Hola hermosas,
Bueno pues eh decidido lanzarme a una nueva aventura escribiendo esta historia. Espero que les guste y que mis escritos sean de su gusto. Como siempre muchas gracias por leer, si les voy a pedir que dejen comentarios sobre la historia pues eso es lo que me ayuda a escribir mejor y mas seguido.
La historia la empece a escribir con dos personajes en mente, Edith Gonzalez y Christian Bach, pero debido a que no pude encontrar en ningún lugar a esas personas eh decidido que usare a Emma Swan y Regina Mills para la historia. Ojalá la lean y les guste.
XOXO -Gab95Lin
Disclaimer: Ningún personaje es mío.
No pasaban más de la cinco de la mañana, pero como todos los días a la morena le encantaba levantarse antes de su alarma, se salió de la cama, tan pronto como sus pies tocaron el sueño, el frío del suelo le recorrió todo su cuerpo, se estiró, dejado que los huesos de su espalda volvieran a su lugar, acomodandolos lentamente, sintiendo aquella satisfacción al terminar de estirase de un cuerpo más relajado, rápidamente se fue al baño, izo de sus necesidades, se lavó la cara, cepilló sus dientes y también se cepilló el cabello que de había enredado mientras dormía. Se quedo admirando su cara frente el espejo, unas pequeñas ojeras que ahora acompañaban aquellos ojos cafés, la semana pasada había sido una semana de locos, dejándola agotada.
Antes de salir de su habitación tomó el suéter más cercano que encontró y se lo puso, el frío del invierno estaba aumentando cada vez más y se hacía notar sin falta alguna, tan pronto como cuando salió de su habitación se dirigió a la cocina por una taza de café, aquella bebida era lo que la traía a la vida, necesitaba de esa bebida por las mañanas como necesitaba el aire para respirar y es que estaba de más siendo la mejor profesora con más materias de Storybrooke tomaba mucho de su energía y sus largas jornadas muchas veces la dejaban sin descanso por semanas. Y eso sin olvidar que también era de las profesoras más jóvenes del instituto. Con tan sólo veinticuatro años ya era toda una profesional.
Ya una vez con su taza de café la morena se dirigió hacia su habitación, desde la noche anterior había dejado su atuendo listo, un vestido negro, simple pero elegante, un par de zapatos altos de color negro y un pequeño collar de perlas blancas para acompañar aquel sencillo atuendo, pero no se crean el hecho que era sencillo no quiere decir que no era fino y elegante. No a la morena le encantaba darse esos lujos. Al fin y al cabo no tenía a nadie más dependiendo de ella y el dinero era lo que le sobraba. Al fin una vez vestida se término de acomodar el pelo. Su pelo no era más largó que de sus hombros, aquel cabello castaño oscuro que ahora caía con mucha gracias sobre sus hombros, su maquillaje era sencillo en los ojos, nada más una delgada línea de delineador y un poco de máscara. Sí le veía muy bien con el color rojo en sus labios, le había resaltar esa cicatriz que tenía sobre su labio superior. La cicatriz la había obtenido cuando era pequeña, tratando de salvar su gato de un perro. Para ella era un recordatorio de que alguna vez tuvo una vida feliz y llena de amor, pero eso estaba en el pasado ahora.
Una vez lista se dirigió hacia el pequeño comedor del pueblo
-Buen día. Dijo la morena mientras entraba al estableciendo, toda la gente que se encontraba ahí dirigieron su atención a la morena, y es que como no hacerlo, aquella mujer tenía una figura despampanante que había que estar ciego para no caer a sus pies y su presencia siempre se hacía notar; muchos decían que era por que tenía la sangre muy densa y otros decía que era por que tenía el corazón oscuro. Nadie sabe, lo que sí se sabe es que esa mujer era de las mujeres mejor preparadas del pueblo y de las más ricas. Habían muchos hombre detrás de ella pero ella a ninguno le daba importancia. Enamorarse no estaba en sus planes, para ella el amor no era nada más que una distracción y un gasto de dinero que ella no estaba dispuesta a tener.
