Título: Desdicha compartida.
Rating: T
Summary: Para ella su relación con Shaoran era insignificante. Tanto así, que si no estudiaran juntos tal vínculo no existiría. Sin embargo sus compañeros de clase estaban enfrascados con un temita que no superaban ni con el pasar de los días: aquél microbeso accidental que se había dado con él en un ridículo festival escolar. Y ese era apenas el principio de sus desgracias.
Pareja: Sakura/Shaoran, Tomoyo/Eriol.
Disclaimer: Lo que reconozcan es propiedad de CLAMP.
01
— Kinomoto, pase al frente. —Indicó el profesor.
Así es. Estaba preparada mentalmente para comenzar con su nefasta interpretación de Julieta, ya que al profesor se le había ocurrido la brillantísima idea de hacerla a ella la protagonista, de entre todas las personas del salón.
Que le gustara o no actuar, o que el profesor fuera un bipolar de lo peor, quedaba de lado en ese determinado momento. Si quería superar a Tomoyo y a Sumire en promedio, debía hacer hasta lo imposible por sacar una buena nota.
Sakura tomó una profunda bocanada de aire antes de levantarse de su respectivo asiento y caminar lentamente al frente, hasta quedar cara a cara con sus compañeros de clase. Una vez ubicada en su lugar y con guion en mano, que todos estuvieran escudriñándola con la mirada comenzó a hacerle efecto. Sentía su estómago encogerse, incrementando sus nervios cada vez más.
Aspiró nuevamente, intentando serenarse, pero algo en el público llamó su atención. Sumire, una de sus mejores amigas, la miraba con picardía mientras señalaba sin pudor alguno a un chico sentado a unos asientos ella, quien tenía la vista clavada en su cuaderno, dibujando algunos garabatos sin sentido. Sakura rodó los ojos, jamás la dejarían en paz luego de lo ocurrido en el festival del primer semestre.
Sin embargo, ese no era el momento para andar lamentándose. Decidió dar inicio a su línea, con aquella parte de todo el libreto que, según ella, era la más vergonzosa.
— ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? —Algunas risas llegaron a sus oídos y los colores alcanzaron rápidamente sus mejillas —Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto. —Leyó del guion robóticamente, sin quererlo.
Algo inquieta, miró a Romeo (Yamazaki Takashi), quien no emitía sonido alguno. Le dio un leve empujón con el codo para que prosiguiera, viéndolo tan distraído. Yamazaki se sobresaltó por el tacto, haciendo a la clase reír de lo lindo a la vez que Sakura le hacía gestos para que prosiguiera.
El chico tosió un poco y con su típica sonrisa de relajación extrema continuó con su línea.
Luego de soportar algunas bromas de sus compañeros entre dialogo y dialogo, su actuación finalizó y todos aplaudieron. Incluso algunos se levantaron a aplaudir con todas sus ganas, pero burlonamente, claro.
Todo aquel público, a pesar de a veces excederse con las bromas, eran sus amigos de toda la vida. Desde primaria venían siendo el mismo grupo de siempre: la clase "B". Siempre los de peor conducta, de quienes podía rescatarse que no todos eran malos académicamente. Y aún en el último año seguían siendo lo mismo: la hierba mala de la preparatoria Seijo.
Sakura volvió a su pupitre uniéndose a las risas, porque por un lado le parecía gracioso y, por otro, encontraba más viable reírse también de su desastre de actuación. Porque sí, había sido un desastre.
— ¡A que esas frases se las dedicabas a Li, Kinomoto!—Calumnió Keiji, haciéndole fruncir el ceño deprisa. Seguidamente, todos asentían y reían de acuerdo con el comentario del rubio chico.
Y ahí empezaron nuevamente con el temita. Que ella y Li eran novios, que ella y Li hacían una excelente pareja, que seguro se gustaban y se declararían su amor el día de la graduación, etc. Puras difamaciones, ya que no podían estar más equivocados.
Lo cierto era que su relación con el tal Shaoran Li no caía bajo ninguna percepción en amor. Amigos y apenas eso. Hasta era más acorde llamarle "compañero de clase", ya que en vista de que Shaoran era serio a morir y que se juntaba pocas veces con las chicas, su vínculo no podía ser más insignificante.
