Disclaimer: Ninguno de los personajes de Bleach me pertenece y hago esta adaptación, con el solo fin de traerles esta historia, sin fines de lucro ni nada parecido.
~*~Dulce Inocencia~*~
La palabra venganza resultaba muy fea. Ichigo Kurosaki prefería pensar en sus actos de manera más elemental. Sencillamente, tenía un gran sentido de la oportunidad y lo había aprovechado.
Que llevase un tiempo queriendo comprar la empresa Newland, y que al conseguirlo obtuviera más satisfacción personal que comprando cualquier otra, era irrelevante. Lo importante era que los días en los que Byakuya Kuchiki arruinaba a sus competidores con sus sucias tretas estaban a punto de terminar.
Mientras la limusina atravesaba la calle principal. Ichigo observaba la puesta de sol en el cielo de Las Vegas. Aquélla era la ciudad en la que su padre lo había perdido todo. Y también era la ciudad en la que él había cometido el error de dejar que una mujer se le metiera en el corazón. Y le parecía lo más justo que fuese también el sitio en el que, por fin, consiguiera lo que quería.
Pasaron por delante del hotel Grand, del Caesar's Palace, del New York New York… y cuando el rosa del cielo empezaba a volverse gris, el desierto se iluminó con un millón de luces.
La limusina se detuvo frente a la impresionante fachada del edificio Newland y Ichigo se permitió saborear el momento. Su objetivo estaba prácticamente conseguido. En unos minutos se vería cara a cara con Byakuya Kuchiki y lo tendría exactamente donde siempre había querido tenerlo.
Entonces recordó la última vez que se habían visto. Qué diferente había sido entonces la reunión…
Dos años y medio atrás, Byakuya, que entonces era quien tenía un as en la manga, lo había recibido tras una impresionante mesa de despacho para negarle un aplazamiento en la apropiación del negocio de su padre.
Una semana, eso era todo lo que Ichigo necesitaba para recuperar valiosas posesiones a su nombre. Pero Kuchiki se había mostrado inflexible.
—Yo no me dedico a hacer obras benéficas, Kurosaki. Me dedico a ganar dinero. Su padre debe entregarme inmediatamente las escrituras de todas sus propiedades. Claro que… —Kuchiki se detuvo un momento—. Podría dejar que conservasen la casa familiar en Sicilia… con una condición.
—¿Qué condición? —había preguntado él.
—Que se aleje de mi hija y no vuelva a verla nunca. Ichigo recordaba la furia que había sentido al oír eso, pero logró permanecer impasible.
—No pienso hacerlo.
Y fue entonces cuando Byakuya Kuchiki se rió de él.
—Rukia le ha engañado bien, ¿verdad? Pues deje que le diga una cosa, Kurosaki : mi hija está acostumbrada a llevar un lujoso tren de vida… un tren de vida que usted no podría ofrecerle ahora que su negocio familiar se ha ido al garete. Y le aseguro que Rukia no seguirá interesada.
—Ése es un riesgo que estoy dispuesto a correr —replicó Ichigo .
Byakuya Kuchiki se encogió de hombros.
—No tiene nada que hacer. Rukia sólo salió con usted para hacerme un favor. Necesitaba que me dejase en paz y ella era una distracción perfecta. ¿Cree que el fin de semana en Palm Springs fue un impulso repentino? Pues no, fue idea mía. Rukia sabía que necesitaba algún tiempo para redondear mi acuerdo con su padre y se alegró de poder ayudarme… claro que siempre que haya dinero, mi hija estará ahí. Créame, no seguirá con usted cuando el dinero se haya acabado.
El chófer abrió la puerta de la limusina, dejando entrar el calor de la noche, un calor casi tan intenso como la rabia que había sentido entonces. No fue difícil descubrir que, por una vez, Byakuya Kuchiki estaba diciendo la verdad. Rukia sabía lo que tramaba su padre y lo había ayudado.
Como él, no era más que una tramposa, fría y egoísta.
Apartando de sí esos pensamientos, Ichigo bajó de la limusina.
Ésa fue una lección que no olvidaría nunca. Pero había logrado superarla y darle la vuelta a la situación.
La entrada del hotel-casino Kuchiki era palaciega, con techos recubiertos de pan de oro y vidrieras que le daban el aire de una catedral. Sólo el sonido de las máquinas tragaperras revelaba la verdad.
Saludando con la cabeza a los empleados de recepción, se dirigió a los ascensores. Conocía bien el camino hasta el despacho de Kuchiki . Aquél era el momento que llevaba tanto tiempo esperando.