-Buen día profesora -Le dijo la dueña del comedor, era mujer ya en sus sesentas, con pelo cenizo y unas cuantas arrugas que ya eran visibles -Lo mismo de siempre?
-Sí Señora Lucas -Dijo la morena pasando a sentarse en la misma mesa donde siempre se sentaba, por alguna razón desde que había llegado al pueblo Storybrooke nunca se había sentado en otro lugar y es que la vista que esta mesa le otorgaba era magnífica, por la ventana que estaba justamente a la par de ella podía apreciar la vista al mar y podía ver como los pájaros volaban libres en el cielo sin ningún problema, sin nada que los atara a la tierra, en cambio ella, ella tenía una madre muy exigente a la cual tenía que complacer en todo.
-Aquí tienes -Le decía una joven,
-Muchas gracias Ruby -Le dijo la morena mirando a la joven, la joven tenía un pelo lacio, largó con una piel que parecía que había sido besada por la leche, sus ojos verdes resaltaban entre todo el maquillaje que llevaba puesto. Y antes de olvidarme de algo, Ruby, era la única nieta de la Señora Lucas, trabaja de mesera en el comedor y con eso se pagaba la universidad, Ruby estaba estudiando diseñó, le encantaba el mundo de la moda y ser una diseñadora reconocida era su sueño.
Una vez desayunada se dirigió hacia el instituto, la profesora manejaba un Mercedes. Era un Mercedes negro, un clásico; uno de esos que son difícil de encontrar ahora en día. A la profesora le gustaba ser de las primeras en llegar al instituto, y es que así le daba más tiempo para planear bien su día. Sabía que ahora Lunes; el día más difícil de la semana, los estudiantes no llegaban con buen plan de aprender y eso sólo lo hacía más difícil para ella. Tenía dos clases de Historia Mundial, una clase de Economía y al final del día tenía su clase favorita, Literatura Avanzada, ella era una mujer que le encantaba perderse en una buena obra, algo como Shakespeare. Le apasionaba y es que ser la hopeless romántica que era no le favorecía. No, no lo tomen a mal, la mujer tenía su carácter y sí que era fuerte y aveces hasta amargada pero como toda roca tenía su punto débil y la literatura lo era. Tal vez no quería un romance pero eso no evitaba que ella fantaseará con una relación.
Y así se le pasó el día, la semana anterior le habían avisado que para su último periodo tendría una nueva estudiante que venía de California y que necesitaría un poco de tutoría después de escuela debido a que ya había perdido dos meses del semestre. Claro que a la profesora le había molestado un poco pues a puras penas le quedaba tiempo para comer entre tener que crear su tesis, calificar exámenes y revisar tareas pero sí la estudiante ponía su empeño no le molestaría, eso era algo que la morena apreciaba, sí el estudiante ponía su empeño ella encantada le regalaba su tiempo encantada para que el estudiante pudiera aprender.
El día se le paso volando y sin darse cuenta ya era hora para su última clase. Tomó su libro y sus plumas y se dispuso a caminar hacia el aula, para su sorpresa toda la clase estaba levantada y hablando. Sólo había una persona sentada, era una rubia, no muy alta, delgada con ojos azules, seguramente esa era su nueva estudiante, tan pronto como la rubia vio a la profesora quedo obsesionada e idiotizada, lo primero que vio fueron aquellos zapatos altos dando el primer paso adentro del aula; seguido de las piernas más bellas que ella alguna vez había visto, cuando término de escanciar a su profesora se dio cuenta que aquella la estaba viendo, la joven le dio una sonrisa tímida y regreso su mirada así su cuaderno antes de que la profesora le pudiera contestar el gesto. La morena era sin duda alguna un bombonaso *calmate, es tu profeta y ato te gustan los muchachos* se dijo la rubia así misma.