Muchos llegaron a calificarlo de 'gay' para intentar sacarlo de sus casillas, pero como él nunca se inmutó, tal denominación perdió su chiste con el pasar de los días. Aunque Sakura alguna vez estuvo en conformidad con tales acusaciones, llegó a darse cuenta que el término no le ajustaba para nada, ya que se afirmaba por distintas fuentes que fuera de la preparatoria el chico era alguien totalmente diferente: todo un casanova.
Sin embargo, otros decían que sólo se interesaba en chicas de universidad, otros aseguraban que se interesaba únicamente en profesoras sexys, y otros podían jurar que tenía muchas novias fuera de la escuela como para prestarles atención a las chicas de Seijo. ¿Cuál era la verdad de los hechos? No la sabía.
—Bueno… Digamos que podría salvarlos un poco con la calificación, Kinomoto, Takashi. —Suspiró el profesor, rascándose la cabeza. Y con eso, Sakura supo que estaría muy, muy lejos de alcanzar a sus amigas en tal materia. Pero no importaba, luego se las cobraría en gimnasia o en natación.
Después de que el profesor diera algunas pautas para el próximo informe de la obra, la campana anunció el inicio de la hora libre. Cuando varios del salón hubieron abandonado el lugar, Sumire se inclinó sobre su asiento detrás de Tomoyo para llegar un poco más cerca de Sakura.
—Tu amor volteó a verte por un momento cuando Yamazaki besó tu mano. —Le informó su amiga castaña en un susurro, levantando las cejas en un gesto sugerente.
—Cuando besó la mano de Julieta, querrás decir. —Recalcó Sakura, guardando sus cosas.
— ¡Se veían de amor ustedes dos, Sakura! —Exclamó Tomoyo muy emocionada. —Incluso me atreví a grabar tu grandiosa interpretación con el celular. —Admitió la amatista reproduciendo el vídeo nuevamente, del cual lo único que se llegaba a escuchar eran las sonoras carcajadas de la clase.
El rostro de Sakura se tornó rojo y Sumire estalló a reír, pidiéndole que se lo pasara luego.
— ¡Borra eso inmediatamente, Tomoyo!—Exigió abalanzándose sobre ella, sin éxito.
— ¿Por qué? ¡Si está muy lindo!
— ¡Bórralo o te juro que…!
— ¿Me juras qué, Sakurita? Mira que todavía tengo el vídeo de cuando Li y tú…
— ¡Está bien, está bien! Sólo déjame olvidarme de eso, te lo suplico. —Imploró Sakura, sintiéndose morir al revivir aquella escena tan vergonzosa en su cabeza. Porque desgraciadamente aquel momento seguía asaltando su mente todos los días antes de dormir, ocasionándole sueños extraños con cierto castaño.
—Bueno. —Dijo Tomoyo con una dulce sonrisa. — ¡Vamos a almorzar! —Exclamó dirigiéndose a la salida del salón dando pequeños saltitos.
—Manipuladora…—Murmuró con los ojos entrecerrados, mientras veía a Tomoyo salir.
Pronto sintió como Sumire le daba algunas palmaditas en el hombro, "consolándola".
—Pronto nadie lo recordará, Saku. —Le aseguró con una sonrisa confiable.
—Mentira. —Refunfuñó en voz baja, antes de ser arrastrada fuera del salón por su amiga.
. . .
Todo parecía volver a repetirse borrosamente. Ella volvía a estar envuelta en el embrollo de, para ser exactos, doce días atrás.
Si no hubiera sido por esa trenza del infierno no hubiera tropezado, y todos sus problemas de ahora no existirían.
No tendría esos ojos ámbar adueñándose de sus pensamientos, ni sentiría algunos de sus rebeldes mechones de cabello cosquillearle la cara debido a la peligrosa cercanía, ¡Y menos que menos sus sentidos resultarían invadidos por aquel perfume del mal que caía en lo irresistible!
Aunque no sólo el perfume del sujeto resultaba atrayente, ojalá fuera sólo eso. Maldita fueran sus trenzas, de nuevo. Y maldita fuera Shaoran Li también, por haber nacido tan bendecido por la creación. Esos ojos terminarían matándola.
Esos ojos tan agraciados…
—Shaoran…—Soltó en un susurro. Casi inaudible. Casi.