Byakuya Kuchiki estaba sentado al final de una larga mesa de caoba, su rostro en sombras. Tras él, un ventanal ofrecía una panorámica de Las Vegas brillando como un espejo en medio del desierto. Pero Ichigo no estaba interesado en eso.
—Creo que estaba esperándome —dijo, cerrando la puerta tras él.
Silencio.
Ichigo avanzó hasta que pudo ver claramente a su némesis: pelo negro, expresión seria. La última vez que se vieron, Byakuya Kuchiki lo miraba con desdén. Ahora, en cambio, estaba pálido y había un rictus de aprensión en sus labios.
Resultaba difícil creer que aquel hombre fuese el padre de Rukia…
Recordaba el día que se conocieron, en la piscina del hotel. Recordaba su pelo negro, las gotas de agua rodando por su piel blanca, las sensacionales curvas bajo el diminuto bikini, la perfección de sus facciones, los grandes ojos azul-violetas, la suavidad de sus labios…
Cómo la había deseado.
El repentino recuerdo hizo que se acalorase.
—Llega temprano, Kurosaki. El consejo no se reunirá hasta dentro de media hora.
La tensa voz de Byakuya Kuchiki devolvió a Ichigo al presente. Ya tendría tiempo más tarde para concentrarse con Rukia.
—Los dos sabemos que la reunión del consejo sólo es una formalidad —Ichigo dejó el maletín sobre la mesa—. El imperio Kuchiki es mío.
Byakuya Kuchiki se puso aún más pálido.
—Kurosaki… hemos tenido nuestras diferencias en el pasado, pero espero que podamos dejar todo eso atrás y quizá llegar a un acuerdo aceptable para los dos —el tono brusco había sido reemplazado por uno de pura desesperación—. He hablado con varios miembros del consejo…
—Todo ha terminado —lo interrumpió él—. Y creo que debería aceptarlo de una vez.
—Pero tú podrías ayudarme si quisieras.
¿Estaba hablando en serio? Ichigo lo miró, incrédulo.
— ¿Por qué iba a ayudarlo? Según sus propias palabras: soy un hombre de negocios, no me dedico a la caridad.
—Aún tengo fichas que mover —dijo Kuchiki entonces.
— ¿Por ejemplo? —Ichigo apenas lo escuchaba mientras sacaba del maletín la lista de propiedades de la compañía… propiedades que ahora eran suyas. Sabía que Byakuya Kuchiki no tenía ninguna ficha que mover porque todas estaban allí, en su mano.
—Si no recuerdo mal, una vez estuviste enamorado de mi hija…
Ichigo lo fulminó con la mirada. No podía creer lo que estaba oyendo.
—De hecho, la deseabas de tal forma que estabas dispuesto a renunciar a la casa de tu familia en Italia por estar con ella —le recordó Byakuya.
—Todos cometemos errores.
—La semana pasada Rukia cumplió veintiún años y te aseguro que ahora es aún más bella que antes —siguió el hombre—. Y su madre fue lady Hisana Hikoku .Rukia tiene contactos influyentes en Inglaterra que podrían abrirle las puertas a un empresario como tú.
—No estoy interesado.
—Yo creo que deberías estarlo. Y si yo hablase con ella…
—Rukia sigue haciendo todo lo que le pide papá, ¿no?
—Tengo cierta influencia, sí.
—No tiene usted nada —Ichigo puso la lista de propiedades sobre la mesa, delante de él, y señaló un nombre con el dedo—. Esto le pertenece a Rukia, ¿verdad? Establos Redford, Santa Lucía.
Byakuya Kuchiki no contestó.
—¿Cree que Rukia lo ayudaría,Byakuya , cuando descubra que ya no puede llevar ese lujoso tren de vida por su culpa? Yo no lo creo. Como los dos sabemos, Rukia sólo es leal al mejor postor. Así que no creo que ni su hija ni usted estén en posición de negociar —siguió Ichigo—. Pero le aseguro que voy a revisar mi nueva propiedad con gran detalle. De hecho, mañana mismo me voy a Santa Lucía. ¿Quiere que le dé algún mensaje a su hija?
Kuchiki se quedó en silencio un momento antes de levantar la cabeza.
—No, pero tengo uno para tu hijo… dile que su abuelo le manda un beso.
Al ver el desconcierto reflejado en el rostro de Ichigo Kurosaki, Byakuya Kuchiki sonrió, satisfecho.
N/A: La adaptación es sobre el libro La novia del italiano de Kathryn Ross, espero les guste y me dejen un review con su opinión, critica o lo que sea.
Le dedico este capítulo a mi amiga Sakura-Jeka, espero te guste, tómalo como regalo de cumpleaños atrasado.
Se cuidan mucho.
