¡Bienvenidos sean!
Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Hiro Mashima.
Muerte
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— ¿A dónde se va cuando se muere?
—Cuando muera te daré la respuesta, Gray.
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Puso todo su esfuerzo en formar una mueca parecida a una sonrisa; se alegraba de estar a punto de conocer la respuesta que tanto anhelaba su hijo.
Si lo pensaba, era triste morir de esa manera: con escombros sobre su cuerpo, impidiéndole hacer algo contra aquel demonio que seguía atacando su pueblo. Además, la vista que tenía —llena de destrozos, masacre y ruinas— no era lo que él esperaba para su minuto final.
—Padre.
Silver escuchó la voz de su hijo. Se oía lejana, así que lo que pudo percibir fue un simple susurro que fácil podía perderse con los rugidos de Deliora. Sin embargo, a causa de su esperanza sobre que su familia se encontrara a salvo, no le sorprendió ser capaz de escuchar la infantil voz.
El gesto en sus labios —aquella sonrisa surcada con esfuerzo— desapareció. No fue por ser embargado de repente por una inmensa tristeza, o por lograr ver la silueta de su hijo correr a donde él estaba. Su sonrisa se esfumó porque su energía se extinguió por completo, justo como su vida lo hacía a cada segundo.
«Gray».
Ese era el nombre de su niño: su valiente, resistente y fuerte hijo. Él se sentía orgulloso de su pequeño y confiaba en que existiría un futuro para él.
Silver pudo sentir como el peso de sus parpados era ya insostenible. La vida se le iba con cada segundo.
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—Cuando muera te daré la respuesta, Gray.
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Que irresponsable había sido al decir eso.
Los muertos no oyen, no respiran, no hablan.
Y ahora Silver está muerto. Él no oye, no respira, no habla.
Él nunca podrá darle una digna respuesta a Gray.
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¡Espero lo hayan disfrutado!