La clase entera volteó en su dirección, pero ella, lejos de percatarse, se acomodaba mejor en su asiento para continuar deambulando en sus sueños. Eso habría pasado si la profesora de matemáticas no le hubiera pegado el grito de su vida.
Dio un respingo, volviendo a tierra. No obstante, parecía más bien una especie de pesadilla.
Al estar consciente de la situación inmediatamente prefirió continuar en ese sueño descabellado que se había inventado su subconsciente, porque no estaba segura de poder soportar una vergüenza de tal magnitud.
Igual, ya estaba hecho. Las risas a su alrededor no tardaron en hacer presencia y Sakura pudo estar segura que ese sería el peor día de su vida durante mucho tiempo.
— ¡Durmiendo en mi clase, qué falta de respeto!—Protestó la profesora Karin, indignada.
— ¡Lo siento tanto, profesora! ¡Le juro, no volverá a pasar! —Proclamó uniendo sus palmas en un gesto de ruego. Su rostro podría estar humeando de lo rojo que estaba.
— ¡Si no le interesa la clase puede hacerme el favor de retirarse!
— ¡No, no! ¡De verdad, no volverá a pasar! —Insistió Sakura negando con la cabeza agitadamente. —Lo siento…
—Una más, señorita Kinomoto, y deberá irse. —Le advirtió la mujer antes de volverse al pizarrón para retomar su clase, no sin antes batir su pelirrojo cabello, histérica.
Y tenía que pasarle todo eso en la clase de la profesora Karin, donde llevaba la peor calificación.
Luego de lo acontecido, el chico que ocupaba el asiento detrás de ella sólo se permitió soltar una pequeña risa. ¿Esa chica había murmurado su nombre entre sueños?
. . .
—Mañana no me verán. Ni mañana ni nunca. Me iré, muy lejos de aquí. A un lugar donde nadie me reconozca y donde no existan los malditos festivales. Si pudiera irme a otra dimensión, créanme que lo haría.
—Vamos, Sakura. Pronto nadie recordará lo que pasó. —Afirmó Tomoyo mientras la animaba a comer, ya que desde que había sonado la campana su amiga ni había tocado su comida entre tanto parloteo.
—Yo sí lo recordaré. —Musitó Sumire soltando una risilla por lo bajo. Instantáneamente la amatista la miró con reprocho.
— ¡No me mientas, Tomoyo! ¡Me estuvieron fastidiando todo el día de ayer con eso y, además, hoy…!—Hizo una breve pausa, consternada por el hecho que diría a continuación. — ¡Hoy incluso me enviaron mil fotos de Li, me llenaron toda la galería los tontos del salón!
—Y por el grupo también enviaron. —Comentó Sumire dándole un sorbo a su jugo de piña.
Sakura se echó al césped luego de suspirar fuertemente, dándose por vencida. Ya no tenía caso, el resto de la preparatoria sería molestada con Shaoran Li y estaba sentenciada a ello por su excesiva torpeza. ¡Es que decir medio dormida y en clase el nombre de un chico no era para nada normal! Menos si este chico estudiaba con ella y, con el mismo, había tenido una especie de encuentro accidental recientemente.
Luego de haber pasado unos minutos absorta en su desdicha y mirando pasar las nubes paulatinamente, un alboroto llegó a sus oídos. Provenía de la cancha del patio, que se encontraba cerca del árbol bajo el cual estaban almorzando.
—Ese debe ser Li que anotó algún gol. —Dedujo Tomoyo. — ¿Vamos a ver? —Propuso levantándose y tomando sus cosas.
—Ni que fuera loca.
— ¡Sí, vamos!
Cabe aclarar que sólo la palabra de Sumire fue tomada en cuenta.
Pronto se vio envuelta en el afán de sus amigas por "ir a ver el partido", cuando en realidad se figuraba que sólo querían verla sufrir porque le tenían un gran odio en secreto, muy en secreto.
Rodó los ojos cuando observó a todas las chicas que se apiñaban detrás de las rejas de la cancha, sólo para observar el dichoso juego, el cual estaba segura que era lo que menos les interesaba. Esas chicas sólo estaban ahí para ver a los que jugaban, no el juego como tal. Y no, no era lo mismo.