-Buenas tardes -Dijo la morena con voz firme colocando sus pertenencias es el escritorio, toda la clase se quedo en silencio, -Tenemos el placer de tener una nueva estudiante entre nosotros -Dijo la morena señalando haciendo donde la tímida rubia seguía sentada -La señorita Emma Swan -La joven rápidamente se levantó de su asiento y con una media sonrisa en el rostro saludo a la clase. Todos le dieron la bienvenida y Emma regreso a su asiento, donde se sentaba como sí estuviese tratando de esconderse de todos
-Bueno Emma yo soy la profesora Regina Mills y será tu profesora de Literatura Avanzada por el resto del año escolar, me puedes llamar Señorita Mills o profesora -Le dijo la morena con una pequeña sonrisa que se esfumó tan rápido como apareció. Ahora una expresión fría e indiferente se colocaba en su rostro. Y es que a la morena le encantaba que sus estudiantes la respeten. Por ser joven sentía que tenía una carga más pesada que cualquier otra persona en el instituto -Muy bien clase ahora tomen asiento y díganme como van con la obra que están leyendo, han avanzado?
Toda la clase empezó a hablar a la misma vez. No se podía entender nada de lo que decían,
-Silencio! -Pidió la morena con un tono autoritario, casi como un grito -Que hable uno a la vez o enserio creen que voy a entender todo lo dicen cuando hablan todos así? Por favor tengan modales. -No había necesidad de ver más, la rubia sabía que este año no sería fácil, y mucho menos que su profesora sería la menos exigente de todos, todos sus demás profesores parecían ángeles y los más relajados a la par de Regina. *Tan joven y tan amargada?* pensaba Emma para ella misma *Dios ayúdame con esta mujer* se dijo una vez más a ella misma antes de persinarse y regresar su completa atención a la bella rubia que con tanta pasión ejercía su clase. Nadie hablaba, nadie usaba su teléfono. Toda la clase estaba embobado por esa morena amargada. Era como sí usará magia y los envolvía a todos. Sí su carácter era algo que la rubia ya detestaba pero no iba mentir al decir que la morena podía volver loco a cualquiera con sólo su hablar.
-Y el resto lo sabrán ahora. De tarea les queda leer capitulo 4 a 10. Sí se que es mucho pero eso es su deber, así que manos a la obra! -Dijo la morena aplaudiendo una simple vez, todos los estudiantes recogieron sus cosas y se marcharon lo más pronto posible, todos menos uno.
-Señorita Swan en que le puedo ayudar.
-Profesora Mills, tenía una pregunta sobre su tutoría -Le dijo un poco nerviosa, *Por que estoy nerviosa es sólo una mujer, mi profesora. Si sólo eso*
-Ah sí claro -Dijo levantando una ceja -Cuando le gustaría que empezáramos?
-La verdad es que no la necesito -Le dijo la rubia en voz baja,
-Eso no ah sido lo que su principal me ah dicho. Señorita Swan, yo no se como ustedes este acostumbrada a hacer las cosas pero aquí. En este instituto, se hace como el principal dice y sí el dice que ustedes necesita tutoría, pues tutoría le daré -La voz de la morena era más dura, seca y segura. Los ojos hablaban por sí solos,
-Pero no lo necesito enserio -Insistió la rubia una vez, pudo vez como la morena frunció los ojos
-Señorita Santana no se lo voy a repetir una vez más, la veo mañana después de clase -La profesora recogió todas sus cosas y empezó a caminar hacia la puerta del aula
-Bienvenida a Storybrooke Instituto Para Jóvenes.
Y así se fue, no dejo que Emma respondiera a su comentario, simplemente se fue. La rubia se quedo congelada en el medio del aula lo únicos ir ahora escuchaba era el paso de la morena, el sonido de aquellos zapatos altos era algo que jamás podría olvidar. Ahora Emma ya tenia algo en que pensar.
