Disclaimer: Los personajes no me pertecen. Hago esto sin fines de lucro
Siempre:
Porque cuando Dumbledore le preguntó con verdadera curiosidad Snape se desarmó por completo. Ni siquiera él tenía palabras para describir ese sentimiento increíblemente doloroso, eterno y enorme que sentía aún por Lily.
Agachó la mirada y le dio la espalda a los acosadores ojos del viejo director. En su mente los recuerdos que atesoraba con uñas y dientes, pasaban a una velocidad traumante y masoquista.
La sonrisa de ella que era capaz de opacar al sol, cuando eran tan solo unos niños que compartían sus sueños bajo los árboles.
Y finalmente la última vez que la vio. Muerta… en sus brazos, fría como el mármol. Snape la acunó en su pecho, incrédulo a más no poder. Sin saber que hacer, ni que pensar ni mucho menos sentir.
Un ruido llamó su atención. En la pequeña cuna, un bebé lloraba desconsoladamente, tapando sus ojos con sus pequeñas manos. Snape lo observó detenidamente. Se acercó sin creerlo, si el Señor Oscuro había acabado con todos… ¿Cómo había sobrevivido?
Y otro pensamiento se cruzó en su mente: "Él tiene la culpa…"
Por supuesto el mocoso tuvo la culpa. Él, la profecía… la guerra. Todos estos factores habían provocado esto… la muerte de Lily.
Tomó su varita. Depositó con calma a la mujer en el piso. A paso lento llegó al barandal de la cama. Dispuesto a borrar del mapa a él, el símbolo de lo que nunca tendría con ella… una familia, un hijo y futuro. El bebé no paró su llanto, pero abrió sus parpados y lo miró directamente a la cara de Snape. Y él se detuvo en seco.
Era la mirada de Lily. Eran los ojos verdes por las cuales el había daría todo. Y ahora tenía otra oportunidad. Protegería esos ojos costara lo que costara.
Volvió a la realidad cuando ese recuerdo pasó por su mente. Se dio la vuelta para encontrar a Dumbledore en la misma posición, con la misma pregunta que había desencadenado el caos en su corazón.
—¿Después de todo este tiempo?
El profesor tragó saliva. Y solo una palabra podía resumirla justamente.
—Siempre— dijo.
Y esa fue la condena que Snape cargó toda su vida.