Tomoyo la tomó del brazo conduciéndola dentro de la cancha, con el fin de tomar asiento en las gradas que se hallaban próximas a ellas. No estaban muy abarrotadas, pues de todas maneras sólo se trataba de un partido de ocio al que se dedicaban los del equipo de fútbol en algunas horas libres.
Tomaron asiento cerca de varios de su misma clase y Sakura entornó su atención al juego, sin nada mejor en lo que interesarse. Evidentemente, y no porque quisiera, su mirada se clavó en el chico que poseía el balón y lo trasladaba por la cancha impetuosamente. El mismo castaño que tenía la culpa de todos sus inconvenientes.
— ¡Li es un experto! —Oyó que decían a sus espaldas, esas chicas de secundaria que suspiraban por el susodicho cada vez que le veían jugar.
—Ajá. —Masculló para sí. —Por algo es el capitán. —Continuó hablando sola.
— ¿Dijiste algo, Sakura? —Preguntó Tomoyo, alzando la voz entre el alboroto de la gente.
—En absoluto.
El resto del partido fue lo típico. El equipo de Shaoran ganando y él sonriendo de aquí para allá, porque al parecer el único momento dentro del instituto que ese chico se dignaba a reír con ganas era luego de un partido. Luego de ganar un partido, para ser precisos.
Sakura suspiró al momento que cerraba los ojos. Ella sólo quería apartar al bendito Shaoran de su cabeza y nadie, ni siquiera el universo, se dignaba a cooperar.
. . .
—Ya está, con esa jugada destrozaremos a los de Kimoze sin ningún esfuerzo. —Aseguró Yamazaki después de que finalizara el juego.
—Ni hablar, esos desgraciados siempre se la inventan. Seguro que esta vez traen algunos jugadores de la preparatoria Shin. —Contradijo Shaoran mientras se acercaba a las gradas para tomar su toalla, decidido a partir a las duchas antes de que la hora libre terminara.
—Ya, pero esta vez los humillaremos.
—Ojalá. —Murmuró el castaño, todavía no muy convencido respecto al partido de la semana próxima.
Shaoran se había esforzado tanto en sacar las mejores calificaciones para así conseguir una buena posición en el equipo, que tenía todas las intenciones de arrasar en la competencia intercolegial. Y así, si conseguía una victoria súbita, como capitán del equipo seguramente recibiría algún contacto que le ayudara a ingresar en la universidad de deportes. O al menos que lo recomendaran para algo.
Ese partido no era cualquier cosa para él, y menos a esas alturas. Faltaba tan poco, que sólo quería pulir las jugadas para evitar en lo máximo errores de ese tipo. Por suerte, no le iba tan mal en ello.
—Si te preocupas tanto te saldrán canas, Shaoran. —Expresó Eriol, compañero de su clase y cercano amigo.
El castaño se limitó a reír por lo bajo mientras emprendía su camino a las duchas. El resto de los jugadores lo siguieron, en vista de que no los dejarían entrar a clase en ese estado.
—Ya entiendo, no quieres decepcionar a tus admiradoras. —Bromeó el chico de ojos zafiros, mirándolo inquisitivamente detrás de sus gafas.
—Pasa que no quiere decepcionar a una admiradora en especial. —Corroboró Yamazaki con una burlona sonrisa.
—Mmm, de qué admiradora especial se tratará. —Dudó Eriol haciéndose el desentendido.
—Picarón. —Le dijo su amigo de cabello negro, dándole leves codazos en el brazo.
— ¡Por última vez les digo que…!
—Sí, sí: "No me interesa ninguna chica de la clase." —Le interrumpió Eriol con voz aguda, a fin de mofarse de Shaoran.
—"No me importa nada que tenga que ver con Kinomoto, aunque por dentro me muera por ella."
—"Mi orgullo no me permite admitir mi gran amor."
—"¡Soy Shaoran Li y Kinomoto me tiene loco!" —Gritó Yamazaki a los cuatro vientos, partiéndose de risa junto a Eriol. En seguida salió corriendo al verle a Li intenciones agresivas y, segundos después, ya tenía a Shaoran persiguiéndolo a toda velocidad con el ceño fruncido el resto del camino hasta las duchas.
