ Preguntó malhumorada una joven lo que rompió el hechizo.

Kagome soltó su cuello y lo miró fijamente a los ojos.

‒ Per…do..na..me yo.. ‒ tartamudeaba, se levantó dejando a la vista de la joven su miembro erecto por lo que él se sonrojó. ‒ Gracias por la cena, yo me retiro ‒ agregó apresurada sin mirarlo.

‒ Espérame un momento y te llevo a tu casa princesa ‒ se ofreció.

Ella negó repetidamente con la cabeza y salió caminando apresurada del local, Inuyasha soltó un suspiro frustrado.

‒ Tráigame la cuenta ‒ ordenó rudamente a lo que la joven asintió.

Te tendré princesa ‒ pensó con una sonrisa.

Continua…

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¿Muy pronto para un beso? Que les diré yo soy una persona más de acción jejejeje, gracias a todos los que leyeron el primer capi y me apoyaron, espero que éste capi sea de su agrado.

N.A: No sé si en Japón se utilizan los mensajes de textos pero hagamos como que si jeje

Mizune - Mei