— ¡Ya, Shaoran, recuerda que somos amigos! —Manifestó el perseguido, luego de casi ser agarrado. Sin embargo, logró zafarse para poder encerrarse en una de las duchas rápidamente.
— ¡Cuando salgas ya verás, cabrón! —Le espetó el castaño a la puerta al momento que llegaban a sus oídos las odiosas carcajadas de su amigo.
Soltó un gruñido y se dirigió a tomar una ducha de una vez por todas. Como alguien hubiera escuchado lo que dijo Yamazaki, lo mataría.
No había conseguido que lo dejaran en paz desde el festival, así que al parecer ahora (según sus amigos) tenía una nueva "novia" que era el "amor de su vida", de la cual sólo sabía su nombre, apellido y un par de cosas más.
No se arrepentía de haber intentado que Kinomoto no se diera de lleno contra el piso luego de tropezarse, pero tampoco estaba muy agradado de haber terminado sobre la chica, tan cerca que aun recordaba el roce de sus labios. Es decir, prácticamente la besó. Aunque tampoco fue un beso como tal, ¡si acaso había durado un microsegundo!
Sin embargo parecía que por ese microsegundo sería fastidiado eternamente.
. . .
— ¡Has flechado el corazón del testarudo Li desde aquel encuentro soñado, Sakura!
—Ni lo menciones, Tomoyo. —Musitó la castaña, cruzada de brazos.
Al acabar el partido y presenciar la persecución de los dos chicos, su amiga había estado sacando conclusiones apresuradas y bastante irreales del comentario que Yamazaki había gritado tan, pero tan alto que inevitablemente había llegado a sus oídos.
Ella no quería saber nada de eso tampoco, ya que todo lo que giraba en torno a Shaoran le traía una especie de mala suerte impresionante, según ella. Y ya le bastaba con tener que quedarse a limpiar el salón luego de clases por "haberle faltado el respeto" a su profesora de matemáticas el día anterior.
Sus compañeros se apresuraban a llenar el salón, pues ya habían pasado unos minutos que la campana había anunciado el fin del recreo.
Cuando ya venía entrando la profesora de matemáticas, Shaoran pasó por su lado para acudir a su pupitre. Sintió una corriente recorrerla cuando su mirada se cruzó con la del sujeto.
Entonces comenzó a preocuparse por tal reacción. Sacudió su cabeza, queriendo ahuyentar las utópicas explicaciones que su cerebro le planteaba como respuesta a tal sensación. Porque como estuviera interesada en Shaoran Li estaba perdida.
. . .
La clase de matemáticas transcurría sin problemas. Ciertamente se consideraba afortunado, ya que le bastaba con una breve explicación del contenido y uno o dos ejercicios como ejemplo para poder desenvolverse en el tema sin tanto esfuerzo. Eso, a comparación con algunos compañeros de su clase.
Kinomoto miró con horror a la profesora cuando la mandó a pasar al pizarrón. Posteriormente, centró su atención en la ecuación de segundo grado que se hallaba escrita ahí, a unos pasos de ella, esperando a ser resuelta. Tragó pesado.
La profesora insistió nuevamente y a la chica no le quedó de otra más que levantarse, no sin antes dedicarle una mirada intranquila a sus amigas. Una vez frente a la pizarra, era obvio que Sakura no tenía ni idea de qué hacer. Pero con todo y eso se las arregló para comenzar con una solución bastante peculiar. Una solución que no parecía tener como fin hallar el valor de ninguna x.
—Li, bríndele apoyo a su compañera. —Ordenó la mujer pelirroja, mostrándose impaciente.
El castaño se dispuso a ello y Sakura, al tener al muchacho a su lado, le echó una fugaz mirada. Sus mejillas estaban rojas cual tomate, y lo único que podía pensar era en lo tonta que debía verse. Aunque al fin y al cabo las matemáticas siempre habían sido su perenne enemiga.
—Ehm, Kinomoto, borra eso. —Dijo apenas moviendo sus labios, pero lo suficientemente alto como para que sólo ella lo pudiera escuchar.
Sakura lo miró por unos segundos sin entender por qué le pedía eso y Shaoran la instó con la mirada, sacándola de su estado de consternación. Obviamente todo lo que había hecho estaba mal.
—Ah… Sí, sí. —Murmuró borrando velozmente su intento fallido. Prontamente lo miró de nuevo, esperando que le dijera cómo empezar.
—Bien, primero debes aplicar el teorema del resto y luego la regla de Ruffini, así sacas el valor de x.
— ¿R-Regla de qué?
Shaoran suspiró, pensando en una manera de explicarse mejor.
— Es decir, debes descomponer en factores de primer y segundo grado la ecuación. Luego, igualar a cero cada uno de los factores.
—Ah, ya. ¿Y cómo descompongo los factores?
—Con la regla de Ruffini.
— ¿Y cómo aplico la regla de Ruffini?
—Pues con el teorema del resto.
Sakura le clavó la mirada, ¿era enserio?
Al final, tuvo que dictarle paso a paso la solución más sencilla para que, por fin, el valor de la x fuera hallado.
Pese a todo, la chica había estado tan feliz de haber conseguido resolver el problema que no había dudado ni un segundo en asfixiarlo en un abrazo, por el cual estaba seguro que todos hubieran estallado en silbidos y burlas si tan sólo la clase no hubiera terminado ya. Los únicos que quedaban allí eran él, Kinomoto y la profesora.
— ¡Es la primera vez que termino uno yo sola! Es decir, casi sola. Tú entiendes, Li. —Voceó la castaña, conmocionada. — ¡Gracias!
—No te preocupes. —Respondió, mirándola con cierta simpatía.
—Felicidades, Kinomoto. Espero que se esmere de igual manera con la limpieza del salón. —Mencionó la profesora Karin, haciendo que Sakura suplantara su gran algarabía por una mueca de pesadumbre.
—Sí, profesora. —Farfulló.
—Nos vemos, chicos.
La profesora dejó el salón y Shaoran estuvo a punto de seguirle los pasos, cuando se le ocurrió una mejor idea. Era la oportunidad perfecta para saciar su curiosidad innata.
—Kinomoto. —Llamó.
La chica, quien ya se había enfrascado en su labor, volteó a mirarlo, pasmada por el sorpresivo llamado.
— Uhm, ¿Si?
—Pero ¿qué haces? —Cuestionó incrédulo al ver como su distraída compañera de clase ahogaba poco a poco a la florecilla que adornaba el escritorio del profesor.
— ¿Eh?... ¡Ay, no! ¡La maté!—Exclamó al darse cuenta del caos que había ocasionado con la pequeña regadera que tenía en sus manos.
—Eso parece. —Objetó observando como el agua se escurría por los bordes de la maceta. La pobre flor ya no podía absorber ni un poco más de líquido.
—Genial, ahora seré doblemente castigada.
—Hablando de eso…—Buscó la mirada de la chica. —Te castigaron por haberte dormido en clase, ¿no?
—Sí. Debí suponer que eso pasaría, ya que el otro día no pude dorm…
— ¿Y qué soñaste?
— ¿Qué?
—Que qué estabas soñando ese día que te castigaron.
La castaña quedó muda ante la pregunta durante unos segundos.
—N-Nada. —Contestó por fin, comenzando a secar con mucha prisa el charquito de agua que se había formado bajo la maceta. Necesitaba largarse de ese lugar cuanto antes.
— ¿Nada? —Interrogó Shaoran enarcando una ceja, en desacuerdo con la pobre respuesta de la chica.
Se acercó un poco más a ella, pero Sakura parecía dispuesta a no decir ni una palabra más. Ella se dedicó a borrar la pizarra, como si el castaño no estuviera presente.
— ¿Y por qué murmuraste mi nombre esa vez?
Listo. Sakura nada más quería hacerse bolita y tirarse por la ventana. Y él, por otro lado, estaba dispuesto a conseguir su respuesta aunque le costara una vida sacársela.
La curiosidad de un Li no era discutible.
Perdón, no me resistí a publicarla. Ni tampoco me resistí a incluir a Sumire. Es que sólo Tomoyo y Sakura es muy solitario, y Sumire es quien me cae mejor (?) La historia nació leyendo algunas de mis ideas olvidadas en mi carpeta de fics, la cual escarbé en busca de inspiración que me permita continuar con el capítulo cinco de Cómo soy contigo, el cual está en proceso.
Muchas gracias por cualquier opinión, será bien recibida ~
